Hay que seguir debatiendo sobre la descolonizaci¨®n de la cooperaci¨®n
Mantener la decolonialidad en el centro de la discusi¨®n puede ser una herramienta para contrarrestar las ideolog¨ªas supremacistas y racistas en repunte
Hace unas semanas, Gabriel Pons Cort¨¨s publicaba un interesante art¨ªculo sobre la descolonizaci¨®n de la cooperaci¨®n al preguntarse: ¡°?Hasta cu¨¢ndo es bueno seguir debatiendo?¡±. Seg¨²n ¨¦l mismo refiere, no se trata de no hablar de este tema, sino de ser conscientes de que est¨¢ dejando relegados otros aspectos importantes que ata?en directamente al presente y al futuro de la cooperaci¨®n. Creo que es una tesis pertinente, pero tambi¨¦n hay que matizar algunas de las cosas que refleja el art¨ªculo. Porque plantear si se debe seguir o no hablando de descolonizaci¨®n en comparaci¨®n con otros temas es un dilema algo artificioso, puesto que desde mi punto de vista, su supuesta pujanza no ha hecho m¨¢s que comenzar, y as¨ª deber¨ªa seguir.
Cort¨¨s explica, sin embargo, que le preocupa el incremento de art¨ªculos en los ¨²ltimos a?os en Google Scholar sobre este tema. Esto no deber¨ªa ser un motivo de preocupaci¨®n, sino todo lo contrario, puesto que ha sido relegado hist¨®ricamente y, como digo, solo ahora empezamos a saber bien las causas, pero tambi¨¦n las consecuencias que han hecho que el mundo de la cooperaci¨®n se haya visto profundamente afectado por el racismo y el colonialismo (ambos conceptos ¨ªntimamente ligados).
En el terreno m¨¢s concreto de la salud global (y al que volver¨¦ en el art¨ªculo por ser mi ¨¢rea de conocimiento), Tamil Nadu asegura que ¡°ser¨ªa ingenuo ignorar los efectos a largo plazo de las pol¨ªticas coloniales, los estereotipos y las jerarqu¨ªas de las sociedades y pol¨ªticas poscoloniales actuales.¡± Por otro lado, Cort¨¨s parece sorprenderse de que las respuestas que se den a d¨ªa de hoy sean parecidas a la de los a?os noventa (¡°escucha, participaci¨®n, toma local de decisiones, etc¨¦tera¡±), pero eso no habla de la falta de imaginaci¨®n de las nuevas generaciones que hacemos frente a este problema: traduce, sin embargo, la dificultad extrema para implantarlas y los enormes obst¨¢culos que existen para derribar las estructuras de poder que hemos heredado del pasado en el mundo actual.
En dicho sentido, Cort¨¨s zanja de manera demasiado conclusiva uno de esos grandes obst¨¢culos, puesto que, seg¨²n dice, ¡°no hay muchas posibilidades de cambiar la manera de actuar de los donantes, porque ellos tienen el dinero y quieren que se justifique seg¨²n sus condiciones¡±. Entiendo esta postura que muy bien explic¨® en un art¨ªculo previo, pero esta afirmaci¨®n requiere dos matices importantes. Primero: si los donantes del Norte Global tienen el dinero es porque tienen el poder y este asunto de la descolonizaci¨®n es, sobre todo, un problema de qui¨¦n lo ejerce y c¨®mo lo ejerce. Por tanto, la lucha por ese poder, pone el modus operandi de los donantes en entredicho, y as¨ª hay que seguir haci¨¦ndolo. En segundo lugar, ya hemos visto lo que supone la imposici¨®n de ciertas condiciones, cuando estas est¨¢n adaptadas a los intereses de los propios donantes ya que, como apunta Paul Farmer, experto en salud global, ¡°conduce a un despilfarro de recursos, p¨¦rdida de inter¨¦s en la investigaci¨®n local y falta de confianza entre los donantes y los receptores de ayudas¡±. Por consiguiente, el propio ¨¦xito de la cooperaci¨®n en su eficiencia, tambi¨¦n depende estrechamente de tener presente esta situaci¨®n, que no deber¨ªa, por tanto, ser inamovible.
