Anatom¨ªa de un escrache
"Hemos agotado todas las v¨ªas que existen", defienden activistas antidesahucios Un grupo de miembros de la PAH se concentra ante la casa de una diputada del PP en Madrid
El polic¨ªa pregunta al m¨¢s cercano a las pancartas. "?Esto no ser¨¢ un escrache de esos? ?No vendr¨¢ ning¨²n pol¨ªtico?". El interpelado, que aguarda con otras 20 personas junto al hospital Gregorio Mara?¨®n (en Madrid, cerca del Retiro), lo niega: "?Qu¨¦ va!". El agente pide que respeten el descanso de los enfermos. Es jueves y son las 18.10 horas.
El hombre que acaba de atender al polic¨ªa coge el meg¨¢fono y se desmiente. "Buenas tardes a todas [siempre hablar¨¢ en femenino]. Gracias por venir. Esto es una acci¨®n de escrache pac¨ªfica. No entr¨¦is en descalificaciones personales". Se acercar¨¢n a casa de una diputada y hablar¨¢n tambi¨¦n con los vecinos, explica. "Como ¨²ltimamente nos est¨¢n intentando criminalizar, somos un movimiento pac¨ªfico y vamos a intentar mantener la calma". Est¨¢n rodeados de periodistas. La convocatoria es p¨²blica y la prensa la sigue de principio a fin.
"?S¨ª se puede, pero no quieren!", gritan. La marcha arranca. Saben a d¨®nde van pero no lo han dicho. A la vuelta de la esquina est¨¢ la casa de una diputada del PP, Bel¨¦n Bajo Peinado, que fue la directora de comunicaci¨®n de Mariano Rajoy en varios ministerios y en el PP. La asamblea de barrio la localiz¨® tras "un trabajo de investigaci¨®n", explica Julia Alsinet, de 26 a?os, de la Asamblea de Vivienda. Cerraron los detalles el lunes. Acordaron tambi¨¦n publicitar estas pol¨¦micas protestas, tras hacerlas en secreto en casa del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallard¨®n, frente a un hotel y en la estaci¨®n del AVE de Atocha, adonde llegan otros.
"Fue despu¨¦s de lo de Esteban Gonz¨¢lez Pons", explica Daniel Lozano, de 30 a?os, que empez¨® en V de Vivienda en 2006 y ahora participa en la Asamblea de Vivienda de Madrid. "Queremos mostrar que no hacemos nada violento, que es una acci¨®n pac¨ªfica". El diputado del PP Gonz¨¢lez Pons les acus¨® de "coaccionar" e "intimidar" a su familia cuando fueron a su casa. "Dentro hab¨ªa ni?os y han estado aporreando la puerta con insultos", declar¨® el diputado. Desde las filas del PP se compar¨® entonces lo ocurrido con el hostigamiento de los etarras a los pol¨ªticos en el Pa¨ªs Vasco. Hasta la fecha, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y otros movimientos solo han convocado escraches frente al trabajo o al domicilio de diputados del PP.
Aseguran que quieren extenderlos a otros de UPyD y PNV, para estrechar el cerco sobre aquellos que creen que votar¨¢n en contra de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que tramita el Congreso, en la que los antidesahucios reclamaron la daci¨®n en pago retroactiva, paralizar los desahucios y promover el alquiler social.
El pasado mi¨¦rcoles, otro grupo acudi¨® a la Junta Municipal de Distrito de Puente de Vallecas, al sur de Madrid), donde la edil y diputada Eva Dur¨¢n (PP) celebraba un pleno. Durante el escrache, Dur¨¢n recibi¨® a una afectada. Par¨® su desahucio. El viernes se comprometi¨® a estudiar otros cuatro y una quinta mujer fue desahuciada mientras se reun¨ªan. Desde la PAH lo consideran un triunfo de la presi¨®n social. La diputada asegura que no se sinti¨® amenazada "porque estaba en el despacho". Pero no lo ve igual en los domicilios de los pol¨ªticos. "Me recuerdan a cuando los nazis visitaban casas", compar¨®.
"A ver, por favor, caballero, el DNI", pide un agente en la cabecera de la protesta. "?Por qu¨¦? Estamos yendo por la acera a hacer una asamblea", replica Julia Alsinet. "Si no se identifica, estar¨¢ cometiendo un atentado contra la autoridad. Si es tan amable, por favor". Segunda negativa. Los polic¨ªas trasladan a dos activistas (el otro pide figurar sin nombre) a un espacio vallado en la esquina del hospital, el acceso a la oficina de Atenci¨®n al Paciente. Los dem¨¢s gritan desde fuera: "?Parar desahucios no es ilegal!". Cuatro agentes impiden el paso. "?De qu¨¦ nos vais a acusar, de terrorismo?", grita un hombre en la cara de un polic¨ªa.
