¡°Enemigos del Estado¡±: la represi¨®n silenciosa contra los activistas clim¨¢ticos en Uganda
Los ecologistas denuncian que el Gobierno recurre a detenciones y torturas que no dejan huella f¨ªsica contra quienes critican un proyecto de oleoducto entre Uganda y Tanzania que puede desplazar a miles de familias y afectar seriamente a la biodiversidad
En diciembre de 2022, el activista clim¨¢tico Bob Barigye, de 34 a?os, tuvo que tomar una decisi¨®n que le cambiar¨ªa la vida. Este profesor de biolog¨ªa ya se hab¨ªa involucrado en una campa?a nacional contra un pol¨¦mico oleoducto, pero ahora ten¨ªa que decidir si dar un paso m¨¢s y convertirse en el nuevo l¨ªder del movimiento. Barigye conoc¨ªa los riesgos de aceptar un cargo as¨ª ¡ªel anterior jefe de la campa?a acababa de dimitir tras ser detenido por la polic¨ªa¡ª, pero tambi¨¦n era consciente de la envergadura y la importancia de la labor que le esperaba. As¨ª que acept¨® encabezar este movimiento poco estructurado y liderado por decididos activistas.
Una de sus primeras tareas consisti¨® en dirigir un di¨¢logo para debatir los peligros del Oleoducto de Petr¨®leo Crudo del Este de ?frica (East African Crude Oil Pipeline, EACOP). Este macroproyecto de infraestructura transportar¨¢ crudo a lo largo de 1.443 kil¨®metros, desde los campos petrol¨ªferos de Uganda hasta el puerto de Tanga, en Tanzania. Seg¨²n los activistas, su realizaci¨®n desplazar¨¢ a 14.000 familias, causar¨¢ da?os ambientales irreversibles y generar¨¢ 34 millones de toneladas de emisiones de carbono al a?o. El proyecto lo lidera con un 62% de las acciones la petrolera francesa Total Energies, junto a la china CNOOC (con un 8%) y las petroleras de cada pa¨ªs africano (con un 15%).
¡°Me arrastraron a una celda mugrienta, me hicieron pasar hambre... No pod¨ªa dormir porque me interrogaban a cualquier hora de la noche. Ahora la polic¨ªa prefiere la tortura psicol¨®gica¡±Bob Barigye, activista por el clima
La reuni¨®n para debatir estos riesgos fue fijada el 24 de enero, el mismo d¨ªa en que el presidente Yoweri Museveni dio a conocer la primera de las cuatro plataformas de perforaci¨®n que forman parte del megaproyecto. Antes del encuentro, Barigye hab¨ªa obtenido la autorizaci¨®n policial y esa ma?ana se encontraba delante del hotel esperando a saludar a los ecologistas, activistas, funcionarios gubernamentales y pol¨ªticos que hab¨ªan aceptado participar. Sin embargo, poco antes de que comenzara el encuentro, agentes de la polic¨ªa se desplegaron por el edificio. ¡°Empezaron a registrar todas las habitaciones del hotel busc¨¢ndome¡±, cuenta Barigye. ¡°Tambi¨¦n iban echando a los invitados que hab¨ªan venido a las conversaciones. Me detuvieron por obstrucci¨®n a la justicia y desobediencia a la Ley de Control del Orden P¨²blico¡±, agrega.
Bargiye sospecha que las fuerzas de seguridad ¡°sabotearon deliberadamente¡± las conversaciones en el ¨²ltimo minuto cuando se enteraron de que entre los invitados se encontraban dos l¨ªderes de la oposici¨®n (Kizza Besigye y Robert Kyagulanyi). Bargiye estuvo cuatro d¨ªas en una celda, durante los cuales, seg¨²n declara el activista, fue sometido a ¡°torturas psicol¨®gicas¡±. ¡°Me amenazaron a m¨ª y a mi familia¡±, denuncia. ¡°Me arrastraron a una celda mugrienta, me hicieron pasar hambre... No pod¨ªa dormir porque me interrogaban a cualquier hora de la noche. Ahora la polic¨ªa prefiere la tortura psicol¨®gica¡±, detalla.
