La hora de racionalizar la Espa?a auton¨®mica
Con su pretensi¨®n de devolver competencias onerosas, algunas autonom¨ªas reabren el debate de la recentralizaci¨®n. No hay estudios que digan que m¨¢s Estado significa m¨¢s ahorro y eficacia
Es como si el motor del Estado auton¨®mico se hubiera gripado repentinamente tras 30 a?os de andadura y los mec¨¢nicos manejaran un diagn¨®stico dividido entre ¡°preocupante¡±, ¡°grave¡± y ¡°cr¨ªtico¡±. De la noche a la ma?ana, la crisis econ¨®mica ha venido a suspender la marchosa competici¨®n entre los 17, de forma que donde antes se reclamaban alegremente competencias, ahora agradecer¨ªan mucho que, por favor, les liberaran de las que pesan como una losa en las depauperadas haciendas auton¨®micas. Se acabaron los fastos, los gastos suntuosos, los aeropuertos sin aviones para despegar y tantos proyectos magn¨ªficos y costosos, al tiempo que se tambalean las televisiones auton¨®micas, las empresas semip¨²blicas y las que proveen a las Administraciones. ¡°No nos llega¡±, es el grito que surge de los cuatro puntos cardinales auton¨®micos del Estado, aunque se oyen pocos golpes de pecho y se tiende a pensar que la responsabilidad recae fuera del territorio propio.
El miedo al colapso financiero est¨¢ poniendo en circulaci¨®n un t¨¦rmino en desuso, exhumado para el momento. Es el vocablo ¡°recentralizar¡±, y puesto que esa es la palabra de moda, habr¨ªa que saber si la gesti¨®n centralizada resulta m¨¢s econ¨®mica y eficaz, como suponen quienes creen que el Estado de las autonom¨ªas es un dispendio que este pa¨ªs ya no pueda permitirse. Ante el estupor general, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha anunciado su prop¨®sito de devolver las competencias de Justicia a la Administraci¨®n central, al tiempo que adelantaba que tampoco le importar¨ªa prescindir de otras, como Cultura, Infraestructuras, Medio Ambiente o Econom¨ªa. Los catedr¨¢ticos constitucionalistas con m¨¢s predicamento que acaban de clausurar el congreso internacional sobre federalismo y autonom¨ªas celebrado en Bilbao se echan las manos a la cabeza. ?Devolver competencias? La Constituci¨®n y los estatutos no contemplan semejante posibilidad. Si lo que se da no se quita, lo que se acepta no se devuelve, as¨ª como as¨ª. Har¨ªa falta un acuerdo con el Estado, una reforma estatutaria¡ pero ?no es un contrasentido que desnaturaliza la esencia de la autonom¨ªa?
La presidenta de Madrid no est¨¢ sola en esta iniciativa, es la abanderada de un planteamiento revisionista que comparten Murcia, Valencia y Castilla-La Mancha, comunidades gobernadas por el PP y actualmente irritadas porque, en aras de la proclamada austeridad, el Gobierno central les exige cumplir la regla de gasto y el Instituto de Cr¨¦dito Oficial solo se presta a cubrirles la mitad de la deuda. ?Hay que tomarse en serio estos aires de revuelta auton¨®mica desatados contra el Ejecutivo central o pensar que, por desengrasado que se halle el sistema, esos aires amainar¨¢n en cuanto Mariano Rajoy se asiente en La Moncloa? Lo que s¨ª sopla desde hace tiempo es un viento creciente de descr¨¦dito y desafecto hacia el Estado de las autonom¨ªas que parece haber hecho olvidar que, con los desajustes, duplicidades e ineficiencias que se quieran, la descentralizaci¨®n ha sido un invento sumamente beneficioso para este pa¨ªs.
