Pioneras de la democracia
Reunimos a seis de las 27 mujeres que hab¨ªa en las Cortes cuando se cre¨® la Carta Magna de 1978 Una pel¨ªcula, 'Las constituyentes', hace ahora justicia a su labor pol¨ªtica
Reuni¨®n en el hotel Emperador de Madrid con seis mujeres que participaron en las primeras Cortes democr¨¢ticas tras la dictadura franquista. A punto est¨¢ de cumplirse el 34? aniversario de la Constituci¨®n Espa?ola, ese acuerdo marco s¨ªmbolo de la reconciliaci¨®n, que regula nuestras vidas y que deber¨ªa ser seguido a pies juntillas. ¡°No nos ha ido tan mal¡±, dir¨¢ Mar¨ªa Izquierdo (PSOE) en un rato. ¡°En pol¨ªtica comparada, la transici¨®n espa?ola qued¨® magn¨ªfica¡±. Ella y otras 26 fueron protagonistas. Aunque olvidadas. De las 27, ocho ya fallecieron (de Dolores Ib¨¢rruri o Carmen Garc¨ªa Bloise a Pilar Brabo). Todas le echaron arrojo en un tiempo en que ser mujer no era precisamente alto privilegio; la pol¨ªtica, pr¨¢ctica sospechosa, y la democracia, un territorio imaginario. ¡°?Demo qu¨¦?¡±, cuenta Mercedes Moll (UCD) que le preguntaban en la campa?a de 1977: ¡°No lo hab¨ªan vivido, no sab¨ªan qu¨¦ era¡±.
Estas mujeres, la mayor¨ªa desde la izquierda, se presentaron a las primeras elecciones rodeadas de hombres por motivos diversos que desvelan en el filme Las constituyentes, de Oliva Acosta (de Olivav¨¢ Producciones). El rodaje fue, para ella misma, como hija de la Transici¨®n que es, convulsi¨®n personal: ¡°Al o¨ªrlas te sientes empoderada, te desvelan el origen de las cosas, te devuelven la esperanza en la pol¨ªtica. Ellas le dan credibilidad, este es un efecto que el p¨²blico nos se?ala¡±. Miles de ciudadanas salieron a la calle con reivindicaciones propias; apostaron por la libertad. A muchas les cost¨® la c¨¢rcel. ¡°No se nos has regalado nada, pero ?por qu¨¦ conseguimos lo que conseguimos? Porque empezamos a ejercer las libertades como si las tuvi¨¦ramos¡± (dice Izquierdo en el filme).
Estas 27 congresistas o senadoras se afanaron en confeccionar, cual encaje de bolillos, leyes fundamentales en aquel tiempo ¡°ilusionante¡± ¨Cque dir¨ªa alguno¨C nuevo y convulso, inseguro¡ Nadie era experto en cambio de r¨¦gimen. ?Hab¨ªa rencillas entre ustedes?, les preguntamos. ¡°No hubo problema alguno; ante un reto tan enorme como el de alcanzar la democracia, eso se diluye¡± (Izquierdo). Hay una escena en Las constituyentes que lo dice todo. Cuando la diputada Asunci¨®n Crua?es (PSPV-PSOE) narra que sus nietos le ped¨ªan siempre que les contara ese intento de involuci¨®n que fue el golpe del 23-F. Y esta diputada por Alicante, reci¨¦n fallecida, respond¨ªa: ¡°No, yo os voy a contar el primer d¨ªa que llegu¨¦ al Parlamento [22 de julio de 1977], que yo hab¨ªa votado por vez primera a mis 52 a?os. Fue impresionante. Cuando entr¨® Pasionaria del brazo de Rafael Alberti en el hemiciclo se hizo un silencio que se pod¨ªa cortar¡±. Dif¨ªcil olvidarlo.
