Luis Rold¨¢n, el rostro de la corrupci¨®n: ¡°Y s¨ª, delinqu¨ª¡±
Encuentro con el excargo, 20 a?os despu¨¦s de uno de los mayores esc¨¢ndalos en democracia "He pagado como no lo ha hecho ning¨´n otro", afirma
He aqu¨ª a Luis Rold¨¢n, un exdelegado del Gobierno roto, un exdirector de la Guardia Civil roto, un casi ministro del Interior roto, un exsocialista roto, un tipo roto, en general. Un viejo roto. Setenta a?os rotos. Helo aqu¨ª, roto, 20 a?os despu¨¦s de los comienzos del desastre. Naci¨®, creci¨®, se multiplic¨® y se hizo rico sin dejar de romperse, de corromperse. He aqu¨ª la met¨¢fora central de una ¨¦poca rota en la que la democracia se defend¨ªa en las alcantarillas y en la que las olas de modernizaci¨®n produc¨ªan la espuma sucia del crimen de Estado, del secuestro de Estado, de la malversaci¨®n de los fondos p¨²blicos, de la financiaci¨®n ilegal, de las filesas, las malesas, las time export¡ He aqu¨ª un exp¨ªcaro roto, un hombre de Estado roto. He aqu¨ª al primer civil que dirigi¨® la Benem¨¦rita. Dos matrimonios rotos, una salud rota, una biograf¨ªa hecha pedazos. Pasen y vean, tiene algo.
¡ª?Usted ha sido un delincuente?
¡ªEs evidente que fui condenado por una serie de delitos. Y s¨ª, delinqu¨ª.
¡ª?Qu¨¦ delitos?
¡ªFundamentalmente econ¨®micos. Por malversaci¨®n, al apropiarme de un dinero que proven¨ªa de los fondos reservados del Estado y que a m¨ª me entregaban mis jefes. Por cohecho, al recibir comisiones de las grandes constructoras por obras llevadas a cabo en cuarteles de la Guardia Civil. Cinco delitos fiscales, uno por ejercicio. Por defraudar a Hacienda. Por estafa y por falsedad documental.
¡ªSe public¨® que se hab¨ªa llevado tambi¨¦n alg¨²n dinero del Colegio de Hu¨¦rfanos de la Guardia Civil.
¡ªAbsolutamente falso. Fui investigado por ello, abrieron una investigaci¨®n penal y qued¨® probado que no faltaba dinero y que yo no ten¨ªa participaci¨®n alguna en la gesti¨®n del colegio.
¡ª?A cu¨¢ntos a?os fue condenado?
¡ªA 31.
¡ª?Cu¨¢ntos cumpli¨®?
¡ªEn el Derecho Penal se establecen unos l¨ªmites de cumplimiento. Ese l¨ªmite, en mi caso, era de 20 a?os, de los que redim¨ª 5 en prisi¨®n por estudios y trabajos.
¡ª?Qu¨¦ clase de trabajos?
De Pamplona a Laos
- Nombramiento. En octubre de 1986 Luis Rold¨¢n (Zaragoza, 1943) es nombrado director general de la Guardia Civil. Fue el primer civil en ocupar el cargo, hasta entonces en manos de militares. Antes hab¨ªa sido teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza y delegado del Gobierno en Navarra desde 1982.
- Estalla el caso. El 23 y el 24 de noviembre de 1993 Diario 16 publica que Rold¨¢n es due?o de m¨¢s de una decena de pisos y chal¨¦s por toda Espa?a y tiene una sociedad secreta, Europe Capital SL, que los administra. Tambi¨¦n sale a la luz que en su biograf¨ªa incluy¨® t¨ªtulos acad¨¦micos falsos de ingeniero y economista.
- Destituci¨®n. El Gobierno destituye a Rold¨¢n el 3 de diciembre. Jos¨¦ Luis Corcuera, ministro del Interior, al que Rold¨¢n estuvo a punto de sustituir, le hab¨ªa calificado de "hombre cabal". El fiscal general del Estado dice que no hay nada que investigar. La juez Ana Ferrer inicia una investigaci¨®n tras una denuncia presentada por Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos apoy¨¢ndose en recortes de prensa.
