De la gloria a la marginaci¨®n

El 28 de octubre de 1982, apenas 21 meses despu¨¦s de dimitir y ceder el testigo de la Transici¨®n que hab¨ªa pilotado durante cinco a?os, Adolfo Su¨¢rez se desplom¨® en las elecciones generales. Todo el centrismo se desplom¨®, en realidad ¡ªel de su antiguo partido, UCD, y el del que acababa de fundar, CDS¡ª, pero el hundimiento electoral del expresidente fue especialmente simb¨®lico. El hombre que ¡ªproveniente de las entra?as del franquismo¡ª hab¨ªa ganado dos elecciones y culminado el proceso pol¨ªtico m¨¢s importante de la historia reciente espa?ola ve¨ªa c¨®mo la ciudadan¨ªa le daba la espalda una vez asentada la democracia. Algo parecido le hab¨ªa sucedido a otro de los rostros principales de la Transici¨®n, Santiago Carrillo, secretario general del PCE, partido que hab¨ªa liderado la lucha antifranquista y que, tras ser legalizado, vio c¨®mo los r¨¦ditos electorales se desviaban en tromba hacia el PSOE. Nunca los recuper¨®.

Aquella noche electoral de 1982, Su¨¢rez ni siquiera supo hasta el ¨²ltimo momento si conservar¨ªa su esca?o; finalmente lo logr¨® ¡ªel CDS obtuvo ese esca?o por Madrid y otro por ?vila, el de Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n¡ª y ya de madrugada apareci¨® ante sus simpatizantes, reunidos en el hotel Gran Versalles de la capital. ¡°Que no decaiga el ¨¢nimo¡±, dijo tras pedir un aplauso para el gran triunfador, el PSOE, y para AP, que se hab¨ªa disparado tambi¨¦n.

El bipartidismo hac¨ªa su aparici¨®n y el centro empezaba su ca¨ªda en desgracia. De los 168 diputados que hab¨ªa tenido UCD en 1979 se pas¨® en 1982 a 11 de UCD y dos del CDS. En tres a?os, el centrismo hab¨ªa perdido cuatro millones de votos. El propio presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, se qued¨® sin esca?o (lo recuper¨® m¨¢s tarde), al igual que dos padres de la Constituci¨®n (el centrista Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca y el comunista Jordi Sol¨¦ Tura); otro m¨¢s, Gabriel Cisneros, estuvo a punto. El terremoto electoral de 1982 puso fin a un ciclo.

A pesar de ello, Su¨¢rez mantuvo el experimento del CDS y remont¨® en las siguientes elecciones: en 1986 logr¨® 1,8 millones de votos y 19 esca?os, convirti¨¦ndose en la tercera fuerza pol¨ªtica. Fue un espejismo. Toc¨® su techo en las municipales, auton¨®micas y europeas de 1987; pero en 1989, tras consumar un inesperado pacto con el PP en el Ayuntamiento de Madrid, volvi¨® a caer en las generales: 14 esca?os. Su¨¢rez dimiti¨® como presidente del CDS en 1991. Ese fue su punto final en la vida pol¨ªtica espa?ola, en la que hab¨ªa hecho historia.