No atraer la atenci¨®n internacional
El Gobierno de Museveni, aferrado al poder desde 1986, conoce la represi¨®n de las voces disidentes y la detenci¨®n de sus adversarios. Como inform¨® African Arguments, las fuerzas de seguridad secuestraron a m¨¢s de 1.000 personas en el periodo previo a las elecciones de 2021 y muchas de ellas siguen en paradero desconocido. M¨¢s recientemente, la polic¨ªa detuvo al destacado pol¨ªtico de oposici¨®n Joseph Kabuleta y el 6 de febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Uganda notific¨® a la sede en el pa¨ªs de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR, por sus siglas en ingl¨¦s) que no se renovar¨ªa su mandato, justamente despu¨¦s de que el organismo expresara su preocupaci¨®n por las actuaciones de los servicios ugandeses de seguridad.
La novedad, seg¨²n estos activistas, es el grado en que se utilizan ahora estas t¨¢cticas represivas para asfixiar a los movimientos que se oponen al EACOP. En los ¨²ltimos dos a?os han sido detenidas varias personas que ped¨ªan que se abandonara el oleoducto, y docenas de ONG ¡ªentre ellas numerosas organizaciones ecologistas¡ª han sido cerradas a la fuerza.
El Gobierno est¨¢ lleno de personas codiciosas que quieren beneficiarse del oleoducto a costa del medio ambiente y est¨¢n dispuestas a hacer impunemente cualquier cosa, porque las leyes no significan nada para ellasDickens Kamugisha, director general del Instituto Africano para la Gobernanza de la Energ¨ªa
¡°Nos consideran enemigos del Estado¡±, afirma Barigye. ¡°Ahora la polic¨ªa prefiere la tortura psicol¨®gica, porque la f¨ªsica dar¨ªa una publicidad negativa al proyecto de oleoducto, lo cual podr¨ªa ahuyentar a los inversores y las aseguradoras... El Gobierno no quiere atraer la atenci¨®n internacional¡±, agrega.
Seg¨²n el l¨ªder ecologista, esta estrategia fue lo que oblig¨® a su predecesor en el cargo, Jackson Ssemwanga, a dejar el activismo en diciembre de 2022. En ese momento, este hombre de 37 a?os y otros tres compa?eros, Barigye entre ellos, fueron detenidos cuando se dirig¨ªan a las oficinas de un organismo gubernamental para pedir que se reconsiderara la evaluaci¨®n del impacto ambiental y social del EACOP. La polic¨ªa los mantuvo encerrados cuatro d¨ªas. A Ssemwnaga lo trasladaron a un lugar desconocido y al recobrar la libertad anunci¨® que dejaba el activismo. A diferencia de los otros tres, no fue llevado a juicio.
¡°Quiz¨¢ la polic¨ªa amenaz¨® su vida o a su familia. Todav¨ªa no lo sabemos¡±, dice Barigye. Cuando African Arguments se puso en contacto con ¨¦l para pedirle su versi¨®n de los hechos, Ssemwanga respondi¨® por tel¨¦fono: ¡°No puedo, no es seguro para m¨ª... Mis amigos pueden seguir con su activismo, pero en lo que a m¨ª respecta, me tomo un descanso¡±.
Criminales a ojos de la sociedad
Dickens Kamugisha, director general del Instituto Africano para la Gobernanza de la Energ¨ªa (AFIEGO, por sus siglas en ingl¨¦s), con sede en Kampala, tambi¨¦n cree que el Gobierno intenta inyectar miedo a los activistas. La polic¨ªa oblig¨® a su organizaci¨®n a cesar su actividad en octubre de 2021 y ¨¦l y cinco empleados estuvieron detenidos varios d¨ªas. ¡°El Gobierno est¨¢ lleno de personas codiciosas que quieren beneficiarse del oleoducto a costa del medioambiente y est¨¢n dispuestas a hacer impunemente cualquier cosa, porque las leyes no significan nada para ellas¡±, afirma.