- Comisi¨®n parlamentaria. Arranca el 28 de febrero de 1994 con el fin de investigar el caso. Comparecen numerosos testigos, entre ellos el director del Cesid y mandos de la Guardia Civil que aseguran que nunca tuvieron conocimiento de actividades ilegales de su director.
- La fuga. El 29 de abril Luis Rold¨¢n enga?a a Antoni Asunci¨®n, entonces ministro del Interior, con el que se hab¨ªa comprometido a ir a declarar a los juzgados, y huye de Espa?a. Se esconde en Par¨ªs con la ayuda del exagente Francisco Paesa. Asunci¨®n dimite.
- La entrega. La polic¨ªa contacta con Paesa y consigue que este convenza a Rold¨¢n para que se entregue en Laos con la promesa de que solo ser¨¢ juzgado por unos delitos concretos. El 28 de febrero de 1995, tras 11 meses de fuga, el exdirector de la Guardia Civil regresa a Espa?a detenido e ingresa en prisi¨®n. El Ministerio del Interior, cuyo responsable era Juan Antonio Belloch, paga a Paesa por sus servicios.
- La condena. El 26 de febrero de 1998 Rold¨¢n es condenado por la Audiencia Nacional a 27 a?os por los delitos de malversaci¨®n, cohecho, estafa y falsificaci¨®n contra la Hacienda P¨²blica. El Tribunal Supremo eleva la pena a 31 a?os en diciembre de 1999.
- Liberado. En marzo de 2010 Rold¨¢n sale de la prisi¨®n de Zuera (Zaragoza) tras pasar 15 a?os encarcelado.
¡ªLa limpieza de las instalaciones donde cumpl¨ªa prisi¨®n y del lugar de los empleados.
¡ª?Qu¨¦ estudios?
¡ªCiencias Pol¨ªticas y de la Administraci¨®n, que no termin¨¦. En total, me quedaron 15 a?os, que cumpl¨ª ¨ªntegramente. No tuve tercer grado, ni libertad condicional, que suelen darla a los dos tercios o los tres cuartos de la condena. Cumpl¨ª 10 a?os en r¨¦gimen cerrado, en Brieva, en r¨¦gimen de aislamiento. Me aplicaron la normativa FIES (Fichero Internos Especial Seguridad o Seguimiento).
¡ª?C¨®mo era el lugar en el que estaba encerrado?
¡ªEra como una nave peque?a con un pasillo central. Al lado derecho de ese pasillo hab¨ªa cinco celdas, de las que cuatro estaban cerradas y vac¨ªas. En el lado izquierdo hab¨ªa una especie de office,para preparar las comidas en el caso de que todas las celdas estuvieran ocupadas. Al fondo, un comedor y unas duchas. Hab¨ªa tambi¨¦n una salida a un patio de unos 30 por 10 metros. Era de cemento y ten¨ªa concertinas en el techo.
¡ª?C¨®mo eran sus rutinas diarias?
¡ªMe levantaba, me duchaba, limpiaba todo, fregaba el suelo con una fregona y luego me pon¨ªa a estudiar o a leer. Ten¨ªa un peque?o televisor en la celda, pero no ve¨ªa mucho la tele. Fundamentalmente, le¨ªa y escrib¨ªa.
¡ª?Sobre qu¨¦ escrib¨ªa?
¡ªSobre lo que le¨ªa.
¡ª?Y qu¨¦ le¨ªa?
¡ªLe¨ª a Nietzsche, a Kafka, a Hanna Arendt, todo el teatro de Sartre, Derrida, Jean Am¨¦ry¡ Le¨ª tambi¨¦n todo lo que consegu¨ª sobre personas que hab¨ªan sufrido largos procesos de privaci¨®n de libertad, no s¨¦, Eugenia Ginzburg , Mandelstam, Larina-Bujarina (la mujer de Bujar¨ªn), Margaret Bauer Newman. Descubr¨ª a Walter Benjamin. Y le¨ªa mucho la Biblia, los salmos, sobre todo.
¡ª?La c¨¢rcel le convirti¨® en lector?
¡ªNo, mi madre era una gran lectora y desde peque?o me inculc¨® ese h¨¢bito. La c¨¢rcel coadyuv¨® a que me refugiara en la lectura.
