Somalia se quiebra por la sequ¨ªa hist¨®rica y la invasi¨®n rusa de Ucrania
Si las reservas de alimentos de las organizaciones humanitarias en el pa¨ªs se agotan, millones de refugiados clim¨¢ticos del Cuerno de ?frica ser¨¢n v¨ªctimas a sumar de la guerra en Europa. Una cr¨®nica desde el campamento de desplazados de Luglow, donde la desnutrici¨®n mata ya a ni?os
Las mujeres se empujan unas a otras para cobijarse a la sombra de un amarillento ¨¢rbol de mirra. Cerca se ha instalado una cl¨ªnica m¨®vil para atender a los refugiados clim¨¢ticos de este asentamiento de desplazados internos cercano a la aldea de Luglow. Juhara Ali, embarazada de cinco meses, lleva dos ni?os a la espalda. Mientras se quita el pa?o amarillo en el que transporta a su hija mayor, Ubah, m¨¦dicos y enfermeras siguen ocupados con listas de nombres, medicamentos y las cintas m¨¦tricas de colores que utilizan para medir la desnutrici¨®n de los peque?os.
Cuando Ali saca a su ni?a, el tumulto inicial se desvanece. Al verla, otras madres se apartan horrorizadas. Los sanitarios de la cl¨ªnica m¨®vil tambi¨¦n la miran y se ponen en acci¨®n al momento; madre e hija son conducidas a una silla de pl¨¢stico para poder examinar a la peque?a de inmediato.
Ubah, de cuatro a?os, est¨¢ extremadamente demacrada por la desnutrici¨®n y apenas puede mover sus delgadas extremidades. Su brazo apenas es m¨¢s grueso que el pulgar materno. ¡°Mi hija tiene una discapacidad¡±, explica Ali con des¨¢nimo mientras los m¨¦dicos la examinan. ¡°Est¨¢ parcialmente paralizada y nunca ha podido andar¡±. Ali ha experimentado la sequ¨ªa y el hambre antes. ¡°Yo estoy acostumbrada, pero mi hija no¡±, dice. Est¨¢ enferma y necesita medicaci¨®n urgente.
La sequ¨ªa actual le ha matado 14 vacas, toda su cuenta de ahorros. Ali procede de una peque?a aldea al noroeste del campamento de refugiados y ha tenido que andar cinco d¨ªas con sus noches para llegar a Luglow. ¡°La situaci¨®n de Ubah empeora de d¨ªa en d¨ªa¡±, contin¨²a. ¡°Intento darle su infusi¨®n con leche, pero no retiene nada¡±. Los m¨¦dicos lo tienen claro enseguida: hay que trasladarla urgentemente al centro de estabilizaci¨®n de Kismayo, una ciudad cercana.
V¨ªctimas de la guerra de Putin
La guerra en Ucrania es el golpe m¨¢s reciente asestado a la seguridad alimentaria en el Cuerno de ?frica. Al igual que otros pa¨ªses de la regi¨®n, Somalia importa casi todo su trigo de Ucrania y Rusia. La ayuda alimentaria aportada por las organizaciones humanitarias procede tambi¨¦n en gran medida del ¡°granero del mundo¡±, que se ha convertido ahora en zona de conflicto. ¡°El 53% de los alimentos importados por el PMA para Somalia el a?o pasado proced¨ªa de Ucrania¡±, se?ala Petroc Wilton, portavoz del organismo. Aunque buena parte de esos alimentos se env¨ªa despu¨¦s a otros pa¨ªses, la agencia de Naciones Unidas sigue ¡°muy preocupada¡±.
El cargamento de 1.000 toneladas de guisantes secos que el PMA est¨¢ transportando estos d¨ªas en barco a zonas de Etiop¨ªa y Somalia golpeadas por la hambruna podr¨ªa ser el ¨²ltimo env¨ªo efectuado desde Ucrania en mucho tiempo. ¡°Esta mercanc¨ªa sali¨® del puerto ucraniano de Odesa antes de que lo cerraran¡±, explica Wilton. ¡°Existe el riesgo de que los cargamentos futuros se retrasen o no lleguen. Prevemos escasez de algunas de estas mercanc¨ªas b¨¢sicas en el mercado somal¨ª, donde los precios ya estaban subiendo incluso antes de que empezara la guerra¡±.
