Diana Mart¨ªnez y la violencia sin fin en Colombia
Esta defensora de derechos humanos colombiana est¨¢ acogida en Espa?a en el mismo programa de protecci¨®n en el que particip¨® su madre, Doris Rivera, hace una d¨¦cada. Nada parece haber cambiado en un pa¨ªs donde ya van 50 defensores asesinados este a?o
Mientras prepara unos huevos pericos y apenas sin haber dormido, Diana Mart¨ªnez revisa el tel¨¦fono que ha estado vibrando toda la noche. Escucha una y otra vez los audios de sus compa?eros de organizaci¨®n, que le confirman el asesinato de otro l¨ªder social en Colombia. Jos¨¦ Pascual Quevedo Vel¨¢squez es el n¨²mero 50 en la lista de personas defensoras de los derechos humanos asesinadas en lo que va de 2022. Y ya van m¨¢s de 50. Quevedo era compa?ero de lucha en la misma regi¨®n que ella. No hubo despedidas, ni podr¨¢ acompa?ar a la familia en el duelo. Hace cuatro meses que la defensora est¨¢ en Barcelona acogida por un programa de protecci¨®n temporal.
Mart¨ªnez es lideresa y comunicadora social para medios alternativos rurales en el departamento del Meta, Colombia. Aunque comenz¨® su labor como defensora desde hace m¨¢s de ocho a?os, el liderazgo la ha acompa?ado durante toda su vida y es algo que lleva en la sangre. Su madre, Doris Rivera, tambi¨¦n es una reconocida lideresa de la regi¨®n. Los primeros recuerdos que tiene de ni?a son los de su familia apoyando el trabajo comunitario, pero tambi¨¦n de las amenazas y los desplazamientos forzados.
Nos lleg¨® un panfleto a casa que dec¨ªa que nos iban a violar a todas, que no iban a dejar semilla vivaDiana Mart¨ªnez
¡°A ra¨ªz del trabajo de mi mam¨¢ hemos sufrido amenazas, desplazamientos y estigmatizaciones por parte de m¨²ltiples actores armados. A uno de mis hermanos le hicieron un atentado, a otro lo detuvieron de manera ilegal, a m¨ª me han amenazado en varias ocasiones. Incluso nos lleg¨® un panfleto a casa que dec¨ªa que nos iban a violar a todas, que no iban a dejar semilla viva. Son muchas las vulneraciones de nuestros derechos que hemos soportado en la familia, pero no por culpa de mi mam¨¢, sino por la responsabilidad de un Estado¡±.
Ella misma se define como una mujer luchadora en el pa¨ªs m¨¢s peligroso para defender los derechos humanos, donde las amenazas causan que defensoras como ella tengan que abandonarlo de manera temporal, ya sea para denunciar lo que ocurre o para salir de las din¨¢micas de presi¨®n. Actualmente, Mart¨ªnez se encuentra acogida en el Programa Catal¨¢n de Protecci¨®n a Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, del que tambi¨¦n form¨® parte su madre hace m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Estuve en el Programa del 2010 al 2011. De hecho, fui una de las que estren¨® este programa¡±, afirma Rivera v¨ªa telef¨®nica. ¡°Salir una temporada del pa¨ªs y alejarme de las amenazas supuso un descanso para aterrizar bien mis ideas. Aquella ¨¦poca del conflicto armado fue muy dura, en pleno apogeo de los falsos positivos [ejecuciones, por parte del Ej¨¦rcito, de personas civiles a las que hac¨ªan pasar por guerrilleras ca¨ªdas en combate]¡±.
As¨ª, la lideresa, con m¨¢s de veinte a?os de trabajo a sus espaldas, confiesa que para ella su salida fue una importante ayuda psicol¨®gica y, aunque las circunstancias de la vida no le permitieron darle a Diana y al resto de sus cinco hijos la educaci¨®n que le hubiera gustado, est¨¢ orgullosa de que su hija siga el mismo camino que ella. ¡°La persecuci¨®n a la que est¨¢bamos sometidas nunca nos permiti¨® tener una residencia y un trabajo digno para vivir econ¨®micamente tranquilas¡±.
Aunque Mart¨ªnez nunca pens¨® que se ver¨ªa en la misma situaci¨®n que su madre, cree en la importancia de su labor de incidencia, para hacer llegar el mensaje a la ciudadan¨ªa europea de que Colombia no est¨¢ en paz. ¡°No voy a negar que me ha costado mucho salir de mi pa¨ªs, aunque sea para unos meses. Es duro dejar a la familia atr¨¢s y todo el trabajo comunitario, pero esta es una buena oportunidad para visibilizar todas las vulneraciones que siguen ocurriendo en Colombia. Especialmente ahora en esta ¨¦poca electoral¡±. De hecho, la Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral de Colombia destaca que, con respecto a los comicios de 2018, las agresiones contra liderazgos pol¨ªticos, sociales y comunales han aumentado un 109%.
