Actuar de inmediato para impedir la cat¨¢strofe en Somalia
A menos que la comunidad internacional movilice ayudas urgentes y significativas, el sur del pa¨ªs sufrir¨¢ una hambruna que puede afectar a m¨¢s de siete millones de personas
La semana pasada se volvieron a disparar las alertas y los llamados a la acci¨®n para impedir una inminente hambruna en Somalia. En su ¨²ltimo informe, el organismo que monitorea la seguridad alimentaria en ese pa¨ªs (FSNAU por sus siglas en ingl¨¦s), advirti¨® de que, a menos que la comunidad internacional movilice ayudas urgentes y significativas, varios distritos del sur del pa¨ªs sufrir¨¢n una hambruna que podr¨ªa afectar a m¨¢s de siete millones de personas
Desafortunadamente, no se trata de un problema nuevo. Somalia ha padecido numerosas crisis alimentarias a lo largo de su historia. Entre las m¨¢s graves podemos hacer referencia a la ocurrida en el a?o 1992, cuando cerca de 300.000 personas murieron a causa del hambre en medio de una salvaje guerra sectaria; o m¨¢s recientemente, en 2012, cuando 258.000 personas perdieron la vida como consecuencia de las sucesivas sequ¨ªas. Se trata del pa¨ªs donde m¨¢s hambre se pasa, de acuerdo al ¨ªndice mundial del hambre. Y no son solo las hambrunas -que constituyen la fase m¨¢s aguda de las crisis alimentarias-. En el caso de este pa¨ªs africano, estas crisis se sufren en todos los grados, potenciadas por el conflicto armado y la pobreza extrema. A pesar de los miles de millones de d¨®lares recibidos en cooperaci¨®n internacional desde hace d¨¦cadas, el pa¨ªs contin¨²a ubicado entre los menos desarrollados del mundo.
Tampoco es un problema exclusivo de Somalia. Sus vecinos de la regi¨®n del cuerno de ?frica tambi¨¦n se encuentran en una situaci¨®n extremadamente vulnerable debido a las sequ¨ªas que se han sucedido en los ¨²ltimos a?os. Unos 22 millones de personas podr¨ªan estar al borde de la hambruna en Kenia, Etiop¨ªa y Somalia, seg¨²n la ONU. Los pron¨®sticos indican que hasta marzo del 2023 tampoco habr¨¢ suficiente lluvia, por lo que podr¨ªamos estar frente a una verdadera cat¨¢strofe.
Existe una necesidad imperiosa de repensar la burocracia internacional en funci¨®n de anticipar y prevenir los problemas en lugar de reaccionar frente a ellos
Y, como si esto fuera poco, la guerra entre Rusia y Ucrania ha tenido repercusiones dram¨¢ticas. Con el agravamiento de las hostilidades, toneladas de granos quedaron bloqueadas en puertos ucranianos y las cadenas de producci¨®n y distribuci¨®n se vieron afectadas. En el cuerno de ?frica, m¨¢s del 90% del trigo utilizado es importado desde Rusia y Ucrania, por lo que el precio de los alimentos se dispar¨® en marzo de este a?o y ha dejado a algunas regiones desabastecidas. Luego de meses de negociaci¨®n, se logr¨® acordar la Iniciativa del Mar Negro, por la que se permite el paso libre de barcos que transporten granos y sus derivados, lo que podr¨ªa ayudar a aliviar la situaci¨®n.
Este avance, as¨ª como una reciente estabilizaci¨®n del precio de los alimentos, constituyen indicios alentadores pero no ser¨¢n suficientes para resolver una situaci¨®n que -m¨¢s all¨¢ de las dimensiones locales y regionales- se enmarca en una crisis alimentaria global que viene gest¨¢ndose y agravando desde hace a?os. El cambio clim¨¢tico, el aumento del precio de los alimentos (potenciado por los efectos de la pandemia de covid-19) y el recrudecimiento de varios conflictos b¨¦licos crearon una tormenta perfecta. Hoy, lejos del objetivo de avanzar hacia el hambre cero en el 2030, m¨¢s de 800 millones de personas sufren hambre en el mundo. De ellos, unos 193 millones lo padecen de un modo agudo y 50 millones se encuentran al borde de la hambruna. Seg¨²n el informe anual de la ONU sobre la seguridad alimentaria, casi 670 millones de personas -el 8 % de la poblaci¨®n mundial- seguir¨¢n con hambre al fin de esta d¨¦cada.
La comunidad internacional no parece haber encontrado un modo efectivo de hacer frente a estos problemas multicausales. Por un lado, porque no existe suficiente coordinaci¨®n entre los programas de acci¨®n clim¨¢tica, de cooperaci¨®n al desarrollo, de ayuda humanitaria y de gesti¨®n de conflictos. Por otro lado, porque existe una necesidad imperiosa de repensar la burocracia internacional en funci¨®n de anticipar y prevenir los problemas en lugar de reaccionar frente a ellos. Y en ese replanteo, un involucramiento de los actores locales ser¨¢ fundamental. El fracaso del modelo actual de cooperaci¨®n internacional tiene su origen en un enfoque de tinte colonialista, con una escasa inclusi¨®n de las perspectivas locales, de g¨¦nero o de minor¨ªas en el planeamiento, ejecuci¨®n y evaluaci¨®n de sus programas.
Resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil obtener financiamiento de los donantes tradicionales para programas de ayuda humanitaria y cooperaci¨®n al desarrollo
En el caso de Somalia, si bien la asistencia humanitaria ha ayudado a salvar vidas, debido a los bajos niveles de financiaci¨®n se espera que esta asistencia disminuya dr¨¢sticamente. Y esto tambi¨¦n refleja un problema global. Resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil obtener financiamiento de los donantes tradicionales para programas de ayuda humanitaria y cooperaci¨®n al desarrollo. La inflaci¨®n, la inminente recesi¨®n que se avecina en Estados Unidos y Europa, junto con los efectos econ¨®micos poscovid, han afectado la capacidad de los pa¨ªses ricos para financiar estos programas. Las necesidades humanitarias crecen a un ritmo mucho mayor que los recursos disponibles para hacerles frente. Por este motivo, varias agencias humanitarias han apelado a los superricos del mundo a aportar una ¨ªnfima parte de sus fortunas para intentar frenar el aumento del hambre.
El jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, alert¨® que en Somalia ¡°la hambruna llama a la puerta¡±. Hay ni?os que ya est¨¢n muriendo, muchos centros de atenci¨®n ya est¨¢n llenos y solo nos queda una ¨²ltima oportunidad para salvar la vida de millones. Tenemos que actuar de inmediato para impedir esta cat¨¢strofe. Pero tambi¨¦n tenemos que trabajar en soluciones sostenibles que no permitan que nos encontremos en la misma situaci¨®n una y otra vez.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.