¡°Te quer¨ªa ver la cara y decirte que me hab¨¦is devorado la vida¡±
Una v¨ªctima de la matanza etarra expresa a un etarra el dolor que provoc¨® su 'comando'
¡ªTe quer¨ªa ver la cara. Y decirte muchas cosas. Que me hab¨¦is devorado la vida. A m¨ª y a muchos otros. En Hipercor matasteis a un mont¨®n de gente, a un mont¨®n de ni?os... ?Qu¨¦ os hab¨ªamos hecho?
¡ªMire usted¡
¡ªQuiero que hablemos de t¨² a t¨². Y mir¨¢ndonos a los ojos. Porque hablando se entiende la gente, no con tiros ?Me puedes contar qu¨¦ pas¨® ese d¨ªa, qu¨¦ sentiste? Llevo mucho tiempo queriendo saber muchas cosas.
¡ªS¨ª, s¨ª. Te lo voy a contar todo.
Rosa interpelaba as¨ª en la c¨¢rcel, el pasado mes de noviembre, al exjefe del comando Barcelona de ETA, Rafael Caride Sim¨®n. Sus vidas se cruzaron tr¨¢gicamente hace 25 a?os, el 19 de junio de 1987. Ella hac¨ªa la compra, como cada viernes a mediod¨ªa, en el Hipercor de la capital catalana con su marido y su hijo de tres a?os. A las cuatro y diez estaba en la planta de arriba, ¡°donde la fruta¡±, cuando ¡°el techo, comenz¨® a venirse abajo¡±. ETA hab¨ªa colocado un coche bomba en el aparcamiento. Ella, aparte de sufrir m¨²ltiples heridas, qued¨® sorda de un o¨ªdo y lleva desde entonces recibiendo asistencia psicol¨®gica por lo que presenci¨®. Fue el atentado m¨¢s sangriento de la banda; una masacre indiscriminada en la que murieron 21 personas, la mayor¨ªa abrasadas o asfixiadas, y otras 45 resultaron heridas.
El responsable del comando, Caride Sim¨®n, fue condenado a 790 a?os de c¨¢rcel por esos cr¨ªmenes ¡ªjunto a Santiago Arr¨®spide, Santi Potros, Domingo Troiti?o y Josefa Ernaga¡ª. Ahora, con 62 a?os, cumple pena en Zaballa (?lava) apartado de ETA y su disciplina. A finales de noviembre de 2011 se encontraba en la prisi¨®n de Navalcarnero (Madrid) para testificar en un juicio en la Audiencia Nacional. Fue all¨ª donde se reuni¨® con su v¨ªctima, dentro del programa de encuentros impulsado por el anterior Ejecutivo socialista que ha reunido hasta el momento a 11 reclusos de ETA con 11 v¨ªctimas y que el Gobierno de Mariano Rajoy ha incluido dentro del nuevo plan de reinserci¨®n de presos ¡ªaunque a¨²n no est¨¢ claro c¨®mo se van a llevar a cabo a partir de ahora¡ª. La prioridad, seg¨²n el Ministerio del Interior, ser¨¢ reunir a las v¨ªctimas con el autor material del atentado que les afect¨® directamente. Es lo que ocurri¨® en este caso.
La v¨ªctima, Rosa M. P., prefiere no aparecer con sus apellidos. Sus hijos no saben que se reuni¨® con Caride Sim¨®n. ¡°Se trata de un tema dif¨ªcil. Con mi hijo no puedo a¨²n hablar de ello¡±, explica en la oficina de la Asociaci¨®n Catalana de V¨ªctimas del Terrorismo, en el centro de Barcelona.
El d¨ªa del encuentro, lleg¨® nerviosa a Madrid. Sigui¨® est¨¢ndolo mientras com¨ªa con los dos mediadores que la acompa?aron a la prisi¨®n. La primera impresi¨®n que recuerda es el fr¨ªo. ¡°La frialdad de la c¨¢rcel es terrible. Fuera de lo normal. Se te mete en los huesos. Cuando llegamos, nos salud¨® el director de la prisi¨®n. Despu¨¦s empezaron a abrirse y a cerrarse puertas. Como en una pel¨ªcula. Como no sabemos nada de las c¨¢rceles, te impresiona cuando lo ves¡±. Despu¨¦s entr¨® en una habitaci¨®n con dos mesas y cuatro sillas. Y un espejo al fondo.
