Rajoy y Rubalcaba encaran el desaf¨ªo soberanista catal¨¢n

Los dos grandes partidos espa?oles, PP y PSOE, est¨¢n en contra de la independencia de Catalu?a y en contra de cualquier consulta de autodeterminaci¨®n. Pero ah¨ª terminan las coincidencias: la estrategia de ambos partidos para intentar contener la explosi¨®n soberanista catalana es muy diferente, y el di¨¢logo entre ellos para tratar de consensuarla es m¨ªnimo en este momento. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el l¨ªder de la oposici¨®n, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, afrontan por separado una situaci¨®n cr¨ªtica que arranc¨® hace ya un a?o.

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El ¨²ltimo paso en ese desaf¨ªo ha sido la resoluci¨®n aprobada por el Parlamento catal¨¢n (con los votos de CiU, ERC, ICV y CUP), que da a la Generalitat un plazo de tres meses para intentar obtener del Gobierno central una autorizaci¨®n para la consulta y establece que, si no hay autorizaci¨®n, la Generalitat fijar¨¢ unilateralmente la fecha de ese refer¨¦ndum y la pregunta.

Ante ese ¨®rdago, el Gobierno pretende responder con la misma herramienta que ha venido usando hasta ahora: el tiempo. El equipo de Rajoy sostiene que no hay margen ni legal ni pol¨ªtico para autorizar la consulta, de modo que, si finalmente Catalu?a la convoca, el Ejecutivo la recurrir¨¢ ante el Tribunal Constitucional para que este la paralice (como ya hizo en 2008 con un refer¨¦ndum similar que el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe intent¨® celebrar en el Pa¨ªs Vasco). Hasta entonces, los populares simplemente esperar¨¢n, confiados en que la ¡°confusi¨®n¡± creciente que perciben en el sector independentista ¡ªempezando por las grietas en el seno de CiU¡ª debilitar¨¢ a los partidarios del sector m¨¢s rupturista.

En ¨²ltimo t¨¦rmino la opci¨®n del Gobierno es aplacar el soberanismo en Catalu?a ofreciendo cambios en el sistema de financiaci¨®n; el problema es que ahora mismo tampoco puede hacer eso, porque ni la situaci¨®n econ¨®mica lo permite ni los barones del PP aceptar¨ªan un trato de favor a Catalu?a cuando las arcas p¨²blicas de todas las comunidades est¨¢n asfixiadas. Por eso, tambi¨¦n, el PP necesita tiempo.

El PSOE, por su parte, ha culminado el giro federal que adopt¨® a toda velocidad hace un a?o ¡ªdurante la tens¨ªsima campa?a electoral catalana y ante el riesgo de divorcio con su partido hermano, el PSC¡ª y ofrece como soluci¨®n al conflicto una reforma constitucional que reconozca la ¡°singularidad¡± de Catalu?a. Los socialistas creen que esa reforma ¡ªque llevar¨ªa a?os, en el caso hipot¨¦tico de que el PP aceptara acometerla¡ª es la ¨²nica salida posible; pero no se pronuncian sobre las medidas a tomar en el corto plazo si la Generalitat convoca finalmente la consulta. Un refer¨¦ndum que el PSOE rechaza de plano porque implicar¨ªa despiezar la soberan¨ªa que la Constituci¨®n atribuye al conjunto del pueblo espa?ol.

Los pr¨®ximos tres meses estar¨¢n salpicados de conversaciones m¨¢s o menos discretas y a varias bandas entre Madrid y Barcelona. Rajoy ha abierto un cauce epistolar con el presidente catal¨¢n, Artur Mas. Rubalcaba habla con Duran Lleida ¡ªrepresentante del ala menos rupturista de CiU¡ª y se reunir¨¢ tambi¨¦n con Mas. Pero el contacto entre Rajoy y Rubalcaba est¨¢ congelado, porque las relaciones entre PP y PSOE est¨¢n rotas por el caso B¨¢rcenas.