Dos expulsados de la Isla de Tierra denuncian a Espa?a ante Estrasburgo
Espa?a entreg¨® a Marruecos a 73 sin papeles que tomaron el islote en septiembre de 2012 La expulsi¨®n fue en virtud de un acuerdo que no contempla los derechos de la Ley de Extranjer¨ªa Seis ONG, entre ellas CEAR y SOS Racismo, respaldan el texto
La madrugada del 4 de septiembre de 2012, el Gobierno expuls¨® y puso en manos de las autoridades de Marruecos a 73 personas de origen subsahariano que hab¨ªan tomado la deshabitada isla de Tierra, de soberan¨ªa espa?ola pero a 50 metros de la costa marroqu¨ª. Un a?o y un mes despu¨¦s, Emmanuelle Mahop y Denis Hiondi, dos cameruneses que formaron parte de ese grupo, han demandado al Estado espa?ol ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La raz¨®n, haber ejecutado una expulsi¨®n colectiva "expresamente prohibida por el convenio europeo de derechos humanos" hacia un pa¨ªs "donde se violan sistem¨¢ticamente los derechos humanos", seg¨²n recoge el escrito de 23 p¨¢ginas respaldado por las asociaciones espa?olas englobadas en la red Migreurop, la red europea que aglutina a medio centenar de organizaciones que trabajan en defensa de los derechos de los migrantes.
Espa?a viol¨® los derechos de estos sin papeles al no respetarse el procedimiento establecido en la Ley de Extranjer¨ªa, que obliga a estudiar individualmente si cada inmigrante re¨²ne los requisitos necesarios para entrar en territorio espa?ol. La demanda incide en que no se les ofreci¨® la posibilidad de tener un abogado, ni un int¨¦rprete, ni una tutela judicial. Ni siquiera se identificaron los perfiles vulnerables de no ser expulsados, como las v¨ªctimas de tratas o refugiados pol¨ªticos. "Emmanuelle Mahop se vio obligado a huir de Camer¨²n y quer¨ªa solicitar asilo en Espa?a", explica Jos¨¦ Antonio Rubio, portavoz de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado. Otra de las consecuencias ha sido la imposibilidad de recurrir la decisi¨®n de ser expulsados ante los tribunales, que es obligatorio. Se viol¨® el principio de no devoluci¨®n a pa¨ªses donde puedan sufrir torturas o tratos denigrantes", explica la demanda.
El conflicto surgi¨® en septiembre de 2012, cuando un grupo de 89 personas de varios pa¨ªses africanos acamparon en la isla de Tierra, un pe?asco espa?ol diminuto situado en el archipi¨¦lago de Alhucemas, 120 kil¨®metros al este de Melilla. Llegaron en dos tandas, la primera el 29 de agosto y la segunda el 2 de septiembre. Alegaron que, al estar en territorio espa?ol, deb¨ªan ser trasladadas a la Pen¨ªnsula, pero no fue as¨ª. Tras dos d¨ªas de conversaciones, Espa?a acord¨® con Marruecos aplicar el acuerdo bilateral que ambos pa¨ªses firmaron en 1992 y que contempla la readmisi¨®n de inmigrantes ilegales cuando se demuestra que estos provienen del reino alauita.
Hasta la fecha, este convenio solo se hab¨ªa aplicado en contadas ocasiones y casi siempre con nacionales marroqu¨ªes, ya que no es f¨¢cil demostrar el lugar de origen de inmigrantes rescatados en pateras porque pueden proceder tambi¨¦n de Argelia. En el caso de la isla de Tierra, el acuerdo volvi¨® a aplicarse porque los hombres y mujeres que ocuparon la isla solo hab¨ªan podido llegar a ella desde la vecina costa. Espa?a accedi¨® a hacerse cargo de las personas m¨¢s vulnerables: 16 menores, madres y mujeres embarazadas que fueron trasladados a Melilla, donde recibieron atenci¨®n sanitaria. Los otros 73 fueron recogidos en una zodiac la madrugada del 5 de septiembre por la Guardia Civil y entregados a las autoridades marroqu¨ªes.
