Necesitamos una acci¨®n clim¨¢tica que contribuya a la paz
M¨¢s all¨¢ del enorme sufrimiento humano y los graves da?os econ¨®micos que provocan, los conflictos tambi¨¦n tienen un gran coste clim¨¢tico, como demuestran los recientes informes sobre el impacto ambiental de las guerras en Gaza y Ucrania
Dirigentes de todo el mundo se han reunido en Bak¨², Azerbaiy¨¢n, con motivo de las negociaciones sobre el clima de la COP29. El objetivo es claro: para lograr que el planeta siga siendo habitable, tenemos que reducir las emisiones tanto como sea posible y con la mayor urgencia.
Las conversaciones se est¨¢n centrando en aumentar la financiaci¨®n y la ambici¨®n, dos aspectos claramente necesarios si queremos cumplir el objetivo del Acuerdo de Par¨ªs sobre el Clima de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados. No obstante, si estas negociaciones no tienen en cuenta las m¨²ltiples formas en que el clima y los conflictos est¨¢n interrelacionados, se quedar¨¢n en meras aspiraciones.
El mundo se enfrenta al mayor n¨²mero de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial, y una cuarta parte de la humanidad vive en lugares afectados por conflictos. Los 14 pa¨ªses m¨¢s amenazados por el cambio clim¨¢tico est¨¢n sufriendo conflictos. Alrededor del 70% de las personas refugiadas y el 80% de las personas desplazadas internas proceden de pa¨ªses que se encuentran en primera l¨ªnea de la crisis clim¨¢tica.
Se calcula que los conflictos y las actividades militares generan m¨¢s del 5% de las emisiones mundiales. Los ataques militares pueden contaminar el agua, el suelo y la tierra, y liberar contaminantes atmosf¨¦ricos
La triple crisis planetaria del cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida de biodiversidad y la contaminaci¨®n est¨¢ debilitando cada vez m¨¢s nuestro mundo, alimentando los conflictos, al menos indirectamente. M¨¢s all¨¢ del enorme sufrimiento humano y los graves da?os econ¨®micos que provocan, los conflictos tambi¨¦n tienen un gran coste clim¨¢tico, como demuestran los recientes informes sobre el impacto ambiental de las guerras en Gaza y Ucrania.
Se calcula que los conflictos y las actividades militares generan m¨¢s del 5% de las emisiones mundiales. Los ataques militares pueden contaminar el agua, el suelo y la tierra, y liberar contaminantes atmosf¨¦ricos. Las municiones sin detonar pueden contaminar el suelo y las fuentes de agua, lo que supone una amenaza para la fauna y la flora silvestres. Todo esto reduce la resiliencia de las personas y su capacidad para adaptarse a un clima cambiante.
A pesar de esta conexi¨®n evidente, la poblaci¨®n de estos entornos es a menudo la m¨¢s olvidada en lo que respecta a la acci¨®n clim¨¢tica. Actualmente, los Estados fr¨¢giles y afectados por conflictos reciben una peque?a parte de los recursos financieros que necesitan para aumentar su resiliencia. Algunos informes se?alan que los pa¨ªses que se enfrentan a conflictos armados son los que menos financiaci¨®n reciben. Por poner un ejemplo, entre 2014 y mayo de 2021, los Estados extremadamente fr¨¢giles recibieron una financiaci¨®n clim¨¢tica media de 2,1 d¨®lares por persona al a?o, en comparaci¨®n con los 161,7 d¨®lares por persona para los Estados no fr¨¢giles.
Son muchos los factores que han contribuido a que el sistema sea deficiente, entre ellos las estructuras de gobernanza d¨¦biles, el escaso apetito de riesgo de los donantes, la limitada capacidad de implementaci¨®n, que se ve dificultada por los conflictos activos, y la falta de datos y planificaci¨®n, que obstaculiza la obtenci¨®n de financiaci¨®n para el clima.