Que los j¨®venes de ahora tengan menos inter¨¦s en la cooperaci¨®n e incluso se opongan a ella, habla de la importancia de traer la decolonialidad a la primera l¨ªnea del debate p¨²blico
Dicho escenario, tambi¨¦n entronca con la falta de ¡°manos blancas¡± en el mundo de la cooperaci¨®n al que alude Cort¨¨s, puesto que, siendo esa disminuci¨®n multifactorial y compleja, la mala praxis de donantes y cooperantes tambi¨¦n es una de las causas por las que ha habido una reducci¨®n de esas manos, pero no espec¨ªficamente, ni de manera m¨¢s importante, por el hecho de hablar de la descolonizaci¨®n. Este tema, por el contrario, es una herramienta para contrarrestar las ideolog¨ªas supremacistas y racistas que vuelven a tener pujanza, y que seguramente puedan tener m¨¢s impacto en la bajada del n¨²mero de cooperantes que la respuesta a ella. Que el descenso ha sido m¨¢s pronunciado con relaci¨®n a la subida de ¡°manos negras¡± para la redacci¨®n y elaboraci¨®n de proyectos puede ser cierto, y sobre todo, me parece muy interesante la conclusi¨®n de que las ONG del Norte se dediquen a la incidencia en vez de a ejecutar proyectos en el Sur; pero para ser efectivos en esa incidencia creo que es crucial mantener la descolonizaci¨®n o decolonialidad en el centro de la discusi¨®n.
Teniendo eso en cuenta, por tanto, no me parece que hablar de este tema tenga un impacto negativo en la propia cooperaci¨®n. Estoy rodeado de gente que trabaja con much¨ªsimo esfuerzo, energ¨ªa y tiempo a la que, al mismo tiempo, le interesa y le importa este asunto. Porque hablar de esto es seguir hablando de los valores que la sustentan, tales como la justicia o la equidad. Que los gobiernos de ciertos pa¨ªses europeos hayan hecho grandes recortes en cooperaci¨®n se traduce en el debilitamiento de esos valores, y no en que se est¨¦ perdiendo el tiempo en temas que no son fundamentales. Una vez m¨¢s, que los j¨®venes de ahora tengan menos inter¨¦s en la cooperaci¨®n, e incluso se opongan a ella, habla de la importancia de traer la decolonialidad a la primera l¨ªnea del debate p¨²blico, no de que suponga un problema relacionado con modas ideol¨®gicas o hist¨®ricas.
De hecho, estoy de acuerdo con Cort¨¨s de que ¡°no se trata de que no haya que hablar de descolonizaci¨®n, ni que la participaci¨®n, la inclusi¨®n, el reparto de poder y el enfoque feminista no se discutan o se ignoren¡±. Pero discrepo en que este tema no sea una prioridad; y tambi¨¦n discuto el hecho de entender a las ONG como ¡°m¨¢quinas de dise?ar proyectos, invertir bien los fondos y justificarlos mejor¡±, puesto que si esto es esencial, tambi¨¦n lo es que detr¨¢s de la m¨¢quina haya una ¨¦tica y una moral. De nuevo, es importante que haya unos valores que no justifiquen cualquier acci¨®n, puesto que lo contrario ser¨ªa una manera de obrar que remite precisamente a otros tiempos, en los que el fin parec¨ªa justificar los medios para alcanzar los supuestos beneficios de unas poblaciones sobre las que operaba, precisamente, toda la maquinaria colonial.
En conclusi¨®n, respondiendo a la pregunta del art¨ªculo de Cort¨¨s y teniendo en cuenta los oportunos argumentos que aporta, creo que hay que seguir debatiendo sobre la descolonizaci¨®n en la cooperaci¨®n, una discusi¨®n que solo ha comenzado y que quiz¨¢ no termine nunca, pero que desde luego, no ser¨¢ la responsable de la ca¨ªda de Bizancio.