El viaje de cuatro migrantes hacia una vida en Andaluc��a

27 de marzo de 2021. Larbi (27, Marruecos), Saliou (31, Senegal), Youcef (28, Marruecos) y Sulemann (48, Senegal) hacen ejercicio en el bosque cerca del campamento de migrantes de Las Ra��ces, en Santa Cruz de Tenerife, gestionado por la ONG espa?ola Accem, que est�� subvencionada en un 80% por el Estado. Todos ellos llegaron a la isla en 2020, en busca de una vida m��s pr��spera de la que ten��an en sus pa��ses de origen. ?C��mo fue su vida a partir de entonces? Djamal Benmokhtar

27 de marzo de 2021. De izquierda a derecha est��n, por detr��s, Youcef, Moussa y Abderaman. Sentados, Mohamed y Papa Ndjouga. Saliou en la esquina derecha, de pie. Todos ellos se encuentran frente al campamento para migrantes Las Ra��ces, esperando la llegada de un abogado que les informe sobre c��mo salir de la isla y viajar a la Pen��nsula. Este lugar ha estado superpoblado durante a?os debido al aumento de llegadas masivas de migrantes. La espera para poder viajar a la Pen��nsula es larga. Un abogado de la ONG Accem se encarga del papeleo y, normalmente, este proceso lleva semanas, pero durante la pandemia de covid, se prolongaba durante meses. Las condiciones de vida aqu�� son precarias, pues viven en chozas temporales que han construido con pl��stico y madera. La mayor��a de los migrantes que llegan a Canarias son de Senegal y Marruecos. Para algunos es una gran decepci��n darse cuenta de que Madrid y Barcelona quedan lejos. Cuando entienden que a��n queda un paso m��s por recorrer (volar a la Pen��nsula), surge el estr��s y la frustraci��n. Algunos caen en una gran depresi��n, y m��s a��n durante el confinamiento por la covid, cuando era imposible salir del campo. Por eso llaman a Madrid "la Espa?a grande", y a Canarias ��la Espa?a peque?a��.Djamal Benmokhtar

1 de abril de 2021. Parte de la ropa de Saliou se seca al sol, colgada de una tienda de campa?a situada en Las Ra��ces (Santa Cruz de Tenerife), un antiguo campamento militar de los setenta donde se acogen y esperan los migrantes que llegan a cualquiera de las ocho islas del archipi��lago antes de viajar a la Pen��nsula. Djamal Benmokhtar

3 de septiembre de 2021. Saliou es vendedor de pulseras en la playa de Torremolinos (M��laga). Este municipio se encuentra en el coraz��n de la Costa del Sol, donde muchos turistas ingleses pasan sus vacaciones. Las ancianas ya lo conocen porque intenta hablar ingl��s y castellano mezclando el wolof y el franc��s. Esta ma?ana se levant�� m��s tarde de lo habitual, tras acostarse a medianoche. Ayer era viernes, la gente sale m��s de noche y ��l vende m��s. Normalmente, vende en la playa de 11 a tres de la tarde, cuando empieza a hacer demasiado calor y la gente se va a comer. Entonces, Saliou se marcha a descansar a la casa cerca del arenal en la que vive, propiedad de otro senegal��s llegado en los a?os noventa. Abdulrahman (nombre falso) lleg�� en avi��n y r��pidamente obtuvo su estatus de residente. Actualmente vive entre M��laga y Dakar. Saliou comparte esta vivienda con otros siete compa?eros y est��n muy bien organizados: cocinan y se encargan de la limpieza por turnos. Algunos llevan aqu�� m��s de cinco a?os y carecen todav��a de papeles. Saliou dormir�� una siesta y luego volver�� al paseo mar��timo para montar su puesto desde las seis de la tarde hasta las 11 o hasta medianoche, ��dependiendo de las ventas��.Djamal Benmokhtar

8 de septiembre de 2021. Yassine vive en una caba?a de tres metros cuadrados en San Isidro de N��jar (Almer��a). El nombre de sus padres y el de su hija est��n pintados en la pared, junto al juguete que le ha comprado para cuando vuelva a ver a la ni?a. No lo hace desde 2020. Solo se han podido comunicar a trav��s de WhatsApp.Djamal Benmokhtar

9 de septiembre de 2021. Medhi suele ir solo a este pantano de Almer��a. Est�� a dos horas de su precaria vivienda en el 'mar de pl��stico', como se conoce a los invernaderos. ��Aqu�� hay paz y es m��s hermoso que donde vivo��, dice. Est�� solo, nada y disfruta de la vista. Ha pasado un a?o desde que fue detenido por la polic��a y estuvo a punto de ser deportado a Marruecos. El abogado que defend��a su caso le dijo que no fue expulsado gracias a que su madre y su hermano (menor en un centro de Barcelona) est��n documentados.Djamal Benmokhtar

