Por qu¨¦ el aborto debe ser tratado como un servicio sanitario esencial en emergencias humanitarias
Cada a?o, 25 millones de mujeres usan m¨¦todos no seguros para interrumpir voluntariamente su embarazo, y 22.800 mueren por ello. Para evitarlo es b¨¢sica la atenci¨®n m¨¦dica inicial y sistem¨¢tica en contextos dif¨ªciles. Lo cuenta la autora, matrona de M¨¦dicos Sin Fronteras
Seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, cada a?o se producen siete millones de hospitalizaciones debido a complicaciones relacionadas con m¨¦todos de aborto no seguro. Por ello, el acceso a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en contextos humanitarios, deber¨ªa ser considerado como una cuesti¨®n de salud p¨²blica, aunque lamentablemente no sea as¨ª como suela interpretarse. M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) conoce de primera mano las consecuencias del aborto no seguro. Yo, personalmente, conozco numerosos casos de mujeres que han muerto al intentar usar palos, alfileres o perchas para interrumpir el embarazo. Otras ingieren jab¨®n o detergente para la ropa, y algunas se envenenan con hierbas o con medicamentos que no est¨¢n indicados para este fin.
Solemos trabajar en contextos donde es muy habitual recibir en consulta m¨¦dica a mujeres que han intentado abortar, aunque tambi¨¦n acuden a los servicios de urgencias. Este hecho tiene un enorme impacto sobre nuestro personal. Al margen de los motivos que una persona pueda tener para interrumpir el embarazo, las consecuencias m¨¦dicas de un aborto no seguro son siempre las mismas.
En MSF hemos puesto muchos esfuerzos en formar a nuestros trabajadores para que entiendan que la atenci¨®n m¨¦dica para evitar abortos inseguros se basa en la ¨¦tica m¨¦dica y en las necesidades de las pacientes. Empezamos a tratar el asunto de la atenci¨®n para un aborto seguro de forma m¨¢s sistem¨¢tica en 2015. En 2016, cuando hicimos un estudio interno, entrevistamos a las matronas de MSF y nos dimos cuenta de que para la mayor¨ªa de ellas la atenci¨®n m¨¦dica para un aborto seguro ya era parte de su d¨ªa a d¨ªa, aunque esta pr¨¢ctica no estuviese formalizada de manera oficial en los protocolos m¨¦dicos. Siempre ha habido solicitudes de aborto en nuestros proyectos y nuestro personal siempre trat¨® de ayudar a esas mujeres que nos ped¨ªan ayuda cada vez que pod¨ªan, pero fue a partir de ah¨ª que decidimos empezar a prestar este servicio de una manera m¨¢s intencional.
Despu¨¦s de formalizar el protocolo y la pol¨ªtica m¨¦dica en 2015, decidimos introducir un taller de reflexi¨®n de un d¨ªa sobre el aborto entre las formaciones que reciben nuestros trabajadores. El curso se llama Exploring Values and Attitudes (EVA), que en espa?ol se traduce como ¡°explorar valores y actitudes¡±. Es muy breve, pero tiene un enorme impacto sobre la toma de conciencia de las personas con respecto a sus propios valores, su perspectiva sobre el aborto y las consecuencias que sus actitudes tienen en el acceso a la atenci¨®n m¨¦dica de nuestras pacientes.
Tanto a nivel personal como de organizaci¨®n, no deber¨ªamos levantar una barrera m¨¢s en medio de los obst¨¢culos a los que ya se enfrentan las mujeres cuando intentan interrumpir un embarazo
En el taller tambi¨¦n exploramos los valores de MSF como organizaci¨®n, y de qu¨¦ manera los valores personales pueden entrar en conflicto con los institucionales. Hemos observado que hay muchos malentendidos: por ejemplo, hay gente que piensa que se trata de una actividad peligrosa que puede tener consecuencias negativas para la seguridad de la misi¨®n, el personal y las pacientes. Pero, en realidad, brindar este tipo de atenci¨®n puede tener un impacto muy positivo, especialmente cuando la comunidad se involucra y participa en los debates.
De hecho, las personas cambian de postura dr¨¢sticamente, aunque no necesariamente desde un punto de vista individual sobre ellas mismas o lo que piensan sobre este tema, porque ese puede llegar a ser un camino largo, pero s¨ª se dan cuenta del importante papel que desempe?amos todas las personas que formamos parte de MSF y comprenden que, tanto a nivel personal como de organizaci¨®n, no deber¨ªamos levantar una barrera m¨¢s en medio de los obst¨¢culos a los que ya se enfrentan las mujeres cuando intentan buscar este tipo de atenci¨®n.
Recuerdo el taller que organizamos en N¨ªger, en la frontera con Nigeria, y me sigue conmoviendo. Se trataba de un contexto muy hostil y delicado, un lugar donde operan una serie de grupos armados que aterrorizan a la poblaci¨®n, lo que inevitablemente hac¨ªa que nuestro personal tuviera miedo de prestar atenci¨®n a mujeres en situaci¨®n de aborto. Al d¨ªa siguiente, los miembros del personal pusieron en mi bolso peque?as notas de agradecimiento y de reconocimiento por haber ido a impartir el taller.
Fue una experiencia muy conmovedora: en un solo d¨ªa fuimos testigos de lo mucho que se puede influir en la toma de conciencia de las personas. La gente se da cuenta de que el aborto es un problema que nos rodea, que afecta a nuestras familias y a nuestras comunidades. Y despu¨¦s del taller, todos llegan a la misma conclusi¨®n: ¡°No nos convirtamos en un obst¨¢culo a la atenci¨®n y creemos espacios para el di¨¢logo¡±. Es una vivencia personal transformadora y muy emotiva.
