Los ¡®ulises¡¯ que vienen de ?frica
Unas veces es insomnio; otras, migra?as o desconcierto... S¨ªntomas que dominan la vida cotidiana y la salud mental de personas migrantes como Haya Fofana e Ibrahim Bah, ambos llegados a Espa?a hace a?os. Como muchos otros, iniciaron un viaje psicol¨®gico que no consiguen cerrar ante la falta de papeles o futuro
Eran las siete de una tarde calurosa en Lepe, Huelva. Haya Fofana, maliense de 30 a?os, llegaba un poco tarde al encuentro. La semana siguiente deb¨ªa irse a trabajar a Lleida y necesitaba organizarse. En septiembre, la temporada alta de empleo en el campo en Huelva acaba y muchos de los temporeros se ven en la obligaci¨®n de moverse por Espa?a para seguir generando ingresos durante todo el a?o. Lleida, Albacete o Ja¨¦n son, entonces, algunos de sus destinos.
Fofana llega al centro de d¨ªa de la Asociaci¨®n de Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad (ASNUCI) saludando a amigos y conocidos. Este lugar es el punto de encuentro de muchos de los trabajadores del campo en la ciudad: una Little ?frica en Lepe. Un espacio desde donde poder llamar a sus familiares, ver la tele, ducharse o relajarse fuera de ese lugar de pl¨¢stico que llaman hogar. La mayor¨ªa de ellos viven en chabolas, formando en los alrededores de Lepe condominios improvisados en los que las precarias construcciones se mimetizan con el marr¨®n del suelo.
En una sala que sirve de centro de reuni¨®n, ropero para almacenar donaciones varias y despacho para atender cuestiones legales, surge una conversaci¨®n distendida sobre la dura situaci¨®n que viven las personas migrantes que han llegado al territorio de manera irregular. Seydou Diop es una de las caras m¨¢s reconocible de #Regularizaci¨®nYa, un movimiento estatal a trav¨¦s del que se pretende sacar adelante, desde hace ya m¨¢s de un a?o, una Propuesta No de Ley (PNL) en la que se garantice una regulaci¨®n sin condiciones para todos aquellos migrantes sin papeles. Tanto ¨¦l como Haya se muestran conscientes, sensatos y sin una pizca de rabia. Haya habla desde la experiencia de una persona que lleg¨® con 17 a?os en una patera y lleva 13 tratando de regularizar su situaci¨®n, tropezando con una burocracia que lo atrapa en un c¨ªrculo vicioso en el que los papeles se convierten en una ilusi¨®n ¨®ptica. Y, de repente, en el curso de la charla, se impone un tema: la salud mental.
¡°Realmente nosotros estamos acostumbrados a enfrentarnos a situaciones complicadas, pero las cosas que vivimos d¨ªa a d¨ªa en este pa¨ªs nos afectan much¨ªsimo psicol¨®gicamente¡±, cuenta Haya. La soluci¨®n que encuentran a su malestar es hacer una pi?a y apoyarse mutuamente: el amigo se convierte en el psic¨®logo que intenta que no tires la toalla.
Realmente nosotros estamos acostumbrados a enfrentarnos a situaciones complicadas, pero las cosas que vivimos d¨ªa a d¨ªa en este pa¨ªs nos afectan much¨ªsimo psicol¨®gicamenteHaya Fofana, que lleg¨® a Espa?a con 17 a?os en una patera
Joseba Achotegui, psiquiatra especializado en migraciones, cuenta por videollamada que en 2002 se percat¨® que la migraci¨®n hab¨ªa cambiado y acu?¨® el t¨¦rmino S¨ªndrome de Ulises para referirse al estr¨¦s cr¨®nico y m¨²ltiple: ¡°La gente lee la Odisea y se embelesa con Ulises y enfrente de su casa tiene a un inmigrante que ha hecho el doble que Ulises¡±. Haya es uno de los miles de ellos en Espa?a.
¡°Ulises pas¨¢base los d¨ªas sentado en las rocas, a la orilla del mar, consumi¨¦ndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar est¨¦ril, llorando incansablemente¡¡± (Odisea, canto V, 150).
Secuelas psicol¨®gicas tras emigrar
Ibrahim Bah es un joven guineano alto y esbelto de 27 a?os. Indudablemente carism¨¢tico, con un discurso reflexivo que embelesa. Hace m¨¢s de dos a?os tuvo que huir de manera desesperada de su pa¨ªs. No sab¨ªa que le deparar¨ªa la traves¨ªa, sin embargo, estaba seguro de que la oscuridad se iba a posar sobre ¨¦l como la noche llega al final de cada d¨ªa. Recuerda, con la mirada perdida, el momento en que su vida cambi¨® y el relato se convierte en una reflexi¨®n sobre la crueldad humana.
La pol¨ªtica cambi¨® su vida. Antes de llegar a Espa?a era estudiante de derecho, hijo de una familia acomodada de Guinea Conakry. Su padre, alto cargo del Ej¨¦rcito; su madre, opositora pol¨ªtica. Ibrahim acab¨® en la c¨¢rcel, seg¨²n cuenta en el libro que esos d¨ªas andaba escribiendo Tres d¨ªas en la arena. Su destino estaba firmado, parec¨ªa. Pero un amigo de su padre le libera y consigue escapar de su pa¨ªs. Tras un largo camino, subido a una patera, supo que el para¨ªso no le esperaba al bajar de ella.