"Cada momento hist¨®rico tiene su posibilidad y la pol¨ªtica solo es la ciencia de lo posible"
Solo una de estas 27 mujeres (la abogada Teresa Revilla, UCD) particip¨® en la Comisi¨®n Constitucional de la que formaron parte 39 miembros (entre ellos, los siete que la redactaron, ¡°padres de la democracia¡± como Gregorio Peces-Barba, Sol¨¦ Tura o Fraga Iribarne). Y otra, Bel¨¦n Land¨¢buru (senadora por designaci¨®n real), fue la ¨²nica en la ponencia de la Ley para la Reforma Pol¨ªtica de 1977, v¨ªa que permiti¨® la normalizaci¨®n democr¨¢tica del pa¨ªs¡ Y a¨²n hoy, a sus 78 a?os, su voz grave impone, por resolutiva. ¡°Se dio un paso de gigante, la grandeza de la Constituci¨®n estriba en que devolvi¨® la soberan¨ªa al pueblo¡ Para cada una, este proceso tiene un significado, yo llevaba mucho en esto, pero el destino me puso all¨ª. Y el haber estado fue para m¨ª importante y definitivo¡±, afirma en este hotel acristalado de la Gran V¨ªa bulliciosa esta mujer que vivi¨® bajo el franquismo, la Secci¨®n Femenina y el Movimiento.
Pioneras de derecha e izquierda que divergen en posiciones ideol¨®gicas y a¨²n hoy hasta indumentaria: unas visten cl¨¢sico; otras, informal. Mujeres que no eran enemigas en aquel periodo pol¨ªtico y no lo son ahora, aunque discrepan, y con vehemencia, sobre todo en lo educativo (sobre todo en la LOGSE). Pero coinciden en que el cambio social en estas tres d¨¦cadas, especialmente en acceso a la educaci¨®n o mejoras para las mujeres, ha sido inmenso. ¡°Sobre eso no hay discusi¨®n¡±, concluyen.
As¨ª que las seis (Land¨¢buru, Izquierdo, Moll, Carlota Bustelo, Ana Mar¨ªa Ruiz Tagle y Nona In¨¦s Vilari?o) desfilan ante la c¨¢mara y se sientan luego a charlar. Con ellas se encuentra tambi¨¦n Acosta, la directora del filme. Esta confiesa que, quiz¨¢ por el estado de crispaci¨®n actual de la pol¨ªtica, al reunirlas para una escena del filme, donde ten¨ªan que debatir junto a colegas m¨¢s j¨®venes, crey¨® que se iban a tirar los trastos a la cabeza. ¡°Pues no, se centraron en lo positivo, lo compartido, el consenso. El esp¨ªritu de la Transici¨®n est¨¢ encarnado en ellas¡±.
Su objetivo con Las constituyentes era mostrar la historia de la participaci¨®n femenina en la pol¨ªtica espa?ola. ¡°Y es justo llamarlas ¡®madres de la Constituci¨®n¡±, dice, ¡°porque sin ellas no es y no hay democracia¡±. Su obra conecta con un esfuerzo anterior por recuperar su memoria, con el libro Mujeres parlamentarias de la legislatura constituyente, editado en 2006 bajo el impulso del Ministerio de la Presidencia. ¡°Este libro ha sido mi biblia y el testigo que yo he recogido de Julia Sevilla, su directora¡±. La exvicepresidenta socialista Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega lo confirma: ¡°Ellas eran solo 27 de aquellos primeros 700 parlamentarios, pero defendieron magn¨ªficamente nuestras reivindicaciones. Y su trabajo no tuvo apenas visibilidad, por no decir ninguna. Por eso, cuando fui nombrada vicepresidenta me pareci¨® de justicia sacar a la luz su esfuerzo. Llegaba con retraso, pero se lo mecer¨ªan. En realidad, nos lo merec¨ªamos todas¡±.
