Descolonizar la cooperaci¨®n, ?c¨®mo y hasta d¨®nde?
Cambiar la desigual distribuci¨®n de poder en las ONG requiere que tanto organizaciones como gobiernos se atrevan a ir m¨¢s all¨¢ de lo econ¨®mico y allanen el camino para que las comunidades beneficiarias comiencen a decidir su propio futuro
En el mundo de la cooperaci¨®n para el desarrollo se habla mucho sobre la descolonizaci¨®n. Consiste en que la toma de decisiones y los recursos de la cooperaci¨®n est¨¦n en manos de las personas directamente afectadas por los programas de ayuda y desarrollo, en vez de estar en manos de donantes y ONG internacionales.
He trabajado para ONG durante 25 a?os, hasta hace dos, cuando lo dej¨¦ para dedicarme a la consultor¨ªa. Hace un tiempo me toc¨® preguntar sobre la descolonizaci¨®n a una decena de personas de ONG en pa¨ªses de tres continentes. Los resultados fueron casi un¨¢nimes: lo ideal ser¨ªa que las decisiones se tomaran en las comunidades, con sus organizaciones de base. La realidad que ve¨ªan era que realmente quienes tomaban las decisiones eran los donantes de los pa¨ªses ricos, casi siempre gobiernos y, en segundo lugar, pero lejos, las decisiones las tomaban las ONG internacionales a las que pertenec¨ªan. Las comunidades eran las ¨²ltimas, y ya casi no decid¨ªan nada. Era un fiel retrato de c¨®mo son las cosas, en vez de c¨®mo deber¨ªan ser.
?Pero, ay! En la tribu de los cooperantes somos muy buenos en definir c¨®mo deber¨ªan ser las cosas. Nuestro sector laboral est¨¢ compuesto en gran parte por gente de naturaleza ut¨®pica, lo que es justo y deseable, dado lo ingrato de trabajar por la mejora de un mundo que se resiste a mejorar. Pero esto nos hace caer a veces en el ¡°wishful thinking¡± (los buenos deseos), y lo que nos sobra de buena voluntad nos falta en la precisi¨®n de propuestas.
Dado que el dinero est¨¢ en los pa¨ªses ricos, y los destinatarios est¨¢n en los pobres, cuestionar c¨®mo los donantes ceden poder ¡ªhablo ahora de los gobiernos y multilaterales¡ª no est¨¢ en el centro del debate, salvo en t¨¦rminos abstractos. Los gobiernos no hablan mucho de descolonizar la ayuda. Y hacen todav¨ªa menos.
Hay cosas en las que los gobiernos podr¨ªan ceder poder: en los temas que financian, que son mayoritariamente muy cerrados: uno te financia agroecolog¨ªa, pero no agricultura sostenible, o viceversa. Otro te financia bosques, pero no pesca. Otros no quieren saber nada de hacer incidencia. Ser m¨¢s abierto en los temas ayudar¨ªa a descolonizar.
El dinero y su justificaci¨®n es otra cosa. Es normal que los gobiernos no cedan ese poder, porque tienen la obligaci¨®n de responder a su ciudadan¨ªa por sus impuestos, y esta no ver¨ªa con buenos ojos un hipot¨¦tico mal uso del dinero de la cooperaci¨®n. Como en este tema los gobiernos y organismos multilaterales son candidatos improbables a la descolonizaci¨®n, veamos si las ONG internacionales pueden serlo. ?Pueden delegar su poder y recursos a las organizaciones y comunidades de los pa¨ªses del Sur?
Las ONG internacionales tienen un papel ingrato, pero importante, el de control en el uso de los fondos y la responsabilidad de su reposici¨®n en caso de mal uso. Esta responsabilidad tiene un coste muy alto. Miles de personas en el Norte revisando facturas de los proyectos del Sur
Imaginemos que las organizaciones no gubernamentales del Norte abandonan todo protagonismo y uso del poder, para dejarlo todo a las organizaciones del Sur: es una idea atrayente, porque la aspiraci¨®n ¨²ltima de las ONG del Norte deber¨ªa ser desaparecer, pero hay una raz¨®n que dificulta esta posibilidad. Es que los intermediarios entre los gobiernos que ponen el dinero o los socios que pagan su cuota querr¨¢n igualmente su rendici¨®n de cuentas: el dinero sigue yendo de Norte a Sur.
