Reestructuraci¨®n de la deuda en Zambia: ?una nueva era en las relaciones del Sur global con China o un salvavidas que retrasa la tragedia?
El acuerdo de moratoria para el pa¨ªs africano llega gracias a un cambio de actitud por parte de Pek¨ªn, su principal acreedor. Otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo contemplan el acuerdo con esperanza. Pero, para algunos expertos, hace falta un cambio de paradigma definitivo
Se ha hecho esperar. Tres a?os despu¨¦s de entrar en default (incapacidad de afrontar sus pagos), Zambia cuenta por fin con un gran acuerdo para reestructurar su deuda externa. Se firm¨® el pasado junio en Par¨ªs, con el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, apunt¨¢ndose un tanto como estadista internacional: haber logrado acercar posturas entre China y el resto de pa¨ªses acreedores. El gigante asi¨¢tico ¡ªprincipal prestamista bilateral del mundo¡ª se hab¨ªa mostrado hasta entonces reticente a una soluci¨®n conjunta a la crisis de deuda que azota al Sur Global. Hay quien juzga la nueva actitud de China como un punto de inflexi¨®n, la luz al final del t¨²nel. Otros optan por el escepticismo.
El texto firmado abarca aproximadamente un tercio de la deuda externa de Zambia. Unos 5.600 millones de euros debidos en su mayor¨ªa al Banco de Exportaci¨®n e Importaci¨®n de China (EXIM), un organismo estatal. No se menciona condonaci¨®n alguna, sino moratorias y pr¨®rrogas a 20 a?os para que Zambia pueda sanear sus finanzas e ir, poco a poco, saliendo a flote.
Resultar¨¢n cr¨ªticos los pr¨®ximos tres a?os, un periodo de gracia en el que pr¨¢cticamente se suspenden las obligaciones de deuda del pa¨ªs africano. Ser¨¢ un tiempo de respiro y disciplina macroecon¨®mica. A partir de 2026 se reanudar¨¢n los pagos, si bien ¡°ajustados a la coyuntura, con las tasas de inter¨¦s subiendo o bajando en funci¨®n del nivel de crecimiento del PIB¡±, explica George Gray Molina, economista jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El alivio para Zambia se antoja relativo. Los acreedores privados ¡ªque atesoran cerca de 6.000 millones de euros de deuda zambiana¡ª contin¨²an al margen de las negociaciones. Los bancos comerciales y los fondos de inversi¨®n prefieren, por el momento, no mover ficha. Una postura que siembra de incertidumbre la consolidaci¨®n de un arreglo estable y duradero.
Por el contrario, el acuerdo permite liberar una inyecci¨®n de liquidez del Fondo Monetario Internacional (FMI): 150 millones de euros para animar las maltrechas cuentas de Zambia. Entre otros objetivos, con el fin de oxigenar los servicios p¨²blicos del pa¨ªs, bajo m¨ªnimos tras a?os de presi¨®n deudora y asfixia presupuestaria. La cifra supone la primera tanda crediticia de los m¨¢s de 1.000 millones de euros que el FMI tiene ¡ªmediante un plan de rescate¡ª previsto transferir a Zambia durante los pr¨®ximos a?os.
El acuerdo permite liberar una inyecci¨®n de liquidez del Fondo Monetario Internacional, 150 millones de euros, para animar las maltrechas cuentas de Zambia. Entre otros objetivos, con el fin de oxigenar los servicios p¨²blicos del pa¨ªs
¡°La esperanza es que se pueda atender mejor el gasto social y reemprender la senda del desarrollo sostenible. Todo depender¨¢ de las condiciones que imponga el FMI y de las prioridades de los gobernantes zambianos¡±, explica Yunnan Chen, investigadora del Overseas Development Institute y experta en deuda global. A principios de junio, poco antes de que se firmara el acuerdo, Amnist¨ªa Internacional advirti¨® sobre los efectos potenciales que, en su opini¨®n, conllevar¨¢ un rescate condicionado: austeridad y perjuicio para los m¨¢s vulnerables, sobre todo en el acceso a servicios b¨¢sicos como la electricidad.
Chen describe el cambio de actitud de China como un paulatino ba?o de realidad. El acuerdo de Zambia ser¨ªa el colof¨®n a un ¡°reconocimiento progresivo¡±, apunta la investigadora, ¡°de que el statu quo [renegociar la deuda de cada pa¨ªs bilateralmente] no estaba funcionando ante una conmoci¨®n sist¨¦mica con tantos actores implicados¡±.
Para Matthew Mingey, analista del Rhodium Group y coautor de un art¨ªculo sobre las repercusiones del acuerdo de Zambia, la densidad burocr¨¢tica de la superpotencia asi¨¢tica tambi¨¦n ha dilatado su disposici¨®n a un enfoque multilateral. ¡°En las finanzas chinas hay muchas partes involucradas, cada una defendiendo sus intereses, lo que ralentiza la toma de decisiones¡±, subraya. Seg¨²n Chen, otro factor relevante en la demora ha sido la rivalidad geopol¨ªtica entre China y Occidente, con EE UU a la cabeza. ¡°Sus disputas han enfangado la b¨²squeda de soluciones y han acarreado un sufrimiento a?adido en ?frica y otras regiones¡±, estima.
