El relato de tres inmigrantes africanos: ¡°En Qatar la gente literalmente trabaja hasta la muerte¡±
Trabajadores kenianos hablan sobre las duras condiciones laborales y los abusos que sufrieron en el pa¨ªs en el que se celebra el Mundial de f¨²tbol
El Mundial de Qatar sigue su curso y la afici¨®n global vibra de emoci¨®n con las semifinales a las puertas. El peque?o pa¨ªs del golfo P¨¦rsico considera que est¨¢ siendo un ¨¦xito y ha declarado incluso que le gustar¨ªa considerar la posibilidad de acoger los Juegos Ol¨ªmpicos de 2036. Pero no todos comparten ese entusiasmo. Este Mundial ha sido posible, en buena medida, gracias a la mano de obra emigrante. Han levantado estadios, trabajado como guardias de seguridad y t¨¦cnicos de mantenimiento entre otras ocupaciones. Lo han hecho a menudo en condiciones abusivas y de explotaci¨®n laboral y miles de ellos incluso han muerto en el tajo, seg¨²n denuncian desde hace a?os numerosas organizaciones de derechos humanos. El Parlamento Europeo ha pedido compensaciones para las familias de las v¨ªctimas. Las autoridades catar¨ªes reconocen entre 400 y 500 fallecidos, pero acusan a la prensa de querer enturbiar el ¨¦xito del Mundial poniendo el ¨¦nfasis en las violaciones de derechos humanos. Otras investigaciones elevan la cifra a al menos 6.500. EL PA?S ha entrevistado a tres trabajadores que viajaron desde ?frica para trabajar en Qatar y cuyo testimonio evidencia los abusos a los que han sido sometidos los migrantes.
Guarda de seguridad y activista: ¡°Hay sangre en los estadios que se ven en televisi¨®n¡±
Malcolm Bidali, ha trabajado como guardia de seguridad en Qatar. EL PA?S se reuni¨® con ¨¦l en una cafeter¨ªa de Nairobi, donde comparte su historia. Vestido con una sudadera con capucha del club de f¨²tbol St. Pauli de Hamburgo, habla de la situaci¨®n de los trabajadores migrantes en Qatar. De como ¨¦l y otros trabajadores inmigrantes fueron maltratados, lo que lo llev¨® a ser arrestado por el servicio de seguridad de Qatar. Bidali dice que no se arrepiente de nada. ¡°No voy a ser silenciado¡±.
¡°Antes de irme a Qatar estaba en la ruina. En el sentido econ¨®mico, pero tambi¨¦n mentalmente. Estaba en el paro e intentaba llegar a fin de mes con trabajillos y chanchullos. La vida en Kenia es dura para mucha gente. No hay suficiente trabajo para todos, y si no se tienen contactos, no se encuentra empleo en ning¨²n sitio¡±. La oportunidad le lleg¨® de la mano de un amigo suyo del colegio que hab¨ªa trabajado en Dub¨¢i. ¡°Me consigui¨® un trabajo como guarda de seguridad para una empresa en Doha, la capital de Qatar. Los dos a?os que trabaj¨¦ all¨ª fueron buenos. Viv¨ªa con otros emigrantes en una zona residencial vallada. Ten¨ªamos una casa grande y pod¨ªamos preparar nuestro propio ugali [torta tipica de harina de ma¨ªz de Kenia] en la cocina¡±.
La segunda vez que viaj¨® a Qatar para trabajar la experiencia ya no fue tan buena. ¡°Aquella vez fue con otra empresa. Todo estaba fatal organizado. Nos alojaron en un campamento para trabajadores en la zona industrial de Doha, que es pr¨¢cticamente un suburbio, o lo que llaman un `asentamiento informal?. All¨ª las condiciones de vida eran terribles. La comida era muy mala, y hab¨ªa moho en las paredes y bichos debajo de los colchones. Est¨¢bamos hacinados en habitaciones de un metro y medio cuadrado con seis hombres, pr¨¢cticamente sin espacio entre mi litera y la de la persona de al lado. Intentaba aislarme por la noche escribiendo un diario sobre lo mal que nos trataban¡±.