Constituci¨®n y estatutos no prev¨¦n que se puedan retornar potestades
¡°En poco tiempo, el Estado auton¨®mico ha pasado de ser considerado un sistema perfecto y habilitado para integrar a los nacionalistas a ser visto como un instrumento ineficiente en lo econ¨®mico e in¨²til a la hora de encauzar el problema de los nacionalismos¡±, constata el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza, Jos¨¦ Tudela. Parece evidente que el rechazo al sistema auton¨®mico ha dejado de ser una cuesti¨®n de la derecha extrema para extenderse por campos ideol¨®gicos donde priman la b¨²squeda de la eficacia y la preocupaci¨®n por la igualdad y la equidad. Las noticias que dan cuenta de casos de adoctrinamiento nacionalista o de marginaci¨®n de los castellanohablantes se entrelazan a menudo en un totum revolutum con la atribuci¨®n gen¨¦rica a las autonom¨ªas de los pobres resultados educativos o el engorro de tener que cumplir normativas diferentes sobre los mismos asuntos. Los 17 permisos de caza o la variedad de reglamentos que exigen que las astas de los toros destinados a la lidia tengan 5, 5,5 o 6 cent¨ªmetros, seg¨²n la comunidad de que se trate, ilustran de forma pintoresca esa diversidad normativa percibida a menudo como innecesaria y caprichosa.
Descentralizar ha sido un invento sumamente beneficioso
El desencanto se comprende si a esas realidades o suposiciones prejuiciosas se les abona con esc¨¢ndalos de corrupci¨®n como el de la trama G¨¹rtel o de despilfarro y saqueo en las cajas de ahorro administradas por encargo de ¨¦lites pol¨ªticas locales que despu¨¦s de haber gestionado los tiempos de bonanza se ven incapaces de mantener, no ya sus grandes promesas, sino los servicios b¨¢sicos. Algunos estudiosos del proceso auton¨®mico recuerdan ahora los gestos de admiraci¨®n y asombro con que parlamentarios extranjeros de estados federales contemplaban los lujosos edificios que albergan parlamentos, gobiernos y dem¨¢s instituciones auton¨®micas espa?olas. ¡°A menudo, se ha confundido la dignidad institucional con la magnificencia y el lujo¡±, admite Alberto L¨®pez Basaguren, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
As¨ª las cosas, un n¨²mero creciente de ciudadanos parece tender a buscar soluciones en el reforzamiento, sin matices, del Estado y la Administraci¨®n central, pese a que el despilfarro no ha sido solo cosa de las autonom¨ªas. ?C¨®mo se explica, si no, que el Estado central no haya adelgazado en n¨²mero de funcionarios despu¨¦s de las masivas transferencias de estas d¨¦cadas? ?Se ha adaptado realmente al sistema auton¨®mico?
No hay estudios cient¨ªficos que demuestren que la gesti¨®n estatal es, por s¨ª misma, m¨¢s eficiente y econ¨®mica. Las conclusiones de los trabajos realizados hasta ahora no van mucho m¨¢s all¨¢ de mostrar que, al contrario de lo que ha ocurrido en Italia, la Espa?a auton¨®mica ha logrado reducir algo las diferencias de renta entre las comunidades y ha hecho crecer a todas. ¡°No sabemos si una Sanidad m¨¢s centralizada es o no m¨¢s eficiente. Podemos suponer que una mayor coordinaci¨®n, por ejemplo, en la compra masiva de medicamentos, o la especializaci¨®n de las autonom¨ªas en ¨¢reas m¨¦dicas determinadas resultar¨ªan beneficiosas, pero no lo sabemos. Necesitamos hacer estudios emp¨ªricos porque puede que no haga falta recentralizar y que baste con una mayor coordinaci¨®n¡±, indica Jos¨¦ Tudela. No se ha probado, pues, que la racionalidad econ¨®mica est¨¦ necesariamente vinculada al centralismo, ni tampoco lo contrario.
¡°Hemos hecho un esfuerzo sin precedentes para mejorar y modernizar la Administraci¨®n de Justicia. Hemos incrementado el presupuesto de 150 millones hasta 350, sin que eso haya redundado en beneficios para los ciudadanos¡±, ha asegurado Esperanza Aguirre. ?A qu¨¦ cabe atribuir entonces el fracaso, si cada competencia transferida va acompa?ada de su correspondiente partida presupuestaria? El presidente de Murcia, Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, considera que el ministro de Justicia, Francisco Caama?o, le ¡°enga?¨®¡± con la transferencia y otros presidentes auton¨®micos del PP denuncian que el Gobierno central ha actuado con estrechez de miras en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera que se encarga de coordinar los presupuestos de las comunidades con el Estado.