?No sent¨ªas nada? ?Qu¨¦ pensabais cuando mirabais la tele? Rosa M. P
Uf... No s¨¦. Dec¨ªamos: ¡®Joder,? joder' Caride Sim¨®n
Al cabo de un rato, entr¨® Caride Sim¨®n en el cuarto. Se dieron la mano. La mediadora hizo la presentaci¨®n, y comenzaron a hablar. Rosa ten¨ªa preguntas guardadas desde hace a?os. As¨ª es como recuerda parte de la conversaci¨®n que mantuvieron:
¡ª?Dormisteis en Barcelona la noche anterior a la bomba?
¡ªS¨ª. En la calle Mallorca. Al d¨ªa siguiente, el sitio que hab¨ªamos elegido en el aparcamiento para poner el coche no estaba libre. Y acab¨® en otro sitio. Hicimos una primera llamada a la polic¨ªa, pero no nos creyeron. Dijimos: ¡®En tal zona, en tal sitio hay un coche bomba con tanta carga¡¯. Pero nada. No pas¨® nada. Hicimos una segunda llamada y tampoco nos creyeron. Insistimos una tercera vez en que hab¨ªa una bomba. Como no hac¨ªan caso, me acerqu¨¦ yo mismo al Hipercor. Di unas cuantas vueltas y vi que a la gente la segu¨ªan dejando pasar.
¡ªA m¨ª, por ejemplo, me dejaron pasar.
¡ªLa polic¨ªa no hizo nada.
¡ªYa, pero la culpa no fue de ellos, sino vuestra, tuya, de los que pusisteis la bomba. Porque si yo ahora le digo a alguien que mate a otra persona y lo hace, la culpa ser¨¢ suya. ?Y qu¨¦ hiciste despu¨¦s de pasar por all¨ª y ver que no pasaba nada?
¡ªDesde una cabina cercana yo mismo volv¨ª a llamar de nuevo. Y luego me fui a casa. All¨ª pusimos la tele. Y empezamos a ver lo que estaba pasando.
¡ª?Y qu¨¦ sentiste? Te voy a contar c¨®mo fue para m¨ª. De repente se me cay¨® todo el techo encima. Eran como cuchillos cayendo sobre la gente. Cortando cuerpos. Hab¨ªa mucho humo. Mucho fuego. Mi marido nos arrastr¨® a mi hijo, a m¨ª y a otra chica. Salimos entre las llamas. Cuando nos cog¨ªamos entre nosotros, la carne se nos quedaba en las manos. Hab¨ªa mucha gente ensangrentada. Quemada. La gente gritaba ¡®el gas, el gas, que va a explotar el gas¡¡¯ Fuimos a la planta de arriba y ya no puedo contar nada m¨¢s porque no me acuerdo de lo que pas¨®. Pero s¨ª te digo que a los 15 d¨ªas yo me hubiera tirado por el balc¨®n. Porque mi vida no ten¨ªa sentido. No me importaba nadie. Me hab¨ªais roto la vida. Ver volar a la gente es una imagen que no se me olvidar¨¢ nunca. A mi hijo, que iba en el carrito, se le revent¨® el bollo que llevaba encima y pens¨¦ que se le hab¨ªa reventado el coraz¨®n. No sabes el infierno que fue aquello que t¨² provocaste. Porque la responsabilidad ¨²ltima es del que organiza el atentado y pone la bomba. Si yo le digo a alguien que mate y lo hace, la culpa ser¨¢ suya. ?Qu¨¦ sentiste cuando viste lo que hab¨ªa pasado?
¡ªUf... no s¨¦.
