El Gobierno de Malasia condena la diversidad sexual: ¡°Ser gay aqu¨ª me convierte en un criminal¡±
De acuerdo con un informe reciente de HRW, el Estado del sudeste asi¨¢tico persigue a la comunidad LGBTI desde hace a?os mediante la difusi¨®n de propaganda social de rechazo, pr¨¢cticas de conversi¨®n y la imposici¨®n de condenas en prisi¨®n
¡°Cuando era peque?o repasaba en el espejo mis ademanes femeninos y trataba de corregirlos¡±, relata Gavin Chow, (30 a?os, Kuala Lumpur). Desde muy joven, el activista por los derechos LGBTI fue consciente de la carga que le supon¨ªa ser un hombre homosexual en Malasia, en donde las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo son un delito que se paga con penas de hasta 20 a?os de prisi¨®n. Human Rights Watch (HRW) denuncia la discriminaci¨®n impulsada por el propio Gobierno hacia la comunidad LGBTI, en un informe publicado a principios de este mes. La persecuci¨®n a la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero diversas en este pa¨ªs contempla desde el rechazo social y las pr¨¢cticas de conversi¨®n, hasta los barrotes de una c¨¢rcel.
El discurso de odio hacia las conductas sexuales catalogadas en contra del ¡°orden de la naturaleza¡± se ha alimentado durante a?os, incluso en las altas esferas del Gobierno. ¡°Cuando escuch¨¦ sobre el caso de Ibrahim Anwar (ex viceprimer ministro de Malasia) a principios de los 2000, me di cuenta de que ser gay aqu¨ª significaba convertirse en un criminal¡±, comenta Chow. Anwar fue acusado por sodom¨ªa [pr¨¢ctica de la penetraci¨®n anal] y abuso de poder en 1998, y acab¨® en prisi¨®n durante seis a?os, en medio de una campa?a de desprestigio de su principal detractor pol¨ªtico, Mahatir Mohamad, para alejarlo del poder. El cargo de sodom¨ªa de Anwar se desestim¨® en 2004, pero la persecuci¨®n hacia la comunidad LGBTI no se detuvo.
Desde entonces, cuando Chow apenas era un ni?o, la represi¨®n hacia cualquier expresi¨®n sexual distinta de la heterosexualidad empez¨® a escalar. En 2004, cuando Anwar qued¨® en libertad, HRW puso sus ojos en la realidad de comunidad LGBTI en el pa¨ªs y lanz¨® un primer estudio sobre la situaci¨®n. ¡°En Malasia, la discriminaci¨®n contempla varios niveles. Hay leyes nacionales que criminalizan las conductas sexuales y expresiones de g¨¦nero. Leyes regionales y religiosas, y una especie de odio social generalizado¡±, explica Kyle Knight, investigador de HRW en temas LGBTI. Las leyes religiosas que menciona Knight obedecen a la Sharia (reglamento isl¨¢mico), y aplican para el 60% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, que pertenece a la comunidad musulmana.
El m¨¢s reciente informe titulado I don¡¯t want to change Myself (no quiero cambiarme), publicado por HRW y Justice For Sisters ¨Cuna campa?a promovida por activistas del pa¨ªs, que da seguimiento a las violaciones de derechos humanos hacia la comunidad LGBTI¨C, enuncia que desde hace diez a?os, el Departamento Federal de Asuntos Isl¨¢micos, conocido como JAKIM, promueve campamentos llamados mukhayyam, en los que se llevan a cabo pr¨¢cticas de conversi¨®n, que tienen como fin cambiar la orientaci¨®n sexual o la identidad de g¨¦nero de los participantes. En 2018, JAKIM se jact¨® de que 1.450 personas se hab¨ªan ¡°recuperado de la enfermedad¡± a trav¨¦s de estos campamentos. Adem¨¢s, el primer ministro, Ismail Sabri Yaakob, reforz¨® este discurso en junio de 2021, anunciando que 1.733 personas LGBTI hab¨ªan asistido a estos programas desde sus inicios.
