?De qu¨¦ federalismo hablamos?
Antes de dialogar conviene, a mi juicio, que las cosas maduren en Catalu?a
Llevamos tiempo oyendo que una ¡°soluci¨®n¡± razonable al contencioso nacionalista en Catalu?a pasa por una reforma constitucional de car¨¢cter ¡°federalista¡±. En ese sentido se pronunciaba ayer un manifiesto (Una Espa?a federal en una Europa federal)firmado por un nutrido grupo de personas relevantes. Propon¨ªa: 1) reconocimiento de identidades diversas; 2) un senado territorial; 3) dejar claras las competencias (reformar el T¨ªtulo VIII); 4) una financiaci¨®n ¡°justa y equilibrada¡±.
La inmensa mayor¨ªa de los espa?oles aprobar¨ªa esos cambios, pero ?es ese el ¡°federalismo¡± que propugnan, por ejemplo, el PSC u otras ¡°terceras v¨ªas¡±?
Ayer se hizo p¨²blica la posici¨®n de notables empresarios catalanes proponiendo algo bien distinto: 1) ¡°Catalu?a es una naci¨®n¡±; 2) que en materia fiscal se aplique en Catalu?a el sistema del concierto vasco; 3) plenas competencias ling¨¹¨ªsticas y culturales; 4) capacidad total en el terreno municipal.
Este ¡°federalismo¡±, esta vez asim¨¦trico, afectar¨ªa al Pre¨¢mbulo y a art¨ªculos del T¨ªtulo I de la Constituci¨®n Espa?ola y para su viabilidad necesitar¨ªa un proceso harto complicado: aprobaci¨®n por dos tercios del Congreso, refer¨¦ndum, disoluci¨®n de las Cortes, nuevas elecciones y aprobaci¨®n por dos tercios del nuevo Congreso. Un proceso que jam¨¢s superar¨ªa en las urnas una propuesta como la aqu¨ª descrita.
?Alguien puede pensar que los espa?oles van a estar de acuerdo con m¨¢s privilegios, como el cupo vasco? Y, sobre todo, ?qu¨¦ Parlamento espa?ol aprobar¨ªa legalizar la expulsi¨®n del castellano de la esfera p¨²blica, comenzando por la Escuela y la Universidad? Recordemos: el castellano es la lengua materna de la mayor¨ªa de los catalanes. Adem¨¢s, la primera obligaci¨®n de cualquier Gobierno es impedir que ning¨²n espa?ol pueda ser tratado como extranjero dentro del territorio nacional.
Antes de dialogar (soy partidario del di¨¢logo, pero no de la rendici¨®n) conviene, a mi juicio, que las cosas maduren en Catalu?a y pienso que van a madurar, y lo van a hacer radicaliz¨¢ndose. La discusi¨®n ya no est¨¢ en ¡°el derecho a decidir¡±, se ha desplazado y aclarado. Ahora se trata de independencia s¨ª o independencia no. Un terreno donde caben pocas ambig¨¹edades. Los separatistas han puesto, al fin, las cosas claras: o sopa o teta.
La deriva pol¨ªtica catalana conducir¨¢, probablemente, a una mayor¨ªa relativa de ERC y, de ser as¨ª, el se?or Junqueras tendr¨¢ que hacerse cargo de la Generalidad. Ese ser¨¢ el momento de dialogar, pero no con ERC, sino con los catalanes que conserven su seny, aquellos que no est¨¦n dispuestos a tirarse ni a que los tiren al barranco. Pasado el calent¨®n, es probable que ellos, lo m¨¢s templados (nacionalistas o no), vuelvan a ser la mayor¨ªa.
?Cuanto peor, mejor? Dig¨¢moslo m¨¢s literariamente: ¡°Cuando la flecha est¨¢ en el arco tiene que partir¡±. Pues veamos a qu¨¦ blanco va a parar la dichosa flecha.
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