Cinco militares espa?oles procesados por torturar a prisioneros en Irak
La juez castrense acusa a un capit¨¢n del CNI, tres guardias civiles y un legionario
En un auto sin precedentes, cinco militares espa?oles han sido acusados de violar las leyes y usos de la guerra. La titular del Juzgado Militar Territorial n¨²mero 12 ha procesado a cinco miembros o exmiembros de la Legi¨®n por un delito de torturas ¡ªque el C¨®digo Penal Militar castiga con 10 a 25 a?os de prisi¨®n¡ª cometido en 2004 contra dos prisioneros en el centro de detenci¨®n de Base Espa?a, en Irak. Los procesados son un capit¨¢n, ahora destinado en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dos cabos (uno destinado en la Legi¨®n y otro en la Guardia Civil) y dos guardias civiles (legionarios en aquel momento).
Seg¨²n el auto de procesamiento, los hechos tuvieron lugar ¡°en fecha no determinada¡±, pero comprendida entre el 22 de enero y el 18 de febrero de 2004, cuando un grupo de militares, de los que se ha podido identificar a cinco, aprovechando el turno de descanso de la guardia nocturna, acudieron a la celda donde se encontraban detenidos dos iraqu¨ªes, ¡°con el fin de humillarlos¡± en venganza por la tensi¨®n continua derivada de los ataques y atentados sufridos por el contingente espa?ol en Irak.
El procedimiento judicial se inici¨® a ra¨ªz de la difusi¨®n por EL PA?S, el 17 de marzo de 2013, de un v¨ªdeo que mostraba c¨®mo varios militares espa?oles golpeaban con sa?a a dos detenidos. Tras a?o y medio de investigaci¨®n, y aunque los rostros aparec¨ªan pixelados en la grabaci¨®n, la juez ha podido determinar, gracias a las declaraciones de varios testigos, que los agresores pertenec¨ªan a la Primera Secci¨®n de la Compa?¨ªa del Tercio Alejandro Farnesio de la Legi¨®n, con base en Ronda (M¨¢laga).
El auto describe pormenorizadamente la secuencia de la agresi¨®n, que en total dura 25 segundos: tras imprecar para que se levante a uno de los dos detenidos, un cabo les propina un bofet¨®n; a continuaci¨®n, uno de los legionarios les da al menos 15 patadas sucesivas; tras hacer adem¨¢n de alejarse, regresa para propinarles dos patadas m¨¢s y todav¨ªa vuelve una ¨²ltima vez para descargar otra. Un segundo legionario les da un m¨ªnimo de cinco patadas; y un tercero, al menos nueve. En total, 32 patadas, por lo menos.
¡°Se oyen las muestras de aflicci¨®n de los detenidos iraqu¨ªes, que reiteradamente emiten sonidos profundos, exponentes del sufrimiento que est¨¢n padeciendo¡±, prosigue el auto. Y agrega: ¡°Ninguno de los presentes actu¨®, pudiendo hacerlo, para impedir las agresiones que ve¨ªan que los tres anteriores realizaban. Como tampoco ninguno de ellos mostr¨® disconformidad ni recurri¨® a un superior, antes al contrario participaron en la humillaci¨®n con su presencia solidaria y sus risas¡±.
Si la agresi¨®n se grab¨®, agrega la juez, no fue por voluntad de que saliera a la luz, ¡°ni mucho menos de entregarla a la autoridad judicial, sino que se tratar¨ªa de un v¨ªdeo de consumo interno o de un recuerdo de misi¨®n¡±. Su objetivo era ¡°incrementar la humillaci¨®n y cosificaci¨®n de los iraqu¨ªes¡±. Fue ese v¨ªdeo el que, una d¨¦cada despu¨¦s, acab¨® haciendo p¨²blico EL PA?S.
La juez procesa al capit¨¢n ahora destinado en el servicio secreto ¡ªen el momento de los hechos, teniente de la Legi¨®n¡ª porque, aunque no particip¨® en la agresi¨®n, era el comandante de la guardia y, como tal, responsable de la custodia de los prisioneros. ¡°Era necesaria su aprobaci¨®n para llevar a cabo una actuaci¨®n tan grave¡±, argumenta, ¡°tanto m¨¢s cuanto el grupo [...] parece actuar sin ning¨²n miedo a ser descubierto¡±.
Por el contrario, exculpa al legionario que grab¨® la escena, argumentando que recibi¨® la orden de acudir a la celda sin saber a lo que iba, al contrario que sus compa?eros. Adem¨¢s, ha dado muestras de arrepentimiento y ha colaborado con la justicia. Podr¨ªa acus¨¢rsele de no denunciar los hechos en su d¨ªa, pero la juez recuerda que varios de los implicados amenazaron a quien hablara y que ese delito (falta de denuncia) ya habr¨ªa prescrito.
Pacto de silencio en la Legi¨®n
Si se ha tardado tanto tiempo en conocer lo sucedido en Irak ha sido porque ha funcionado un pacto de silencio, una especie de omert¨¤, en el seno de la Legi¨®n. ¡°Todo el mundo en Ronda sab¨ªa de lo sucedido en Irak en 2004¡±, pero se lleg¨® a un acuerdo a fin de que ¡°el v¨ªdeo y las personas implicadas no salieran a la luz¡±, declar¨® a la juez uno de los legionarios, quien reconoci¨® que ¡°se mont¨® un gran revuelo en la Legi¨®n de Ronda¡± cuando EL PA?S difundi¨® la grabaci¨®n.
El auto alude a ¡°supuestas actuaciones de mandos [del Tercio destinado en esa localidad malague?a] tendentes a presionar al caballero legionario [que grab¨® el v¨ªdeo] para que no declarara ante la autoridad judicial¡±, lo que podr¨ªa suponer un delito de obstrucci¨®n a la justicia. Tambi¨¦n se hace eco de una conversaci¨®n telef¨®nica entre dicho legionario y su capit¨¢n en la que al primero, tras prestar declaraci¨®n ante la juez, ¡°se le percibe que est¨¢ avergonzado y con miedo porque considera que ha cometido traici¨®n al romper ese pacto de silencio¡±.
Pero el episodio m¨¢s sorprendente se produjo el pasado 28 de junio, inmediatamente despu¨¦s de que el legionario que grab¨® el v¨ªdeo hubiera prestado declaraci¨®n y antes de que ingresase durante una semana en prisi¨®n preventiva.
El secretario del juzgado dej¨® constancia de ¡°la sorpresiva e inmotivada presentaci¨®n de un capit¨¢n de la Legi¨®n¡±, alegando que un superior suyo le hab¨ªa mandado para que exigiera el tel¨¦fono del abogado de oficio que asist¨ªa al legionario que hab¨ªa prestado declaraci¨®n. El capit¨¢n a?adi¨® que ¡°no se le pod¨ªa meter en prisi¨®n [al legionario] porque hab¨ªan pasado m¨¢s de diez a?os¡±. ?Diez a?os de qu¨¦? Las diligencias estaban declaradas secretas y nadie hab¨ªa dicho hasta entonces que los agresores del v¨ªdeo fueran legionarios.
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