Ibrahim y Haya parecen felices. Tienen una casa, un trabajo y unos papeles que est¨¢n cada vez m¨¢s cerca. Unos logros poco usuales en comparaci¨®n con muchos otros de sus compa?eros y residentes en Huelva que trabajan sin cotizar, sin cobrar horas extras y con constantes gritos por parte de los patrones, seg¨²n sus propios testimonios. Sin embargo, siguen sin poder dormir, sus pensamientos se pierden en la inmensidad y todav¨ªa no han encontrado el camino para construir su nuevo yo interior, aquel que asume su situaci¨®n.
El insomnio, la migra?a o el estr¨¦s son caracter¨ªsticas comunes que ha podido observar el psiquiatra Achotegui en las personas migrantes que han ido pasando por su consultorio desde los a?os ochenta. El S¨ªndrome de Ulises se podr¨ªa resumir como la reacci¨®n natural del cuerpo a unos estresores extremos: la soledad forzada, la exclusi¨®n social, la lucha por la supervivencia, el miedo o la violencia constante, especialmente para las mujeres, son algunos de los que se?ala el especialista. Sin embargo, solo el 15% de los migrantes que pasan por el consultorio del psiquiatra padecen este s¨ªndrome; la mayor¨ªa aprenden a llevarlo en solitario y se apoyan simplemente en sus amistades, al igual que cuenta Haya.
Ibrahim y Haya parecen felices. Tienen una casa, un trabajo y sus papeles est¨¢n cada vez m¨¢s cerca. Sin embargo, siguen sin poder dormir y sus pensamientos se pierden en la inmensidad
Como tantos inmigrantes que llegan a Espa?a de manera irregular, Haya e Ibrahim tambi¨¦n sintieron y sienten los ojos amenazantes de una sociedad que les recuerda y que les se?ala como ilegales. Como si vivir y sobrevivir fuera un delito. Y en ese preciso momento se esfuma el derecho a emigrar. Y como ciudadanos de segunda que se sienten, trabajan y van dejando pasar los d¨ªas. Simplemente, est¨¢n de prestado en un pa¨ªs que no les reconoce, pero para el que generan riqueza con un esfuerzo incansable y sin una pizca de derechos.
Cultura y actividades, claves para la salud mental
Cuando se realiz¨® este reportaje, Haya estaba construyendo su lugar y ayudando a otros a encontrarlo a trav¨¦s de ASNUCI. Organizaba actividades y formaba parte de la directiva que trabaja incansiable por conseguir una m¨ªnima calidad de vida para sus compa?eros. Ibrahim, en cambio, se apoyaba en la cultura; el baile, el teatro y escribir le ayuda. El guineano se estaba iniciando entonces en su nueva faceta como escritor, en el libro arriba citado, donde donde narra con detalle toda su historia, digna de una pel¨ªcula de ficci¨®n. Ambos, centrados en respaldar a otras personas migrantes y a concienciar a las que tienen en mente emprender el duro viaje de la migraci¨®n sobre la realidad: que Espa?a no es la tierra prometida.
Que las personas participen en su comunidad, aporten cosas de valor y se sientan ¨²tiles es imprescindible para la salud mental, se?alan Nerea Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Rodr¨ªguez, del ¨¢rea psicol¨®gica de la ONG Ecos Do Sur de Galicia. Tanto ellos como Achotegui se muestran contundentes al afirmar que las personas con S¨ªndrome de Ulises no est¨¢n enfermas y no padecen un trastorno. ¡°No hay que estigmatizar la salud mental¡±, se?alan desde Ecos Do Sur. ¡°Su vida ha cambiado por completo y est¨¢n tratando de encontrar la forma de adaptarse con todas las adversidades que deben superar a diario. El duelo forma parte de la vida¡±, a?aden.
Los Ulises siguen siendo personas activas y aut¨®nomas, con cargas personales, laborales y familiares muy pesadas. Haya lleva 13 a?os separado de su familia tratando de maquillar su realidad para que no sufran por ¨¦l, y enviando dinero que a veces le resulta muy complicado conseguir. Ibrahim trata de apartar la rabia de aquel chico que apareci¨® en Espa?a sin haber decidido ese giro en su vida y que se ha encontrado continuamente con gente que ha tratado de aprovecharse de su situaci¨®n.
Ahora que la salud mental empieza a sonar en los discursos p¨²blicos es el momento de que se incluya tambi¨¦n a la comunidad migrante. La falta de inter¨¦s o especializaci¨®n es uno de los principales problemas que aseguran encontrar los migrantes en gente que quiere ayudar, pero que no tiene las herramientas para hacerlo. Para Ecos Do Sur y Achotegui la soluci¨®n es clara: eliminar las ciudades gueto que limitan su interacci¨®n, integrar a los desplazados en la sociedad y que se logre una mayor especializaci¨®n en migraciones en el sector psicol¨®gico y sanitario p¨²blico de Espa?a. Para Ecos Do Sur es importante recordar que el proceso migratorio forma parte de nuestras vidas, en mayor o menor medida: ¡°Cada uno de los habitantes de este mundo globalizado puede llegar un d¨ªa a ser un Ulises¡±.
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