La descolonizaci¨®n de la cooperaci¨®n: ?Hasta cu¨¢ndo es bueno seguir debatiendo?
Es el tema de moda en el tercer sector, pero la descolonizaci¨®n ha opacado otros temas que necesitan ser centro de debate entre los cooperantes
Aprovechando el tiempo mientras trabajo en el huerto, me he dedicado a escuchar el podcast Living Decoloniality (Viviendo la decolonialidad) para mejorar mi formaci¨®n en el que parece ser el tema de moda. Es un podcast muy bien hecho e interesante; sin embargo, no he encontrado nada que no se hablase ya en los a?os 90: escucha (salvo que ahora es activa), participaci¨®n (aunque entonces no se dec¨ªa stakeholders), toma local de decisiones, etc.
Llevado por la curiosidad, he buscado en Google Scholar cu¨¢ntos art¨ªculos se han escrito sobre decoloniality desde 2019. Empezaron siendo algo m¨¢s de dos mil, se han a?adido alrededor de 1.500 art¨ªculos anuales hasta llegar a siete mil publicaciones s¨®lo en 2023. Me preocupa esta tendencia.
Creo que hay tres razones importantes por las que como sector de cooperaci¨®n estamos dedicando m¨¢s tiempo del necesario a discutir sobre descolonizaci¨®n, aunque esto no significa que haya que silenciar el tema.
En la primera no me voy a extender, porque ya habl¨¦ de ello en otro art¨ªculo, donde dec¨ªa que no hay muchas posibilidades de cambiar la manera de actuar de los donantes, porque ellos tienen el dinero y quieren que se justifique seg¨²n sus condiciones.
La segunda raz¨®n es que hay un d¨¦ficit de hacer cosas. Soy un boomer de la cooperaci¨®n, que en los a?os 90 trabajaba escuchando a los Quilapay¨²n y a Mercedes Sosa: para hacer esta muralla, tr¨¢iganme todas las manos: los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos.
Hoy las cosas han cambiado y debido al clima reinante los blancos no saben bien qu¨¦ hacer con sus blancas manos. En los ¨²ltimos a?os, he sido testigo de la reducci¨®n de personal en las ONG del Norte a un ritmo m¨¢s r¨¢pido del que las ONG del Sur han sido capaces de asumir para seguir realizando los trabajos que antes se trabajaban entre ambos. Entre los temas m¨¢s afectados por este d¨¦ficit est¨¢n escribir nuevos proyectos y mejorar el control contable. Como consecuencia, colegas del sector me han confirmado que la financiaci¨®n de proyectos ha disminuido. Esto ¨²ltimo en parte porque no se escriben suficientes proyectos, y en parte porque el control de calidad de los que se ejecutan ha bajado, con el consiguiente disgusto de los donantes. Se han retirado las blancas manos demasiado r¨¢pido.
Una soluci¨®n a este problema ser¨ªa que las ONG del Norte se dediquen a la incidencia en vez de ejecutar proyectos en el Sur, pero su legitimidad viene dada tambi¨¦n por las cosas que hacen adem¨¢s de las cosas que dicen. Si hacen cada vez menos, habr¨¢ cada vez menos personal, y se har¨¢n cada vez menos cosas, hasta no hacer nada y desaparecer por irrelevantes. Este no ser¨ªa un mal resultado si ocurriera porque todo el trabajo se ha asumido desde los pa¨ªses del Sur. Pero no es el caso.
El tercer tema es que dedicar mucho tiempo a hablar de un tema le quita tiempo a hablar de otros. Son los que menciono en los p¨¢rrafos anteriores, para empezar, pero tambi¨¦n la erosi¨®n de los fondos para las ONG del Norte, por dos razones.
La primera, porque los gobiernos de los pa¨ªses se han derechizado (ver este art¨ªculo del Centro Global para el Desarrollo). Reino Unido, Alemania, Suecia y Noruega han hecho grandes recortes en sus presupuestos de cooperaci¨®n.
La segunda raz¨®n, porque la base de donantes de las ONG ha disminuido: en Espa?a muestra un envejecimiento constante, con una edad media actual de 59 a?os y el 61% de los socios mayores de 55 a?os. Los j¨®venes ya no est¨¢n motivados para financiar las ONG porque su manera de informarse ha cambiado. Ahora es a trav¨¦s de redes sociales, donde criptobros de gimnasio mandan mensajes insolidarios. J¨®venes m¨¢s de derechas tienen menos inter¨¦s en la cooperaci¨®n (cuando no se oponen radicalmente).
Para las ONG, obtener fondos propios y discrecionales ¡ªque puedan usar con libertad¡ª, es cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Esta financiaci¨®n es la que permite mejorar la participaci¨®n previa al comienzo de los proyectos, porque esto cuesta dinero: hay que planificar el desarrollo del proyecto con tiempo, hacer reuniones con las comunidades, escribir los proyectos despacio. Los donantes no suelen pagar estos gastos.
No se trata de que no haya que hablar de descolonizaci¨®n, ni que la participaci¨®n, la inclusi¨®n, el reparto de poder y el enfoque feminista no se discutan o se ignoren. Pero hay problemas existenciales que deber¨ªan tambi¨¦n tener prioridad. Las ONG, tanto del Norte como del Sur, deber¨ªan ser m¨¢quinas de dise?ar proyectos, invertir bien los fondos y justificarlos mejor, mientras los gobiernos no se hagan cargo de la pobreza.
Las conversaciones sobre descolonizaci¨®n en el sector de la cooperaci¨®n, tanto en el Norte como en el Sur, me recuerdan a la ca¨ªda de Bizancio, donde el tema candente era el sexo de los ¨¢ngeles. Esta desconexi¨®n con la realidad les llev¨® a descuidar un tema m¨¢s importante, la defensa de su territorio contra la invasi¨®n otomana. El imperio bizantino se extingui¨® sin que les diera tiempo a terminar la discusi¨®n.
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