Las ONG internacionales tienen un papel ingrato, pero importante, el de control en el uso de los fondos y la responsabilidad de su reposici¨®n en caso de mal uso. Esta responsabilidad tiene un coste muy alto. Miles de personas en el Norte revisando facturas de los proyectos del Sur. Hay veces en que los malos manejos se dan y hay que devolver dinero a los gobiernos.
Tanto si el dinero viene de los gobiernos como si viene de las ONG, este mecanismo no cambiar¨¢: las organizaciones del Sur pedir¨¢n dinero para hacer algo, las organizaciones del Norte ¡ªdonde est¨¢ el dinero¡ª lo aprobar¨¢n y pedir¨¢n la justificaci¨®n de los gastos. Esto no va a cambiar, ni puede hacerlo. ?Qu¨¦ se puede hacer, entonces?
Vayamos a por un logro sencillo pero importante: que las comunidades decidan. En estos momentos, los procedimientos burocr¨¢ticos dificultan las consultas porque no hay dinero o no hay tiempo para hacerlas. Los gobiernos podr¨ªan prefinanciar la discusi¨®n de los contenidos de los proyectos futuros con las comunidades para que la consulta sobre sus necesidades sea real y no ficticia, lo que sucede mucho hoy en d¨ªa, porque faltan recursos y tiempo para hacerlo. Los gobiernos podr¨ªan ser mucho m¨¢s flexibles en los plazos de presentaci¨®n de proyectos ¡ªconvocatorias m¨¢s largas, o siempre abiertas¡ª y en los cambios que hay que hacer despu¨¦s de la aprobaci¨®n, porque las circunstancias han cambiado despu¨¦s de un a?o y medio de presentar la oferta. Podr¨ªan ser m¨¢s flexibles en los plazos de ejecuci¨®n, porque ejecutar con prisas en lugares donde confluyen todos los problemas es una receta para gastar mal.
?Podr¨ªa ocurrir que un dinero gestionado sin condiciones por las organizaciones del Sur vaya hacia la gente con m¨¢s poder en la comunidad, en vez de la m¨¢s desfavorecida?
Las ONG internacionales podr¨ªan contratar m¨¢s personal t¨¦cnico en los pa¨ªses del Sur, cuando lo haya disponible, y hacer viajar menos a los asesores del Norte. Tambi¨¦n podr¨ªan compartir m¨¢s gastos administrativos con las organizaciones del Sur, para que estas puedan crecer.
Pero lo que la descolonizaci¨®n no puede ser es solo entregar dinero ¡ªque es la representaci¨®n real del poder, y de lo que realmente se habla¡ª reduciendo las condiciones de su justificaci¨®n. Haga la audiencia este ejercicio de imaginaci¨®n: ?podr¨ªa ocurrir que un dinero gestionado sin condiciones por las organizaciones del Sur vaya hacia la gente con m¨¢s poder en la comunidad, en vez de la m¨¢s desfavorecida? Esto ocurre incluso con la repartici¨®n actual del poder y los controles existentes. La gesti¨®n del dinero p¨²blico en los pa¨ªses del Sur est¨¢ lejos de ser satisfactoria.
La cooperaci¨®n para el desarrollo es como la pol¨ªtica, el arte de lo posible. Y para saber lo que es posible, hay que conocer con detalle los mecanismos con los que funciona la ayuda: subvenciones, auditor¨ªas, evaluaciones e informes de actividades. No se puede funcionar sin estos procedimientos, solo se pueden mejorar para que la distribuci¨®n del poder mejore.
Si hay propuestas alternativas a este sistema, tienen que venir con el mismo nivel de detalle sobre los mecanismos de control con los que contar¨ªa. Pero ya se sabe que los mecanismos de control, en realidad, no son m¨¢s que otra forma de ejercer poder. Aunque tambi¨¦n se sabe que si los eliminas, el fracaso est¨¢ garantizado.
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