As¨ª es como la cocina casera ¡®resetear¨¢' el sistema alimentario para hacerlo m¨¢s sostenible
La humanidad nunca ha tenido tanta informaci¨®n y opciones para comer pero, parad¨®jicamente, nuestra dieta es cada vez menos diversa
La gran cantidad de contenido disponible y atenci¨®n medi¨¢tica a la alimentaci¨®n y la nutrici¨®n, en diversos formatos y plataformas, parece mostrar que la gastronom¨ªa y la cocina est¨¢n viviendo una ¨¦poca dorada. La humanidad nunca ha tenido tanta informaci¨®n y opciones para comer, pero, parad¨®jicamente, nuestra dieta es cada vez menos diversa, ya sea por h¨¢bitos sociales adquiridos o por la propia din¨¢mica de la cadena de valor alimentaria.
El sector de la alimentaci¨®n es uno de los m¨¢s relevantes de la econom¨ªa mundial. En 2021 gener¨® un beneficio de 8.27 billones de d¨®lares, y se prev¨¦ que siga creciendo, consiguiendo una tasa de crecimiento anual compuesto del 6,72% hasta el 2027, cuando los beneficios llegar¨¢n a 11.1 billones de d¨®lares, seg¨²n Statista Market Forecast. No obstante, a pesar del inmenso valor de esta industria, vivimos en un mundo en el que la seguridad alimentaria est¨¢ amenazada.
En el mundo hay alimentos m¨¢s que suficientes para alimentar a toda la poblaci¨®n mundial, unos 7.800 millones de habitantes, pero m¨¢s de 820 millones de personas pasan hambre
M¨¢s all¨¢ del hambre cronificada en pa¨ªses pobres, estamos ante una creciente dificultad para comprar productos frescos, variados, producidos cerca de donde vivimos, debido a su escasez o por su coste. Sorprende saber que, seg¨²n Naciones Unidas, en el mundo hay alimentos m¨¢s que suficientes para nutrir a toda la poblaci¨®n mundial, unos 7.800 millones de habitantes, pero m¨¢s de 820 millones de personas pasan hambre. De hecho, como apunta la FAO, desperdiciamos m¨¢s de un tercio de los que se producen en todo el planeta y, la mayor¨ªa de este desperdicio (un 67%), proviene de nuestros hogares.
Somos testigos de estas dificultades cada d¨ªa en las noticias: estamos expuestos a tensiones, cambios y disrupciones en la cadena de suministro de diverso origen y tipolog¨ªa. Y esta cadena de suministro depende de una log¨ªstica compleja que mueve alimentos desde grandes distancias y que presiona modelos de producci¨®n locales, que ven amenazado cada d¨ªa su modo de vida y el futuro de los pueblos que les vieron crecer. La noci¨®n b¨¢sica de nutrirse observando la proximidad, los ciclos naturales y la temporada se ha vuelto menos com¨²n por una raz¨®n fundamental: porque cada vez m¨¢s gente est¨¢ abandonando las recetas caseras y consumiendo productos procesados, ya sea por comodidad o porque son m¨¢s asequibles que las alternativas frescas.
?Por qu¨¦ cocinamos? Contar con las herramientas y habilidades b¨¢sicas para ello es la clave para que recuperemos no solo el control de lo que comemos, sino tambi¨¦n de su origen. Cocinando en casa, contribuimos a enfrentar los desaf¨ªos presentes y futuros de la producci¨®n de alimentos, que no solo sufre los embates del cambio clim¨¢tico, sino que tambi¨¦n es parte del problema.
Cada vez m¨¢s gente est¨¢ abandonando la cocina casera y consumiendo alimentos procesados, ya sea por comodidad o porque son m¨¢s asequibles que las alternativas frescas
Como apunta la ONU, la agricultura es el mayor empleador del mundo y el medio de vida del 40% de la poblaci¨®n rural del planeta, pero el 30% de nuestro consumo energ¨¦tico y el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la cadena de suministro alimentaria. Adem¨¢s, en poco m¨¢s de un siglo, hemos perdido en torno al 75% de la diversidad de cultivos.
?Y qu¨¦ podemos hacer cada uno de nosotros para construir un sistema alimentario m¨¢s sostenible? Elegir cocinar. Devolver a la cocina el lugar central que corresponde en nuestros h¨¢bitos cotidianos y transmitir ese entusiasmo a quienes nos rodean es el primer paso para resetear dicho sistema, desde la producci¨®n a la distribuci¨®n, desde la compra al aprovechamiento. Cuando cocinamos, dejamos de ser meros consumidores y asumimos un papel activo y consciente, de creadores. Desde ah¨ª podemos transformar esta cadena de valor alimentaria, que no garantiza un futuro en el que todos tengamos acceso a productos frescos, de calidad y a costes razonables.
Este ¨ªmpetu creador empieza a reflejarse en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Seg¨²n World Cooking Index, el estudio que Cookpad lleva a cabo con Gallup sobre h¨¢bitos de cocina mundial, la pandemia no ha alterado la frecuencia con la que preparamos y tomamos gastronom¨ªa casera en el mundo. En Espa?a esta frecuencia se sit¨²a por encima de la media (7,8 comidas y cenas preparadas en casa frente al 6,7 mundial) y cada vez m¨¢s j¨®venes cocinan a diario en sus casas, especialmente por la noche. Y cuanto m¨¢s guisamos, menos derrochamos. En 2020 hemos reducido un 8,6% el desperdicio de comida, como recoge el reciente Informe de Consumo Alimentario en Espa?a en 2021 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n.
Tambi¨¦n las empresas est¨¢n modificando operaciones, pr¨¢cticas y productos para responder a las exigencias de estos creadores informados y activos. Como predice la consultor¨ªa Ernst & Young en su informe Future Consumer Index, el 56% de los encuestados tendr¨¢ m¨¢s en cuenta el impacto medioambiental de sus compras y el 52%, su impacto social. Esta tendencia apela directamente a las empresas en todos los sectores, y en particular a la producci¨®n y a la distribuci¨®n. Este efecto mariposa empieza en la cocina, en los recetarios de nuestras abuelas, en las tradiciones culinarias familiares, en generaciones de sabidur¨ªa gastron¨®mica colectiva y en su innegable influencia como herramienta de cambio.
Cocinar es un acto de amor, y tambi¨¦n de responsabilidad con nosotros mismos. Quienes lo hacen en casa reflejan el poder de los fogones como una forma de activismo. Se rebelan contra la afirmaci¨®n de que no hay tiempo, y de que ese tiempo debemos invertirlo en otra cosa que no sea nuestro bienestar y, por ende, el de nuestro planeta. Porque invertir tiempo en preparar nuestra comida nos invita a reflexionar sobre lo elemental y lo importante: cada vez que elegimos cocinar estamos aportando nuestro granito de arena para construir un mundo mejor, m¨¢s justo y feliz.
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