Las muertes por c¨¢ncer en ?frica amenazan con duplicarse y alcanzar el mill¨®n anual en 2030
Una investigaci¨®n publicada en ¡®The Lancet¡¯ alerta de que la mortalidad se doblar¨¢ y la incidencia se disparar¨¢ a 1,4 millones de casos al a?o en la regi¨®n subsahariana de no intervenir r¨¢pidamente
Mortalidad materna e infantil, embarazos precoces, sistemas sanitarios fr¨¢giles, VIH, malaria, tuberculosis... Y ahora, entre los desaf¨ªos que ?frica subsahariana enfrenta en materia sanitaria hay uno que tambi¨¦n necesita visibilidad: el c¨¢ncer. La amenaza no es nueva, pues tiempo hace que el continente sufre sus estragos, pero su expansi¨®n, lejos de detenerse, se dispara. Esta es la conclusi¨®n a la que ha llegado un grupo de expertos en la materia y que se puede leer en un informe que han publicado este martes en la revista cient¨ªfica The Lancet. Sus conclusiones son duras: calculan que cuando lleguemos al a?o 2030 morir¨¢ un mill¨®n de personas anualmente a causa de esta enfermedad en sus m¨²ltiples variantes. Esto supone el doble de la mortalidad que se registra en la actualidad, con 520.348 fallecimientos en 2020, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Los casos tambi¨¦n se disparar¨¢n: hasta 1,4 millones anuales. Son cifras que dan por ciertas ¡°si no se interviene r¨¢pidamente¡±, advierten los expertos.
El informe ha sido elaborado por un equipo internacional formado por 53 especialistas liderado por los doctores Wilfred Ngwa, de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), y Beatrice W. Addai, onc¨®loga y CEO del hospital Peace & Love de Accra (Ghana) y fundadora de Breast Cancer International, y que se centra en la regi¨®n subsahariana, es decir, no incluye a pa¨ªses del norte de ?frica. A lo largo de sus 82 p¨¢ginas disgrega la trayectoria que presentar¨¢n 21 tipos de tumores malignos y pone especial ¨¦nfasis en las causas detr¨¢s de tan elevadas cifras. Esta comisi¨®n de expertos, formada por profesionales del mundo acad¨¦mico y de la sanidad, pide que se mejore el acceso a la atenci¨®n oncol¨®gica, la prevenci¨®n y el diagn¨®stico, y propone un plan nacional de control para cada pa¨ªs.
?frica ha realizado enormes progresos en las ¨²ltimas d¨¦cadas para combatir las principales causas de mortalidad y morbilidad, como las enfermedades transmisibles (VIH, tuberculosis y malaria, fundamentalmente), las maternas, nutricionales y perinatales. Gracias a estos esfuerzos, a la financiaci¨®n y a las mejoras del nivel de vida en general, los datos han mejorado.
Pero el c¨¢ncer ha hecho acto de presencia. En a?os anteriores ya se advirti¨® de que la incidencia de la que se suele llamar ¡°epidemia silenciosa¡± iba en aumento. En concreto, en 2018 la Agencia Internacional para la Investigaci¨®n del C¨¢ncer (IARC) inform¨® que 693.487 africanos morir¨ªan por esta causa ese a?o, con un aumento previsto de 1.429.812 muertes para 2040 en todo el continente. En el caso del ?frica subsahariana, en particular, en los ¨²ltimos 30 a?os tambi¨¦n se ha doblado la incidencia. Sin embargo, ?frica solo recibe el 5% de la financiaci¨®n global necesaria para prevenir y tratar estas enfermedades, seg¨²n otra investigaci¨®n. De hecho, ahora mismo la malaria provoca un 60% menos de mortalidad y la tuberculosis tambi¨¦n se cobra menos vidas.
En 2020, ?frica subsahariana registr¨® el 4,2% de los casos de todo el mundo y va en sentido contrario a los Estados ricos, donde las posibilidades de morir por esta causa han disminuido un 20% entre 2000 y 2015. Tambi¨¦n al rev¨¦s que en Europa y Estados Unidos, las mujeres resultan m¨¢s afectadas que los hombres, con 139 afectados frente a 119,4 por 100.000 habitantes. El m¨¢s frecuente entre hombres es el de pr¨®stata, y el de h¨ªgado y el colorrectal figuran a continuaci¨®n.
