Escuchar la voz del alumnado: ?quimera o urgencia en la educaci¨®n iberoamericana?

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Enfrentamos numerosos desaf¨ªos para garantizar una educaci¨®n inclusiva, equitativa y de calidad a todas y todos a lo largo de la vida. La pandemia de la covid-19 ha ahondado brechas previamente existentes, colocando una lupa ante problem¨¢ticas que requieren atenci¨®n prioritaria.

Definitivamente, no se trata de volver a las mismas escuelas de antes. Nuestro reto es construir aulas distintas: un nuevo modelo que, centrado en los aprendizajes y el bienestar, y asumiendo la educaci¨®n como derecho humano, utilice diversidad de estrategias, medios y recursos para garantizar el desarrollo equitativo de todos.

Para ello, hoy m¨¢s que nunca es fundamental poner en marcha el aprendizaje colaborativo en Iberoam¨¦rica. Nos toca aprender de las experiencias, aciertos y desaciertos de cada uno de nuestros pa¨ªses hermanos, logrando un intercambio permanente de saberes y buenas pr¨¢cticas. Despu¨¦s de todo, ¡°la solidaridad es la ternura de los pueblos¡±, como dice la poeta nicarag¨¹ense Gioconda Belli.

Un aspecto relevante en este proceso es el fortalecimiento de la participaci¨®n estudiantil. No podemos construir sistemas educativos de calidad sin contar con la implicaci¨®n activa del alumnado.

Pero no se trata de una participaci¨®n instrumental, limitada a que algunos escolares est¨¦n en ciertas actividades y voten para elegir entre las opciones que han predefinido las personas adultas. Se trata de generar un proceso activo, permanente y din¨¢mico donde el estudiantado tome parte de la construcci¨®n de un proyecto educativo compartido.

Qu¨¦ pasar¨ªa si le preguntamos a todo el estudiantado iberoamericano cu¨¢l es la educaci¨®n que desean para el 2030 y c¨®mo construirla?

Diversos estudios han determinado que la participaci¨®n activa de los estudiantes posibilita la mejora de la cultura escolar, la convivencia positiva y la inclusi¨®n, y que incide positivamente en el incremento de los logros de aprendizaje. Adem¨¢s, las experiencias y planteamientos del psicopedagogo italiano Francesco Tonucci insisten en la necesidad de que los sistemas educativos y las ciudades sean reestructurados tomando en consideraci¨®n las necesidades y opiniones de la ni?ez y adolescencia.

Garantizar la participaci¨®n del alumnado requiere que rompamos con la tradicional cultura adultoc¨¦ntrica que coloca a ni?as, ni?os y adolescentes como ciudadanos de segunda categor¨ªa o del futuro, neg¨¢ndoles su reconocimiento como sujetos de pleno derecho en el hoy.

En nuestros sistemas educativos, el adultocentrismo lamentablemente contin¨²a presente. Ejemplo de ello es que las escuelas contin¨²an organiz¨¢ndose bajo la premisa de que los mayores de edad son los ¨²nicos responsables y autorizados para definir los mecanismos de gesti¨®n escolar y las normas de convivencia.

Se hace, pues, imprescindible que los centros escolares fortalezcan mecanismos de participaci¨®n real del alumnado en la gesti¨®n y en la toma de decisiones sobre los procesos educativos. Por esto, tenemos que asumir el di¨¢logo intergeneracional, horizontal y abierto como base de la mejora escolar; atrevernos a construir mecanismos de participaci¨®n permanente del estudiantado en todos los ¨¢mbitos y crear nuevos liderazgos educativos que coloquen al alumnado y sus aprendizajes como centro, que se encuentren receptivos a nuevas miradas y posibilidades.

Romper con la cultura adultoc¨¦ntrica tambi¨¦n requiere que consideremos al alumnado como protagonista de las pol¨ªticas p¨²blicas y no sujeto pasivo y receptor de estas.

Es imprescindible que los centros escolares fortalezcan mecanismos de participaci¨®n real del alumnado en la gesti¨®n y en la toma de decisiones sobre los procesos educativos

Para la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) la participaci¨®n estudiantil es un eje fundamental de la educaci¨®n en y para los derechos humanos y en ella radica una de las claves para construir un nuevo modelo educativo pospandemia. En este sentido, conocemos de primera mano el ejemplo de Rep¨²blica Dominicana, donde la OEI junto al Ministerio de Educaci¨®n llev¨® a cabo una Consulta Nacional a Estudiantes con el prop¨®sito de conocer sus experiencias y valoraciones sobre la educaci¨®n a distancia, sus sentimientos relativos a la pandemia, as¨ª como sus propuestas para el regreso gradual y seguro a las clases presenciales.

De esta experiencia, en la que fueron encuestados m¨¢s de 2.000 escolares, aprendimos que el estudiantado valora positivamente la educaci¨®n a distancia, pero prefiere mantenerse en una modalidad h¨ªbrida o retornar a sus centros de manera presencial. Aprendimos que, si bien las tecnolog¨ªas digitales resultaron ser aliadas de la educaci¨®n a distancia, se requiere contar de materiales y recursos impresos de apoyo a los aprendizajes. Asimismo, aprendimos que el alumnado valora positivamente la dimensi¨®n social de la escuela, pues extra?an aprender directamente de sus docentes y socializar con sus pares. Conocimos tambi¨¦n sus propuestas para garantizar la salud en la vuelta a la presencialidad.

?Qu¨¦ nos estamos perdiendo por no escuchar a nuestros estudiantes? ?C¨®mo podemos crear un proyecto educativo donde el alumnado sea protagonista? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si le preguntamos a todo el estudiantado iberoamericano cu¨¢l es la educaci¨®n que desean para el 2030 y c¨®mo construirla?

Podr¨¢n decir que darle participaci¨®n a ni?os, ni?as, adolescentes y j¨®venes en estos procesos es una quimera, pero, coincidiendo con Mario Benedetti, ?c¨®mo vamos a creer que el mundo se qued¨® sin utop¨ªas?

Berenice Pacheco-Salazar es coordinadora de Ciencia, Innovaci¨®n y Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) en Rep¨²blica Dominicana.

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