Este 29 de mayo Colombia celebra unas elecciones presidenciales marcadas por las protestas del Paro Nacional y tambi¨¦n por la postulaci¨®n de la activista medioambiental Francia M¨¢rquez a la vicepresidencia por el Pacto Hist¨®rico, as¨ª como el quinto aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz.
Desde 2018, las agresiones contra liderazgos pol¨ªticos, sociales y comunales han aumentado un 109%
¡°Est¨¢ claro que Colombia necesita un cambio. Se ha intentado opacar con los Acuerdos de Paz. Y este incumplimiento sistem¨¢tico durante a?os es lo que tambi¨¦n denunciamos desde las organizaciones sociales¡±. Mart¨ªnez vive nerviosa este momento y responder¨¢ a su cita para votar en el consulado de Barcelona. Sin embargo, aunque apela a este cambio, sabe que es un proceso dif¨ªcil: ¡°Un gobierno no llega al poder y hace magia para solucionar los problemas¡±.
La defensa del medio ambiente
Natural del Tolima, el conflicto oblig¨® a la defensora y su familia a desplazarse al Meta, donde desempe?a su labor como lideresa y comunicadora social en la Asociaci¨®n Campesina de Peque?os y Medianos Productores Agr¨ªcolas de la regi¨®n del r¨ªo Cafre (AGROCAFRE) y el medio alternativo Rema Acpp. Desde el municipio de Puerto Rico, cerca de la frontera con el departamento de Guaviare, fue una de las voceras en las marchas de las protestas del Paro Nacional, liderando el proceso y exigiendo, entre otras cosas, el respeto y la defensa del medio ambiente.
¡°La riqueza natural que hay en nuestra regi¨®n es muy grande. Sin embargo, la ganader¨ªa extensiva, el incremento de la tala y la quema de bosques est¨¢n haciendo insostenible la vida all¨ª¡±, destaca Mart¨ªnez, resaltando la responsabilidad de empresas multinacionales y grandes terratenientes en estas pr¨¢cticas. ¡°El Gobierno acusa a las comunidades que viven all¨ª de la deforestaci¨®n, pero no es as¨ª¡±.
La lideresa recuerda como en los a?os m¨¢s duros del conflicto llegaban centenares de personas a colonizar las selvas de esta regi¨®n amaz¨®nica. Muchas familias que ya ten¨ªan sus tierras en otros departamentos huyeron de la violencia y colonizaron terrenos que ahora son ¨¢reas protegidas. Lo que supone tambi¨¦n una disputa entre las comunidades que viven all¨ª y el Estado.
Una de las soluciones propuestas por el ejecutivo de Iv¨¢n Duque para paliar la deforestaci¨®n en el pa¨ªs ha sido la militarizaci¨®n de la pol¨ªtica ambiental, a trav¨¦s de la incursi¨®n de fuerzas militares en las zonas protegidas
Una de las soluciones propuestas por el ejecutivo de Iv¨¢n Duque para paliar la deforestaci¨®n en el pa¨ªs ha sido la militarizaci¨®n de la pol¨ªtica ambiental, a trav¨¦s de la incursi¨®n de fuerzas militares en las zonas protegidas. El Gobierno bautiz¨® esta estrategia como la Campa?a Artemisa. La Fundaci¨®n Ideas para la Paz (FIP) en su informe Fuerzas Militares y la protecci¨®n del ambiente resalta que, aunque la experiencia internacional muestra que el involucramiento de las Fuerzas Militares en la protecci¨®n del ambiente puede ser positiva, tambi¨¦n tiene un alto riesgo, ya que se tiende a criminalizar al campesinado y las comunidades vulnerables de la deforestaci¨®n.
¡°Las operaciones desplegadas tambi¨¦n han generado cr¨ªticas relacionadas con el uso desproporcionado de la fuerza, as¨ª como con su concentraci¨®n en los eslabones m¨¢s d¨¦biles de las cadenas criminales. Si las acciones represivas recaen exclusivamente o se concentran en los campesinos y las poblaciones vulnerables, se genera un ambiente de malestar social y resistencia a las instituciones, especialmente cuando no est¨¢n acompa?adas por medidas sociales y alternativas econ¨®micas¡±, constata el informe de la FIP. Sin embargo, a pesar del compromiso internacional del Gobierno de reducir a cero la deforestaci¨®n en el Amazonas, esta aument¨® un 8% en 2020.
Mart¨ªnez concluye que su mayor reclamo es la tenencia y la utilizaci¨®n de la tierra, en un pa¨ªs sin reforma agraria en el que los grandes terratenientes, que representan el 1%, son propietarios de m¨¢s del 80% de la tierra. Con este dato sobre la mesa, no es casual, seg¨²n Global Witness, que adem¨¢s Colombia sea el lugar del mundo donde hay m¨¢s asesinatos de personas defensoras del medio ambiente.
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