El mundial de los ni?os sirios se juega entre los escombros?de?la?guerra
Menores de los campos de desplazados de Idlib emulan el campeonato de f¨²tbol de Qatar con el mismo calendario, pero bajo el estruendo de los aviones de combate
Hussein Mutawa tiene 12 a?os y trabaja como vendedor de galletas en los peligrosos barrios de Idlib, en el norte de siria, para ayudar a mantener a su familia. ¡°Salgo a trabajar a las siete de la ma?ana y suelo volver a las 12 de la noche para poder cobrar 50 libras turcas (2,50 euros), o al menos lo que me cuesta la comida y del pan¡±, dice Mutawa. Pero hoy ha dejado aparcada su tarea porque es un d¨ªa muy especial: jugar¨¢ al f¨²tbol en el Mundial, pero no en el de Qatar, sino en el de los campos de desplazados de Idlib. El calendario de partidos y equipos es exactamente el mismo que el de Doha. Los jugadores, sin embargo, son muy distintos: unos 300 ni?os desplazados por la guerra y que, desde entonces, viven en campos. Muchos de ellos son hu¨¦rfanos y trabajan en las zonas industriales de la zona para poder subsistir. El terreno de juego tambi¨¦n dista mucho del lujo catar¨ª. Aqu¨ª est¨¢n rodeados de escombros y el peligro de los bombardeos es real.
Este Mini Mundial arranc¨® un d¨ªa antes de la apertura del de Qatar y se disputa en el reconstruido Estadio Municipal de Idlib, recientemente inaugurado despu¨¦s de haber sido objeto de varios ataques durante la guerra. Fue incluso temporalmente convertido en una prisi¨®n por las fuerzas del r¨¦gimen sirio, durante el control de la ciudad entre 2011 y 2015. La guerra siria comenz¨® en 2011 y m¨¢s de 300.000 civiles han muerto en los ¨²ltimos diez a?os a causa del conflicto, seg¨²n cifras de la ONU.
Recuperada hoy su funci¨®n deportiva, el entrenador de ni?os y supervisor del comit¨¦ del torneo, Mohammad Mustafa Day, explica que el objetivo de esta competici¨®n es sacar de su rutina a los ni?os y trabajadores de los campos de desplazados. Han dise?ado incluso una copa de dos metros y medio como trofeo. ¡°Empezamos a entrenar a los ni?os para jugar en el medio campo, defensa y ataque, con muchas dificultades, porque antes estaban aislados y no hab¨ªan podido jugar durante mucho tiempo a causa del conflicto¡±.
El entrenador Day espera que ¡°este torneo termine bien y en paz¡±. Lo dice porque aqu¨ª la guerra sigue activa y, cuando hay sobrevuelos de aviones de combate en el momento del partido, se ven obligados a cambiar de plan para proteger a los ni?os y no poner en peligro sus vidas. El riesgo es real: las fuerzas rusas y el r¨¦gimen sirio bombardearon el campamento de Maram, en Idlib, en noviembre de 2022, lo que provoc¨® la muerte de siete personas desplazadas y decenas de heridos, seg¨²n Naciones Unidas. Pero esta reciente masacre no ha frenado las ganas de jugar este campeonato.
Muchos de los ni?os que participan en el torneo crecen sin padres. De los 680.000 que viven en campamentos en el norte de Siria, la mayor¨ªa son hu¨¦rfanos. ?Shihab Al Din es uno de ellos. Tiene 14 a?os y est¨¢ aprendiendo el oficio de carpintero en la zona industrial de su pueblo, Sarmin, en la zona rural de Idlib. Su padre fue asesinado al comienzo de la guerra, cuando ¨¦l y sus dos hermanos eran peque?os, lo que les oblig¨® a abandonar la escuela. Como ellos, dos de cada tres ni?os carecen de educaci¨®n en el norte del pa¨ªs, como denunciaba Save the Children en un informe de diciembre de 2020, que analizaba el impacto de la guerra sumado al de la covid-19 en la infancia.
Dos de cada tres ni?os carecen de educaci¨®n en el norte de Siria
El f¨²tbol ha sido la afici¨®n de Al Din desde que ¡°ve¨ªa a Cristiano Ronaldo y Messi en la televisi¨®n cuando era peque?o¡±, dice. En el Mini Mundial, cuya organizaci¨®n est¨¢ apoyada por la ONG Violeta, el chico juega con la camiseta de Brasil. La apertura de este torneo fue como un d¨ªa festivo para ¨¦l, asegura, ya que pudo practicar su pasatiempo favorito.
M¨¢s de una veintena de los peque?os jugadores proceden de otros campos de desplazados dispersos por la franja fronteriza con la vecina Turqu¨ªa. Otros siete equipos est¨¢n compuestos por ni?os trabajadores de las zonas industriales del norte de Siria, que practican duros oficios sin cobrar un sueldo, con la idea de encontrar trabajo en el futuro y ayudar a sus familias. Es el caso Al Din en la carpinter¨ªa. Trabajan adem¨¢s en lugares peligrosos. Y no solo por las condiciones laborales. En enero de 2020, varios aviones de combate del r¨¦gimen sirio bombardearon la zona industrial de Idlib, lo que provoc¨® una masacre que mat¨® a 19 personas e hiri¨® a decenas. Pero estos d¨ªas, sus pensamientos no se centran en la pobreza, el trabajo o las bombas. Son d¨ªas de Mundial y toca concentrarse en una sola cosa: jugar la pelota.
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