La equidad de g¨¦nero en el mundo rural, el empoderamiento de la mujer como parte del desarrollo
La Agenda 2030 contiene una demanda prioritaria: avanzar hacia un nuevo paradigma donde la paridad sea una cuesti¨®n transversal en todos los ¨¢mbitos y aspectos de la sociedad
La reivindicaci¨®n hist¨®rica de la equidad de derechos de las mujeres, que el mundo conmemora cada 8 de marzo, tiene razones, significado y sentido.
En primer lugar, por una estricta noci¨®n de justicia. Tambi¨¦n, porque m¨¢s mujeres participando y liderando en la producci¨®n, la econom¨ªa, la vida institucional, la investigaci¨®n y la asistencia t¨¦cnica garantizar¨¢n un aumento en la din¨¢mica de crecimiento y una contribuci¨®n a la sostenibilidad ambiental y social en todas las ¨¢reas.
Por otra parte, se trata de una demanda prioritaria en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, esa hoja de ruta que ha buscado poner en el centro a las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y la cooperaci¨®n. Esta pide avanzar hacia un nuevo paradigma de desarrollo, y explicita que para ello habr¨¢ que alcanzar ¡°la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de mujeres y ni?as¡±.
Este escenario exige que la paridad de g¨¦nero sea una cuesti¨®n transversal a toda y cualquier acci¨®n emprendida. A su vez, construir esa igualdad demanda transformaciones en materia de educaci¨®n, acceso a oportunidades, participaci¨®n pol¨ªtica, redefinici¨®n de estrategias institucionales y generaci¨®n de nuevos espacios de decisi¨®n, favoreciendo la construcci¨®n de ¨¢mbitos inclusivos en entornos urbanos y rurales.
La visibilizaci¨®n de la diferencia de oportunidades entre hombres y mujeres, junto con la comprensi¨®n de sus particularidades regionales, estimula la proposici¨®n de acciones m¨¢s efectivas.
Para muchas mujeres, por ejemplo, el trabajo agr¨ªcola es considerado como una extensi¨®n del que hacen en el hogar, y sus contribuciones a la actividad productiva en el medio rural est¨¢n subregistradas, pese a que 43% de la poblaci¨®n mundial dedicada a la agricultura est¨¢ compuesta por mujeres que desempe?an m¨²ltiples cometidos en extensas jornadas de trabajo.
De los 58 millones de mujeres rurales que viven en Am¨¦rica Latina y el Caribe, 17 millones est¨¢n registradas como econ¨®micamente activas y solo 4,5 millones son consideradas productoras agr¨ªcolas. Ellas son responsables de la producci¨®n del 51% de los alimentos en la regi¨®n y pese a eso, un 40% no tiene ingresos econ¨®micos propios, ¨²nicamente el 10% cuenta con acceso al cr¨¦dito y el 5% accede a programas de asistencia t¨¦cnica.
Sumado a esto, es importante destacar que las emergencias globales acent¨²an a¨²n m¨¢s las desigualdades de g¨¦nero.
Por ello, la producci¨®n de iniciativas sensibles al g¨¦nero adquiere tambi¨¦n un sentido de mayor urgencia tras la pandemia, que profundiz¨® los problemas relacionados con la transversalizaci¨®n de g¨¦nero en pol¨ªticas y programas. Mientras, los datos de los mercados laborales muestran que la recuperaci¨®n avanza a una mayor velocidad en los puestos de trabajo ocupados por hombres que en aquellos que ejercen mujeres.
Es hora de asumir en plenitud la responsabilidad de llevar adelante una agenda en favor de la inclusi¨®n plena y traducirla en pol¨ªticas efectivas
La pandemia no solamente fren¨® avances hacia la paridad de g¨¦nero, sino que, adem¨¢s, cre¨® nuevas barreras para las mujeres, sobrecarga de trabajo no remunerado, tareas adicionales de cuidados y p¨¦rdidas de ingresos y empleo, aumentando la brecha de g¨¦nero en la fuerza de trabajo.
Por eso, resulta imprescindible que las estrategias de recuperaci¨®n contemplen el agravamiento de estas brechas y que la reversi¨®n de esa realidad establezca un dise?o con perspectiva.
Debemos tener en cuenta el poder que el acceso a internet y a la informaci¨®n poseen para favorecer el reingreso de las mujeres en el mercado laboral. Las nuevas tecnolog¨ªas fomentan la difusi¨®n de conocimientos y reducen las distancias sociales, originando un escenario de renovados desaf¨ªos y oportunidades para empoderar a las mujeres.
En un d¨ªa y mes de conmemoraci¨®n y creaci¨®n de conciencia sobre la importancia de la equidad y los derechos de la mujer, es hora de asumir en plenitud la responsabilidad de llevar adelante una agenda en favor de la inclusi¨®n plena y traducirla en pol¨ªticas efectivas.
El acceso a la tierra y la propiedad, junto con la inclusi¨®n social y productiva de las mujeres, resultar¨¢ en condiciones m¨¢s ecu¨¢nimes de g¨¦nero que permitan alcanzar todas las iniciativas necesarias para construir una mejor sociedad en Am¨¦rica Latina y el Caribe, con impacto en la igualdad sustantiva que buscamos.
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