Un portavoz del Ministerio del Interior ha asegurado que todo se realiz¨® bajo la m¨¢s estricta legalidad y ha declinado ahondar en el conflicto. En su momento, el Gobierno consider¨® que se hab¨ªa resuelto de una forma ¡°muy satisfactoria¡±. La ocupaci¨®n del islote se hab¨ªa convertido en un verdadero quebradero de cabeza para el Ejecutivo porque pod¨ªa suponer una nueva v¨ªa de entrada a Espa?a de inmigrantes indocumentados, mucho m¨¢s sencilla que atravesar el Estrecho.
Marruecos deb¨ªa haber devuelto a estas personas a su pa¨ªs de origen, pero eso no ocurri¨®, hecho que viola el art¨ªculo 5 del convenio bilateral entre ambos pa¨ªses, que contempla que el Estado (marroqu¨ª) se asegurar¨¢ de que los retornados regresen a su pa¨ªs de origen. Estas 73 personas no tuvieron acceso a ning¨²n procedimiento legal para pedir asilo ni pudieron ejercer sus derechos, sino que fueron conducidas en autobuses a la frontera con Argelia y obligadas a que regresaran a sus pa¨ªses. La mayor¨ªa regres¨® a pie a la ciudad de Oujda, ciudad marroqu¨ª a pocos kil¨®metros de la frontera, y busc¨® cobijo en bosques de los alrededores y en la Universidad.?
Los dos denunciantes, representados por los abogados Nuria D¨ªaz y Paloma Favieres de CEAR y de Diego Boza de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa, piden en su denuncia que se condene al reino de Espa?a para que se siente un precedente que evite que sigan repiti¨¦ndose esta pr¨¢cticas de expulsiones colectivas. Tambi¨¦n solicitan una indemnizaci¨®n de 15.000 euros, cifra que coincide con la compensaci¨®n que toc¨® pagar a Italia en una condena de Estrasburgo muy similar por una expulsi¨®n colectiva que llev¨® a cabo en 2009. Segundo indemnizaci¨®n a personas que fueron victimas de esta vilacion de derechos, 15.000 euros que coincide con indemnizaci¨®n que toco pagar al estado italiano en una expulsi¨®n colectiva similar en 2009, el caso Hirsi Jamaa. "Con este antecedente, estamos esperanzados con que en este caso haya ¨¦xito y tambi¨¦n se condene a Espa?a", asegura el portavoz de CEAR.
?Mahop y Denis se trasladaron desde Oujda a Rabat, donde viven y trabajan en condiciones muy precarias. Mahop, cuyo grupo fue tiroteado por autoridades argelinas al ser abandonado en la frontera, reconoce que ha dormido en la calle muchas noches por no poder permitirse un alojamiento, y asegura que, si gana el pleito, lo primero que har¨¢ con los 15.000 euros ser¨¢ pagarse un buen hotel. Hiondi fue v¨ªctima de una brutal paliza por parte de la gendarmer¨ªa marroqu¨ª al negarse a subir a un autob¨²s con destino al desierto argelino. Ninguno de los dos puede ni quiere volver a Camer¨²n, ya que ambos buscan alcanzar Europa y conseguir un trabajo con el que puedan ayudar a sus familias.
Cuando la expulsi¨®n se hizo efectiva, numerosas ONG y juristas recriminaron al Gobierno su actuaci¨®n, plagada de posibles irregularidades, e incluso la Defensora del Pueblo denunci¨® que Espa?a se hab¨ªa saltado la ley. "Casos como estos hacen saltar las d¨¦biles costuras que unen a la legislaci¨®n espa?ola de extranjer¨ªa con el acuerdo hispano-marroqu¨ª", explica Iv¨¢n Jim¨¦nez Aybar, abogado experto en derecho internacional y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "Mientras que la Ley exige asistencia letrada en todas las modalidades de procedimientos de expulsi¨®n, el acuerdo ni lo prev¨¦, permiti¨¦ndose actuaciones por la v¨ªa de los hechos consumados, sin vuelta atr¨¢s y sin posibilidad de recurso".
Fuentes gubernamentales replicaron entonces que la situaci¨®n era muy complicada y que no se pod¨ªa trasladar a Espa?a a todos los que hab¨ªan entrado en la isla de Tierra porque, de haberlo hecho as¨ª, podr¨ªa producirse un efecto llamada y el problema se hubiera convertido en algo imposible de gestionar.
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