¡ªY en esa situaci¨®n estuvo 10 a?os.
¡ªS¨ª.
¡ª?Ve¨ªa a alguien a diario?
¡ªAl funcionario de servicio y, hasta 2000 (ingres¨® en 1995), a los polic¨ªas que pusieron tambi¨¦n para vigilarme. Primero fueron dos, luego, uno.
¡ª?Era usted un tipo peligroso?
¡ªYo creo que velaban m¨¢s por mi seguridad que por la de ellos.
¡ª?Le¨ªa la Biblia como texto literario o religioso?
¡ªTambi¨¦n como texto religioso.
Rold¨¢n se levanta, sale de la habitaci¨®n y regresa con una Biblia peque?a:
¡ªEsta era ¡ªdice.
El libro est¨¢ lleno de se?aladores intercalados entre sus p¨¢ginas, hay casi tantos se?aladores como p¨¢ginas. En los m¨¢rgenes del texto se aprecian anotaciones manuscritas y dibujos minuciosamente trazados. El trabajo del que tiene por delante m¨¢s horas que actividades con las que llenarlas. La entrevista se lleva a cabo en un comedor peque?o que en otra ¨¦poca fue el dormitorio de Luis Rold¨¢n, pues nos encontramos en la misma casa en la que vivi¨® de ni?o, y a la que regres¨® al salir de la c¨¢rcel, y que comparte ahora con dos gatos enormes y con su tercera mujer, Natacha. Los gatos fueron los primeros seres vivos que le hicieron compa?¨ªa tras su excarcelaci¨®n. Natacha es una mujer rusa a la que conoci¨® a trav¨¦s de Internet y con la que luego se cas¨®. Habla espa?ol perfectamente. Lo estudi¨® durante su carrera, y tras la Perestroika viaj¨® a Espa?a para ponerlo al d¨ªa. Seguidora impenitente de la cultura espa?ola, sobre todo de su literatura, conoce a los cl¨¢sicos y ha le¨ªdo a casi todos los escritores actuales. Tiene 58 a?os, es ingeniera y est¨¢ jubilada en Rusia.
Rold¨¢n pas¨® seis meses en un piso de Par¨ªs sin salir a la calle. Un d¨ªa a la semana, el Sueco le llevaba la compra
El Luis Rold¨¢n del otro lado de la mesa es un viejo de setenta a?os que cada diez o quince minutos interrumpe la conversaci¨®n para ir al ba?o (¡°la pr¨®stata¡±, dice). Toma medicinas para la pr¨®stata, para la respiraci¨®n, para la tensi¨®n, para la artrosis, para combatir los brotes de psoriasis y para la ansiedad. Padece, asimismo, de una presi¨®n intraocular (¡°uve¨ªtis repetitiva en el ojo izquierdo¡±, dice ¨¦l) que requiere cuidados especiales.
¡ª?De d¨®nde viene todo ese cuadro?
¡ªSon secuelas y reca¨ªdas de la ¨¦poca de aislamiento. En la c¨¢rcel aparecieron los problemas al¨¦rgicos respiratorios, la dermatitis, la gastritis¡ P¨¦rdida de visi¨®n por no poder mirar a lo lejos, artritis¡ Tuve problemas psiqui¨¢tricos y depresi¨®n aguda. Tom¨¦ cantidades industriales de Valium, Prozac, Myolastan, Orfidal, Transilium, Stylnox, Lorazepan¡
Al entrar en la casa, sobre el radiador del hall, hay una fotograf¨ªa del antiguo director general de la Guardia Civil saludando al Rey. En la parte inferior de la imagen aparece una dedicatoria del monarca: ¡°A Luis Rold¨¢n con afecto¡±. Hay m¨¢s fotograf¨ªas de este tipo, con el Rey, desde luego, y con Felipe Gonz¨¢lez, entre otros, cada una con su dedicatoria, exhibici¨®n que le hace a uno pensar que Rold¨¢n nunca dej¨® de ser un hombre del sistema. La casa, de unos sesenta o setenta metros cuadrados, con cuatro habitaciones diminutas, adem¨¢s del cuarto de ba?o y la cocina, est¨¢ limpia y ordenada hasta la exageraci¨®n, como un cuartel bajo el mando de un temperamento obsesivo. La atm¨®sfera es de menesterosidad, como de familia de clase media venida a menos. Hay libros en el pasillo y en las habitaciones, todos perfectamente colocados, como en posici¨®n de revista.
