La huida de la familia Gatgok para escapar de las devastadoras inundaciones en Sud¨¢n de Sur: mordeduras de serpientes y dieta de nen¨²fares
M¨¢s de 375.000 personas se han visto obligadas abandonar sus hogares para escapar de las regiones que han quedado anegadas por las intensas lluvias que sufre el pa¨ªs desde julio, debido en parte al aumento de las temperaturas en el ?ndico
Nyaguir Gatgok, de 26 a?os, est¨¢ acunando a uno de sus cuatro hijos bajo la sombra moteada de un ¨¢rbol de la aldea de Whicruok, en lo profundo de las tierras altas del condado de Koch (Estado de Unity, Sud¨¢n del Sur). En este peque?o enclave la mujer ha encontrado un refugio temporal para su familia ante una de las peores inundaciones que ha sufrido el pa¨ªs en d¨¦cadas. Es la cuarta vez en cuatro meses que la subida de las aguas la ha obligado a desplazarse durante una huida sin tregua en la que ha tenido que alimentar a sus hijos con nen¨²fares para resistir el azote del hambre.
Todo comenz¨® el pasado julio, cuando Gatgok y sus seis hermanos adolescentes contaban historias y re¨ªan en torno a un fuego frente a su casa en Dhongueni. Era una noche m¨¢s, en la que los cuatro hijos de la mujer dorm¨ªan pl¨¢cidamente. Pero cuando el reloj marc¨® la medianoche, comenzaron a formarse grietas en la tierra que liberaron un torrente de agua. ¡°El agua empez¨® a salir de la tierra a borbotones¡±, cuenta la mujer durante una entrevista. La familia intent¨® construir un dique para contener el agua, pero ¡°por la ma?ana ya se hab¨ªa roto y la casa se inund¨® a toda velocidad¡±, explica con una mezcla de incredulidad y tristeza.
Aunque los fuertes aguaceros de la estaci¨®n lluviosa del pa¨ªs, entre abril y noviembre, siempre han provocado inundaciones, el calentamiento del planeta ha hecho que cada a?o sean m¨¢s intensas. Las altas temperaturas sin precedentes de la superficie del oc¨¦ano ?ndico est¨¢n relacionadas con las lluvias torrenciales que han elevado el nivel de las aguas del lago Victoria, anegando los pa¨ªses de la cuenca del Nilo, entre ellos, Sud¨¢n del Sur.
Hasta el 1 de noviembre 375.000 personas hab¨ªan tenido que abandonar sus hogares como consecuencia de la subida del aguaOCHA
Las inundaciones, que los expertos vaticinan que ser¨¢n las m¨¢s intensas de los ¨²ltimos 60 a?os, han afectado ya a 1,4 millones de personas (la poblaci¨®n total de Sud¨¢n del Sur es de unos 12 millones) en 43 de los 78 condados de un pa¨ªs que ya estaba devastado por la guerra, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Oficina de la ONU para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA). Grandes extensiones de tierra han quedado completamente sumergidas en el agua, las instalaciones sanitarias han sufrido da?os o son inaccesible y miles de familias se han visto obligadas a desplazarse repetidamente para escapar de las aguas torrenciales. Sud¨¢n del Sur es ya, seg¨²n los expertos, un pa¨ªs con desplazamientos permanentes por la crisis clim¨¢tica. De acuerdo con los datos de la OCHA, hasta el 1 de noviembre 375.000 personas hab¨ªan tenido que abandonar sus hogares como consecuencia de la subida del agua. Estos desplazados se suman a los 330.000 refugiados y solicitantes de asilo, procedentes principalmente de Sud¨¢n, que ya alberga el pa¨ªs, y a otros dos millones de desplazados internos como consecuencia del conflicto y la inseguridad.
Gatgok es una de las personas obligada a migrar. Su arduo viaje comenz¨® un d¨ªa despu¨¦s de que el agua invadiera su casa de Dhongueni. Con un ni?o atado a la espalda, la ropa de cama sobre la cabeza y el resto de hijos en canoas improvisadas con maderas, dej¨® la mayor parte de sus pertenencias para buscar tierras lo suficientemente altas como para mantener seca a toda su familia. Tras 12 horas de caminata con el agua hasta la cintura, lleg¨® con otro grupo a Gezire. Dos de los ni?os que viajaron en el aquel desplazamiento comunitario murieron en el camino debido a mordeduras de serpiente, que proliferan en los espacios inundados.
