Zapatero pide una ¡°posici¨®n equilibrada¡± para el BCE en su despedida de la UE
El presidente no consigue poder de veto en el futuro fondo de rescate como pidi¨® Rajoy
Cuarenta y cuatro cumbres europeas y la mayor crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos 70 a?os han templado el proverbial optimismo de Zapatero. El todav¨ªa presidente en funciones no quiso pronosticar ayer si los acuerdos del Consejo Europeo ser¨¢n suficientes para devolver la confianza a los inversores y frenar los ataques contra la deuda espa?ola, su objetivo prioritario. ¡°La experiencia ense?a que hay que esperar 24 o 48 horas¡±, dijo. No solo a la reapertura de los mercados el lunes, sino tambi¨¦n a la opini¨®n de EE UU, las potencias emergentes o los organismos internacionales. As¨ª que, m¨¢s prudente de lo habitual, prefiri¨® reservarse el juicio.
Y eso que reconoci¨® que el est¨ªmulo m¨¢s urgente que necesita la econom¨ªa espa?ola es que se rebajen los altos costes que paga por financiar su deuda y que vuelva a fluir el cr¨¦dito a familias y empresas. Para lograrlo, ser¨ªa fundamental el respaldo del Banco Central Europeo (BCE) y, aunque Zapatero no ha querido apartarse de la ortodoxa declaraci¨®n de fe en su independencia, ha pedido que tenga una ¡°posici¨®n equilibrada¡±. Es decir, que como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, no solo se ocupe de vigilar la inflaci¨®n, sino que act¨²e como prestamista de ¨²ltimo recurso. ¡°No tengo ninguna duda de que [el BCE] sabe que tiene que contribuir a la estabilidad de la zona euro, aunque se gu¨ªe por sus propias evaluaciones y an¨¢lisis¡±.
Pero la intervenci¨®n del BCE y la creaci¨®n de los eurobonos, una f¨®rmula para mutualizar la deuda que seg¨²n Zapatero se seguir¨¢ debatiendo en el futuro, ya no son cosa suya, sino de su sucesor, Mariano Rajoy. Zapatero ha jugado en Bruselas el doble papel de presidente saliente y comisionado del entrante, con el que se ha mantenido en permanente contacto. Le llam¨® el jueves por la noche nada m¨¢s aterrizar y volvi¨® a hacerlo el viernes. Las noticias no eran buenas: no hab¨ªa podido cumplir el encargo de Rajoy de garantizar para Espa?a el derecho de veto en el futuro fondo de rescate permanente, como tienen Alemania, Francia o Italia. Para ello habr¨ªa sido necesario que la minor¨ªa de bloqueo se redujera del 15% al 10% de los votos, ya que la participaci¨®n espa?ola es del 11,9%. Pero Zapatero ha tropezado con el argumento de que, si se ha abolido la unanimidad, es para evitar la par¨¢lisis del fondo y de que el 85% de mayor¨ªa es el mismo porcentaje vigente en el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¡°Se lo he explicado [a Rajoy] y lo ha entendido perfectamente¡±, ha dicho.
Espa?a era partidaria de un acuerdo a 27 para incorporar a la UE el compromiso de equilibrio fiscal y la imposici¨®n de sanciones autom¨¢ticas, incluso mediante la reforma del tratado. Pero no ha sido posible, aunque estaban de acuerdo ¡°casi todos menos uno¡±, en alusi¨®n al Reino Unido, por lo que habr¨¢ que negociar un tratado intergubernamental al margen del acervo comunitario. Es ¡°una alternativa razonable y s¨®lida¡±, seg¨²n Zapatero, porque uno no puede parar a todos los dem¨¢s.
La despedida de Zapatero de la Uni¨®n Europea ha tenido un sabor agridulce. Ha reconocido que todav¨ªa ¡°queda la mitad del camino por recorrer¡± para salir de la crisis y que se han cometido ¡°aciertos y errores¡±. Entre los segundos, admitir el impago parcial de la deuda griega, lo que dispar¨® la desconfianza de los inversores y ahora ha habido que corregir. Tambi¨¦n ha admitido, como si preparase el terreno a Rajoy, que en Espa?a ¡°hay algunas reformas que quedan pendientes, aunque se hayan hecho muchas de ellas¡±.
Zapatero ha sido un pol¨ªtico discreto y como tal ha salido de la escena internacional. Sin aspavientos. En Bruselas ha recibido palabras cari?osas de algunos de sus hom¨®logos, pero la mayor¨ªa estaba m¨¢s pendiente del debate a cara de perro entre el franc¨¦s Sarkozy y el brit¨¢nico Cameron. El viernes por la ma?ana se reuni¨® con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Por la tarde, impuso la Gran Cruz de Carlos III al presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Durao Barroso. Pese a los sinsabores, asegura marcharse con una vocaci¨®n europe¨ªsta ¡°a¨²n m¨¢s firme¡± que cuando lleg¨® y con la convicci¨®n de que ¡°la luz, aunque sea lejos, ya se ve al final¡±. Seguramente ¡°falta a¨²n perspectiva¡±, seg¨²n sus palabras, para saber si es realmente la salida del t¨²nel.
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