El activista de derechos humanos y abogado Maxwell Atuhura insin¨²a que el Gobierno quiere ¡°desacreditar a los activistas y hacer que parezcan aut¨¦nticos criminales a los ojos de la opini¨®n p¨²blica¡±. Atuhura fue detenido en 2021 acusado de ¡°incitaci¨®n a la violencia¡± mientras realizaba un trabajo de investigaci¨®n sobre las comunidades que hab¨ªan sido desplazadas por el EACOP, pero no hab¨ªan recibido indemnizaci¨®n. Desde entonces se encuentra en libertad vigilada, lo que significa que sigue teniendo que presentarse cada cierto tiempo en comisar¨ªa, y que, oficialmente, su caso sigue abierto. El abogado explica que ¡°hay extra?os¡± que le siguen por la calle, afirma que se siente intimidado y que su familia ¡°vive con miedo¡±.
Beatrice Rukanyanga, fundadora del grupo de agricultores Kwatamiza, una organizaci¨®n que ha prestado ayuda a las familias desplazadas y tambi¨¦n fue cerrada temporalmente en 2021, asegura que en Uganda cada vez es m¨¢s dif¨ªcil decir lo que se piensa. ¡°Cuando luchas contra la tala de bosques o contra un oleoducto porque afecta a las futuras generaciones, te consideran un opositor, lo cual muestra que no eres libre en tu propio pa¨ªs¡±, lamenta.
En declaraciones a African Arguments, el portavoz adjunto de la polic¨ªa metropolitana de Kampala, Luke Owoyesigyire, explic¨® que las acusaciones de tortura psicol¨®gica contra los activistas ¡°no tienen ning¨²n fundamento¡± y que la polic¨ªa aplica ¡°una fuerza razonable¡± para obtener informaci¨®n de los sospechosos. ¡°No entiendo c¨®mo se puede medir la tortura psicol¨®gica ni su magnitud. Si los activistas creen que tienen algo que reprochar, que vengan y lo denuncien¡±, pidi¨®.
Por su parte, el portavoz del Gobierno de Uganda, Ofwondo Opondo, se limit¨® a calificar a los ecologistas que luchan por el clima de ¡°un grupo de personas que buscan atenci¨®n y que no se han dado cuenta de que el oleoducto est¨¢ pensado para beneficiar a todos los ugandeses¡±.
¡°El nuevo corredor que unir¨¢ ambos pa¨ªses aportar¨¢ beneficios, como el desarrollo de nuevas infraestructuras, la transferencia de tecnolog¨ªa y la mejora de los medios de subsistencia de las comunidades a lo largo de su recorrido¡±, se felicita la p¨¢gina oficial del EACOP.
Que la poblaci¨®n no sepa
Los activistas clim¨¢ticos de Uganda aseguran que su prop¨®sito es dialogar pac¨ªficamente con el Gobierno sobre el EACOP y debatir sobre las amenazas que la infraestructura representa para zonas de rica biodiversidad como el Parque Nacional de las Cataratas Murchison y el Lago Victoria, por donde pasar¨¢ el ducto. Tambi¨¦n quieren tener discusiones serias sobre formas m¨¢s limpias de generar energ¨ªa e ingresos para el pa¨ªs. Sin embargo, dicen que el Gobierno solo ha respondido con acoso, intimidaci¨®n, detenciones y torturas.
Para Barigye, las autoridades quieren evitar a toda costa que la opini¨®n p¨²blica est¨¦ informada sobre los riesgos relacionados con el oleoducto. Por ello, ¨¦l se ha dedicado a ense?ar a los escolares los peligros de los combustibles f¨®siles a trav¨¦s de su Club Verde, que cuenta con m¨¢s de 250 miembros en toda Kampala.
¡°Quiero formar a los j¨®venes para que se conviertan en una generaci¨®n de activistas clim¨¢ticos que puedan ocupar nuestro lugar cuando nosotros no estemos¡±, declara. Sin embargo, incluso esta estrategia tropieza con dificultades. En 2017, Barigye fue despedido de la escuela en la que ense?aba, en parte porque los responsables tem¨ªan que sus actividades atrajeran la atenci¨®n de la polic¨ªa. ¡°Nuestro Gobierno no quiere que la gente tenga informaci¨®n sobre el oleoducto porque, cuando la tenga, se levantar¨¢ y le har¨¢ preguntas comprometedoras¡±, concluye.
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