Luis Rold¨¢n vive en Zaragoza, ciudad en la que, por esas cosas del destino, viven tambi¨¦n el general de la Guardia Civil Rodr¨ªguez Galindo, condenado en el a?o 2000 a 71 a?os de prisi¨®n por secuestro y asesinato, y el socialista Juan Alberto de Belloch, ministro de Justicia e Interior cuando Rold¨¢n fue detenido (previo pago) en el aeropuerto de Bangkok.
La entrevista se lleva a cabo por los mismos d¨ªas en los que se cumplen 20 a?os de la primera noticia sobre el enriquecimiento il¨ªcito del exdirector de la Guardia Civil, cuando estaba precisamente a punto de ser nombrado ministro de Interior por Felipe Gonz¨¢lez. Meses despu¨¦s se producir¨ªa la huida y comenzar¨ªa la leyenda que situ¨® al fugitivo en diversos pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur, en Angola o Sud¨¢frica. Dado que en Venezuela hab¨ªan muerto sus abuelos, Interior envi¨® all¨ª polic¨ªas de confianza con dinero para encontrarlo vivo o muerto, tal como le contar¨ªa al fugitivo, a?os despu¨¦s, la gente de los aparatos de Estado de Venezuela. En realidad, Rold¨¢n se encontraba aqu¨ª al lado, en Par¨ªs, protegido por Francisco Paesa, agente del Ministerio del Interior y traficante de armas, entre otras perlas de un curr¨ªculo que est¨¢ pidiendo a gritos una novela o un sumario judicial.
De los diez meses parisinos, Rold¨¢n pas¨® los seis primeros en el apartamento del piso n¨²mero 20 de una torre desde la que ve¨ªa, dice, la antena de comunicaciones de Paris-France. Un d¨ªa a la semana, y como ¨¦l no pod¨ªa pisar la calle por razones de seguridad, aparec¨ªa en el apartamento un empleado del esp¨ªa, El Sueco, que le llevaba todo cuanto pudiera necesitar y recog¨ªa la lista de la compra para la semana siguiente. En cierta ocasi¨®n, Rold¨¢n coloc¨® unos libros en la base de la puerta de la vivienda para que no se cerrara, pues no dispon¨ªa de llaves, y comenz¨® a bajar las escaleras con la idea de dar una vuelta a la manzana. Cuando lleg¨® al piso diecisiete tuvo un ataque de p¨¢nico y regres¨® por donde hab¨ªa venido. A los seis meses, y por razones de seguridad, el traficante de armas lo cambi¨® a otro piso donde goz¨® de mayor libertad porque el prisionero exigi¨®, con ¨¦xito, un juego de llaves. Hablamos de la libertad de tomar un caf¨¦ apresurado en el bar de la esquina, siempre vigilando su espalda, para regresar angustiado a su escondrijo.
El dinero de las comisiones se dobl¨® al colocarlo en Suiza en moneda extranjera y por las devaluaciones¡±
Transcurridos esos 10 meses de aislamiento, Paesa aconsej¨® a Rold¨¢n que desapareciera. Desaparecer significaba que le dieran por muerto. Te llevamos a Laos o a Camboya, le dijo, y te quedas a vivir all¨ª. Eso s¨ª, olv¨ªdate de tu mujer, de tu hijo y de todas esas historias. Si es posible, se finge tu muerte y aparece tu cuerpo por ah¨ª. Te quedas en alg¨²n pa¨ªs de esos con un pasaporte argentino. Nadie te va a molestar, nadie se va a meter contigo. Yo te mando todos los meses dinero para que puedas vivir all¨ª, 10.000, 12.000, 15.000 d¨®lares, lo que haga falta, y te buscas una chinita que te arregle la ropa y el cuerpo.
Rold¨¢n dijo que no.