Bidali empez¨® a publicar un blog bajo el seud¨®nimo Noah. Entre otras cosas, cont¨® que muchos guardas de seguridad trabajaban 12 horas al d¨ªa y que ¡°nos desmay¨¢bamos por el calor extremo en el que ten¨ªamos que realizar nuestra tarea. En Qatar la gente literalmente trabaja hasta la muerte¡±. Sus publicaciones en el blog le acabaron poniendo en el punto de mira de los servicios de seguridad catar¨ªes. ¡°Piratearon mi m¨®vil cuando abr¨ª un enlace poco seguro, lo cual revel¨® mi identidad a las autoridades¡±.
El 4 de mayo de 2021 le detuvieron y le mantuvieron un mes en r¨¦gimen de aislamiento, seg¨²n detallan Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch, algunas de las organizaciones que hicieron campa?a para lograr su liberaci¨®n. Despu¨¦s vino un mes de interrogatorios. ¡°No ten¨ªa contacto con el mundo exterior y nunca me proporcionaron un abogado. Estaba muy asustado. En tres ocasiones estuve seguro de que iban a matarme. No me dejaron libre hasta que las organizaciones humanitarias presionaron a mi favor¡±. Tuvo que pagar una fianza de 6.441 euros, le confiscaron el tel¨¦fono m¨®vil y le bloquearon las redes sociales ¡ªTwitter e Instagram. Durante su detenci¨®n no tuvo acceso a un abogado ni se presentaron cargos formales contra ¨¦l, seg¨²n la coalici¨®n de organizaciones de derechos humanos internacionales que presion¨® para su liberaci¨®n. Las autoridades catar¨ªes se negaron adem¨¢s durante ese tiempo a informar a la familia de Bidali sobre su paradero.
Al regresar a Kenia, Bidali cre¨® una peque?a organizaci¨®n llamada Migrant Defenders, donde junto con Aidah, que trabajaba como empleada dom¨¦stica en Bar¨¦in, intentan evitar m¨¢s abusos contra los trabajadores inmigrantes en los pa¨ªses del golfo y en todo Oriente Pr¨®ximo. ¡°Si podemos empoderarlos y educarlos sobre su posici¨®n, podemos trabajar juntos como un solo grupo y defender nuestros derechos. Se habla mucho del n¨²mero de trabajadores emigrantes que han muerto. ?Son 6.000 o 10.000? Y yo digo: ?cu¨¢nta gente tiene que morir para que os importe? ?No os basta con que se pierda una sola vida por negligencia?¡±.
Su experiencia no le ha hecho desistir del Mundial. ?l es de los que piensa que el boicoteo no va a cambiar nada. ¡°Me gusta el f¨²tbol, as¨ª que veo el Mundial de Qatar, aunque depende de qu¨¦ equipo juegue. No tiene sentido boicotear el campeonato. ?Creen que a Qatar le va a quitar el sue?o pensar que a lo mejor puede perder dinero? Los gobiernos siguen haciendo negocios con ¨¦l. Solo ellos pueden conseguir un cambio real¡±. Aunque reconoce que a veces no es f¨¢cil. ¡°Psicol¨®gicamente, me cuesta ver un partido que se juega en un estadio construido por personas que no han cobrado, que han estado cinco a?os lejos de sus familias, que han sufrido discriminaci¨®n y que incluso pueden haber muerto en las obras. Porque esa es la realidad: hay sangre en los estadios que se ven en televisi¨®n¡±.
Alba?il: ¡°A causa del Mundial ya casi no hay trabajo. El Gobierno no quiere que los visitantes nos vean¡±
Otro trabajador keniano accede a compartir su historia, pero con la condici¨®n de que se proteja su identidad. Todav¨ªa est¨¢ atrapado en Qatar y teme represalias. Se comunica con este diario a trav¨¦s de mensajes encriptados y llama por una l¨ªnea segura, temeroso de que los servicios de seguridad catar¨ªes le detengan. Hace tiempo hizo un llamamiento en las redes sociales suplicando ayuda. ¡°Estoy siendo maltratado¡±, dijo en su mensaje inicial. Todav¨ªa trabaja ilegalmente en Qatar, porque asegura que la empresa que le emple¨® inicialmente confisc¨® su pasaporte despu¨¦s de una disputa sobre una baja por enfermedad.