"No se puede pedir que, viniendo como ven¨ªamos de una dictadura, en 1978 se hiciera todo"
Al encontrarse de nuevo para la ocasi¨®n, las seis invitadas se ponen al d¨ªa, hablan de lo personal, de hijos y nietos, de la edad. Vida y obra trufadas. La exeurodiputada Izquierdo, menuda, muy cr¨ªtica, cuenta que estaba separada ya en 1977: ¡°Me divorci¨¦ en cuanto pude¡±. La abogada sevillana Ruiz Tagle (PSOE) bromea: ¡°?Pero si hicimos la Ley del Divorcio para ti!¡±. Ella ya estaba casada con Rafael Escuredo, era del c¨ªrculo de Felipe Gonz¨¢lez, con ¨¦l abri¨® despacho laboralista, algo ins¨®lito entonces. ¡°Era muy visible vuestro matrimonio, por ¨²nico en el Parlamento¡±, indica Vilari?o (UCD), de Galicia, habladora, peleona, incansable. Las reunidas tienen ahora entre 66 y 78 a?os. La mayor, Land¨¢buru, cuenta de achaques. Dicen que el secreto para cumplir ¡°buenos a?os¡± es estar activas, mantener la cabeza fresca y pensar mucho en los dem¨¢s. Matiza Moll: ¡°Hay personas, generalmente las bien situadas, cuyas preocupaciones se centran en el excedente, en el cuerpo, que si se envejece, que si ir bien vestido¡ pero con responsabilidades, miras fuera, no hay tiempo para lo de dentro¡¡±.
Ruiz Tagle ha tra¨ªdo un ejemplar de la Constituci¨®n. ¡°Est¨¢ rota, la us¨¢bamos mucho. Tiene estos r¨®tulos en rojo que destacan lo importante del art¨ªculo. En los debates nos ¨ªbamos a ellos siempre. Un dise?o baratito. Se envi¨® a todos los domicilios¡±. Vilari?o confiesa que la guarda en casa cual tesoro, en gallego; se imprimi¨® tambi¨¦n en las lenguas de las comunidades. Luego hab¨ªa otra numerada, y una de plata labrada.
?Cu¨¢les son sus art¨ªculos preferidos? ¡°El 14, el que nos hace mayores de edad a nosotras, naturalmente: ¡®Los espa?oles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminaci¨®n alguna por raz¨®n de nacimiento, raza, sexo¡¡¯. A partir de ah¨ª dejamos de ser s¨²bditas¡±, coinciden. Y cuentan detalles: no pod¨ªan entonces sacar dinero del banco ni vender sin el consentimiento del marido, ni siquiera lo heredado de sus padres. Eso a Vilari?o a¨²n la descompone: ¡°?No pod¨ªas disponer de un bien privativo sin su autorizaci¨®n!¡±. Equiparadas a los menores de edad estaban. Aunque Moll, traje a cuadros, pa?uelo al cuello y mucha apostura de presidenta de empresarias como es, lo ve distinto: ¡°Eran leyes protectoras, porque entonces el 70% de las mujeres rurales no sab¨ªan leer o escribir, eran tremendamente manipulables. Ah¨ª estaba el t¨ªo, quien fuera, que le dec¨ªa firma aqu¨ª¡ y ya estaba el enga?o. Yo qued¨¦ viuda con 27, o sea que no lo sufr¨ª, todos los derechos, responsabilidad y libertad los tuve, pero lo vi¡±.
"En el proceso democr¨¢tico las mujeres estuvieron siempre por la libertad".