Si las reservas de alimentos de las organizaciones humanitarias en Somalia se agotan, los refugiados clim¨¢ticos podr¨ªan convertirse tambi¨¦n en v¨ªctimas de la guerra en Ucrania. Debido a la escasez de comida, los precios del combustible, el transporte y los fertilizantes se est¨¢n disparando. En Somalia, los precios de los cereales han llegado a duplicarse respecto a los del a?o pasado. A Mohammed Ahmed, de Save the Children, le preocupan tambi¨¦n las ondas expansivas de la guerra en Europa. ¡°Hay muchas crisis compitiendo¡±, anota. ¡°Y ya vemos que la situaci¨®n en Ucrania ha desviado la atenci¨®n mundial. Dominar¨¢ la agenda de los donantes en un momento cr¨ªtico para Somalia¡±.
La gran brecha
En el campamento de refugiados en el que ahora residen Juhara Ali y su familia de cinco miembros viven unas 30.000 personas, todas ellas desplazadas por el impacto del cambio clim¨¢tico. Seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, la falta de lluvias en tres estaciones consecutivas est¨¢ causando la peor sequ¨ªa en 40 a?os. En total, hay ya m¨¢s de dos millones de somal¨ªes desplazados debido a la falta de agua actual y de las anteriores, as¨ª como al conflicto armado.
Una de las cosas que preocupa a Naciones Unidas es que se ha reunido menos del 3% de los m¨¢s de 1.300 millones de euros que este organismo y otras organizaciones humanitarias necesitan para prevenir una hambruna. ¡°Hace cinco a?os hab¨ªa ayuda suficiente de la comunidad internacional¡±, afirma Mohammed Ahmed, de Save the Children Somalia. ¡°Hubo una respuesta adecuada. Pero esta vez no hay el mismo nivel de alerta. Existe una enorme brecha entre la cantidad que necesitamos y las donaciones recaudadas hasta el momento¡±. Hay muchas crisis compitiendo, se?ala Ahmed. ¡°La guerra en Ucrania est¨¢ saturando las agendas de los donantes en un momento cr¨ªtico para Somalia¡±.
Si la falta de financiaci¨®n sigue siendo un problema, el PMA tendr¨¢ que decidir qui¨¦n necesita m¨¢s su ayuda. La organizaci¨®n se est¨¢ centrando cada vez m¨¢s en el apoyo de emergencia. ¡°Es mejor prevenir que curar¡±, dice Petroc Wilton, portavoz del organismo. ¡°Pero sencillamente no tenemos dinero suficiente para nuestros programas preventivos; la situaci¨®n es extremadamente urgente¡±.
Wilton acaba de regresar de una visita a varios campamentos de Somalia. ¡°All¨ª estamos viendo ya las consecuencias de la falta de dinero. Sencillamente no podemos ayudar a todos los que lo necesitan. Y la cosa no har¨¢ sino empeorar, a no ser que de alguna forma logremos cerrar la brecha de financiaci¨®n¡±.
En consecuencia, medio centenar de ONG locales e internacionales que trabajan en Somalia redactaron el mes pasado una carta apremiante, dirigida a gobiernos, organizaciones e individuos. El mensaje era contundente: donad dinero a la misi¨®n humanitaria en Somalia ¡°antes de que sea demasiado tarde¡±. En la misiva, las organizaciones humanitarias afirman que 3,2 millones de personas sufren ya en el pa¨ªs una sequ¨ªa que no hace sino empeorar. ¡°Por si fuera poco, 1,4 millones se desplazar¨¢n en los pr¨®ximos meses, sobrecargando unos campamentos de refugiados ya de por s¨ª superpoblados y desatando conflictos por la comida y el agua¡±.
Amenaza terrorista
Por si no bastara con la combinaci¨®n de inestabilidad pol¨ªtica y consecuencias del cambio clim¨¢tico que padece la poblaci¨®n somal¨ª, el pa¨ªs tambi¨¦n ha sufrido en los ¨²ltimos a?os una devastadora plaga de langostas que diezm¨® los resecos cultivos. E incluso antes de la guerra en Ucrania, los precios de los alimentos estaban subiendo debido al impacto econ¨®mico que tuvo la pandemia de coronavirus.
El grupo yihadista Al-Shabab restringe los movimientos de las ONG que intentan ayudar a los refugiados. A solo diez kil¨®metros del campamento de Luglow empieza la zona ocupada por el grupo terrorista isl¨¢mico. En total, se calcula que este controla entre el 15 y el 20% del territorio en Somalia. En esas zonas viven tres millones de personas, pero las organizaciones humanitarias no trabajan all¨ª, debido a la amenaza terrorista.
