En defensa de mi verdugo
La libertad de expresi¨®n de un alto cargo del Ayuntamiento de Madrid para pedir mi despido en Twitter
Internet es una jungla. Los legisladores a¨²n est¨¢n sorprendidos de que el embri¨®n creciera tan r¨¢pido y naciera sin necesidad de sus f¨®rceps. Para bien y para mal, reina la ley de la selva. Y la libertad. Sin Internet no hubiera sido posible que cayeran Mubarak, Gadafi o Ben Ali, atrincherados durante d¨¦cadas en sus dictaduras. Y que temblara el listado completo de d¨¦spotas. Ojo, tambi¨¦n ha dado pie a que la calumnia se haga impune y campe a sus anchas.
Para los periodistas ha sido toda una bendici¨®n. Y m¨¢s a¨²n cuando aparecieron las redes sociales en las que uno, si no se resigna a la condici¨®n de borrego o no est¨¢ atacado por el pago de la hipoteca, puede decir a volapi¨¦ lo que nunca se atrever¨ªa a escribir en la galaxia Gutenberg de su medio. Por eso, y me pongo ya en primera persona, me atrevo a defender a Fernando Autr¨¢n, ex coordinador general de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid o, m¨¢s precisamente, a defender su derecho a expresarse libremente en su cuenta de Twitter.
Autr¨¢n ser¨ªa uno m¨¢s de los altos cargos del alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n si no fuera porque durante el debate entre Rajoy y Rubalcaba redact¨® un tuit desafortunado en el que suger¨ªa que le gustar¨ªa un ERE (expediente de regulaci¨®n de empleo) en PRISA, grupo al que pertenece EL PA?S para el que escribo. Ante la oleada de cr¨ªticas en Twitter, entre ellas las de algunos periodistas del diario, Autr¨¢n se apresur¨® a pedir disculpas y a borrar el tuit. Al principio, el Ayuntamiento se desmarc¨® de su opini¨®n. Pero eso no impidi¨® que horas despu¨¦s el alcalde anunciara su destituci¨®n fulminante.
Tras conocerse el el tuit sobre PRISA, muchos acudieron a la cuenta de Autr¨¢n (hoy cerrada y borrado todo rastro, hasta los retuiteos) y descubrieron perlas de incorrecci¨®n pol¨ªtica y de borrokismo ideol¨®gico del peor calado. Tocaba todos los palos de lo rancio, desde el machismo hasta la exaltaci¨®n de la violencia. "Ya s¨¦ que la tele engorda, pero vaya culo ten¨ªa la Srta. Trini!!!" ¡°Caama?o ¡®los dem¨®cratas sabr¨¢n ser generosos cuando ETA deje las armas¡¯; Desde luego, en vez de un tiro les meteremos dos¡±; ¡°ETA vota Rubalcaba¡±; ¡°Tard¨¤ tacha a Peces Barba de ¡®enorme hijo de puta¡¯. Mira quien fue a hablar¡±; ¡°Pero que asco (democr¨¢tico) da el PNV despu¨¦s de 25 a?os recogiendo nueces (cad¨¢veres)¡±.
Por ninguno de esos exabruptos, que llevaban colgados semanas en su Twitter, hab¨ªa sido? amonestado Autr¨¢n. Tuvo que mentar a un grupo period¨ªstico para que todos se rasgaran las vestiduras. Pero la libertad de expresi¨®n del se?or Autr¨¢n le avala para chotearse de los derechos laborales de los trabajadores de PRISA (con mis disculpas al comit¨¦ de empresa). El derecho de Autr¨¢n a pedir mi despido en Twitter es tan leg¨ªtimo como el m¨ªo para solicitar su cese en un post invocando su caspa doctrinal, impropia de un responsable p¨²blico que nunca debiera haberlo sido.
?Como dice a @pedroblancoa ¡°Twitter es una especie de Burundanga, una droga de la verdad, uno se hace una cuenta y se destapa¡±. Algo parecido le ha debido pasar a la candidata del PP al Senado por Mallorca y exdiputada, Francisca Pol Cabrer, que hab¨ªa publicado en Facebook un fotomontaje ofensivo de la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n ha anunciado su dimisi¨®n como "acto de responsabilidad pol¨ªtica", tras pedir disculpas
Autr¨¢n ha estado durante 16 a?os en el equipo de Gallard¨®n e imagino que su vena cavern¨ªcola no le ha sobrevenido al abrir su cuenta de Twitter, y que en alguna otra ocasi¨®n en el mundo real habr¨¢ dado muestras de su toxicidad. La pregunta que hay que hacerse es c¨®mo ha llegado a ocupar un cargo p¨²blico con ese bagaje de pensamiento-basura que ahora se ha aireado gracias a Twitter.? ?Ha hecho falta que saliera el nombre de un medio period¨ªstico y la casualidad de que Gallard¨®n participara al d¨ªa siguiente en un debate electoral para que se dieran cuenta del pelaje del sujeto?
El debate sobre si un cargo p¨²blico es due?o de sus opiniones en las redes sociales est¨¢ abierto. Muchas empresas imponen normas de uso a sus empleados Me decanto por la minor¨ªa que cree que, en caso de duda, debe prevalecer la libertad de opini¨®n. El alcalde de Madrid deber¨ªa haber prescindido hace tiempo de su coordinador de Circulaci¨®n por su ideolog¨ªa gorilesca, y no solo ahora, por difundirla en Twitter y por poner en solfa a un grupo de periodistas. Como tampoco entender¨ªa que mi director me despidiera por poner a parir en mi Twitter personal al se?or Autr¨¢n. En Internet, y sin mediar calumnia, la libertad de expresi¨®n debe prevalecer. Sin derecho de pernada. Ni para los cargos p¨²blicos ni para los periodistas. Aunque sean de EL PA?S.
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