Land¨¢buru apunta que ese proceso de reconocimiento de igualdad fue un proceso largo que ven¨ªa de atr¨¢s. Ella lo sabe bien. ¡°Hubo una reforma en 1958 que ya acababa con eso de los bienes que planteas. Y en 1972, una modificaci¨®n en el C¨®digo Civil que establec¨ªa la mayor¨ªa de edad de la mujer a los 21 a?os, pero no pod¨ªa abandonar el domicilio paterno salvo para contraer matrimonio o ir al convento. Eso se modifica por una proposici¨®n de ley que hago yo, y esto en s¨ª no tuvo importancia salvo porque abre el debate de situaci¨®n de la mujer. Luego en Comisi¨®n General de Codificaci¨®n (CGC) estuvimos hasta el 77 elaborando las relaciones del matrimonio, el c¨®digo de comercio, la patria potestad¡ Todo esto fue la urdimbre para reformas posteriores porque el derecho de familia era una cosa tan delicada, tan fina, que no se hubiera podido hacer en dos a?os de ninguna manera¡±.
Ruiz Tagle saca a colaci¨®n el art¨ªculo 32¡ ¡°El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio¡¡±. Discuten de nuevo sobre palabras, las apropiadas, tal como lo hicieron en aquel tiempo, al hilo del matrimonio homosexual, tan actual. ¡°Es un problema etimol¨®gico. El legislador no se plante¨® que se fuera a extender as¨ª de ning¨²n modo¡±, opina Land¨¢buru. ¡°La expresi¨®n no dice que contraigan matrimonio entre s¨ª. Sino cada uno de ellos¡±, opina Ruiz Tagle. Vilari?o prefiere que se especifique. Y Carlota Bustelo (PSOE), que particip¨® en la primera ponencia sobre mujeres en el Congreso del PSOE de 1975, es alma de la Ley del Divorcio y una instituci¨®n feminista en s¨ª, concluye: ¡°Se puede interpretar en un sentido amplio, pero ser¨ªa mejor cambiarlo a trav¨¦s de los canales debidos por ¡®toda persona tiene derecho a¡¡±. Al mencionar este asunto surge de fondo otro: la madurez social.
?Deben estar las sociedades maduras para plantear seg¨²n qu¨¦ cambios? ?Se podr¨ªa haber sacado adelante algo sobre homosexualidad en los setenta en Espa?a? ¡°Esta consideraci¨®n est¨¢ muy bien, porque a veces desde el siglo XXI se pide que en 1978 se hubieran hecho muchas m¨¢s cosas, viniendo como ven¨ªamos de una dictadura¡ Cada momento hist¨®rico tiene su posibilidad, y la pol¨ªtica solo es la ciencia de lo posible. El balance es satisfactorio. Claro que se pod¨ªa haber hecho m¨¢s, pero no se pod¨ªa hacer todo¡±, opina Izquierdo. Y Bustelo: ¡°En ese momento, igual que feministas ¨¦ramos muy pocas, homosexuales declarados, a¨²n menos. Y saber los que hab¨ªa en el Congreso dispuestos a batallar, pues ni idea¡¡±.
Ruiz Tagle: ¡°Yo dir¨ªa que en cuestiones de m¨¢s sensibilidad y de mirada especial, precisamente por la mayor¨ªa de hombres, pues s¨ª, a la Constituci¨®n se le nota un d¨¦ficit tremendo¡±. Land¨¢buru recuerda que para entender lo que es el texto fundamental de 1978 hay que saber que fue fruto de un consenso, y se aplicaba ¡°una ley de pesos y contrapesos¡±. Vilari?o asisti¨®, dice, a todos los debates de la comisi¨®n constitucional: ¡°Y los que estuvimos sabemos las dificultades para el acuerdo¡ Hab¨ªa cuestiones en las que era una sola palabra, pero detr¨¢s de ella hab¨ªa un mundo¡±.