El despilfarro no ha sido cuesti¨®n solo de las autonom¨ªas
¡°?Qu¨¦ por qu¨¦ no les llega? Fundamentalmente, por la mala gesti¨®n. El sistema de financiaci¨®n ha funcionado y adem¨¢s, las autonom¨ªas pueden establecer sus propios tributos. El problema es que los presidentes auton¨®micos no quieren mostrarse ante sus ciudadanos como los encargados de la poda a la que obliga la crisis¡±, apunta Francisco Balaguer, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada. ¡°Hay que ser serios, el Estado auton¨®mico no puede ser m¨¢s caro ni contar con un sistema de financiaci¨®n que se declara definitivo y se modifica cada dos a?os¡±, subraya L¨®pez Basaguren.
Los presidentes regionales no quieren dar la cara por los recortes
Es tambi¨¦n un hecho que bajo las razones contables con que se justifica el prop¨®sito de desprenderse de determinadas competencias subyace la idea de que el desarrollo auton¨®mico ha ido demasiado lejos y que el modelo ha fracasado por no haber puesto freno a las ¡°apetencias¡± nacionalistas. Esperanza Aguirre ha explicado su postura invocando el car¨¢cter ¡°nacional¡± de la Administraci¨®n de Justicia ¡ªse consideraba materia del Estado central hasta que el Tribunal Constitucional autoriz¨® las transferencias¡ª, pero quien ha expresado esa cr¨ªtica de forma m¨¢s n¨ªtida ha sido el presidente de Murcia. Tras se?alar que ¡°de seguir as¨ª, m¨¢s de uno tendremos que plantearnos la devoluci¨®n de competencias¡±, Valc¨¢rcel ha indicado: ¡°Si resulta que en un lugar de Espa?a donde no quieren ser un lugar de Espa?a se est¨¢ dando una Historia que no tiene nada que ver con Espa?a, no me interesa la competencia de Educaci¨®n, ni en Murcia, ni en Sebastopol¡±. Aunque pueda parecer un desahogo aislado, es evidente que sus palabras conectan con un clima de opini¨®n que en la cuesti¨®n auton¨®mica ha pasado de la desconfianza a la beligerancia.
¡°Puede que el problema no est¨¦ solo en las comunidades aut¨®nomas. El Estado ha reducido mucho m¨¢s los gastos pero es porque resulta m¨¢s f¨¢cil dejar de hacer autopistas que recortar en servicios de demanda r¨ªgida como Educaci¨®n o Sanidad, que se llevan entre el 60% y el 70% del presupuesto total de las comunidades¡±, destaca Carles Viver Pi-Sunyer, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Pompeu Fabra, ex magistrado del Tribunal Constitucional y principal asesor jur¨ªdico de la reforma del estatuto catal¨¢n. Al igual que el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional por la Universidad Aut¨®noma de Madrid Juan Jos¨¦ Soloz¨¢bal y otros grandes juristas, tambi¨¦n Viver considera que el rechazo de competencias deja al descubierto la crisis del sistema.
¡°Un sector de la sociedad no solo rechaza la existencia de 17 entes pol¨ªticos diferentes, sino tambi¨¦n de 17 administraciones diferentes. Y, por lo visto, hay comunidades que no aspiran a mantener el nivel de autogobierno tan potente que han alcanzado¡±, a?ade. Ah¨ª apuntan los expertos juristas partidarios de un modelo asim¨¦trico que d¨¦ m¨¢s a los que m¨¢s piden. A su juicio, la crisis actual ser¨ªa la consecuencia retardada de la err¨®nea concepci¨®n del modelo de 17 autonom¨ªas establecido hace 30 a?os. ¡°Puesto que el sistema fue concebido para satisfacer las ansias de autogobierno del Pa¨ªs Vasco y Catalu?a y, en menor medida, la de Galicia, no ten¨ªa sentido embarcar al resto de las regiones en un proceso de acumulaci¨®n de competencias no demandadas socialmente. Ahora, la crisis econ¨®mica pone en evidencia esa falta de cultura y vocaci¨®n auton¨®mica integral¡±, sugieren.