Algunas personas nos cuentan que en la escuela no les ense?aron nada sobre este tema. Lo ¨²nico que les dijeron es que est¨¢ prohibido. Nuestra forma de abordar la cuesti¨®n del aborto durante el taller es, para muchos, un soplo de aire fresco.
En el turbulento contexto de la guerra, los desastres naturales o las epidemias son varias las acciones que se vienen realizando para informar a las pacientes de que el aborto es una opci¨®n posible. En primer lugar, conversamos a menudo con la comunidad sobre nuestras actividades; lo que solemos llamar actividades de promoci¨®n de la salud. Lo que hacemos es involucrarnos de lleno con la comunidad y hablar con la gente sobre sus problemas de salud y principales preocupaciones, y sobre los servicios que podemos brindarles.
Luego, hacemos un an¨¢lisis de los riesgos de mortalidad en la comunidad y eso nos lleva a abordar f¨¢cilmente el tema del aborto no seguro, porque es una problem¨¢tica presente en todas las sociedades. La salud sexual y reproductiva est¨¢ muy integrada en la atenci¨®n de MSF, as¨ª que explicamos que el aborto seguro es un servicio que ofrecemos.
Pero, en todo caso, en cuanto respondemos a una solicitud de aborto con una atenci¨®n segura y confidencial, y esa persona tiene una experiencia positiva, la informaci¨®n se transmite de boca en boca.
Para asegurarnos de que la mujer que decide llevar a cabo un aborto no corre ning¨²n riesgo, la cuesti¨®n de la confidencialidad es crucial. Esta es una de las razones por las que las mujeres se muestran muy interesadas en la posibilidad del aborto autogestionado en su propia casa cuando les decimos que esta es una de las opciones que tienen. Las pacientes nos dicen que les resulta m¨¢s f¨¢cil encontrar el momento y el lugar adecuados, as¨ª como a la persona que pueda darles apoyo si pueden autogestionar la interrupci¨®n del embarazo en casa. Hay que tener en cuenta que, a veces, el entorno hospitalario no les resulta muy acogedor.
Hay que deconstruir esa narrativa que asegura que la atenci¨®n psicol¨®gica es un componente esencial de la atenci¨®n para un aborto seguro. Mi experiencia me demuestra que no es en absoluto necesaria; no coincide en lo m¨¢s m¨ªnimo con aquello que las mujeres dicen, piden o necesitan. Creo que la idea de una atenci¨®n en salud mental obligatoria tranquiliza mucho m¨¢s a los proveedores de salud que a las pacientes.
Si queremos reducir la mortalidad materna, debemos responder sin falta a las peticiones de las mujeres que desean abortar
Seg¨²n nuestra experiencia m¨¢s reciente, las mujeres que generalmente vienen a nuestras consultas, y que esperan durante todo el d¨ªa con 40 grados bajo el sol, saben muy bien lo que quieren, as¨ª que en realidad no est¨¢n condicionadas por la ambig¨¹edad o las dudas. En general, llegan a nuestra organizaci¨®n tras una larga y dif¨ªcil b¨²squeda de atenci¨®n m¨¦dica. Por eso, si las escuchamos y les proporcionamos los cuidados que solicitan, no piden ning¨²n tipo de apoyo psicol¨®gico.
El alivio es la emoci¨®n m¨¢s frecuente entre las personas que finalmente deciden interrumpir de forma voluntaria el embarazo. Ante todo, en MSF respondemos a los avances de la ciencia, a las recomendaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y a los protocolos que se han establecido despu¨¦s de haber llevado a cabo muchos estudios sobre esta cuesti¨®n.
Es interesante se?alar que, cuando participamos en reuniones de especialistas, las discusiones se basan en hechos, resultados, avances¡ Y, por lo tanto, evitamos por completo la politizaci¨®n del tema. En este momento tenemos un protocolo de medicamentos que es extremadamente eficaz y sencillo, ya sea de ocho semanas, 10, 12 o incluso 22. Dependiendo de cada caso, tambi¨¦n puede ser posterior.
Por tanto, nuestro foco est¨¢ sobre todo puesto en c¨®mo mejorar la autogesti¨®n del aborto que en saber exactamente de cu¨¢ntas semanas est¨¢ embarazada una mujer. Es cierto que cuanto m¨¢s avanzado est¨¢ el embarazo, mayores suelen ser los riesgos, pero si queremos reducir la mortalidad materna, debemos responder sin falta a las peticiones de las mujeres que desean interrumpir un embarazo y proporcionarles la informaci¨®n que necesitan para hacerlo de una manera segura.
Aborto autogestionado, la apuesta de MSF
Para aumentar el acceso a la atención del aborto seguro, en 2017 MSF simplificó sus protocolos para un aborto con píldoras y eliminó las pruebas médicas de rutina, como ecografías y análisis de sangre. En los proyectos de MSF, la atención del aborto seguro ahora es esencialmente una conversación entre dos personas durante la cual se comparte información precisa y se proporcionan píldoras para que la persona se las lleve a casa. Desde que comenzaron con este nuevo modelo de atención, ha aumentado la cantidad de personas que pueden atender: de 781 en 2016 a más de 30.000 en 2020.
Muchas personas prefieren el aborto autogestionado por una variedad de razones, que incluyen una mayor privacidad y confidencialidad, más autonomía y control sobre el proceso y un acceso más fácil, especialmente si viven lejos de un centro que ofrece abortos. Todo lo que se necesita para un aborto seguro con pastillas son tres elementos: información precisa, medicamentos de calidad y respeto y confianza mutuos.
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