Por ejemplo, en el art¨ªculo 15 (¡°Todos tienen derecho a la vida¡¡±) no fue posible escribir ¡°todas las personas¡±¡ ¡°Fue tremendo el debate. Peces-Barba me dec¨ªa: ¡®No te pongas pesada, ya ver¨¢s que saldr¨¢¡¯. Pero ten¨ªa que insistir. Eso facilitaba el hacer legal el aborto, y no fue posible¡¡± (Bustelo). Y sin embargo luego, cuando fue necesario, los portavoces de los partidos le dieron una interpretaci¨®n distinta a ese ¡°todos¡±. Y sirvi¨®. Ser¨ªa la mayor¨ªa social la que indicara el camino o interpretaci¨®n. ¡°La Constituci¨®n era un armaz¨®n donde colgar muchas perchas¡±, apunta Vilari?o. Pero se cedi¨® demasiado en igualdad, opinan las m¨¢s progresistas. Y demasiado en respeto a los derechos fundamentales, creen otras. Para Land¨¢buru, implic¨® tambi¨¦n mucha generosidad. ¡°Todos y cada uno tuvieron o tuvimos que ejercitarla, de all¨ª ten¨ªa que salir algo, y si hab¨ªa que ceder¡ pues se ced¨ªa¡±.
Inevitablemente, en la charla surge la actualidad, el desencanto, el enconamiento y las corruptelas. Coinciden en que hoy falta generosidad en la pol¨ªtica. La crisis no es excusa. Entonces tambi¨¦n la hab¨ªa. ¡°Dentro de nada vamos a llegar al 26% de paro y las cifras de entonces eran mayores¡¡±, afirma Ruiz Tagle. ¡°Y estaban los muertos del terrorismo y la inquietud dentro del Ej¨¦rcito. Hab¨ªa que ir sumando¡±. Moll: ¡°Respecto a la igualdad, derechos y deberes la definen. Y esto hoy se entiende m¨¢s como ¡®voy a hacer lo que me da la gana y qu¨ªtate, que me pongo yo¡¡¯. Y eso no es. Lo que tenemos que reivindicar es aquello de ¡®los espa?oles tienen que ser felices¡¡±. ?Y c¨®mo se consigue? ¡°Con igualdad de oportunidades¡±, interrumpe Tagle. ¡°No, con igualdad para optar¡±.
El porcentaje de mujeres en la pol¨ªtica era muy bajo entonces, pero ahora, con mayor preparaci¨®n, su implicaci¨®n pol¨ªtica tampoco es masiva¡ Dice Vilari?o que ha llegado el momento de reivindicar no ya la igualdad, sino la justicia: ¡°Sigue estando la carga familiar sobre los hombros de la mujer, no existe el tratamiento justo. Ser¨¢ m¨¢s igualitario, pero no justo. Sigue habiendo ese freno. S¨ª, yo lo digo en la pel¨ªcula, yo misma no fui suficientemente ambiciosa¡ Y es as¨ª: las mujeres tiramos la toalla¡±. Izquierdo: ¡°Tambi¨¦n cuando te falta poder no se pueden pedir labores tit¨¢nicas. Mides las fuerzas. No se puede exigir que pocas como ¨¦ramos hici¨¦ramos mucho. Y hoy son escasas porque a¨²n no se han tocado las cimas del poder. Mira las cumbres europeas: a mayor importancia, menos mujeres¡±.
Se detienen en la decisi¨®n ¨²ltima de la Comisi¨®n Europea de introducir una cuota hasta del 40% en empresas en pos de la equiparaci¨®n. ¡°Tenemos 20 siglos de cristianismo y 50 a?os de eclosi¨®n de la mujer, no es tan f¨¢cil¡±, concluye Land¨¢buru. Y buscan culpables: la resistencia social, del poder, la educaci¨®n de los hijos, la propia actitud de autolimitaci¨®n de muchas¡ ¡°Las actitudes personales no se pueden cambiar por ley¡¡±. Hay que vencer con la educaci¨®n. ¡°Pero no es problema personal¡±, apunta Izquierdo, ¡°sino de g¨¦nero. Y el g¨¦nero es una construcci¨®n social de a?os. La discriminaci¨®n es una losa. Solo con acciones positivas de leyes y poderes juntos se puede derribar¡±. Bustelo: ¡°La igualdad est¨¢ reconocida en dos art¨ªculos, y f¨ªjate lo que nos sigue costando¡ Sigue sin estar asumido el reparto de responsabilidades caseras¡±. Izquierdo: ¡°Seamos sinceras, en el 77 muchas no quer¨ªamos que la democracia se parara en la puerta de nuestro domicilio, porque hab¨ªa dem¨®cratas que al entrar en casa se convert¨ªan en dictadores. Sin conciliar vida familiar y laboral, es labor de titanes convertirse en iguales¡±.
