El ataque a la educaci¨®n en Afganist¨¢n
Los l¨ªderes mundiales y las organizaciones humanitarias deben unirse para proteger las escuelas, las universidades, a los estudiantes y a los docentes ahora que la toma del poder por parte de los talibanes amenaza el aprendizaje
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Unas semanas antes de que los talibanes se apoderaran de Gazni en agosto, los medios de comunicaci¨®n locales informaron de que los combatientes hab¨ªan quemado una de las escuelas para ni?as de la ciudad afgana. Por desgracia, no se trat¨® de un incidente aislado. El bombardeo o la quema de centros de estudios y los asesinatos selectivos de estudiantes y educadores formaban parte de una t¨¢ctica utilizada con frecuencia por este grupo armado en su lucha por el control territorial del pa¨ªs.
A lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os, colegios, universidades, profesores y alumnos han sufrido semanalmente ataques perpetrados por grupos armados no estatales, como los talibanes, as¨ª como por las fuerzas armadas afganas y las fuerzas internacionales. Solo en 2021 se denunciaron m¨¢s de 75 ataques contra la educaci¨®n. En unos 45 de ellos se emplearon armas explosivas, como bombas lanzadas desde el aire, fuego de artiller¨ªa y artefactos explosivos improvisados.
Sin embargo, a pesar de la frecuencia de estas agresiones, a menudo deliberadas, el anterior Gobierno afgano y sus socios lograron aumentar exponencialmente el n¨²mero de centros escolares y de alumnos matriculados en ellos. Este acceso a la educaci¨®n, que tanto ha costado conseguir, debe seguir siendo prioritario en Afganist¨¢n, y las escuelas, las universidades, sus alumnos y sus docentes tienen que ser protegidos de los ataques.
Entre 2018 y mediados de 2021, la Coalici¨®n Global para Proteger la Educaci¨®n de Ataques (GCPEA, en sus siglas en ingl¨¦s) identific¨® m¨¢s de 200 ataques a la educaci¨®n en Afganist¨¢n con empleo de armamento explosivo. En estos atentados resultaron muertos o heridos centenares de alumnos y profesores, y docenas de colegios y universidades sufrieron da?os o fueron destruidas. Las armas con efectos de gran alcance son particularmente peligrosas porque producen una fuerte explosi¨®n, son capaces de esparcir fragmentos por un amplio radio, y muchas son tan poco precisas que pueden causar da?o indiscriminado a la poblaci¨®n civil. Adem¨¢s, esta clase de agresiones ha aumentado: a lo largo de los ¨²ltimos tres a?os y medio, la proporci¨®n de ataques a la educaci¨®n realizados con armas explosivas creci¨® en comparaci¨®n con los incendios provocados, los saqueos, las redadas, las amenazas y los asaltos a mano armada.
Entre 2018 y mediados de 2021, la Coalici¨®n Global para Proteger la Educaci¨®n de Ataques (GCPEA) identific¨® m¨¢s de 200 ataques a la educaci¨®n en Afganist¨¢n con empleo de armamento explosivo
Seg¨²n el nuevo informe de la GCPEA, Las consecuencias de las armas explosivas para la educaci¨®n: estudio pr¨¢ctico de Afganist¨¢n, en los ¨²ltimos tres a?os y medio, en el pa¨ªs asi¨¢tico los grupos armados no estatales utilizaron explosivos contra centros educativos para ni?as en un m¨ªnimo de dos ocasiones cada a?o. Al parecer, estos ataques hirieron o acabaron con la vida de al menos 160 alumnas y miembros del personal docente, y causaron destrozos como m¨ªnimo en cinco escuelas para ni?as o las destruyeron totalmente.
Varios de estos atentados acapararon los titulares internacionales. El 8 de mayo de 2021, un grupo armado no identificado deton¨® un coche lleno de explosivos y otras dos bombas delante del instituto Sayed Shuhada, un centro docente para ni?as situado cerca de Kabul, matando al menos a 85 civiles e hiriendo a m¨¢s de 240. Unos meses antes, en noviembre de 2020, un grupo de hombres armados hab¨ªa irrumpido en la Universidad de Kabul, donde hicieron estallar explosivos, se enzarzaron en un tiroteo y retuvieron a decenas de estudiantes y miembros del personal como rehenes en las aulas. M¨¢s de 40 personas resultaron muertas o heridas.