Con el modelo actual, quiz¨¢ en 15 a?os cuadren las cuentas fiscales de Zambia, pero seguir¨¢n sin cuadrar sus cuentas humanas y medioambientalesEconomista jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Existe mucha expectaci¨®n por ver si Zambia sienta un precedente. Un marco de referencia que desatasque definitivamente la crisis de deuda en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Ante todo en aquellos m¨¢s expuestos al ahogo, como Sri Lanka o Etiop¨ªa. Jones Bowa, consultor y economista zambiano, piensa que el simple hecho de que ¡°haya costado tanto alcanzar un acuerdo con Zambia¡± permitir¨¢ que en otros pa¨ªses se act¨²e de forma mucho m¨¢s r¨¢pida. Chen se declara menos optimista: ¡°Tengo la impresi¨®n de que China seguir¨¢ el patr¨®n bilateral, con negociaciones multilaterales puntuales, aunque menos generosas que en el caso de Zambia¡±.
Para el futuro, los expertos consultados descartan un perd¨®n masivo del dinero a devolver. Ni por parte de China ni a iniciativa de otros acreedores p¨²blicos o privados. No es de esperar, afirman, otro HPIC, aquel mecanismo de condonaci¨®n general que, a finales de los noventa, se cre¨® para abordar la anterior gran crisis global de deuda.
S¨ª es previsible mucha m¨¢s cautela de China antes de otorgar ¡ªcomo hizo en la ¨²ltima d¨¦cada¡ª cuantiosos pr¨¦stamos a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. ?giles caudales que se destinaron, sobre todo, a la construcci¨®n de infraestructuras en el marco estrat¨¦gico de la Belt and Road Initiative, la conocida como Nueva Ruta de la Seda. ¡°Hoy impera un fuerte conservadurismo. Los acreedores chinos tienen una memoria a muy largo plazo, no olvidan f¨¢cilmente¡±, sostiene Chen. En la misma l¨ªnea, Jones considera que ¡°la visi¨®n de China hacia ?frica y otras regiones en desarrollo va a virar hacia formas distintas de influencia, con la pol¨ªtica y la diplomacia en primer plano¡±.
Desde el PNUD, Gray Molina y otros autores llevan tiempo abogando por una salida alternativa a la crisis. Defienden que solo un vuelco total de paradigma permitir¨¢ abordar con ¨¦xito los graves problemas de deuda. De Zambia, de otros pa¨ªses en default y de los m¨¢s de 50 Estados en alto riesgo de agobio deudor cr¨®nico. Se trata de una receta divergente para atajar la situaci¨®n actual y frente a crisis futuras. La propuesta del PNUD y otras organizaciones como Debt Justice implica una transformaci¨®n profunda. Cambiar¨ªan tanto los objetivos como la forma de medir el camino hacia ellos.
En este nuevo escenario, la prioridad ya no ser¨ªan tanto los n¨²meros cl¨¢sicos (indicadores de liquidez y solvencia, etc¨¦tera), sino ¡°otras m¨¦tricas¡±, se?ala Gray Molina. En concreto, variables como las personas que entran en situaci¨®n de pobreza extrema y los efectos del cambio clim¨¢tico deber¨ªan, en opini¨®n del PNUD, erigirse en puntales para la discusi¨®n planetaria entre acreedores y deudores. ¡°Esto supondr¨ªa dejar de ver la deuda en t¨¦rminos exclusivamente financieros para alinearse con la Agenda 2030¡å, contin¨²a Gray Molina en alusi¨®n a la hoja de ruta de la ONU que fija los objetivos de desarrollo globales para el a?o 2030.
Comparada con el frustrante panorama de hace unos meses, Gray Molina califica como ¡°positiva¡± la reestructuraci¨®n de la deuda zambiana. Pero se pregunta si es correcto llegar a acuerdos que simplemente ¡°dan una patada hacia el futuro¡±. El economista jefe del PNUD esgrime la noci¨®n de debt overhang (en castellano, algo as¨ª como ¡°amenaza constante de deuda¡±) para resumir una din¨¢mica que, seg¨²n est¨¢ hoy concebida la arquitectura financiera internacional, empuja a los pa¨ªses m¨¢s pobres hacia un callej¨®n sin salida. ¡°Obliga a que siempre est¨¦n pagando demasiada deuda, a que esta sea un lastre permanente para su desarrollo¡±, dice Gray Molina, quien no esconde su pesimismo si todo sigue igual: ¡°Con el modelo actual, quiz¨¢ en 15 a?os cuadren las cuentas fiscales de Zambia, pero seguir¨¢n sin cuadrar sus cuentas humanas y medioambientales¡±.
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