Cambio de tema. Con la crisis, el adelgazamiento de derechos es evidente, vuelven cual bumer¨¢n asuntos de anta?o ya tratados: la educaci¨®n mixta, el aborto, el laicismo¡ Se lamentan. Unas m¨¢s que otras. Para Moll es la idea de servicio lo que est¨¢ en clara decadencia.
Y ellas, que tienen el m¨¦rito de haber puesto mucho cimiento para la paz y la convivencia, ?qu¨¦ dejaron pendiente? Adem¨¢s de mayor empe?o en desarrollar herramientas para aplicar los art¨ªculos de la Constituci¨®n, insisten en la igualdad, un asunto que se trata extensamente en la pel¨ªcula de Acosta. Y m¨¢s all¨¢. Ruiz Tagle: ¡°F¨ªjate, la violencia de g¨¦nero, tardamos hasta 1989 para tipificarla como delito, fue un esfuerzo ¨ªmprobo. Y no remite porque se hizo mal. No era un tema de hombres o mujeres, era un tema de dem¨®cratas¡±. Bustelo: ¡°Desde el Instituto de la Mujer empezamos en 1981 a hacer campa?as contra el maltrato y muchos no lo quer¨ªan creer, te dec¨ªan: ¡®?Pero de verdad crees que esto pasa?¡±. ?Madurez social otra vez? Laguna en la formaci¨®n, a veces los machitos tienen ¡°siete a?os¡±.
Nombrar a estas mujeres reformistas remite a ecos y luchas ya un tanto olvidadas. Land¨¢buru y Bustelo son citadas como ejemplo de valent¨ªa y coraje en aquel tiempo pasado que represent¨® el futuro y es hoy presente. Bustelo se?ala que hubo much¨ªsimas dem¨®cratas que no pod¨ªan hablar ni actuar, porque no las dejaron. ¡°Lo m¨ªo no era para tanto, el sufrimiento formaba parte de mi militancia¡±, ironiza tranquila, con voz pausada. Lo cierto es que la castigaron en las listas en la siguiente legislatura. Moll toma el testigo: ¡°Igual que ahora. Algunas tienen voz y a otras no las dejan¡ esa lucha interna de los partidos debe cambiar.
Al final, ninguna ha citado la Memoria Hist¨®rica como tema pendiente. Se lo recordamos y quedan sorprendidas. Quiz¨¢ no se pudo tocar al principio por lo de los pesos y contrapesos¡ Pero s¨ª m¨¢s tarde. Nuevo debate. Dos bandos. ¡°S¨ª, tendr¨ªamos que haberlo hecho en el primer Gobierno socialista¡± (Ruiz Tagle). ?Se cerrar¨¢ la herida? ¡°El tiempo cierra, pero tambi¨¦n deforma mucho¡±. Sobre hombres que tuvieron a su lado, las apoyaron y entendieron, pendulean entre l¨ªderes de uno y otro color. Unas, que si Zapatero; otras, que Su¨¢rez de haber seguido; otras, que Gonz¨¢lez trajo a Espa?a un progreso incomparable¡ Por unanimidad, Gregorio Peces-Barba.
