Dos fosas, 13 asesinados y 50 testigos en Espinosa de los Monteros
El juzgado territorial, que hab¨ªa ignorado el hallazgo de esqueletos con orificios de bala, se pone "a disposici¨®n" de los familiares de las v¨ªctimas" Futuros crimin¨®logos visitan la fosa
En un macabro rect¨¢ngulo de apenas ocho metros cuadrados se cuentan nueve esqueletos, todos boca abajo; uno de ellos corresponde a un menor, un chico de 16 a?os de nombre Claudio Sainz. Entre la tierra rojiza, a un metro de profundidad, las botas que llevaban el 20 de octubre de 1936 las v¨ªctimas asesinadas por los falangistas en Espinosa de los Monteros (Burgos) han aparecido bien conservadas. A solo 200 metros, hay otra fosa con los restos de cuatro mujeres. El proceso de exhumaci¨®n comenz¨® el pasado lunes y a¨²n queda trabajo para el equipo de especialistas que encabeza el forense Francisco Etxeberria, a los que se ha unido un grupo de 30 alumnos de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV) y de la Aut¨®noma de Madrid.
Familiares de las v¨ªctimas aseguran haber notificado el pasado 22 de febrero al juzgado de la zona, el de Villarcayo, la inminente exhumaci¨®n. Pero ning¨²n juez ha visitado las fosas. Un auto del Tribunal Supremo del pasado 28 de marzo establece que son los jueces territoriales los que deben practicar diligencias y personarse en las fosas en estos casos. En Espinosa de los Monteros a¨²n no han visto a ninguno. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y Le¨®n, no obstante, ha enviado una nota en la que asegura que se recibi¨® la notificaci¨®n, pero que los juzgados consideraron que "el objeto del escrito remitido era poner en nuestro conocimiento la actividad a realizar" y no "requerir auxilio judicial", informa Natalia Junquera. No obstante, los juzgados de Villarcayo, a?aden, "quedan a disposici¨®n de los familiares y afectados para cualquier auxilio o colaboraci¨®n que pudieran solicitar dentro del marco legal".
Para los estudiantes, la apertura de la fosa es su primer trabajo de campo, el paso a la pr¨¢ctica de los conocimientos adquiridos en sus clases de Criminolog¨ªa y Antropolog¨ªa F¨ªsica. Virginia Jim¨¦nez, alumna de Etxeberria en el segundo curso de Criminolog¨ªa en la UPV, anotaba este jueves en una ficha todos los detalles del horror que se ha descubierto al cavar entre la acera y el jard¨ªn de la casita blanca que ocupa el n¨²mero 12 de La Riva, uno de los pocos casos en los que la fosa se encuentra en un entramado urbano. ¡°Tratamos de no perder la m¨¢s m¨ªnima informaci¨®n para trasladarla a la investigaci¨®n en el laboratorio¡±, explic¨®. Antes de la descripci¨®n de la fosa y de elaborar un croquis sobre la situaci¨®n de los restos, los estudiantes recopilaron testimonios de familiares de los muertos. ¡°Es la parte que corresponde a la psicolog¨ªa forense, conocer c¨®mo viven en el entorno de las v¨ªctimas el proceso de hallazgo de los restos y su exhumaci¨®n¡±, a?adi¨®. Es lo que los estudiantes de Criminolog¨ªa consideran ¡°una buena clase pr¨¢ctica¡±.
A solo 200 metros de ese jard¨ªn, la aparici¨®n de una peineta en uno de los cr¨¢neos demostr¨® que ten¨ªan raz¨®n los vecinos de Espinosa de los Monteros cuando apuntaban a esa zona cuando se hablaba del lugar donde fueron a parar cuatro mujeres, asesinadas en el pueblo un d¨ªa despu¨¦s que los hombres.
Virginia Jim¨¦nez y sus compa?eros de investigaci¨®n han descubierto en la primera fase de su trabajo que los restos presentan fracturas en el cr¨¢neo por entrada de bala, y huesos rotos en las extremidades, algunas previas y otras posteriores al fallecimiento, lo que lleva a interpretar que parte de las roturas fueron causadas por el maltrato anterior al fusilamiento. Entre los restos de las mujeres buscar¨¢n pruebas que determinen si una de ellas estaba embarazada. ¡°Era la esposa de un preso fugado de la c¨¢rcel de Burgos, asesinada en represalia por lo ocurrido con su marido¡±, relataban los estudiantes despu¨¦s de conocer los detalles por el testimonio de los familiares all¨ª presentes. Estos les han contado que se llamaba Amelia y era la nuera de Celestino Zorrilla, otro de los ajusticiados, enterrado en la fosa de La Riva. Zorrilla, propietario de una f¨¢brica de alpargatas, muri¨® a manos de los falangistas del pueblo por ¡°socialista¡±. El menor hallado en la fosa fue acusado de pasar informaci¨®n al bando republicano.
No han encontrado ni restos de balas ni de sus respectivas vainas, por lo que se afianza la hip¨®tesis de que no fueron asesinados en el mismo lugar donde fueron enterrados. ¡°Es parte de la investigaci¨®n que se desarrollar¨¢ en el laboratorio¡±, se?al¨® una de las especialistas de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Las fotos que han realizado los t¨¦cnicos y los estudiantes en pr¨¢cticas han documentado el proceso y los detalles.
La zona se urbaniz¨® hace unos 45 a?os. Hasta entonces no era m¨¢s que un camino a las afueras del pueblo, donde se sab¨ªa con tanta certeza que estaban enterradas las v¨ªctimas de los falangistas que cada 1 de noviembre los familiares acud¨ªan a poner flores, como si fuera una tumba del cementerio. Cuando se construy¨® la vivienda unifamiliar en la parcela donde se ocultaba la fosa, respetaron el entorno.
Adem¨¢s de los estudiantes de Criminolog¨ªa, tambi¨¦n acudieron a ver la fosa una decena de alumnos del m¨¢ster de Antropolog¨ªa F¨ªsica de la Complutense. El forense Francisco Etxeberria recuerda que a los grupos que han trabajado en las zanjas donde se arrojaron las v¨ªctimas del franquismo se han ido uniendo t¨¦cnicos de distintas especialidades, pero hasta ahora nunca se hab¨ªan incorporado estudiantes.
Despu¨¦s de cuatro d¨ªas de trabajos la expectaci¨®n ante la excavaci¨®n se hab¨ªa reducido el jueves al m¨ªnimo en un d¨ªa fr¨ªo y lluvioso. La primera reacci¨®n al ver los esqueletos en el hueco abierto entre una acera y un jard¨ªn privado era el silencio. ¡°Asistir a la apertura de una fosa com¨²n es una experiencia que cambia para siempre la apreciaci¨®n¡±, defiende Etxeberria. El forense ha acumulado la suficiente experiencia en la apertura de m¨¢s de un centenar de fosas del v¨ªctimas del franquismo para saber que los familiares no exageran al relatar lo que les han transmitido. ¡°Se ha vuelto a demostrar que lo que cuentan, lo que se recuerda en los pueblos, es cierto¡±, dice. Tambi¨¦n sabe con certeza que la visi¨®n de la apertura de una fosa com¨²n cambia para siempre la forma de enfrentarse a la memoria hist¨®rica. Los estudiantes como Virginia Jim¨¦nez lo atestiguan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.