10 fotosInfanciaLas infancias robadas de Mal¨ªLos menores llegan a un centro de Bamako dejando atr¨¢s un pasado de explotaci¨®n, violencia, sequ¨ªa y pobreza extrema, que les obliga a emigrar. El conflicto y los ataques incesantes yihadistas han provocado el cierre de m¨¢s de 700 escuelasPablo ToscoBamako (Mal¨ª) - 03 jul 2023 - 05:35CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceUn grupo de ni?os en un centro de acogida de menores de Cruz Roja en Canuya en Bamako, capital de Mali. All¨ª, ni?as y ni?os con experiencias migratorias frustradas, encuentran un espacio de cuidado y protecci¨®n.Pablo ToscoM¨¢s de dos millones de ni?os y ni?as entre los cinco y 17 a?os a¨²n no van a la escuela y m¨¢s de la mitad de los j¨®venes malienses de entre 15 y 24 a?os son analfabetos, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).Pablo ToscoBubakar cuenta que sus padres ¡ªde tradici¨®n campesina¡ª, perdieron sus cultivos y animales debido a la sequ¨ªa. Sin medios de vida para sostener a la familia, lo fiaron a un hombre que les prometi¨® ¡°buenos ingresos¡± a cambio del trabajo de su hijo en minas de oro artesanal en el norte del pa¨ªs. Con una linterna atada a la cabeza, descalzo y sin protecci¨®n, d¨ªa tras d¨ªa Bubakar descend¨ªa por t¨²neles precarios y asfixiantes. Trabaj¨® sin descanso sin recibir remuneraci¨®n. Reclam¨® su salario durante semanas, pidi¨® dos platos de comida, rog¨® por una colchoneta para dormir, pero sus peticiones jam¨¢s fueron atendidas y decidi¨® huir junto a un grupo de ni?os que viv¨ªan la misma situaci¨®n. Caminaron por el des¨¦rtico Sahel. Llegaron a un poblado donde se refugiaron hasta juntar fuerzas para seguir camino a Bamako, la capital del pa¨ªs. Pablo ToscoEn el centro de Cruz Roja comienzan a sanar sus heridas. A pesar de que Mal¨ª ratific¨® la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o de las Naciones Unidas, el pa¨ªs vive conflictos e inestabilidad gubernamental desde hace d¨¦cadas y es dif¨ªcil desarrollar mecanismos para la protecci¨®n y el cuidado de los menores.Pablo ToscoEn Mal¨ª proliferan grupos armados que amenazan a maestros, vandalizan, destruyen y ocupan centros educativos. El conflicto actual y los ataques incesantes de grupos yihadistas provocaron en 2021 el cierre de m¨¢s de 700 escuelas, imposibilitando el derecho a la educaci¨®n a 225.000 ni?os y ni?as, seg¨²n la organizaci¨®n de derechos humanos Human Rights Watch. Una alternativa al sistema educativo ¡ªcr¨®nicamente desatendido y diezmado¡ª, son las tradicionales escuelas cor¨¢nicas.Pablo ToscoAl¨ª lleg¨® a una de ellas. Ten¨ªa la esperanza de que el marab¨² (profesor/tutor) no solo formar¨ªa a sus estudiantes en la fe musulmana, sino que los preparar¨ªa para una vida digna. Pero la realidad pisote¨® las promesas: de madrugada, tras la lectura y escritura del Cor¨¢n, el tutor los enviaba a las calles del pueblo en busca de limosnas y d¨¢divas. Con una lata oxidada colgando del cuello, recorr¨ªan mercados y puestos de venta de comida. Sin pronunciar palabra, llevaban su mano a la boca en aquel gesto universalizado del hambre. Por las noches, retornaban al centro para buscar espacio en el hacinamiento de una habitaci¨®n. Sin ba?o, ni agua potable. Una ma?ana cogi¨® la lata para iniciar su ruta y nunca m¨¢s regres¨® a aquel lugar. Meses en las calles de Bamako endurecieron la piel y el alma de Al¨ª, quien, aunque siente alivio y una esperanza primigenia en el centro, a¨²n no encuentra palabras para describir aquellas vivencias.Pablo ToscoFatou ¡ªtrabajadora social de la Cruz Roja¡ª, se sienta en una silla de pl¨¢stico junto a Al¨ª. Reflexiona sobre la importancia de los lazos afectivos y desgrana una simple estrategia para retomar el v¨ªnculo familiar. Es uno de los objetivos de este centro: promover el retorno de los ni?os a sus hogares, siempre y cuando su seguridad y cuidado est¨¦n garantizados. Con la informaci¨®n recogida por Fatou, la polic¨ªa investiga el origen de las ni?as, ni?os y sus familias. Este proceso se inicia con una llamada telef¨®nica a los padres explicando las vivencias de los menores y luego realizan preguntas abiertas para comenzar a valorar la receptividad que permitan avanzar en la posibilidad del retorno.Pablo ToscoAmina de 16 a?os, sostiene en brazos a su hijo de tres meses. Ella no tuvo cuadernos, ni l¨¢pices. Sin recursos econ¨®micos, su padre tampoco le permiti¨® ir a la escuela y a los 13 a?os fue forzada a casarse ¡ªpor la dote¡ª con una persona mayor. Sufri¨® abusos que se extendieron durante meses, hasta que el esposo decidi¨® expulsarla de la casa por la imposibilidad de quedar embarazada. Deambul¨® hasta cobijarse en una terminal de autobuses cerca de la ciudad de Mompti. En aquel caos de veh¨ªculos, macutos, bolsas de viaje, animales y gritos, conoci¨® a un hombre que le prometi¨® transportarla a la capital y protegerla. Las ni?as son las primeras v¨ªctimas, las m¨¢s vulnerables.Pablo ToscoAmina junto a otras 15 madres no oculta sus cicatrices. Este centro es un rinc¨®n humilde que representa el ¨²nico sitio donde se sienten seguras. Juntas reconstruyen el relato: sus palabras sugieren abandonos, maridos abusadores, violencias, nuevas promesas y m¨¢s violencia. Las calles de Bamako solo multiplicaron las vejaciones.Pablo ToscoPara Amina, la espiral de violencia deriv¨® en un embarazo. Decidi¨® tener su hijo y cont¨® con el apoyo log¨ªstico y psicosocial del centro de Cruz Roja. Recuper¨® peso y salud; logr¨® poner palabras a lo que necesitaba y deseaba: jam¨¢s se hab¨ªa sentido escuchada ni protegida de esa manera.Pablo Tosco