M-kula o c¨®mo la tecnolog¨ªa se puede aplicar para dar de comer en las empresas
Un bono digital permite a los empresarios kenianos ofrecer el almuerzo a sus equipos sin tener que montar un comedor o subcontratar un catering. Adem¨¢s, es f¨¢cil de usar y hace que la alimentaci¨®n sea transparente y eficiente
Los empleados motivados son empleados productivos que dedican m¨¢s esfuerzos a alcanzar las metas y los objetivos de la empresa. Las compa?¨ªas ya ofrecen incentivos como vacaciones, vivienda y educaci¨®n para estimular el ¨¢nimo de los trabajadores. Al ser un bien b¨¢sico, solo era cuesti¨®n de tiempo que la comida se convirtiera en un acicate m¨¢s.
Por eso, cuando en 2014 entr¨® en vigor en Kenia una enmienda a la Ley de Finanzas que permit¨ªa que las compa?¨ªas dieran a sus asalariados 48.000 chelines anuales (380 euros) libres de impuestos, la compa?¨ªa francesa Sodexo, ahora Apptivate Africa, vio la ocasi¨®n de repartir unos cheques electr¨®nicos, a los que llam¨® M-Kula, que los trabajadores pod¨ªan utilizar para pagar sus almuerzos.
Hubo empresarios que no aplicaron la ley de 2014 debido a las dificultades que supon¨ªa tener una cocina en funcionamiento o gestionar un servicio de catering. ¡°Pensamos que ya hab¨ªa negocios que serv¨ªan comidas, as¨ª que ?por qu¨¦ no facilitar las cosas a los empleadores haciendo que la pagaran en vez de tener que cocinar?¡±, cuenta Neil Ribeiro, consejero delegado de Apptivate Africa.
Seg¨²n un estudio realizado en 2016 por Sodexo, la mayor¨ªa de las personas que ganaban el salario m¨ªnimo se saltaban el almuerzo, y la mayor parte de los kenianos de menos de 30 a?os hac¨ªan lo mismo la ¨²ltima semana antes de cobrar.
¡°En Kenia exist¨ªa la necesidad de proporcionar alimento a los trabajadores que no almorzaban porque no pod¨ªan permit¨ªrselo o porque el presupuesto para el mes estaba mal calculado¡±, a?ade Ribeiro.
En octubre de 2016 pusieron en marcha M-Kula como una manera de facilitar el alimento sin las molestias de tener que cocinar. El empresario carga el monedero virtual, y el beneficiario solo puede utilizar el dinero para comprar en cualquier establecimiento autorizado. Como es una aplicaci¨®n para m¨®vil, se entreg¨® un tel¨¦fono inteligente a todos los distribuidores, ya que hay personas que no tienen un dispositivo para descargar la aplicaci¨®n.
Seg¨²n Ribeiro, muchos negocios que se han mudado a la plataforma M-Kula se han ahorrado entre un 5% y un 30% de sus gastos de alimentaci¨®n, que se perd¨ªan cuando usaban el sistema manual. ¡°En la mayor¨ªa, el manual fallaba porque los distribuidores o los miembros de la empresa defraudaban firmando como si fueran otra persona y haciendo que esta pagara por productos no consumidos. Nuestro sistema garantiza la transparencia en este aspecto porque cada uno puede pagar desde su cuenta lo que ha consumido¡±, explica el directivo.
Ribeiro piensa que los empresarios deber¨ªan preocuparse cuando sus subordinados se saltan la hora de la pitanza. El empleado medio de una f¨¢brica keniana toma t¨¦ y mandazi, ugali y sukuma wiki (como se denomina en suajili, respectivamente, a una masa frita brevemente en aceite, a la harina de ma¨ªz cocida y a la berza, esta ¨²ltima con una expresi¨®n que significa tambi¨¦n ¡°estirar la semana¡±). ¡°Un adulto necesita entre 2.000 y 2.300 calor¨ªas para poder trabajar, pero esta dieta representa alrededor de 1.600. Lo que estamos haciendo es darles los nutrientes que necesitan para rendir y cumplir los objetivos. Alguien que rinde m¨¢s significa m¨¢s producci¨®n, lo cual se traduce en m¨¢s beneficios para el negocio. Si una persona te da de comer siempre, se establece una conexi¨®n emocional con ella, y eso hace que los trabajadores se queden m¨¢s tiempo en el mismo empleo¡±, observa.