20 de noviembre de 2021. El mar de pl��stico de Almer��a es tan grande que la mancha blanca se puede ver en im��genes de sat��lite. Abarca casi 30.000 hect��reas, al igual que la ciudad de Madrid y su periferia. Aqu��, entre cientos de invernaderos para diferentes hortalizas, conviven diferentes comunidades del Magreb y ?frica subsahariana. En medio est�� el "cortijo" de Medhi y Reda, como se refieren ir��nicamente al sitio de miseria en el que viven. Algunos de estos entornos ilegales en los que residen existen desde hace 15 a?os. El cortijo fue destruido en febrero de 2022 porque estaba justo al lado de la carretera que lleva al Cabo de Gata, uno de los principales puntos tur��sticos de la regi��n. Incluso documentados y con un trabajo estable, algunos prefieren quedarse aqu�� porque es m��s barato que alquilar un apartamento. Otros de los migrantes con estatus legal poseen un autom��vil que protegen en garajes de pl��stico y madera. Djamal Benmokhtar

31 de marzo de 2022. Reda est�� esperando un tren en la estaci��n de Oporto que le llevar�� a su primer trabajo reformando una casa. En este trabajo ha coincidido con brasile?os que, como ��l, no tienen papeles.Djamal Benmokhtar

8 de septiembre de 2022. Reda acaba de regresar a Almer��a desde Hagen (Alemania). Se aloja en una vieja caravana abandonada, cerca de la casa de Yassine. Le env��a mensajes de texto a Yasmine, su esposa, a la que conoci�� en Oporto (Portugal). Se enamoraron, se casaron y se mudaron juntos a Alemania, donde ella viv��a. Pero desde hace dos semanas, la relaci��n no pasa por su mejor momento. A Reda le fue imposible encontrar trabajo por estar indocumentado y ha regresado a Almer��a. ?l ha invitado a su esposa a visitar, pero ha estado buscando un buen hotel porque no quiere que duerma en la vieja caravana.Djamal Benmokhtar

9 de septiembre de 2022. En Almer��a, Reda y Medhi, despu��s de mucho tiempo separados, se reencuentran en alg��n lugar cercano a los invernaderos. Reda le cuenta que ha estado trabajando en Oporto y que, en solo dos semanas, ya ten��a n��mero de seguridad social y estaba trabajando en la construcci��n. Reda le dice a Medhi que las condiciones de vida all�� son mucho mejores que en Espa?a: "Es m��s bonito que Almer��a y la gente no es racista��. Seg��n su relato, el Gobierno portugu��s facilita la vida a los migrantes. Djamal Benmokhtar

15 de febrero de 2023. San Isidro De N��jar (Almer��a), en el "cortijo" de Medhi. De izquierda a derecha, Ramza, un amigo del mismo barrio de Reda (Boujad, Marruecos), Reda, Mohamed y Medhi, que prepara algo de ropa para lavar en una lavander��a regentada por la ONG local Almer��a Acoge. Mientras tanto, esperan la llamada del ��jefe�� para ir a trabajar. Las ��ltimas dos semanas hac��a demasiado fr��o para que las verduras maduraran, por lo que no pod��an recogerlas. Hablan y ven a sus madres por los m��viles. Ramza y Mohamed nadaron desde el puerto de Beni Ansar (Marruecos) hasta Melilla. Mohamed perdi�� a su hermano, en noviembre de 2022, cuando cruzaba el Oc��ano Atl��ntico.Djamal Benmokhtar

14 de febrero de 2023. San isidro de Nijar (Almer��a). Reda, Hamza y Mohammed juegan con una aplicaci��n de m��vil durante la noche. Medhi no participa. Est�� triste porque Reda se marcha en una semana. Djamal Benmokhtar

14 de febrero de 2023. Almer��a,. En casa, Medhi est�� organizando sus documentos para tramitar su permiso de residencia.Djamal Benmokhtar

13 de noviembre de 2023. Benalm��dena (M��laga). Saliou aprovecha que hay poco turismo en estas fechas para ir al gimnasio. Las ventas de sus bolsos no son muy buenas porque de noviembre a abril no hay tanto turista en M��laga, con m��s fr��o y d��as m��s cortos. As�� que entrena para mantenerse en forma. Saliou sabe que el ejercicio f��sico es vital para una buena salud mental. Fue jugador de f��tbol en Senegal, antes de lesionarse y convertirse en pescador.Djamal Benmokhtar