No obstante, los investigadores expresan su preocupaci¨®n por dos colectivos especialmente amenazados: mujeres y ni?os. En cuanto a las primeras, calculan que una de cada siete (el 14% de todas las africanas) corre el riesgo de desarrollar un c¨¢ncer antes de los 75 a?os y que los de cuello de ¨²tero y los de mama son los que m¨¢s muertes provocan. ¡°M¨¢s de un tercio de todas las muertes por el de cuello uterino en el mundo se producen en el ?frica subsahariana, a pesar de que esta poblaci¨®n solo representa el 14% de la poblaci¨®n femenina mundial. Mientras, apenas 16 de los 46 pa¨ªses de la regi¨®n hab¨ªan puesto en marcha programas de vacunaci¨®n contra el virus del papiloma humano en 2019, con una tasa media de cobertura de vacunaci¨®n del 49,4%¡±, reza la publicaci¨®n. Sobre los ni?os, los investigadores estiman que para 2050 la mitad de los pacientes infantiles se producir¨¢n tambi¨¦n en el continente. La prevalencia actual es de 56,3 por mill¨®n de habitantes.
Un problema multifactorial
La escalada del c¨¢ncer puede atribuirse a una combinaci¨®n de factores. Una de los principales tiene que ver con la fragilidad de los sistemas de salud en la mayor¨ªa de pa¨ªses subsaharianos. Las instalaciones y programas para la prevenci¨®n, el diagn¨®stico y el tratamiento son insuficientes, as¨ª como de personal cualificado. De hecho, en la mayor¨ªa de las naciones evaluadas las tasas de participaci¨®n en los programas de prevenci¨®n son inferiores al 50% y en algunas apenas llegan al 10%. Va en l¨ªnea con el gasto sanitario: la media es del 4,95% del Producto Interior Bruto, seg¨²n el Banco Mundial, frente al 9,9% de la Uni¨®n Europea.
En ?frica subsahariana fallecen m¨¢s pacientes que en el resto del mundo antes y durante las intervenciones debido a las mencionadas carencias en la salud p¨²blica. Una encuesta realizada en 2020 en 34 centros sanitarios de la regi¨®n que ofrec¨ªan servicios de tratamiento revel¨® que, aunque pr¨¢cticamente todos contaban con equipos para realizar tomograf¨ªas, radiograf¨ªas y ecograf¨ªas, solo 23 ofrec¨ªan resonancias magn¨¦ticas y solo cuatro realizaban las tomograf¨ªas. Hay que sumar que estos establecimientos suelen estar ubicados en zonas urbanas, lo que complica el acceso a la poblaci¨®n rural; de hecho, otro estudio cuantific¨® que el 70% de la poblaci¨®n del continente no tiene acceso a servicios de radioterapia.
Otra raz¨®n por la que puede sobrevenir un c¨¢ncer es porque llegue asociado a una infecci¨®n. El de h¨ªgado puede proceder de una hepatitis B o C; y el de cuello uterino, por el virus del papiloma humano. En ?frica subsahariana se da el mayor porcentaje del mundo de tumores malignos resultantes de una infecci¨®n previa: el 27% de todos los registrados en 2018. En concreto, las altas tasas de VIH (que tambi¨¦n son las mayores del mundo) han dado lugar a la incidencia de tumores malignos como el sarcoma de Kaposi, el c¨¢ncer de cuello uterino y el linfoma no Hodgkin. ¡°A pesar de la reducci¨®n de las muertes relacionadas con el VIH debido a la ampliaci¨®n de la terapia antirretroviral, los tumores malignos asociados al VIH no han mostrado un descenso en su incidencia¡±, avisan los autores del estudio.
El vac¨ªo de informaci¨®n dificulta, igualmente, reducir las tasas: en un continente donde las labores de sensibilizaci¨®n se centran en materias como la igualdad de g¨¦nero o la importancia de la higiene para prevenir enfermedades o de m¨¦todos de planificaci¨®n familiar para evitar embarazos no deseados, la informaci¨®n sobre el c¨¢ncer queda relegada a un segundo plano.
Cada vez es m¨¢s frecuente encontrar jornadas de concienciaci¨®n en los centros de salud p¨²blica africanos, pero la informaci¨®n recabada confirma que son, a todas luces, insuficientes. Esta carencia deriva en que los pacientes se presentan en los centros m¨¦dicos con tumores en fases muy avanzadas, ya incurables.
Adem¨¢s, existe otro grupo de factores que tienen m¨¢s que ver con la occidentalizaci¨®n del modo de vida de los africanos: el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo y los cada vez peores h¨¢bitos alimenticios son un cuarteto que engrosa la cifra anual de casos y de muertes. A la obesidad producida por el consumo de alimentos ultra procesados se le asocian tipos de c¨¢ncer como el de mama, el de cuello de ¨²tero y el colorrectal.
En cuanto al tabaco, el estudio condena las ¡°agresivas¡± campa?as de marketing de las empresas tabaqueras, que han provocado un aumento del consumo ¡°en claro contraste con las regiones de altos ingresos¡±. Se prev¨¦ que en 2025 el consumo de cigarrillos haya aumentado en un 41%, frente al 12,8% que se registraba en 2010, y pa¨ªses como Lesoto ya est¨¢n registrando un consumo del 26,7%. A este h¨¢bito se atribuyen un porcentaje considerable de muertes por c¨¢ncer de pulm¨®n, tr¨¢quea, bronquios y boca. La ingesta de alcohol, sin embargo, es m¨¢s variable, porque hay Estados ¨Cmusulmanes, fundamentalmente¨C que informan de total abstinencia, mientras que otros dan cifras elevadas de consumo.
