Me cito con mis amigos en el¡ supermercado
El modelo de establecimientos cooperativos, que apuesta por productos locales y sostenibles a precio justo, pone el acento en la creaci¨®n de relaciones sociales para captar nuevos socios
Par¨ªs se convirti¨® en pionera cuando en el 2016 vio nacer La Louve, el primer supermercado cooperativo de Francia y de toda Europa. La idea ha calado, y bien hondo, porque estos establecimientos son ya una realidad cotidiana para los ciudadanos franceses y espa?oles que viven en grandes ciudades. Solo seis a?os despu¨¦s de su nacimiento han surgido m¨¢s de 30 locales similares en el pa¨ªs galo. Y en Espa?a, que le va a la zaga, han abierto sus puertas ya una veintena.
La raz¨®n del ¨¦xito de este nuevo modelo tiene su reverso: se debe tambi¨¦n en parte al declive de las grandes superficies. Arte emiti¨® el a?o pasado un documental titulado Hipermercados: la ca¨ªda del imperio donde retrata la crisis de este modelo provocada en parte por la deshumanizaci¨®n de la experiencia de compra, por invitar al h¨ªper consumo y por optar siempre por ¡°lo m¨¢s barato posible¡±, lo que se traduce en maltratar sistem¨¢ticamente a los proveedores. Por ejemplo, la cadena Leclerc anunci¨® en enero que vender¨ªan su barra de pan a 29 c¨¦ntimos al menos durante cuatro meses. Esta medida encaminada a aumentar el poder adquisitivo de los franceses gener¨®, sin embargo, la cr¨ªtica del gremio de los panaderos por competencia desleal pero tambi¨¦n el desacuerdo de una gran parte de la opini¨®n p¨²blica francesa. ?Es necesario reventar los precios hasta este extremo?
En este contexto tan competitivo surge un nuevo sistema, el cooperativista, que apuesta por los productos locales, artesanales, de temporada y que permiten que el consumidor sea a la vez actor de su consumo. El cooperativista, por ser due?o junto con otros del establecimiento, decide con su voto qu¨¦ se vende y a cu¨¢nto, con la vista puesta en que ni el productor ni el consumidor se sientan estafados. Que cada uno sea a la vez trabajador unas horas al mes permite reducir los costes, contratar poco personal y as¨ª ofrecer alimentos de calidad a precios razonables. As¨ª que las palabras clave detr¨¢s del invento son: salud para las personas y para el planeta, justicia econ¨®mica, cooperativismo y precio razonable.
El cooperativista, por ser due?o junto con otros del establecimiento, decide con su voto qu¨¦ productos se venden y a qu¨¦ precio
En Francia las diferentes iniciativas no se han asociado a¨²n bajo un paraguas com¨²n, sino que funcionan de manera aislada, cada uno en su peque?o mundo local. En mi ciudad, Chamb¨¦ry, el establecimiento cooperativo est¨¢ en contacto solo con otros de localidades vecinas, como Alpar en Annecy o L¡¯¨¦l¨¦fan en Grenoble. En Espa?a, a pesar de haberse implantado la idea m¨¢s tarde, ya est¨¢n asociados para defender sus intereses en la Red Estatal de Supermercados Cooperativos.
Esta semana he visitado Ekosystm, la superficie cooperativa de mi ciudad, para descubrir otra declinaci¨®n posible del mismo concepto. Leo en p¨¢gina principal de su web que, nacido en el 2017, Ekosystm ¡°cambia profundamente el papel de estos locales: se convierte en lugar de vida, de intercambios y de desarrollo personal¡±. Mi amiga Dominique Desandr¨¦ es socia desde hace a?os. A ella no le pesa tener que dar tres horas de trabajo al mes. Al contrario, le encanta ir para compartir con otros charlas informales mientras reponen la mercanc¨ªa, asistir a reuniones de trabajo donde decidir con qu¨¦ productores negociar y hacer acto de presencia en eventos de promoci¨®n aprovechando los mercados y las ferias locales.
Hace a?os, Desandr¨¦ trabaj¨® como cajera en un hipermercado, ¨¦poca nada feliz, puesto que la experiencia diurna le provocaba a menudo pesadillas. Hoy en d¨ªa, ya jubilada, pasa horas en el mismo puesto de este local alternativo y disfruta de lo lindo porque no tiene la presi¨®n de la productividad a cualquier precio ni debe soportar el mal trato que recib¨ªa a veces por parte de sus antiguos clientes. En Ekosystm todos son a la vez clientes, trabajadores, socios, colegas y, a veces, incluso amigos.
Sylvie Bouvier-Garzon es otra socia de Ekosystm y a la vez una de las dos trabajadoras asalariadas. Reconoce que hace a?os estuvo tentada de abandonar el proyecto a pesar de creer en la importancia de ofrecer una alternativa a los grandes grupos de la agroalimentaci¨®n. Se plante¨® en su d¨ªa tirar la toalla porque no se entend¨ªa con otros socios. Las relaciones humanas mejoraron y eso supuso querer mantener el lazo. Me cuenta Bouvier-Garzon que algunos de los miembros son jubilados que vienen para comprar, claro est¨¢, pero sobre todo para relacionarse con otras personas.
Claude Badin, que forma parte del comit¨¦ de gobierno, cuenta que ¨¦l ha visto, por ser de la generaci¨®n del 68, c¨®mo Francia ha pasado de ser un pa¨ªs de paz y amor a otro donde predomina el individualismo, lo que ha alejado a las personas las unas de las otras. Hoy en d¨ªa, a juicio de Badin, las nuevas hornadas quieren recuperar las relaciones perdidas y buscan espacios donde tejerlas, como los caf¨¦s asociativos y los locales cooperativos.
Solidaridad es otra palabra clave del proyecto. No todos los socios pagan lo mismo por convertirse en miembros. La cuota var¨ªa seg¨²n sus ingresos. El establecimiento tiene por objetivo ofrecer productos de calidad, pero conserva tambi¨¦n una l¨ªnea ¡°convencional¡± m¨¢s asequible, ideada para los presupuestos m¨¢s ajustados. En los a?os de bonanza, la cooperativa donaba ese dinero extra a una asociaci¨®n local, Popex, que tiene por objetivo promover los huertos en azoteas urbanas de la regi¨®n de Chamb¨¦ry. Desde la pandemia alcanzan a cuadrar las cuentas y no mucho m¨¢s.
A d¨ªa de hoy, Ekosystm re¨²ne a unos 500 socios cooperativistas. Esperan en el futuro pr¨®ximo atraer a m¨¢s miembros, personas interesadas por el consumo responsable, pero sobre todo, gente que quiera crear comunidad alrededor del proyecto para asegurar su futuro. Al fin y al cabo, ?para qu¨¦ sirve un s¨²per? Hasta hace poco para llenar el carrito de la compra y poco m¨¢s. Hoy en d¨ªa algunos piensan a lo grande. Y para estos so?adores es sin¨®nimo de hacer justicia, de ser solidario, de cambiar el mundo, de comer mejor y a precio razonable. Es un lugar donde cada cual encuentra su sitio y donde, incluso, se pueden trabar amistades.