Financiaci¨®n
Sin embargo, si nuestro objetivo es garantizar que el planeta sea habitable para todas las personas, esta situaci¨®n debe cambiar. Conforme avancen las negociaciones sobre un nuevo objetivo financiero para apoyar a los pa¨ªses en desarrollo en sus medidas clim¨¢ticas a partir de 2025, es necesario garantizar que se destine una financiaci¨®n clim¨¢tica adecuada a entornos fr¨¢giles y afectados por conflictos para apoyar la adaptaci¨®n y el aumento de la resiliencia.
Y cuando la financiaci¨®n llegue a los pa¨ªses fr¨¢giles y afectados por conflictos, tenemos la responsabilidad de apoyar una implementaci¨®n que tenga en cuenta el conflicto. Esto requiere una acci¨®n clim¨¢tica que considere las causas que originan los conflictos y responda a ellas, ya sea la marginaci¨®n de las comunidades, las tensiones por el acceso a los recursos o las violaciones de los derechos humanos, entre otras. Por encima de todo, tenemos que trabajar con las comunidades y los Gobiernos para crear un entorno para la acci¨®n clim¨¢tica que sit¨²e a las personas, y sus necesidades y vulnerabilidades, en el centro de las operaciones.
Esta labor es posible. A lo largo de nuestro trabajo en UNOPS, vemos ejemplos del poder que tiene la acci¨®n clim¨¢tica para impulsar el desarrollo sostenible y lograr una paz duradera en contextos fr¨¢giles y afectados por conflictos. Llevamos a cabo proyectos en nombre de las Naciones Unidas, los Gobiernos y otros asociados, aprovechando nuestra experiencia en infraestructura, adquisiciones y gesti¨®n de proyectos. Alrededor de la mitad de las actividades de UNOPS en el mundo tienen lugar en contextos fr¨¢giles y afectados por conflictos, desde Gaza y Ucrania hasta Myanmar, Afganist¨¢n, Yemen y Somalia, entre muchos otros.
Un ejemplo es Yemen, un pa¨ªs muy vulnerable al cambio clim¨¢tico en el que a?os de conflicto han socavado gravemente la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos. En este pa¨ªs, gracias a la financiaci¨®n del Banco Mundial, colaboramos con asociados locales para proporcionar soluciones de energ¨ªa solar sin conexi¨®n a la red para escuelas, hospitales, v¨ªas p¨²blicas y viviendas. Adem¨¢s, restablecer el acceso a los servicios urbanos b¨¢sicos para 1,4 millones de personas en Yemen significa aumentar la resiliencia y apoyar una econom¨ªa local orientada a la sostenibilidad. Al mismo tiempo, en Yemen, UNOPS apoya los esfuerzos del Enviado Especial de las Naciones Unidas para las negociaciones de paz, a la vez que entrega equipo y suministros m¨¦dicos urgentes.
Si no se aborda la relaci¨®n entre el clima y los conflictos, no podremos conseguir que el planeta sea sostenible y habitable
En Somalia, uno de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables del mundo al cambio clim¨¢tico, colaboramos con el Ministerio de Salud y el Banco Mundial para rehabilitar hospitales regionales y hacerlos m¨¢s resilientes, tambi¨¦n frente a perturbaciones relacionadas con el clima. Este trabajo integra medidas de resiliencia clim¨¢tica, como mecanismos de prevenci¨®n de inundaciones, estructuras resistentes al viento y sistemas de refrigeraci¨®n pasiva. En este caso, la historia es similar: a pesar del enorme impacto que tiene el desarrollo de la resiliencia, y de su gran necesidad, la financiaci¨®n clim¨¢tica para Somalia ha sido escasa.
En ¨²ltima instancia, si no se aborda la relaci¨®n entre el clima y los conflictos, no podremos conseguir que el planeta sea sostenible y habitable. A medida que empeoran los efectos del cambio clim¨¢tico, aumentan tambi¨¦n las vulnerabilidades de quienes ya se enfrentan a dificultades. As¨ª pues, mientras reunimos la financiaci¨®n y la ambici¨®n necesarias para alejar al mundo del borde del caos clim¨¢tico, debemos redoblar nuestro apoyo a las regiones fr¨¢giles y afectadas por conflictos, con financiaci¨®n y medidas que se ajusten a sus necesidades.