Trece a?os de oscuridad en Siria, un pa¨ªs que lucha contra el hambre

Um Alaa volvi¨® a su aldea natal cuando las hostilidades amainaron moment¨¢neamente. Sin embargo, su regreso le supuso poco alivio porque vive en condiciones muy duras. ¡°Luchamos por mantener lo b¨¢sico, sobre todo el pan¡±, se lamenta esta siria de 50 a?os. ¡°Mis hijos sue?an con probar frutas frescas, pero esos lujos siguen estando fuera de nuestro alcance. A veces tenemos que ir a la ciudad simplemente para conseguir una sola barra de pan. Sin electricidad ni frigor¨ªfico, nuestras escasas provisiones se echan a perder en cuesti¨®n de d¨ªas, lo que no nos deja m¨¢s remedio que depender del pan duro para evitar el hambre¡±, comenta. Um Alaa explica, por ejemplo, que un d¨ªa trajeron 12 fardos de pan de Damasco, pero a los dos d¨ªas se les sec¨® y tuvieron que meterlo en agua para poder comerlo.

La historia de Um Alaa es solo una entre los millones que se escuchan en Siria, donde 13 a?os de conflicto implacable han situado al 90% de la poblaci¨®n por debajo del umbral de la pobreza. Siria es hoy el sexto pa¨ªs del mundo con mayor inseguridad alimentaria. Nunca en la ¨²ltima d¨¦cada, la poblaci¨®n hab¨ªa pasado tanta hambre como en la actualidad. La urgencia se vuelve omnipresente a medida que la financiaci¨®n disminuye y las necesidades humanitarias aumentan.

Tomemos en consideraci¨®n estos datos conmovedores: 16,7 millones de sirios dependen ahora de la ayuda humanitaria para sobrevivir, lo que representa m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n. Tras 13 a?os de conflicto, la dif¨ªcil situaci¨®n de Siria va m¨¢s all¨¢ de la mera destrucci¨®n y el pa¨ªs se enfrenta a una embestida implacable de numerosos golpes consecutivos. Por ejemplo, los brotes de c¨®lera, exacerbados por el colapso del sistema de salud y sumados a la crisis de la covid-19, han empeorado una situaci¨®n ya de por s¨ª grave. Adem¨¢s, las graves sequ¨ªas inducidas por los efectos del cambio clim¨¢tico, el colapso econ¨®mico e incluso los terremotos han devastado a¨²n m¨¢s a una naci¨®n que ya estaba de rodillas.

Detr¨¢s de estas sombr¨ªas cifras se esconden crudas realidades del sufrimiento humano: familias desgarradas, ni?os despojados de su inocencia y comunidades destrozadas por una violencia implacable. Imaginemos que tuvi¨¦ramos que vivir con menos de dos horas de electricidad al d¨ªa, una realidad que padece un tercio de la poblaci¨®n. Imaginemos no tener otra opci¨®n que beber agua contaminada cuyo olor f¨¦tido es un recordatorio constante de sus riesgos para la salud, especialmente bajo temperaturas abrasadoras que alcanzan hasta los 47? C.

En un mundo donde confluyen cada vez m¨¢s emergencias que atender, no podemos olvidarnos de Siria, un pa¨ªs que se desvanece en un segundo plano, cuyo sufrimiento se pasa por alto o directamente se ignora. Sus m¨²ltiples e invisibles crisis se dan la mano y exigen nuestra atenci¨®n y acci¨®n. Acci¨®n contra el Hambre lleva m¨¢s de 15 a?os trabajando en el pa¨ªs y ahora, m¨¢s que nunca, seguimos dando respuesta: apoyando a agricultores y a familias con formaciones y actividades que les generen ingresos, ampliando cl¨ªnicas m¨®viles y redes sanitarias comunitarias, equipando instalaciones de saneamiento y mejorando el acceso al agua potable mediante la rehabilitaci¨®n de las infraestructuras. Nuestros esfuerzos continuos tienen como objetivo no solo abordar las necesidades inmediatas, sino tambi¨¦n fortalecer a las comunidades, asegurando que puedan resistir y recuperarse de desaf¨ªos imprevistos.

Es imperativo que no hagamos la vista gorda ante la dif¨ªcil situaci¨®n de Siria y que sigamos trabajando para salvar vidas. No esperemos a otra cat¨¢strofe para atraer la atenci¨®n necesaria hacia el pueblo sirio.

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