En Nairobi firm¨® un contrato con una empresa que necesitaba gente en Qatar para distintos tipos de empleos como guarda de seguridad o alba?il. ¡°Hay muchas empresas as¨ª. En Nairobi, por todas partes puedes encontrar vallas publicitarias que dicen que hay puestos de trabajo disponibles para los kenianos en pa¨ªses como Qatar, Bahrein y Arabia Saud¨ª¡±, explica. ?l firm¨® un contrato para trabajar como alba?il en Qatar. El acuerdo establec¨ªa que tambi¨¦n podr¨ªa trabajar como vigilante de seguridad o en la hosteler¨ªa. ¡°Pagaron mi vuelo, mi alojamiento y comida en la capital, Doha. Pero cuando llegu¨¦ a Qatar, pronto descubr¨ª que quer¨ªan pagarnos lo menos posible: el dinero que nos pagaban lo decid¨ªan ellos mismos. Si comet¨ªamos un error mientras trabaj¨¢bamos en la obra, o si trabaj¨¢bamos demasiado lento, nos recortaban el salario¡±. Trabaj¨® para esa empresa m¨¢s o menos un a?o, ¡°pero pr¨¢cticamente no gan¨¦ nada de dinero¡±. ¡°Un d¨ªa me puse enfermo y mi jefe me llev¨® al hospital, donde estuve una semana. Cuando volv¨ª al trabajo, el jefe me inform¨® de que no me pagar¨ªan esos d¨ªas porque hab¨ªa estado ausente. Eso me puso furioso, pero ellos no dieron su brazo a torcer¡±. Junto con otros cinco compa?eros decidieron no volver al trabajo.
¡°Unos amigos me dijeron que presentara una reclamaci¨®n contra la empresa a la Comisi¨®n de Derechos Laborales de Qatar, as¨ª que lo intent¨¦, pero algunas compa?¨ªas son intocables. La comisi¨®n mira de qu¨¦ empresa se trata y te despacha con una excusa. No me hicieron caso. Las organizaciones de derechos humanos dijeron que llevaban meses trabajando en mi caso, pero yo no he o¨ªdo nada al respecto. La embajada de Kenia est¨¢ paralizada, no responde. Lleg¨® un momento en que estaba tan harto, que decid¨ª no seguir luchando¡±, se lamenta.
El trabajador asegura que la empresa todav¨ªa tiene su pasaporte, a pesar de que hace tres a?os que no trabaja para ellos. ¡°No quieren devolv¨¦rmelo, as¨ª que los ¨²ltimos a?os he estado trabajando aqu¨ª ilegalmente, sobre todo como obrero de la construcci¨®n. A menudo pido prestado el carn¨¦ de identidad a un amigo, ya que nadie lo mira. Aunque las condiciones de trabajo son duras, me pagan mucho m¨¢s que en Kenia. Por una jornada gano unos 100 rials (alrededor de 26 euros)¡±.
Este inmigrante africano explica c¨®mo ha cambiado la vida para los inmigrantes desde que comenz¨® el Mundial de f¨²tbol. ¡°A causa del Mundial ya casi no hay trabajo. El Gobierno no quiere que los visitantes vean que sus edificios se levantan con trabajadores emigrantes, as¨ª que no se construye en ning¨²n sitio. Los obreros que, como yo, son aut¨®nomos y que tienen que alquilarse una casa, han sido desalojados de la ciudad. A los ¨²nicos emigrantes que no se traslada es a los que tienen familia¡±.
Detalla que antes viv¨ªan en unas casas peque?as llamadas ¡°espacios dormitorio¡±. Constaban de una habitaci¨®n en la que dorm¨ªan 10 personas. ¡°Pero ahora nos han desterrado a la periferia, donde las condiciones de vida son a¨²n peores. Tenemos que vivir donde no se nos vea, en sitios en los que ni siquiera hay trabajo¡±. Y contin¨²a: ¡°As¨ª que ahora no gano nada. Apenas puedo comprar comida, y el propietario de mi casa me amenaza con echarme por no pagar el alquiler. La situaci¨®n ya no era buena antes de que empezara el Mundial, pero ahora lo estamos pasando incluso peor¡±.
El trabajador no ve salida a su situaci¨®n. ¡°Cada vez se acerca m¨¢s el d¨ªa en que me entregar¨¦ a la polic¨ªa. Es mi ¨²nica salida. Me detendr¨¢n, me encerrar¨¢n y llamar¨¢n a la empresa para la que trabajaba. Ellos entregar¨¢n mi pasaporte para que puedan expulsarme del pa¨ªs. Tengo muchas ganas de irme a casa, pero no quiero volver a Kenia sin dinero. Si lo hago, todos estos a?os aqu¨ª no habr¨¢n servido para nada¡±.
