Necesitamos hacer m¨¢s para evitar que las mujeres mueran de abortos no seguros
MSF alerta de que al menos 22.000 mujeres y ni?as fallecen cada a?o a causa de interrupciones del embarazo clandestinas, una de las cinco principales causas de mortalidad materna
Era septiembre de 2011 y estaba en mi primera misi¨®n con M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF). No estaba preparada para encontrar lo que vi cuando entr¨¦ en una concurrida maternidad de ?frica occidental: mujeres que llegaban al borde de la muerte, con complicaciones como sangrados severos y algunas en estado de shock s¨¦ptico. En el quir¨®fano, al examinar a muchas de ellas, encontr¨¦ marcas de traumas en el cuello uterino causadas por objetos, como palos, que se hab¨ªan insertado para interrumpir sus embarazos. Eran ejemplos de abortos no seguros que hab¨ªan causado lesiones horribles.
En ese momento fui consciente de la absoluta desesperaci¨®n que deb¨ªa haber empujado a estas mujeres a recurrir a eso y de lo limitadas que deb¨ªan haber sido sus opciones. Estaban dispuestas a optar por cualquier medio para interrumpir su embarazo, incluso sabiendo el enorme riesgo que supon¨ªa para su vida.
Algunas de ellas necesitaron antibi¨®ticos o una inyecci¨®n antitet¨¢nica para tratar o prevenir la infecci¨®n. Otras requirieron una transfusi¨®n de sangre para una hemorragia que era potencialmente mortal. Tambi¨¦n hubo quienes precisaron una cirug¨ªa mayor para reparar las perforaciones en la vejiga, el intestino o el abdomen; o para extirpar el tejido infectado causado por una peritonitis o un absceso abdominal. Incluso si estas complicaciones iniciales eran tratadas con ¨¦xito, sab¨ªa perfectamente que estas mujeres corr¨ªan el riesgo de sufrir secuelas a largo plazo, como dolor cr¨®nico, anemia e infertilidad. Era posible que algunas de ellas nunca pudieran tener hijos.
Si una mujer recurre al uso de un palo o de un objeto punzante para abortar, debe sentir que no le queda otra opci¨®n
Cuando estas mujeres salieron del hospital, las consecuencias no terminaron ah¨ª. El aborto no seguro y el embarazo no deseado pueden provocar verg¨¹enza y un estigma que conlleva ser excluida de la comunidad y tener m¨¢s dificultades para casarse o para completar su educaci¨®n, entre otras. Todo esto puede derivar en problemas de salud mental.
El encuentro con este tipo de emergencia m¨¦dica fue impactante. Pero no deber¨ªa haberme sorprendido; ahora s¨¦ que el aborto no seguro constituye un grave problema de salud p¨²blica en todo el mundo. Al menos 22.000 mujeres y ni?as mueren cada a?o a causa de un aborto no seguro, lo que lo convierte en una de las cinco principales causas directas de mortalidad materna. Adem¨¢s, se estima que siete millones de mujeres y ni?as sufren secuelas a largo plazo, incluidos efectos secundarios graves y discapacidad de por vida.
Lamentablemente, es probable que estas cifras sean mucho m¨¢s elevadas. Muchos abortos no seguros, al igual que los embarazos, no se notifican, ni por las propias mujeres, sus familias o por quienes llevaron a cabo la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. M¨¦dicos Sin Fronteras es testigo cada d¨ªa de las consecuencias de esta pr¨¢ctica. En algunos de nuestros hospitales, es la causa de hasta el 30% de las urgencias obst¨¦tricas. Sin embargo, este devastador coste para la salud y la vida de las mujeres y las ni?as es completamente prevenible.
La atenci¨®n para el aborto seguro es reconocida como una necesidad m¨¦dica dentro del paquete de salud sexual y reproductiva, considerado en todo el mundo beneficioso para prevenir la mortalidad en las mujeres. La interrupci¨®n del embarazo es un procedimiento seguro y eficaz que puede lograrse mediante cirug¨ªa menor o pastillas, estas ¨²ltimas suministradas en un r¨¦gimen de dos etapas y cinco p¨ªldoras. El aborto farmacol¨®gico se usa cada vez m¨¢s en los proyectos de MSF y forma parte de nuestra atenci¨®n ambulatoria.
Cada aborto seguro proporcionado es un aborto no seguro evitado.
Sin embargo, las limitaciones para llevar a cabo una atenci¨®n a los abortos no seguros van m¨¢s all¨¢ de la verg¨¹enza y el estigma que esto puede suponer en muchos contextos sociales, especialmente en aquellos en las que trabaja MSF. Estos obst¨¢culos abarcan restricciones legales, factores econ¨®micos y sociales y trabas administrativas. Los responsables institucionales y los profesionales sanitarios pueden carecer de conocimientos o tener miedo a las repercusiones o tener sus objeciones por razones personales. Incluso en los lugares donde el aborto est¨¦ restringido, habr¨¢ mujeres que, por muchas razones y a pesar de los riesgos, querr¨¢n interrumpir su embarazo y recurrir¨¢n a cualquier medio disponible para hacerlo. Cualquiera que sea la raz¨®n para querer abortar, si una mujer est¨¢ dispuesta a recurrir a un palo o un objeto punzante para terminar su embarazo, debe sentir que no tiene otra opci¨®n.
Debemos seguir presionando para que se avance en la atenci¨®n del aborto seguro en todo el mundo
Desde 1990, el punto de referencia para los Objetivos de Desarrollo del Milenio, hemos visto reducciones en la mortalidad materna en muchos pa¨ªses, incluso en aquellos en los que trabajamos, pero hemos visto escasos avances en las muertes por abortos no seguros. Esto resulta del todo inaceptable.
Incluso en MSF no hemos observado el progreso que quer¨ªamos. Si bien la atenci¨®n adecuada del aborto ha sido parte de nuestra pol¨ªtica desde 2004, entre 2007 y 2016 observamos un cambio m¨ªnimo en el alcance de la prestaci¨®n en esta materia. Sin embargo, en los ¨²ltimos tres a?os, con un enfoque renovado en el tema, estamos comenzando a asistir a un cambio real.
Tengo la esperanza de que el pr¨®ximo joven obstetra que realice una misi¨®n no tenga que hacer frente a la tragedia de complicaciones postaborto a la que yo me enfrent¨¦. Debemos seguir presionando para que se avance m¨¢s en la atenci¨®n del aborto seguro en todo el mundo: las vidas de las mujeres y las ni?as dependen de ello.
Claire Fotheringham es asesora m¨¦dica de obstetricia y ginecolog¨ªa de M¨¦dicos Sin Fronteras.
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