El 53% de los alimentos importados por el Programa Mundial de Alimentos para Somalia el a?o pasado proced¨ªa de Ucrania
El Ej¨¦rcito somal¨ª, tropas de la Uni¨®n Africana y Al-Shabab llevan a?os peleando unos con otros. En consecuencia, pocos periodistas occidentales viajan hasta all¨ª, ya que corren el riesgo de ser secuestrados o de sufrir un atentado. Debido a la inseguridad, sale muy caro encontrar transporte y alojamiento adecuados. Para la realizaci¨®n de este reportaje hubo que viajar con un convoy de veh¨ªculos blindados con escolta reunido por la organizaci¨®n humanitaria Save the Children.
Mendigando ayuda
Un fuerte viento levanta nubes de polvo rojizo en el campamento de Luglow. Tambi¨¦n hace danzar las s¨¢banas y lonas descoloridas sujetas a fardos de ramas. De repente, al aproximarse un ruido de motores desde detr¨¢s del monte, el campamento se pone en marcha. Los refugiados saben lo que significa: agua. Hombres y mujeres se apresuran hacia el punto de la carretera principal en el que un momento despu¨¦s parar¨¢ el cami¨®n cisterna. En lugar de esperar bajo el sol implacable, han dejado all¨ª grandes filas de bidones. Los propietarios les han atado peque?os trozos de tela en las asas para identificarlos.
Uno de los bidones pertenece a Halema Abdullahi Abdi, una majestuosa mujer ataviada con un vestido de color lila. Parece triste. ¡°Antes de la sequ¨ªa, a menudo las lluvias llegaban tarde¡±, recuerda. ¡°Pero nunca hemos tenido tres estaciones consecutivas sin lluvia. Por eso lo hemos perdido todo. Hemos venido aqu¨ª para sobrevivir¡±.
A Abdi le resulta duro depender de la ayuda de emergencia y de otros refugiados. ¡°?ramos una familia feliz, digna¡±, asegura. ¡°Ten¨ªamos dinero suficiente para ayudar a otros. Me entristece tener que mendigar ayuda ahora¡±. Abdi lleva tres d¨ªas sin comer. ¡°Aqu¨ª tampoco hay alimentos suficientes. La situaci¨®n es terrible. Pero por suerte ahora nos traen agua y eso es mejor que morirse en el campo¡±.
Peor que en 2017
La imagen de ni?os gravemente desnutridos recuerda las terribles hambrunas de 2011 y 2012, cuando murieron 260.000 somal¨ªes, la mitad de ellos menores de cinco a?os. Despu¨¦s de que en 2017 lograra evitarse otro episodio de hambre extrema, este a?o vuelve a golpear: el pa¨ªs de ?frica oriental est¨¢ de nuevo al borde de la hambruna.
En los campamentos de refugiados, ¡°la situaci¨®n ahora es mucho peor que en 2017¡å, asegura Ahmed, de Save the Children. El agua que traen los camiones no alcanza, las familias tienen poqu¨ªsima comida y las casas construidas por ellos mismos apenas ofrecen protecci¨®n. Los ni?os son los primeros en sufrir debido a estos problemas¡±.
Tiempo de elecciones
No solo la comunidad internacional, sino tambi¨¦n el Gobierno somal¨ª parece estar haciendo poco para evitar la hambruna. ¡°?ltimamente, la controversia pol¨ªtica en Somalia est¨¢ siendo muy frecuente¡±, se?ala Omar Mahmood, experto en este pa¨ªs, que trabaja como analista en el Grupo Internacional de Crisis. ¡°Los pol¨ªticos se han centrado principalmente en sus conflictos internos, en lugar de combatir a Al-Shabab o afrontar el problema de la sequ¨ªa. Por ejemplo, en el ¨¢mbito federal, el Gobierno est¨¢ muy dividido: el presidente y el primer ministro son diametralmente opuestos, no hay unidad. Al-Shabab se ha aprovechado de la situaci¨®n: se ha abierto paso all¨ª donde el Estado est¨¢ ausente¡±.
En total, en solo dos meses han muerto m¨¢s de 700.000 animales debido a la actual sequ¨ªa en Somalia
Y adem¨¢s est¨¢n las elecciones. ¡°La falta de lluvias no es un asunto que ocupe uno de los primeros puestos en la lista de preocupaciones del Gobierno¡±, a?ade Mahmood. ¡°Las elecciones son de lejos la principal prioridad de los pol¨ªticos, y por lo tanto, el Gobierno no est¨¢ preparado para una emergencia clim¨¢tica a gran escala. Las elecciones son tambi¨¦n controvertidas, y est¨¢n durando mucho m¨¢s de lo planeado, distrayendo la atenci¨®n; y el mandato del Gobierno ha expirado, lo que tambi¨¦n tiene consecuencias para la din¨¢mica general, incluida la lucha contra los problemas causados por la sequ¨ªa¡±.
