Paz a trompicones en Irlanda del Norte
La ambig¨¹edad sobre el desarme del IRA lastr¨® los acuerdos de Viernes Santo El anuncio lleg¨® demasiado tarde para impulsar la reconciliaci¨®n
Poco antes de las cinco de la tarde del 23 de octubre de 2001, un escueto comunicado del IRA (siglas en ingl¨¦s del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s) anunci¨® al mundo que hab¨ªa empezado la destrucci¨®n de sus arsenales. Ese hist¨®rico acontecimiento, esperado desde hac¨ªa a?os, fue confirmado pocas horas despu¨¦s por la Comisi¨®n Internacional Independiente para el Decomiso, presidida por el general canadiense John de Chastelain. ¡°Hemos sido testigos de un acontecimiento que nos parece significativo, en el que el IRA ha puesto cierta cantidad de armas fuera de uso. El material en cuesti¨®n incluye armas, munici¨®n y explosivos¡±.
Los observadores internacionales no dijeron ni cu¨¢ndo, ni d¨®nde ni c¨®mo hab¨ªa ocurrido eso ni cu¨¢nto material de guerra hab¨ªa sido inutilizado. Lo importante no era eso: lo importante era el gesto simb¨®lico, tantas veces reclamado por los unionistas protestantes, de que el IRA empezara a destruir sus arsenales.
Los observadores no dijeron d¨®nde hab¨ªa comenzado la destrucci¨®n de armas
Ese fue un momento formalmente clave del proceso de paz. Sin embargo, hab¨ªa llegado demasiado tarde para constituir un verdadero impulso para la paz y, sobre todo, para la reconciliaci¨®n. El desarme hab¨ªa sido siempre el elefante blanco del proceso de paz de Irlanda del Norte. En los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, el proceso de desarme tuvo que quedar deliberadamente difuso para forzar el acuerdo final. Esa falta de detalle en el desarme, un asunto m¨¢s simb¨®lico que real pero quiz¨¢s por eso mismo de gran importancia, acab¨® envenenando las relaciones entre los dos bandos y seguramente eso retras¨® la disoluci¨®n del IRA, que no lleg¨® hasta 2005, y sobre todo una reconciliaci¨®n que est¨¢ muy lejos de alcanzarse. A¨²n hoy hay disturbios espor¨¢dicos y enfrentamientos pol¨ªticos.
La posibilidad de un final dialogado del conflicto empez¨® a vislumbrarse a finales de los a?os ochenta. El l¨ªder de los nacionalistas moderados del SLDP, John Hume, y el del Sinn F¨¦in, Gerry Adams, se vieron por primera vez en secreto en 1988. Adams se refiri¨® p¨²blicamente en marzo de 1989 a su deseo de ver ¡°un movimiento pol¨ªtico no armado que trabaje por la autodeterminaci¨®n¡±. Y el ministro brit¨¢nico para Irlanda del Norte, Peter Brooke, declar¨® en noviembre de ese mismo a?o que Reino Unido no se opon¨ªa a la unificaci¨®n de Irlanda sino a su b¨²squeda por medios violentos.
En 1993, los primeros ministros brit¨¢nico e irland¨¦s, John Major y Albert Reynolds, aceptaron el principio de autodeterminaci¨®n sobre la base de que tuviera el respaldo mayoritario de la poblaci¨®n de Irlanda del Norte. En 1994, el IRA declar¨® el primer alto el fuego. Tras dram¨¢ticos avances y retrocesos, el 10 de abril de 1998 se firmaron los Acuerdos de Viernes Santo. La paz qued¨® sellada y se pusieron en marcha las instituciones de autogobierno, pero el desarme qued¨® en el aire: era un requisito, pero no quedaba claro c¨®mo se iba a conseguir.
Tampoco precisaron cu¨¢nto material de guerra hab¨ªa sido inutilizado
La fragilidad cong¨¦nita del acuerdo se refleja en la concepci¨®n misma de las instituciones de autogobierno, completamente segregadas: para funcionar necesitan tener la mayor¨ªa de cada uno de los dos bandos del conflicto, unionistas protestantes por un lado y nacionalistas cat¨®licos por el otro.
El terrorismo se ha acabado y las instituciones funcionan, aunque a menudo a trompicones. Belfast es una capital transformada que no tiene nada que ver con la ciudad de los a?os setenta y ochenta, pero el conflicto civil sigue latente, la poblaci¨®n est¨¢ m¨¢s segregada que nunca y el odio no ha desaparecido.
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