Alsinet y el otro retenido salen de la zona vallada a los nueve minutos. "Nos quer¨ªan meter miedo", dice ¨¦l. La Secretar¨ªa de Estado de Seguridad ha dado instrucciones a las comisar¨ªas para que identifiquen a quienes puedan hostigar a pol¨ªticos.
Protesta en el portal
M¨¢s de una docena de diputados del PP han sufrido escraches en sus casas, seg¨²n las estimaciones del partido. La ¨²ltima fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Entre 200 y 300 activistas se plantaron frente a su puerta. Ella estaba dentro, con su marido y su hijo.
El t¨¦rmino escrache proviene de Argentina. All¨ª surgi¨® la iniciativa, impulsada por Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, de alertar a los vecinos de que viv¨ªan junto a un criminal de la dictadura que no hab¨ªa sido juzgado. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) lo defiende como el "¨²ltimo recurso", una forma de presi¨®n "pac¨ªfica" para intentar salvar en el Congreso la Iniciativa Legislativa Popular, apoyada por m¨¢s de un mill¨®n y medio de firmas.
Por eso, sus s¨ªmbolos son dos botones de colores. El verde (sobre el que escriben ¡°s¨ª se puede¡±) simboliza el que pulsan los diputados en la C¨¢mara para dar el s¨ª a una iniciativa. El rojo (con el sobrescrito ¡°pero no quieren¡±) es el ¡°no¡±. El PP ha avisado de que los antidesahucios no lograr¨¢n nada con esta campa?a.
Llegan al portal, donde ya hay gente. Un segundo grupo, que parti¨® de un punto no revelado por si la polic¨ªa les frenaba el paso, llega con antelaci¨®n. La polic¨ªa custodia el portal. Hay m¨¢s de una decena de periodistas y fot¨®grafos. La PAH estatal elabor¨® un protocolo de "escrache a diputados del PP", que se puede consultar en su web, con siete puntos a seguir. La recomendaci¨®n de convocar en horario escolar para evitar la presencia de ni?os no se cumple, son las 18.35. Tampoco la de no colocar pegatinas en cualquier sitio. "Las se?oras o se?ores de la limpieza no tienen por qu¨¦ pasarse el d¨ªa siguiente quit¨¢ndolas", reza el protocolo.
Los manifestantes rodean el portal. Cortan un carril de la avenida. Una vecina que baja con un carrito se asusta y no sale. Nadie entra ni sale en 14 minutos. Leen un comunicado para reivindicar la modificaci¨®n de la Ley Hipotecaria y recordar el respaldo del Tribunal de Justicia Europeo. "Hemos agotado todas las v¨ªas que existen", concluyen. Piden paso para meter postales en el buz¨®n de la diputada. La polic¨ªa no les deja pasar. "Nuestra vida cambiar¨ªa con un poquito de dignidad si los pol¨ªticos dicen s¨ª a la ILP", se lee en una de las cartitas, enganchada junto a una tuber¨ªa. Est¨¢ dirigida a Bel¨¦n Bajo, que declin¨® hacer declaraciones a EL PA?S a trav¨¦s de un portavoz.
"?Que los vecinos y vecinas se enteren de que los diputados que pulsen el bot¨®n rojo ser¨¢n los responsables de los pr¨®ximos suicidios!". Aida Quinatoa, con camiseta de Stop Antidesahucios, se desga?ita en la puerta. Ecuatoriana de 48 a?os, explica que fue v¨ªctima de una estafa en cadena porque firm¨® "sin saber" como avalista de otro comprador al que no conoc¨ªa y dej¨® de pagar. Defiende el escrache. "Ellos nos echan de nuestra casa, que es nuestra vida, a toletazos. ?A eso c¨®mo lo llaman? Nosotros ni siquiera hemos tocado al timbre".
"Es estupendo que protesten, que el banco se quede con la casa y siga cobrando deber¨ªa ser ilegal", dice la enfermera Virginia Quiles tras aceptar una octavilla. Sandra, de 37 a?os (pide figurar sin apellidos), se una a la marcha con su hija subida a los hombros y el hijo en un carrito. Vive en el barrio. "Les apoyo porque creo que hay que luchar contra el poder sin l¨ªmites de la banca", explica. Acaban una hora despu¨¦s, frente al Retiro. Un agente y un furg¨®n siguen custodiando la entrada al portal de Bel¨¦n Bajo. El polic¨ªa dice que no ha visto entrar a la diputada, pero s¨ª a la encargada del bloque, que ha salido "muy enfadada" a despegar las pegatinas. A¨²n quedan restos.
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