La alternativa a desaparecer era entregarse en un pa¨ªs desde el que solo se le pudiera extraditar por delitos que supusieran cuatro o cinco a?os de c¨¢rcel, de los que, con suerte, apenas cumplir¨ªa dos. Y ah¨ª es donde se puso en marcha la farsa de la detenci¨®n, pues se trat¨®, en realidad, de una entrega, cuando no de una venta, por la que Paesa sac¨® 300 millones de pesetas de los fondos reservados a Belloch. Ya en el avi¨®n de regreso a Espa?a, el exdirector de la Guardia Civil empez¨® a sospechar que hab¨ªa sido v¨ªctima de un enredo. La sospecha se convertir¨ªa en certidumbre cuando la juez le enumer¨® la lista de cargos por la que luego ser¨ªa condenado.
Periodistas que siguieron el caso de cerca mantienen que Rold¨¢n guarda todav¨ªa 10 millones de euros en el extranjero. ?l asegura que se lo quit¨® todo Paesa. Lo cierto es que, si los tuviera, no puede comerse, a cuenta de ellos, unos percebes.
¡ª?Es usted creyente? ¡ªpreguntamos tras cerrar la Biblia y devolv¨¦rsela.
¡ªTuve una ¨¦poca de agnosticismo, pero he vuelto un poco a¡ Creo en Dios, pero no en todo lo que le rodea. No voy a la Iglesia ni a misa, si es a eso a lo que se refiere.
¡ª?Qu¨¦ visitas pod¨ªa recibir en prisi¨®n?
¡ªCuarenta minutos los fines de semana, veinte minutos el s¨¢bado y otros veinte el domingo, a unos horarios establecidos. Pod¨ªa tener un vis a vis por mes. Durante los ¨²ltimos a?os, dado que me hab¨ªa separado de mi mujer y que mi madre era muy mayor para viajar, casi no disfrut¨¦ de este privilegio.
¡ª?Y los cinco a?os restantes?
¡ªLos cumpl¨ª en Zaragoza, donde iba a dormir todos los d¨ªas al Centro de Inserci¨®n Social. Me dejaban salir a trabajar, pero a las nueve ten¨ªa que estar de vuelta. Ya pr¨¢cticamente al final, me dejaron dormir en casa el viernes y el s¨¢bado. Todo esto hasta el 19 de marzo de 2010, en que qued¨® extinguida la pena.
¡ª?Se ha arrepentido de los delitos que cometi¨®?
¡ªTotalmente, totalmente, totalmente. No me explico c¨®mo romp¨ª con mi manera de entender la vida. Esto que digo no son palabras, viene de dentro. Aparte de los problemas de orden moral, he destrozado mi vida y la de mi familia. Vamos, es que es as¨ª. Podr¨ªa decir que me sent¨ª empujado, pero el n¨²cleo de la culpa es m¨ªo.
?¡ª?Ha pagado por ello?
¡ªS¨ª, y como no ha pagado ning¨²n otro en ning¨²n sentido. D¨ªa a d¨ªa, en unas condiciones muy duras de internamiento, sin ninguno de los beneficios penitenciarios que obtuvieron otros.
¡ª?Qui¨¦nes no pagaron?
¡ªMe cuesta mucho dar nombres, no le deseo mal a nadie, solo le digo que el trato que recib¨ª fue discriminatorio.
¡ªVisto con perspectiva, ?cree que fue, en parte, un chivo expiatorio?
¡ªEl que yo haya sido un chivo expiatorio no quiere decir que no hiciera todo lo que hice. Dicho esto, es evidente que fui un objeto, como una pelota de pimp¨®n, entre el PP y el PSOE. Para el PP, porque le ven¨ªa bien para menoscabar al PSOE. Para el PSOE, porque le conven¨ªa focalizar todo el mal en una persona.
¡ªCuando se corrompi¨®, ?ten¨ªa conciencia de estar haci¨¦ndolo?
¡ªNo reflexionas, formas parte del paisaje, de lo que ves alrededor. Haces lo que se hac¨ªa.
¡ª?Cu¨¢ndo cobr¨® por primera vez un sobresueldo en dinero negro procedente del erario p¨²blico?
¡ªEn 1983, siendo delegado del Gobierno en Navarra. Seis millones de pesetas.