En 2018, el Departamento Federal de Asuntos Isl¨¢micos se jact¨® de que 1.450 personas se hab¨ªan ¡°recuperado de la enfermedad¡± a trav¨¦s de campamentos de ¡®conversi¨®n¡¯ de la orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero
Las huellas emocionales de estas pr¨¢cticas son dif¨ªciles de borrar. ¡°Uno de mis amigos pas¨® por un proceso de conversi¨®n en una iglesia hace a?os, y me cont¨® que a¨²n es incapaz de masturbarse¡±, cuenta Gavin. ¡°Muchos no quieren compartir sus historias para no revivir el trauma¡±, a?ade Knight, quien junto con el equipo de Justice for Sisters recab¨® m¨¢s de 70 testimonios de personas afectadas por los mukhayyam. Para hacer frente a este panorama hostil, Chow cre¨® PLUHO (People Like Us Hang Out, que significa ¡°personas como nosotros se juntan¡±) en compa?¨ªa de otros activistas hace seis a?os. ¡°Quer¨ªamos crear un espacio de reafirmaci¨®n positiva para la comunidad, en respuesta al clima de tensi¨®n en Malasia. Adem¨¢s, esper¨¢bamos contribuir al acceso de servicios de salud mental¡±, recalca el joven de ascendencia china. ¡°No quiero que mis amigos o amigos de mis amigos mueran m¨¢s a causa del suicidio¡±, subraya el activista, quien recuerda que se enter¨® del caso de 14 miembros de la comunidad que hab¨ªan acabado con su vida durante un encuentro de PLUHO. ¡°No se realizan estad¨ªsticas sobre estas muertes¡±, lamenta.
Para las personas trans, la presi¨®n y el rechazo se recrudecen. El Estado las criminaliza con la imposici¨®n de castigos a ¡°hombres que posan como mujeres¡± de acuerdo a la Sharia. ¡°Mi situaci¨®n es privilegiada en comparaci¨®n a la comunidad transg¨¦nero, que arrastra la peor parte de la discriminaci¨®n¡±, considera Chow. No en vano, el reporte elaborado por HRW y Justice For Sisters, comienza citando el caso de Nur Sajar, una empresaria cosm¨¦tica trans que sufri¨® la persecuci¨®n del Estado el a?o pasado. Najar tuvo que huir hacia Tailandia en busca de refugio para escapar de la c¨¢rcel y la humillaci¨®n p¨²blica en su pa¨ªs, en donde las autoridades designaron a m¨¢s de un centenar de hombres para capturarla. De acuerdo con el informe, las autoridades de Malasia alegaron que ¡°el despliegue masivo de las fuerzas del orden y las disputas diplom¨¢ticas para forzarla a regresar a Malasia no ten¨ªa como objetivo ¡®castigarla¡¯ sino m¨¢s bien ¡®educarla¡±.
El peso de las creencias musulmanas es un recurso utilizado por el Gobierno para insistir en una narrativa de violencia hacia la comunidad. ¡°No se pueden justificar estas violaciones solo con el argumento de la religi¨®n. Algunos pa¨ªses vecinos que tambi¨¦n tienen poblaci¨®n musulmana est¨¢n apuntando hacia otra direcciones¡±, destaca Chow, quien cita los ejemplos de Taiwan, Singapur, Vietnam y Tailandia, en donde tambi¨¦n hay practicantes del Islam, y en donde los Gobiernos han hecho avances en materia de derechos LGBTI. Por ejemplo, en Vietnam ya no se trata la homosexualidad como un desorden m¨¦dico ¨Cla OMS elimin¨® la homosexualidad del listado de dolencias psiqui¨¢tricas en 1990¨C y Singapur est¨¢ a un paso de despenalizar el sexo entre parejas del mismo sexo. ¡°Espero que el giro en las conversaciones de los pa¨ªses cercanos contribuya a la educaci¨®n aqu¨ª en Malasia¡±, zanja. Su tono de voz al otro lado del tel¨¦fono, sin embargo, no transmite mucha esperanza. Knight, por su parte, conf¨ªa en el activ¨ªsimo de personas como Chow y en el apoyo mutuo entre la poblaci¨®n para encarar las arbitrariedades. ¡°La comunidad LGBTI de Malasia es fuerte y est¨¢ lista para pelear por sus derechos, sin importar lo mucho que el Gobierno intent¨¦ reprimirlos¡±, concluye.
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