Con respecto a los factores medioambientales, es bien sabido que las econom¨ªas de ?frica subsahariana dependen, en mayor o menor medida, de las industrias extractivas agr¨ªcolas y minerales, todas ellas asociadas a una mayor exposici¨®n a carcin¨®genos conocidos como pesticidas, mercurio, productos qu¨ªmicos peligrosos y aire contaminado. La exposici¨®n a estos agentes tambi¨¦n influye. Por ¨²ltimo, y como ¨²nica raz¨®n positiva, est¨¢ el envejecimiento de la poblaci¨®n, que tambi¨¦n es mayor que antes porque el desarrollo de las ¨²ltimas d¨¦cadas ha tra¨ªdo consigo un aumento de la esperanza de vida.
Abandono del tratamiento
Otra consecuencia del aumento de la mortalidad es que la tasa de abandono de los tratamientos es muy alta debido a los altos costes de los mismos y a la pobreza de la poblaci¨®n. En el caso de las mujeres con c¨¢ncer de mama, el 38% no lo finaliza, ejemplifica el informe. En el caso de los ni?os, en Kenia, el 54% no lo acaba, y en Zambia, el 46%. Y con respecto a los m¨¢s peque?os, surge una complicaci¨®n m¨¢s: la falta de onc¨®logos pedi¨¢tricos provoca que los ni?os obtengan un diagn¨®stico cuando ya la enfermedad est¨¢ muy avanzada. De hecho, solo cuatro pa¨ªses tienen este tipo de especialistas en su sistema sanitario p¨²blico: Sud¨¢frica, Uganda, Tanzania y Ghana. Las otras 31 naciones estudiadas informan de que no disponen de este perfil, por lo que los ni?os son tratados por enfermeras y m¨¦dicos generalistas. La elecci¨®n de curanderos tradicionales en lugar de m¨¦dicos con formaci¨®n cl¨ªnica, el hecho de no participar en un estudio de investigaci¨®n, la escasa formaci¨®n de las madres y el temor al tratamiento son otras de las razones citadas.
La pobreza se hace notar cuando toca pagar un tratamiento. Los investigadores afirman que tratar un c¨¢ncer no es barato en ?frica, y que, encima, los pa¨ªses africanos abonan precios m¨¢s elevados por medicamentos para estas patolog¨ªas que los latinoamericanos con un nivel de ingresos o una tasa de enfermedad parecidas. ¡°En consecuencia, esto deja la puerta abierta para que los medicamentos gen¨¦ricos de baja calidad inunden el mercado¡±, indican los autores.
Acciones urgentes
Revertir o, por lo menos, ralentizar el impacto de este abanico de enfermedades en ?frica subsahariana es cuesti¨®n de hacer, pero tambi¨¦n de dejar de hacer. La recomendaci¨®n m¨¢s urgente es que cada pa¨ªs elabore o actualice su plan nacional de control de estas patolog¨ªas, y que este incluya las especificaciones necesarias para los casos infantiles, las comorbilidades como el VIH o la malnutrici¨®n, el suministro de medicamentos adecuados y la prestaci¨®n de cuidados psicosociales, de apoyo y paliativos. Es importante no dar la espalda a las pr¨¢cticas de medicina tradicional, ya que son utilizadas por el 80% de los ciudadanos, anota el estudio.
Desarrollar registros exhaustivos de casos e invertir en diagn¨®sticos, tratamientos, investigaci¨®n, tecnolog¨ªas digitales y formaci¨®n de personal es igual de importante. En lo que respecta a los mecanismos de financiaci¨®n que suponen una movilizaci¨®n de fondos, la recomendaci¨®n es que estos se junten y luego se asignen a asociaciones sanitarias como el Fondo Mundial contra la tuberculosis, la malaria y el VIH o como GAVI, la Alianza mundial de la vacunaci¨®n, para garantizar que los pacientes tengan un acceso m¨¢s r¨¢pido y equitativo a los medicamentos.
En cuanto a las pr¨¢cticas que deben cesar, los autores llaman la atenci¨®n sobre la fuga de cerebros. ¡°Las grandes inversiones en formaci¨®n y contrataci¨®n ser¨¢n en vano si las naciones de altos ingresos siguen atrayendo al personal local con ofertas de trabajo m¨¢s lucrativas en el Servicio Nacional de Salud. La cooperaci¨®n gubernamental entre los Estados africanos y los pa¨ªses de renta alta es fundamental para poner fin a la fuga de talentos y mejorar las tasas de retenci¨®n¡±, solicitan.
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