Limpiadora: ¡°En Qatar se practica la esclavitud moderna¡±
No son solo hombres los africanos que han viajado hasta Qatar para probar suerte. Una mujer keniana comparte su historia. Ella tampoco se atreve a hacer p¨²blica su identidad. Ha regresado a Kenia, pero teme las consecuencias para sus amigos y familiares que a¨²n trabajan en Qatar. Este diario habl¨® con ella por tel¨¦fono y despu¨¦s verific¨® su relato a trav¨¦s de una organizaci¨®n de derechos humanos local. Primero trabaj¨® en Arabia Saud¨ª, donde acab¨® siendo v¨ªctima de tr¨¢fico y fue empleada como trabajadora sexual. En Qatar, descubri¨® que la gente no la trataba mejor. ¡°Se mire como se mire, hay esclavitud moderna en Qatar. Porque aunque ganes dinero, no tienes libertad¡±, afirma.
¡°Mi madre intentaba convencerme. Me dec¨ªa que me fuera a Arabia Saud¨ª, que all¨ª pod¨ªa ganar dinero r¨¢pidamente y que las cosas eran mucho mejor que en mi pa¨ªs. Le dije que no tres veces, pero a la cuarta, ced¨ª. No me import¨®, porque los primos que ya estaban all¨ª me contaban historias muy bonitas. Pero, al llegar, result¨® que nada de aquello era verdad¡±. Durante el d¨ªa trabajaba de costurera, su profesi¨®n en Kenia. Hac¨ªa cortinas, fundas de almohada y s¨¢banas. Pero debajo del edificio en el que trabajaba hab¨ªa un gran s¨®tano. Por la noche llegaban muchos visitantes. ¡°A los tres meses de mi llegada a Riad, me enter¨¦: en el s¨®tano se obligaba a las emigrantes a trabajar como prostitutas. Yo tuve que ir dos veces, y se me oblig¨® a tener relaciones sexuales con hombres y con mujeres. Fue una experiencia terrible, as¨ª que despu¨¦s de la segunda vez me escap¨¦¡±.
Cuando volvi¨® a Kenia, jur¨® no regresar a un pa¨ªs ¨¢rabe nunca m¨¢s, pero en Nairobi no ten¨ªa trabajo, y la vida era dura. ¡°En Qatar, las trabajadoras dom¨¦sticas que hacen tareas de limpieza est¨¢n bien pagadas. Yo ganaba 1.000 riales catar¨ªes al mes (algo m¨¢s de 250 euros). Si tienes suerte y das con una buena familia o una buena empresa, no hay nada de qu¨¦ preocuparse. O¨ªa a parientes y amigas contar historias as¨ª y hasta ve¨ªa que algunas se hab¨ªan construido una casa con el dinero que hab¨ªan ganado en los pa¨ªses del Golfo. Para sobrevivir, me fui a Doha, esta vez a trabajar como limpiadora¡±.
Pronto descubri¨® que Qatar no era el para¨ªso. ¡°Ten¨ªa que trabajar toda la semana, 16 o, a veces, 20 horas diarias. Hab¨ªa d¨ªas que me acostaba a las dos de la ma?ana y ten¨ªa que levantarme a las cuatro para ir a trabajar. No les importaba lo m¨¢s m¨ªnimo. Se mire como se mire, en Qatar se practica la esclavitud moderna. Aunque ganes dinero, est¨¢s privada de toda libertad. No te tienen encadenada, pero te tienen tan oprimida que tienes la impresi¨®n de estarlo. Las cadenas existen en tu mente. Mucho trabajo, solo te dejan comer sus sobras y nunca te permiten decidir nada por ti misma. Eso no es vida¡±.
Esta trabajadora busc¨® una salida. ¡°Me puse enferma y fing¨ª que estaba loca. Como si hubiera esp¨ªritus malignos en mi cabeza. As¨ª fue tambi¨¦n como sal¨ª de Arabia Saud¨ª. Es cuesti¨®n de perseverancia; primero tuve que actuar delante de mi jefe y luego delante de las autoridades catar¨ªes. Hasta que no estuve en el aeropuerto, en la puerta de embarque, no dej¨¦ de fingir y por fin me atrev¨ª a volver a ser como soy normalmente. Fue muy duro, pero si tienes que salvarte para volver a ver a tu familia tienes que superarte para poder sobrevivir. Tienes que ser fuerte. Porque si no puedes, volver¨¢s a casa en un ata¨²d.
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