¡ª?No sent¨ªas nada? ?Qu¨¦ pensabais cuando mirabais la tele?
¡ªDec¨ªamos ¡®joder, joder¡¯.
¡ª?Y os fuisteis a dormir tranquilamente?
¡ªY qu¨¦ ¨ªbamos a hacer...
¡ª?Y pusisteis tarta y todo para celebrarlo?
¡ªNo. Nada de eso.
¡ªPiensa que yo vengo a hablar contigo y puedo hacerlo, y que ese d¨ªa no muri¨® ninguno de mis seres queridos, pero hay gente que no podr¨ªa. Personas que ese d¨ªa se quedaron sin hijos, o sin marido o mujer, o sin nadie. O quemados de por vida. Poner una bomba y causar tanto dolor a personas que no te hab¨ªan hecho absolutamente nada es de una cobard¨ªa infinita. Muchas v¨ªctimas no podr¨ªan perdonarte.
¡ªLo entiendo.
¡ª?Qu¨¦ pensar¨ªas si alguien hubiera tratado de matar a tu familia?
¡ªPues probablemente estar¨ªa peor que t¨² en este momento.
Este di¨¢logo no es una reconstrucci¨®n literal, sino el recuerdo que guarda en su memoria la v¨ªctima. Ella asegura que estuvo tranquila, serena. ¡°Le quer¨ªa decir muchas cosas, pero con calma. Se lo dije: ¡®Con odio no se consigue nada. Solo genera m¨¢s odio. No es lo que les he ense?ado a mis hijos, y nosotros vivimos en paz con nosotros mismos. Vosotros, nunca debisteis pegar tiros y poner bombas. El sufrimiento que causasteis en Hipercor fue inmenso, indescriptible¡±.
Recuerda que ¨¦l le reconoci¨® que se hab¨ªa dado cuenta del da?o causado por ¨¦l mismo y por ETA y de que matar no era el camino para alcanzar objetivos pol¨ªticos. Le explic¨® que hab¨ªa tenido problemas con la organizaci¨®n cuando empez¨® a desvincularse, y que tanto entrar en ETA como abandonarla le hab¨ªa causado problemas con distintas personas de su entorno. Porque es mucho m¨¢s f¨¢cil entrar que salir de una banda terrorista.
Antes de irse, ella le entreg¨® una carta que le hab¨ªa escrito. ¡°Para que la leas muchas veces¡±, le dijo. Y le regal¨® un libro sobre los ¨¢ngeles.
¡ªNo soy religioso
¡ªNo es sobre Dios. Es para que te haga compa?¨ªa. A m¨ª me ha ayudado cuando he estado m¨¢s desesperada¡±.
Despu¨¦s de casi tres horas, se despidieron. Se dieron la mano. ¡°Te doy las gracias por la valent¨ªa que has tenido al venir¡±, le dijo Caride. ¡°Dile a tu marido que lo siento. De todo coraz¨®n¡±.
?Al salir de la c¨¢rcel, ella rompi¨® a llorar por la tensi¨®n. A¨²n ten¨ªa que asimilar lo que hab¨ªa ocurrido. Ahora ya lo ha hecho. ¡°Entiendo que muchas v¨ªctimas no podr¨ªan ni querr¨ªan hablar con el terrorista. Pero a m¨ª me ha ayudado. Las im¨¢genes de ese d¨ªa, y sobre todo, como ahora, cuando se acerca el aniversario, las tengo siempre encima. Es como un libro del que siempre leo la misma p¨¢gina. Pero quiero pasar a la siguiente. Nunca se me olvidar¨¢ lo que pas¨®, pero, si hablas, lo sacas. Y prefiero que ¨¦l se haya dado cuenta de lo que ha hecho y sea consciente del dolor que ha causado. Yo le mostr¨¦ el sufrimiento, el m¨ªo propio y el de otra gente cercana, que han causado las bombas que ¨¦l usaba para conseguir un fin pol¨ªtico¡±.
Quiz¨¢ se vean de nuevo. Ella asegura que estar¨ªa dispuesta.
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