¡ª?Era una pr¨¢ctica habitual?
¡ªS¨ª, era una pr¨¢ctica habitual.
¡ª?Viv¨ªan, entonces, en una atm¨®sfera general de corrupci¨®n?
¡ªYo consideraba que ese sobresueldo era normal.
¡ª?Le parec¨ªa normal cobrar dinero negro procedente de las arcas del Estado?
¡ªEn esos momentos era la pr¨¢ctica habitual.
¡ª?Qui¨¦n m¨¢s cobraba?
No reflexionas, formas parte del paisaje, de lo que ves alrededor. Haces lo que se hac¨ªa¡±
¡ªLos jefes de polic¨ªa ten¨ªan una cantidad de 500.000 pesetas de libre disposici¨®n.
¡ª?Qui¨¦n m¨¢s?
¡ªQue yo sepa, cobraban el gobernador civil de Madrid, el de Barcelona, los tres gobernadores vascos y yo. Lo s¨¦ porque me lo han dicho. No fue probado, pero no tiene sentido que me pagaran a m¨ª y no a los otros.
¡ª?Qui¨¦n le pagaba?
¡ªAl principio, el director de la seguridad del Estado, Rafael Vera. Luego, Juli¨¢n Sancrist¨®bal.
¡ªEste dinero, en su caso, ?cu¨¢nto sum¨®?
¡ªVeintisiete millones de pesetas.
¡ªPosteriormente, ya como director general de la Guardia Civil, empez¨® a obtener dinero tambi¨¦n por comisiones de obras en los cuarteles. ?Recuerda cu¨¢nto dinero reuni¨® con estas comisiones?
¡ªNo. En la sentencia qued¨® acreditado que el monto de las comisiones fue de unos setecientos millones de pesetas. Este dinero se dobl¨® al colocarlo en Suiza en moneda extranjera y debido a las devaluaciones de la peseta. Hubo cuatro en un solo a?o.
¡ª?Qu¨¦ fue de todo este dinero, adem¨¢s de las propiedades que hab¨ªa ido usted adquiriendo?
¡ªLas propiedades fueron embargadas todas, unas ejecutadas por los bancos, y otras, subastadas. Las cuentas bancarias tambi¨¦n fueron embargadas.
¡ª?Cu¨¢nto dinero logr¨® salvar?
¡ªUnos diez millones de euros.
¡ª?De qu¨¦ manera?
¡ªHago un poder a un abogado suizo, y este hace las transferencias a las diversas cuentas que le indica Paesa.
¡ª?A partir de ese instante, todo su dinero permanece en manos de Francisco Paesa?
¡ªEn sus manos o en manos de sus testaferros.
¡ª?Queda entonces usted en una relaci¨®n de absoluta dependencia respecto a Paesa?
¡ªEn todos los sentidos.
¡ª??l se hace cargo de los gastos que conlleva su huida?
¡ªS¨ª.
¡ª?Nunca le devolvi¨® nada?
¡ªNunca.
¡ª?Usted no tiene un c¨¦ntimo dentro o fuera de Espa?a?
¡ªNi uno.
¡ª?De qu¨¦ vive?
¡ªFundamentalmente, de mi pensi¨®n de 774 euros, que me corresponden por los a?os que he cotizado. Y de las ayudas que ocasionalmente recibo de mis hijos. Recientemente he vendido un juego de plata que usted habr¨¢ visto aqu¨ª en otras ocasiones.
¡ª?C¨®mo logr¨® salvar esta casa?
¡ªEsta casa era de mis padres, pero como era hijo ¨²nico la pusieron a mi nombre. Cuando embargaron todos mis bienes, embargaron tambi¨¦n la casa y la sacaron a subasta. Eso fue en 2001. La compr¨® mi madre y la puso a nombre de mis dos hijos peque?os. Es de ellos.
¡ªPor lo que se refiere a la guerra sucia contra ETA, ?tuvo alguna relaci¨®n con los casos m¨¢s conocidos?
¡ªFui llamado a declarar como imputado por el caso Lasa y Zabala. Declar¨¦ y no hubo m¨¢s.