Recuperar fuerzas en el hospital
En la carretera que lleva desde el campamento de Luglow hasta Kismayo hay varios controles de soldados estadounidenses y et¨ªopes, entre otros. Las llanuras resecas est¨¢n sembradas de animales muertos. Los cad¨¢veres en putrefacci¨®n de camellos, cabras, vacas y ovejas emiten una se?al macabra: primero les toc¨® a los animales, ahora a las personas. En total, en solo dos meses han muerto m¨¢s de 700.000 animales por hambre y deshidrataci¨®n.
El centro de estabilizaci¨®n regional de Kismayo est¨¢ concurrido. Padres con ni?os agotados y llorosos esperan a recibir ayuda en un espacio al aire libre cubierto por un tejadillo de lat¨®n. Los que pueden permit¨ªrselo traen aqu¨ª a sus hijos desnutridos a fortalecerse bajo supervisi¨®n m¨¦dica. A los ni?os ya les han puesto una v¨ªa intravenosa cuando el m¨¦dico encargado de los ingresos hace sus rondas para inspeccionar a los reci¨¦n llegados. La preocupaci¨®n por sus hijos es visible en el rostro de los padres.
¡°Ahora mismo tenemos 11 peque?os en la unidad de cuidados intensivos¡±, explica el doctor Abshir Adan Mohamed, especialista en desnutrici¨®n. Recorre varias salas del hospital llenas de pacientes. En este momento hay ingresados 57, todos con signos de falta de nutrientes.
Cuando Mohamed hace sus rondas, ve lo que esta escasez les hace a los ni?os. Una peque?a duerme con una v¨ªa intravenosa en la cabeza, el rostro y las piernas hinchados. Otro cr¨ªo presenta manchas blancas en el est¨®mago, la pigmentaci¨®n ha desaparecido por completo en algunas partes. ¡°A estos les estamos dando un poco m¨¢s de comida en nuestras salas¡±, explica Mohamed. Tras un proceso de 21 d¨ªas, deber¨ªan estar suficientemente fortalecidos. Pero muchos padres carecen de dinero y a menudo los sacan antes de terminar el tratamiento.
Reca¨ªdas
Madina Ibrahim Hilowle sostiene a su hijo de tres a?os en el regazo, que tiene el rostro contra¨ªdo por el dolor y un cuerpo excesivamente delgado. ¡°Lleva seis meses enfermo¡±, relata la madre, ¡°as¨ª que nos han remitido al centro de estabilizaci¨®n. Ahora ha reca¨ªdo por tercera vez. Tiene diarrea, mucha fiebre y vomita. Estoy muy preocupada. No tengo suficiente alimento para darle. La situaci¨®n empeora de un d¨ªa para otro¡±.
¡°Parte el coraz¨®n¡±. As¨ª describe Mohamed la situaci¨®n que hace enfermar en este momento a tantos menores. ¡°Esta es la dolorosa realidad: cuando los ni?os salen de la cl¨ªnica, el hambre vuelve a empezar¡±. El 70% de ellos retorna al centro despu¨¦s del primer tratamiento. ¡°Sencillamente, la falta de medios de las familias hace que sus hijos padezcan desnutrici¨®n una y otra vez¡±.
El n¨²mero de ni?os y ni?as que se congrega en el centro con este problema va en aumento. Una tendencia preocupante, afirma Mohamed, aunque le inquietan a¨²n m¨¢s aquellos que no lo consiguen. ¡°Mucha gente vive en zonas lejanas, lo que supone un viaje largo y caro. Hay un punto en el que se acaban los fondos o el enfermo est¨¢ tan desnutrido que ya no hay forma de ayudarle¡±, explica.
Para muchos de ellos ya es demasiado tarde, como para la peque?a Ubah, de cuatro a?os. Al d¨ªa siguiente de que su madre la llevara a la cl¨ªnica m¨®vil, falleci¨® tras la oraci¨®n matutina. Han envuelto su cuerpo en una alfombra de color rojo y azul para enterrarla en un extremo del campamento. Ubah es una de los 16 ni?os fallecidos en esta regi¨®n en la ¨²ltima semana. Y muchos m¨¢s podr¨ªan correr la misma suerte, si las lluvias y la ayuda internacional no llegan.
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