La meta de d¨¦ficit se aleja
El nuevo Gobierno tendr¨¢ la tentaci¨®n de cargar las tintas en las cifras de 2011
Espa?a se encamina inexorablemente hacia un incumplimiento que puede salirle caro: la meta de d¨¦ficit p¨²blico que comprometi¨® ante Bruselas para 2011. El frenazo de los ingresos p¨²blicos conocido esta semana y, sobre todo, la certeza de que las comunidades cerrar¨¢n el a?o con desequilibrios muy superiores a lo previsto, convierten en ilusoria la cifra del 6% del PIB que el propio Gobierno ha situado como term¨®metro de la credibilidad espa?ola. A la incertidumbre sobre los datos se une la pol¨ªtica. Porque el encargado de cerrar y comunicar a la opini¨®n p¨²blica el porcentaje que aguardan los mercados ser¨¢ el Ejecutivo que surja de las elecciones del 20-N. Las tentaciones partidistas resultan inevitables, aunque los expertos conf¨ªan en que prime la cordura.
El Gobierno lleva meses escarbando entre las piedras para encontrar m¨¢rgenes que compensen las desviaciones de otras administraciones. De momento dice haber hallado 4.000 millones de euros que pudieran mitigar otros incumplimientos. Pero ese colch¨®n no bastar¨¢ para neutralizar esas otras desviaciones. Porque las comunidades rebasar¨¢n su objetivo (1,3% del PIB) por mucho m¨¢s de cuatro d¨¦cimas y es posible, adem¨¢s, que tampoco la Seguridad Social mantenga las cuatro d¨¦cimas de super¨¢vit que ten¨ªa asignadas.
Los gestores de las cuentas p¨²blicas lo saben y por eso es probable que el Ministerio de Econom¨ªa se guarde alg¨²n otro as en la manga. El problema reside en que el empeoramiento de los ingresos hasta septiembre amenaza con agotar parte de ese margen en la propia Administraci¨®n central. Eso obligar¨ªa a adoptar medidas adicionales, pese a que el Gobierno p¨²blicamente las descarta.
El suspense sobre el cierre se mantendr¨¢ hasta el final
El Ministerio de Econom¨ªa ha dejado de poner la mano en el fuego al pronunciarse sobre el cumplimiento estricto del objetivo de d¨¦ficit. De la holgura que mostraban las cifras en la primera parte del a?o, los desequilibrios p¨²blicos han pasado a poner en aprietos a quienes dan la cara cada mes para informar sobre su marcha. El Gobierno ha decidido no dar el m¨¢s m¨ªnimo cr¨¦dito a la posibilidad de incumplir, pero tampoco defiende ya con la rotundidad de antes la sacralizada cifra del 6% del PIB.
Lo cierto es que el Estado a¨²n no se ha desviado de lo previsto, pero va muy ajustado. Para lograr lo prometido, los ingresos de este a?o deber¨ªan subir alrededor del 2% respecto a la recaudaci¨®n real de 2010. Ese ritmo, que se cumpl¨ªa holgadamente en la primera parte del a?o, se ha desacelerado al 0,8% hasta septiembre. En cuanto a los gastos, la ca¨ªda respecto a 2010 deber¨ªa ser del 16%, una cifra mejorada por la ejecuci¨®n hasta septiembre, con casi el 20% de recorte.
Las cifras demuestran que el suspense sobre si la Administraci¨®n central ser¨¢ capaz de alcanzar la meta durar¨¢ hasta el final. El de las comunidades est¨¢ ya despejado: no cumplir¨¢n y la duda estriba en cu¨¢nto se desviar¨¢n. Antes de noviembre, estas administraciones deber¨¢n haber enviado a Econom¨ªa sus datos de d¨¦ficit hasta septiembre, lo que dar¨¢ una idea m¨¢s ajustada del problema.
Los responsables de Hacienda dejar¨¢n encauzadas las cuentas hasta casi final de a?o, cuando se incorpore el pr¨®ximo Ejecutivo. De ¨¦l depender¨¢ el cierre, que se conocer¨¢ probablemente en febrero. Si el Partido Popular gana las elecciones, como pronostican todas las encuestas, la tentaci¨®n de concentrar el mayor d¨¦ficit posible este a?o y dejar m¨¢s expedito el ejercicio 2012, que gestionar¨¢n ellos en exclusiva, es innegable. As¨ª ha ocurrido en algunas comunidades que cambiaron de signo tras las elecciones del 22 de mayo, con Castilla-La Mancha a la cabeza. No obstante, los desplazamientos de ingresos y gastos a voluntad resultan m¨¢s sencillos entre trimestres de un mismo ejercicio. El salto de un a?o a otro es m¨¢s complejo, aunque no imposible.
As¨ª, por ejemplo, los ministerios con mayor capacidad inversora (Fomento y Medio Ambiente) pueden pedir a los contratistas un peque?o retraso en emitir la factura por un trabajo realizado. Aunque no sea muy elevada, la demora no puede resultar crucial. Porque la diferencia entre emitir la certificaci¨®n en diciembre o en enero supone cargar un gasto mayor al a?o 2011 ¡ªy ahondar el d¨¦ficit¡ª o dejarlo ya para 2012.
Los expertos advierten contra esa pr¨¢ctica por los efectos que pueda tener sobre la credibilidad espa?ola, aunque admiten que hay cierto margen para hacerlo. ¡°El margen est¨¢ en sacar facturas de los cajones, que es lo que se ha hecho en algunas comunidades, aunque la Administraci¨®n central, en proporci¨®n, tiene mucho menos margen para eso¡±, explica Jes¨²s Ruiz-Huerta, ex director del Instituto de Estudios Fiscales, organismo dependiente del Ministerio de Econom¨ªa, en la primera legislatura del PSOE.
Este experto, catedr¨¢tico de Hacienda p¨²blica en la Universidad Rey Juan Carlos, invoca el ejemplo de Grecia para advertir del peligro de manipular datos por intereses pol¨ªticos. ¡°No creo que les interese [a los pr¨®ximos gobernantes]. La batalla est¨¢ en aproximarse lo m¨¢s posible a esa meta del 6%¡±, reflexiona. Tambi¨¦n con Grecia como precedente, el catedr¨¢tico Juan Jos¨¦ Rubio, antecesor en el cargo de Ruiz-Huerta, alerta: ¡°Tenemos que ser muy precavidos respecto a posibles d¨¦ficit ocultos. Nos estamos jugando la credibilidad en un momento en que los mercados nos miran con lupa¡±.
Sara Bali?a, de Analistas Financieros Internacionales, a?ade otro riesgo sobre alterar las cuentas en la recta final del a?o. ¡°No creo que el Gobierno que salga de las elecciones est¨¦ dispuesto a jugar con las cifras porque no ser¨ªa cre¨ªble: hasta noviembre, el Estado va cumpliendo el objetivo y de repente en diciembre no. Ser¨ªa raro y dif¨ªcil de argumentar¡±, sugiere.
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