Un sector de la sociedad rechaza que existan 17 entes pol¨ªticos diferentes
Por el contrario, el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional por la Aut¨®noma de Barcelona, Francesc de Carreras i Serra, opina que el problema no est¨¢ en el modelo, sino el mal funcionamiento del modelo. ¡°Habr¨ªa que llegar a un acuerdo general y establecer con criterios funcionales qu¨¦ competencias convendr¨ªa que desempe?ara el Estado¡±, se?ala. Es una posici¨®n opuesta a quienes siguen creyendo en la tesis: ¡°cuantas m¨¢s competencias, mejor¡± cuestionada con la crisis. ¡°O vamos a un sistema b¨¢sicamente igualitario o vamos a un modelo que diferencie a Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y no s¨¦ si tambi¨¦n a Andaluc¨ªa¡±, advierte L¨®pez Basaguren. Una m¨¢xima a tener en cuenta de cara a un replanteamiento auton¨®mico que d¨¦ continuidad, sentido y fortaleza al proceso es que el peligro de legislar de manera arbitraria es mayor cuanto m¨¢s peque?a es una Administraci¨®n. Y, como se ha visto con los Ayuntamientos implicados en la corrupci¨®n urban¨ªstica, la compra de voluntades, el clientelismo y la prevaricaci¨®n anidan mejor en los espacios administrativos reducidos, m¨¢s opacos a la inspecci¨®n y al control. La otra m¨¢xima a considerar es que la gesti¨®n cercana al ciudadano tiende a ser m¨¢s eficiente y se supone que la descentralizaci¨®n aporta por s¨ª misma dinamismo y competitividad.
Alemania, que cuenta con el doble de poblaci¨®n, solo tiene 16 ¡®l?nder¡¯
El sistema parece haber entrado en barrena precisamente cuando ya no quedan asuntos que transferir y se estrenan los estatutos de segunda generaci¨®n, forzados por una demanda catalana insatisfecha que persigue los ¡°privilegios¡± fiscales vascos y navarro. ?La doble crisis econ¨®mica y auton¨®mica no brinda una oportunidad para repensar el modelo, revisar y cambiar lo que haya que cambiar y buscar un mejor acomodo para todos? Al fin y al cabo, ya ser¨ªa extraordinario que el proceso de descentralizaci¨®n m¨¢s r¨¢pido de la esfera internacional no hubiera cometido errores, desajustes, ni tuvieran fallas de calado que exigieran su recomposici¨®n.
¡°No podemos prolongar una situaci¨®n de crisis auton¨®mica tan seria. Hay que llegar a un acuerdo de coordinaci¨®n y organizarse de manera eficiente. El Estado tiene suficientes t¨ªtulos para controlar e intervenir; lo que pasa es que a veces, los dem¨¢s llegan donde t¨² consientes¡±, subraya Soloz¨¢bal. En opini¨®n de Francesc de Carreras, la clave es abordar el problema con ¡°ojos laicos¡±, pensando en el ciudadano y no en dar un paso m¨¢s hacia la soberan¨ªa. ¡°La disputa nacionalista es un pulso contra Espa?a por motivos ideol¨®gicos, porque aqu¨ª nadie se ha quejado de las grandes cesiones de soberan¨ªa que hemos hecho a Bruselas¡±, afirma.
Tironeado entre los nacionalistas agraviados y quienes creen que el proceso ha traspasado la raya de la racionalidad, el debate se polariza sin que desde la pol¨ªtica se aborde el problema en su conjunto, se remuevan los grandes obst¨¢culos, singularmente la reforma del Senado, para integrar a las comunidades aut¨®nomas en los ¨®rganos comunes o se asuma el criterio rector de una racionalizaci¨®n que, dada la naturaleza identitaria auton¨®mica, tampoco tiene por qu¨¦ suponer la aplicaci¨®n de un visi¨®n exclusivamente economicista.
?La situaci¨®n exige reconsiderar el tama?o de las unidades que componen el mosaico de las 17, analizar a viabilidad de las autonom¨ªas uniprovinciales, estudiar alianzas, acuerdos de servicios entre vecinos, fusiones? ¡°Alemania tiene 16 l?nder para una poblaci¨®n de noventa y tantos millones, y Espa?a 17 autonom¨ªas con la mitad de habitantes¡±, indica Jos¨¦ Tudela. ?No ha llegado el momento de hacer un punto y aparte, abrir una reflexi¨®n tranquila, sosegada y replantearse un modelo que, como sostiene Alberto L¨®pez Basaguren, ya viene a ser un ¡°federalismo encubierto¡±?
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