Los atentados contra la educaci¨®n tienen repercusiones que van m¨¢s all¨¢ de las v¨ªctimas y la destrucci¨®n. Los centros educativos de los alrededores pueden cerrar temporalmente, los estudiantes pueden perderse semanas o meses de clase, y al regresar, el miedo y el trauma interfieren en el aprendizaje.
El anterior gobierno afgano consigui¨® avanzar en la protecci¨®n de los centros de estudios de los ataques, en parte gracias a la firma en 2015 de la Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras y a la adopci¨®n de medidas para poner en pr¨¢ctica sus compromisos. Por ejemplo, desde la firma de la declaraci¨®n, las fuerzas armadas afganas utilizaron menos centros de ense?anza con fines militares. Asimismo, junto con los agentes educativos, las autoridades desarrollaron un marco integral de seguridad escolar utilizado para evitar los peligros en el centro de ense?anza o en el camino de ida o de vuelta.
Ahora, con los talibanes en el poder, estos avances est¨¢n en peligro, y las mujeres y las ni?as son las que m¨¢s pueden perder.
En las zonas del pa¨ªs que ya estaban bajo control talib¨¢n antes de 2021, el acceso de las ni?as a la educaci¨®n era limitado, y las profesoras, las alumnas se enfrentaban a amenazas diarias. Se prev¨¦ que la violencia contra la educaci¨®n de las ni?as aumente en los pr¨®ximos meses, poniendo en peligro a las que todav¨ªa tengan el valor de asistir a clase.
En las ¨²ltimas semanas, las mujeres y las ni?as de Afganist¨¢n han demostrado que no est¨¢n dispuestas a renunciar a su derecho a la educaci¨®n, y se han manifestado en las principales ciudades. La comunidad internacional debe expresar su apoyo a la educaci¨®n en Afganist¨¢n y garantizar la seguridad de alumnas y docentes.
Los donantes y las organizaciones humanitarias tienen que respaldar las medidas para garantizar la continuidad y la seguridad de la educaci¨®n a todos los niveles, tanto para las ni?as como para las mujeres, y realizar esfuerzos coordinados para prestar asistencia educativa bajo el Gobierno actual.
Adem¨¢s, las fuerzas armadas y los grupos que operan en el pa¨ªs deben evitar los ataques a la educaci¨®n, y el Gobierno y los organismos internacionales con influencia en las facciones armadas deber¨ªan presionarlas para que salvaguarden los colegios, a los docentes y a los estudiantes de todos los g¨¦neros.
Las nuevas autoridades debe seguir trabajando en la aplicaci¨®n de la Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras, de manera que se mantenga el car¨¢cter civil de las escuelas y las universidades y se proteja a los estudiantes y los profesores.
El momento actual es crucial para preservar los logros y garantizar que todos los profesores y estudiantes, y particularmente las ni?as y las mujeres puedan continuar con su educaci¨®n
Con ocasi¨®n del segundo D¨ªa Internacional para proteger la Educaci¨®n de Ataques, celebrado la semana pasada, la GCPEA hace un llamamiento a la acci¨®n mundial urgente. Solo en 2020, la coalici¨®n recopil¨® 2.400 denuncias de ataques a la educaci¨®n o de uso militar de instalaciones educativas en todo el mundo, con m¨¢s de 2.700 estudiantes, profesores e investigadores heridos, muertos o afectados por ellos.
Espa?a puede desempe?ar un papel importante a la hora de poner en pr¨¢ctica las recomendaciones mencionadas y garantizar una educaci¨®n segura no solo en Afganist¨¢n. A principios de este a?o, Espa?a, con el apoyo de la GCPEA, imparti¨® por internet un curso de formaci¨®n sobre la aplicaci¨®n de la Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras que reuni¨® a m¨¢s de 90 representantes de los ministerios de Defensa, Educaci¨®n y Asuntos Exteriores de 20 pa¨ªses. La formaci¨®n parti¨® del compromiso adquirido por el Gobierno espa?ol en la Tercera Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras celebrada en Palma de Mallorca en mayo de 2019. Asimismo, Espa?a ser¨¢ uno de los anfitriones de la cuarta edici¨®n de este evento, que tendr¨¢ lugar en octubre en Abuya, Nigeria.
El momento actual es crucial para preservar los logros y garantizar que todos los profesores y estudiantes, y particularmente las ni?as y las mujeres, est¨¦n a salvo del da?o, la muerte y la destrucci¨®n de los ataques y puedan continuar con su educaci¨®n.
Jerome Marston y Marika Tsolakis son investigadores de la Coalici¨®n Global para proteger la Educaci¨®n de Ataques (GCPEA).
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