El ¡®misterioso¡¯ Vladimir
Dos empresarios espa?oles con negocios en ese pa¨ªs africano localizados por EL PA?S desmontan ahora la historia del supuesto testaferro ruso del clan Obiang en Espa?a
?Qui¨¦n es Vladimir Kokorev, el profesor de historia ruso al que investiga la Polic¨ªa Judicial como supuesto testaferro en Espa?a del clan de Teodoro Obiang? Kokorev declar¨® a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n que se dedic¨® al transporte de mercanc¨ªas en ?frica con tres barcos de su propiedad y que los 26,4 millones de d¨®lares (19,9 millones de euros) que recibi¨® en Las Palmas de Gran Canaria desde una cuenta del Tesoro de Guinea Ecuatorial proven¨ªan de esas actividades. Dos empresarios espa?oles con negocios en ese pa¨ªs africano localizados por EL PA?S desmontan ahora su versi¨®n.
Fernando Mart¨ªnez, uno de los due?os de Hermanos Mart¨ªnez, SL, empresa importadora espa?ola presente en Malabo desde hace tres generaciones, es el aut¨¦ntico propietario del Mutu Oveng, Katia y R¨ªo Mbini, los tres barcos con los que Vladimir Kokorev asegura haber desarrollado durante los a?os noventa su actividad empresarial en ese pa¨ªs. Unos viejos barcos de cabotaje que desde hace a?os descansan en el fondo del mar.
¡°Ni con una ca?a de pescar. Kokorev no ha tenido barcos ni se ha dedicado a la pesca. En Guinea Ecuatorial no ten¨ªa ning¨²n negocio, ninguna empresa, nada, ni un tel¨¦fono. En el puerto nos ofreci¨® traer chicharro desde Marruecos y Angola porque ten¨ªa contacto con generales de la antigua URSS. Vino a nuestra oficina, les llam¨® y consigui¨® que desviaran para nosotros 300 o 400 toneladas. Luego nos vendi¨® tres viejos barcos rusos de hierro para cabotaje¡±, asegura Fernando Mart¨ªnez desde su oficina en Malabo.
¡°?De verdad que este hombre dice ser el due?o de esos tres barcos? No eran de pesca y, adem¨¢s, eran nuestros y solo para cabotaje porque ten¨ªan poco calado. Los trajo desde Ucrania, el viaje fue una aventura y los comprar¨ªa por cuatro perras. Nos hizo la gesti¨®n del chicharro como un mero intermediario y le pagamos a su sociedad Kalunga Company. Luego encontramos otros suministradores europeos m¨¢s serios y dejamos a los rusos. Kokorev nunca ha trabajado con barcos de pesca ni de transporte, tampoco ha tenido ninguna tripulaci¨®n¡±, dice rotundo el empresario espa?ol.
Kalunga Company, SA es la sociedad paname?a de Vladimir Kokorev, de 57 a?os, y su mujer, Jul¨ªa Kokoreva, de 59, periodista, en la que recibieron en una cuenta del banco Santander en Las Palmas los 19,9 millones de euros de la cuenta de Petr¨®leo de Guinea Ecuatorial abierta por el presidente Teodoro Obiang en el banco Riggs de Nueva York. Una cuenta que movi¨® 700 millones de d¨®lares (528 millones de euros) de las petroleras Marathon y Exxon Mobil.
La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n investiga el supuesto blanqueo en Espa?a de ese dinero. Un informe de la Polic¨ªa Judicial remitido a la juez Ana Isabel de Vega, titular del Juzgado n¨²mero 5 de Las Palmas, asegura que los Kokorev son presuntos testaferros de destacados miembros del Gobierno ecuatoguineano y blanquean ingentes cantidades de dinero procedente de actividades delictivas y corrupci¨®n pol¨ªtica en ese pa¨ªs. La polic¨ªa duda de la versi¨®n facilitada por los rusos. Los pagos que la empresa Hermanos Mart¨ªnez, SL hizo a Kalunga aparecen reflejados en el citado informe.
Vladimir Kokorev se estableci¨® en Guinea Ecuatorial en 1991 tras la disoluci¨®n de la URSS para la que hab¨ªa trabajado como ¡°asesor internacional del PC¡± en distintos pa¨ªses de ?frica, seg¨²n declar¨® ¨¦l mismo al fiscal anticorrupci¨®n Luis del R¨ªo Montesdeoca. Seg¨²n su versi¨®n, todo el dinero investigado proced¨ªa de sus pr¨®speros negocios de pesca en Guinea.
El empresario Mart¨ªnez lo define como un hombre ¡°misterioso y reservado¡±. ¡°Me extra?¨® porque hab¨ªa trabajado en casi todos los pa¨ªses africanos. Ten¨ªa amistades con los de arriba. Trajo autobuses de Rusia y mont¨® una empresa de transporte de pasajeros que fracas¨®. Era muy herm¨¦tico, no ten¨ªa amistades. Sal¨ªa poco de su casita de alquiler en Bata. Su mujer era muy culta, dec¨ªa que escrib¨ªa libros. Hablaban un perfecto espa?ol. En 1992 o 1993 se marcharon a Canarias¡±.
Marcial Arroyo, propietario de Enamar, empresa que transporta desde Espa?a a Guinea Ecuatorial los productos que comercia Hermanos Mart¨ªnez, SL conoci¨® tambi¨¦n a Kokorev: ¡°Era un hombre introvertido, muy cerrado, todo con mucho secreto y pocas palabras. Nunca soltaba prenda. Se arruin¨® en Guinea Ecuatorial con una empresa de transporte que mont¨® con alguien del Gobierno. Dec¨ªan que ten¨ªa contactos con la Presidencia del Gobierno¡±.
Los Kokorev residen hoy en Madrid, han amasado un patrimonio de seis pisos y 25 apartamentos, manejan diez sociedades y han movido en sus cuentas m¨¢s de 30 millones de euros y desviado desde Espa?a fuertes sumas a 10 pa¨ªses distintos y a diferentes familiares del presidente Obiang, seg¨²n informes de la polic¨ªa y el Servicio de Prevenci¨®n de Blanqueo de Capitales del Banco de Espa?a.
Vladimir Kokorev se presenta como antiguo diplom¨¢tico con experiencia en 20 pa¨ªses, profesor de universidad, traductor en la Embajada sovi¨¦tica en Cuba, secretario en las embajadas de Angola y Mozambique y empresario en Guinea Ecuatorial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.