¡°Uno de ellos fue mordido por una serpiente cerca de la carretera, y el otro, por la noche, mientras busc¨¢bamos refugio¡±, explica la mujer. Fue imposible llevarlos hasta un hospital. ¡°El m¨¢s cercano era el de Koch, pero estaba demasiado lejos y el trayecto era muy peligroso, porque hab¨ªa que ir en canoa y se tardaba entre tres y cuatro horas¡±, lamenta. M¨¢s de 50 centros sanitarios han quedado anegados en cinco condados de Sudan del Sur y casi otros 90 son inaccesibles, con unas 15 carreteras principales cortadas, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Mordeduras de serpientes y hambre
La vida en Gezire no era f¨¢cil. ¡°Dorm¨ªamos bajo los ¨¢rboles; era nuestra ¨²nica opci¨®n. Los refugios estaban al l¨ªmite y surg¨ªan conflictos si intentabas entrar¡±, recuerda. Pero su mayor preocupaci¨®n era y sigue siendo la falta de alimentos. ¡°Uno de mis hermanos, que solo tiene 16 a?os, va a pescar mientras yo busco nen¨²fares en las aguas. No es suficiente. Mis hijos se mueren de hambre¡±, confiesa.
Al menos 6.051 familias est¨¢n desplazadas en el condado de Koch, en una zona en la que ya viv¨ªan m¨¢s de 36.000 personas, seg¨²n confirma en una entrevista telef¨®nica Ruot Riek, coordinador de la Comisi¨®n de Socorro y Rehabilitaci¨®n de este condado. El responsable detalla una cascada de problemas, como la escasez de alimentos y de agua potable y la insuficiencia de los servicios m¨¦dicos. ¡°Los lugares de donde ven¨ªan [los desplazados] ten¨ªan pozos de sondeo, pero aqu¨ª el agua est¨¢ contaminada¡±, describe.
Esta situaci¨®n crea ¡°graves riesgos para la comunidad¡±, advierte Riek, que confirma el aumento de mordeduras de serpientes y ataques de animales. ¡°Las ONG locales carecen de capacidad para proporcionar la asistencia m¨¦dica necesaria, incluidos los medicamentos cr¨ªticos contra el veneno¡±, explica por tel¨¦fono el secretario de prensa de la oficina del gobernador del condado de Koch, Koh Koang Manyuek, en una entrevista telef¨®nica. La ONU y sus socios consiguieron entregar 500 viales de antiveneno en Koch el 5 de septiembre para combatir el aumento de los incidentes de mordeduras de serpiente, una cantidad insuficiente ante los retos que plantean las inundaciones.
Los casos de malaria tambi¨¦n van en ascenso, con m¨¢s de 120.000 casos y 31 muertes sospechosas registradas el mes pasado, seg¨²n la OMS, al tiempo que la destrucci¨®n de las infraestructuras sanitarias ha derivado en un descenso significativo de las tasas de vacunaci¨®n.
Uno de mis hermanos, que solo tiene 16 a?os, va a pescar mientras yo busco nen¨²fares en las aguas. No es suficiente. Mis hijos se mueren de hambreNyaguir Gatgok, desplazada de Sud¨¢n del Sur
El traslado hacia otras zonas m¨¢s altas es complejo porque las rutas de transporte est¨¢n bloqueadas como consecuencia de las inundaciones, por lo que los residentes no tienen m¨¢s remedio que navegar por las aguas en canoa, un medio de transporte costoso e ineficaz. ¡°Nuestra poblaci¨®n se ve obligada a desplazarse a tres payams que est¨¢n menos afectados, lo que provoca un grave hacinamiento¡±, explica Marco Juong, comisario del cercano condado de Mayiendit, tambi¨¦n en el Estado de Unity. ¡°Casi el 80% del Estado de Unity est¨¢ ahora inundado¡±, asegura Manyuek.
Las zonas anteriormente secas son cada vez m¨¢s vulnerables, y el ganado perece de inanici¨®n al desaparecer las tierras de pastoreo. Aunque las autoridades locales est¨¢n distribuyendo sacos para construir diques de protecci¨®n, la comunidad necesita desesperadamente maquinaria de excavaci¨®n para movilizar arena para estos diques, clama Manyuek.
Ante la inminente crisis, M¨¦dicos Sin Fronteras prev¨¦ que m¨¢s de 5,4 millones de personas en todo Sud¨¢n del Sur se enfrenten a la inseguridad alimentaria y que tengan un acceso limitado a los servicios de saneamiento a medida que contin¨²an los desplazamientos internos y se interrumpen los medios de subsistencia.
Desde que lleg¨® a Gezire, las intensas lluvias han obligado a desplazarse a Gatgok tres veces m¨¢s, porque los intentos de construir un dique para proteger su nuevo hogar resultaron in¨²tiles. Ahora, desde Whicruok, en el condado de Koch, estudia la posibilidad de enviar a sus hijos a un lugar m¨¢s seguro, tan lejos como Yuba, la capital, situada al sur del pa¨ªs, o incluso a Uganda, mientras ella intenta ganarse la vida en los campos. ¡°Ser¨¢ mejor que me mude sola. Si consigo algo aqu¨ª en el campo, podr¨ªa ser mejor para ellos mientras est¨¦n en un buen lugar¡±.
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