?Y qu¨¦ art¨ªculos cambiar¨ªan? Vilari?o, el art¨ªculo octavo y todo lo relativo a la justicia, que le parece decimon¨®nica. ¡°Pero no en la direcci¨®n de recentralizar, sino para redefinir y ejercer bien las competencias¡±, matiza. Izquierdo piensa que eso es locura, ?para poner qu¨¦ en su lugar? ¡°Para definir con claridad si se va a un Estado federal, los mecanismos de igualdad¡¡±. ¡°Ah, si es un Estado federal, me apunto¡±, se r¨ªe ella, que adem¨¢s a?adir¨ªa la condici¨®n de Estado miembro de la UE y cambiar¨ªa lo de la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono¡ ¡°Y necesitamos una democracia m¨¢s participativa¡±.
Ruiz Tagle modificar¨ªa el art¨ªculo 16, quiere un Estado aconfesional y laico. Moll cambiar¨ªa el sistema de elecci¨®n por listas abiertas. Para Land¨¢buru, mucho es un problema de desarrollo constitucional y habr¨ªa que atinar m¨¢s en el sistema de participaci¨®n pol¨ªtica. Hay poco ejercicio de algunos contrapesos. ¡°Yo no estoy de acuerdo con el Estado federal, por supuesto, pues est¨¢ lejos de la realidad hist¨®rica de este pa¨ªs; sin embargo, s¨ª soy partidaria de cambiar ciertas cosas para embridar a las autonom¨ªas¡±.
?Es peligrosa la abstinencia de los j¨®venes, mucha de la decepci¨®n que se aprecia en el movimiento del 15-M? ¡°La gente no est¨¢ pasando de la pol¨ªtica, sino de la manera de hacerla hoy¡±, opina Tagle. ¡°Durante la dictadura era algo sucio, se aleccionaba al ciudadano para que la condenara. Y ahora renacen esas posiciones y se confunden comportamientos concretos con pol¨ªtica en general¡± (Izquierdo). Vilari?o la considera actividad dign¨ªsima, ¡°la m¨¢s grandiosa¡±. ¡°Pero ¨²ltimamente lo pol¨ªticamente correcto es atacarla olvidando a quienes la ejercen de forma transparente y leal. Los esc¨¢ndalos son enormes, y los partidos deben cambiar estructuras y modos de funcionar¡±.
?Con el correr de los a?os nos hemos relajado tambi¨¦n en lo pol¨ªtico creyendo tenerlo todo hecho¡? Exactamente, dicen. ¡°La gente ha llegado a identificar corrupci¨®n con democracia, y esa p¨¦rdida de valores y de respeto mutuo es terrible¡ tengo la esperanza de que no nos moriremos sin ver su regeneraci¨®n¡± (Moll). ¡°Hay que volver a hacer pol¨ªtica en com¨²n, la democracia es discrepancia¡± (Vilari?o). ¡°Ser de izquierdas exige ser optimista y lo que hay que hacer es trabajar para la renovaci¨®n y dejar de escudarse en la crisis, ya t¨®pica¡± (Bustelo). Y Land¨¢buru recuerda que la democracia es como esa an¨¦cdota del tejano que va a Inglaterra y queda maravillado con el c¨¦sped tan frondoso. ¡°Se planta y se riega, se planta y se riega¡±, le explican cuando quiere saber c¨®mo lo consiguen. ¡°Y ya est¨¢?¡±, pregunta ¨¦l. ¡°S¨ª¡±, le responden, ¡°pero as¨ª 600 a?os¡±.
Acu?a sonr¨ªe. En Las constituyentes, en im¨¢genes, ha dejado plasmados los acontecimientos de aquel tiempo emocionante y riqu¨ªsimo y su admiraci¨®n por el empe?o de estas 27 mujeres que siendo minor¨ªa quisieron ser protagonistas de la historia, no testigos. Que marcaron los pasos de lo que somos. Y tras dos horas de charla, de las que esto es solo muestra, les lanza un piropo agradecido: ¡°Como dijo Chavela Vargas, no estoy aqu¨ª por si puedo, estoy aqu¨ª porque puedo¡±.
¡®Las constituyentes¡¯ se estrena el 14 de diciembre.
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