Apptivate Africa ha visitado alrededor de 1.000 empresas, y todas creen que la alimentaci¨®n sirve para motivar. Sin embargo, en la mayor¨ªa de los casos, cuando se pide a los trabajadores que tomen esta decisi¨®n tan importante, muchos prefieren recibir el dinero en efectivo porque con ¨¦l pueden hacer otras cosas. ¡°Si un empleador no est¨¢ seguro, le pedimos que organice dos reuniones previas a las que sea voluntario asistir. Les decimos que en la primera incluyan un desayuno completo y no ofrezcan nada, y que vean cu¨¢ntas personas asisten. Las reuniones con desayuno incluido siempre se llenan. Tanto si alguien gana 20.000 chelines al mes como si gana 200.000, comer gratis sigue siendo una motivaci¨®n¡±, concluye Ribeiro.
Actualmente, Apptivate Africa da servicio a m¨¢s de 100 clientes a trav¨¦s de M-Kula, entre ellas los supermercados Chandarana, la Sociedad Alemana para la Cooperaci¨®n Internacional (GIZ, por sus siglas en alem¨¢n), NKG Coffee Mills, Rentworks Kenya Ltd., Kenpoly, Mcharia & Advocates y muchas otras. Cada d¨ªa, 4.200 empleados realizan transacciones utilizando la aplicaci¨®n.
¡°Estamos aportando valor al cliente, le estamos proporcionando una manera de alimentar eficazmente a sus subordinados sin que haya fraude y de participar activamente en la motivaci¨®n y, por lo tanto, en la productividad. Por el valor que aportamos cobramos entre un 5% y un 7% de lo que cargan en las cuentas. Este dinero se destina a cuestiones relacionadas con la gesti¨®n y a gastos de transacci¨®n, as¨ª que a los beneficiarios no se les cobra nada por usar M-Kula¡±, aclara el ejecutivo.
Un trabajador que rinde m¨¢s significa m¨¢s producci¨®n, lo cual se traduce en m¨¢s beneficios para la empresa. Si alguien te da de comer siempre, se establece una conexi¨®n emocional con esa persona
Ribeiro dice que, una vez cargado, el vale caduca a los seis meses. Apptivate Africa dispone de un servicio automatizado que manda un mensaje un mes antes de la fecha de caducidad, le hace una llamada de seguimiento del servicio de atenci¨®n al cliente con dos semanas de antelaci¨®n, y env¨ªa un mensaje de aviso cuando falta una semana para que expire el vale.
M-Kula se acepta en m¨¢s de 300 restaurantes de todo el pa¨ªs, unos 260 de los cuales est¨¢n en Nairobi. Los locales van desde un kibanda (palabra en suajili para designar un puesto temporal hecho de chapa met¨¢lica o de madera, en el que el men¨² cuesta entre 50 y 60 chelines -medio euro-) hasta establecimientos de alto nivel en los que se paga m¨¢s de 1.000 chelines (ocho euros). Tambi¨¦n ofrecen atenci¨®n telef¨®nica y servicios de reparto como Jumia Food. Algunos interesados piden un servicio de catering y pagan a trav¨¦s de M-Kula.
Apptivate Africa tiene nueve empleados, dice Ribeiro, y sus vendedores han visto c¨®mo aumentaba su facturaci¨®n tras aceptar M-Kula. Un buen ejemplo es una taberna de la carretera de Mombasa que sol¨ªa servir 70 ¨¢gapes al d¨ªa. Actualmente, sirve casi 300. ¡°Tambi¨¦n tenemos un servicio de catering que suministraba a una empresa. Ahora atiende a cinco. A cambio de proporcionarles mayor n¨²mero de clientes con regularidad, les pedimos que sirvan productos de calidad a precios razonables y que, de vez en cuando, ofrezcan descuentos especiales. En el mes de octubre, a los pedidos de Jumia a trav¨¦s de la App se les aplic¨® un descuento de 100 chelines¡±, explica.
En el futuro, Apptivate Africa junto con sus establecimientos colaboradores espera comercializar su producto a personas que no forman parte de la iniciativa M-Kula. Tambi¨¦n est¨¢n estudiando la posibilidad de ampliar los servicios de su otra plataforma, M-Tunza, que permite que los empresarios premien a sus asalariados con lo que estos quieran. Actualmente, tantean con distintas compa?¨ªas c¨®mo utilizar M-Tunza como un programa de fidelizaci¨®n.
¡°Por ejemplo, por cada 100 chelines gastados en determinada tienda, se obtienen 10 puntos. Ser¨¢ similar a los programas de fidelizaci¨®n de los supermercados, pero con una diferencia fundamental: los puntos se utilizar¨¢n en otras tiendas, mientras que los de los supermercados se tienen que utilizar en el mismo establecimiento. Otro campo que estamos explorando es el de futuros monederos exclusivamente para transporte, pero solo si podemos conseguir que se admitan en un sector del transporte p¨²blico controlado, o si UberPool, que ya est¨¢ en muchos pa¨ªses, entra en el mercado keniano¡±, concluye Ribeiro.
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