¡ªDurante su etapa de delegado del Gobierno en Navarra, la lucha antiterrorista estaba en su apogeo. Hab¨ªa muchos atentados por parte de ETA y hab¨ªa aparecido el GAL. Todo esto le concern¨ªa de forma menos directa que cuando ocup¨® la Direcci¨®n General de la Guardia Civil, pero deb¨ªa de ser, l¨®gicamente, una persona muy informada. ?C¨®mo era el trato a los detenidos? ?Se torturaba de forma general, como cabe deducir de los casos de Lasa y Zabala y otros?
¡ªEn Navarra se produc¨ªan detenciones y denuncias por torturas. En los manuales de ETA se indicaba c¨®mo efectuar la denuncia en todos los casos de detenci¨®n. Por otro lado, hay sentencias que confirman torturas. Bien, si no somos hip¨®critas, uno tiene que entender que si detienes a un se?or que ha matado a 23 personas y lo interrogas y confiesa, ?qu¨¦ es lo que le ha hecho confesar? Ha habido golpes, presiones f¨ªsicas que no dejan huella, pero que puedes pensar que se producen. Presiones ps¨ªquicas, tambi¨¦n. ?Alguien se cree que declaran lo que declaran sin coacciones?
¡ª?Significa esto que justifica usted la tortura?
¡ª?Cu¨¢ntas vidas se han salvado por confesiones de detenidos que han sido sometidos a tortura? Hablo de vidas concretas. Yo conozco algunas: vidas de jueces, de militares, de fiscales¡
¡ª?Es un s¨ª a la tortura?
¡ªEn abstracto, desde un punto de vista intelectual, le dir¨ªa que no, pero ante la tesitura de torturar a alguien cuya declaraci¨®n puede salvar la vida de alguien, le dir¨ªa que s¨ª.
¡ªEstamos hablando de una ¨¦poca en la que reinaba una atm¨®sfera de corrupci¨®n general que, adem¨¢s de innumerables delitos econ¨®micos, incluye secuestros y cr¨ªmenes por los que fueron juzgadas y condenadas personas que ocupaban puestos muy altos en el Gobierno del Estado. ?Usted cree en la posibilidad de que el presidente Felipe Gonz¨¢lez permaneciera al margen de lo que suced¨ªa?
¡ªImposible.
¡ª?La corrupci¨®n era estructural?
¡ªLa corrupci¨®n era y es estructural.
Rold¨¢n se levanta una vez m¨¢s para ir al cuarto de ba?o (la pr¨®stata, insiste). Lleva, en este encuentro, un jersey de pico, morado, muy gastado, y arrastra unas viejas zapatillas de andar por casa adquiridas en Rusia. Durante la conversaci¨®n tortura entre sus dedos, en una especie de tic nervioso, un pa?uelo de papel. Cuando est¨¢ pr¨¢cticamente deshecho, saca del bolsillo un paquete de kleenex y comienza a destrozar otro.
¡ª?Desde cu¨¢ndo mantiene esa costumbre?
¡ª?Cu¨¢l?
¡ªLa de destrozar pa?uelos de papel.
¡ªNo s¨¦, desde siempre.
Y contin¨²a pasando el pa?uelo entre sus dedos como el que pasa las cuentas de un rosario.
¡ª?Qu¨¦ vida hacen usted y su mujer en Zaragoza?
¡ªMe levanto, me aseo y salimos a hacer la compra. Antes de comer damos una vuelta por la ciudad o acudimos a visitar una exposici¨®n. Por la tarde, si el tiempo es bueno, damos otra vuelta o acudimos a un acto cultural. Los mi¨¦rcoles, que es el d¨ªa del espectador, vamos al cine. Y leemos mucho los dos. Ahora estoy con un libro de Bor¨ªs Pasternak muy poco conocido. Ando metido en autores rusos raros.
¡ª?Se puede vivir con el importe de su pensi¨®n?
¡ªSe asombrar¨ªa usted de con lo poco que se puede vivir.
¡ª?Qu¨¦ espera de la vida?
¡ªEstoy agotando las ¨²ltimas vendimias de la vida, me sobrevivo. Durante 10 a?os, la ¨²nica compa?¨ªa que tuve fue la nada, ahora me siento muy acompa?ado y querido por mi esposa y familia. Espero el final con serenidad.
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