Dinero sin l¨ªmite a cambio de la sumisi¨®n de los consejeros
Blesa utiliz¨® las tarjetas y altas remuneraciones para gobernar Caja Madrid sin cr¨ªticas
Los economistas dicen que no se puede explicar la marcha de una empresa sin analizar los incentivos de sus directivos y consejeros. En el caso de Caja Madrid y de Bankia, parece claro que eran perversos porque todo el puente de mando estaba controlado gracias a generosas tarjetas opacas, elevados salarios para los directivos, buenas dietas para los consejeros y amplios cr¨¦ditos a bajos precios. Algunos se compraron una vivienda con tipos de entre el 1,5% y el 4%, y luego la amueblaron con cargo a la tarjeta black.
El antecesor de Miguel Blesa en la presidencia de Caja Madrid, Jaime Terceiro, estableci¨® que el m¨¢ximo que pod¨ªa recibir un consejero era 26.000 euros. Blesa permiti¨® que los ingresos de su vicepresidente, Jos¨¦ Antonio Moral Sant¨ªn (por la participaci¨®n en la caja y en empresas de la corporaci¨®n) alcanzara los 526.000 euros, es decir, veinte veces m¨¢s.
Otros estaban en cantidades m¨¢s peque?as, 67.000 euros Estanislao Rodr¨ªguez-Ponga, pero que se convierten en altos salarios si se suma lo que dispon¨ªa con la tarjeta opaca. Pero el descontrol empez¨® por el propio salario de Blesa, alrededor de 3,5 millones, que supone 18 veces m¨¢s que el de su antecesor Terceiro.
Blesa sub¨ªa el l¨ªmite de gasto de las tarjetas si los consejeros eran m¨¢s cercanos
Pero este chorreo de dinero no era a cambio de nada. El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, entregaba tarjetas (que ten¨ªa diferentes l¨ªmites en funci¨®n de la cercan¨ªa que tuviera con el consejero o directivo), para dirigir la entidad con placidez. Es decir, Blesa empleaba el dinero de la entidad financiera para contentar a sus directivos y convertirles en vigilantes acr¨ªticos de su gesti¨®n. Tras recibir tanto dinero es dif¨ªcil llevar la contraria al presidente, aunque tampoco otros consejos de empresas espa?olas se caracterizan por vivir enconados debates. As¨ª, Blesa lleg¨® a repartir 15,5 millones entre 2003 y 2012 entre consejeros y altos directivos.
Tras el esc¨¢ndalo surgido al conocerse que casi todo el dinero sirvi¨® para lujosos gastos personales, ayer, el ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, recalc¨® que esas pr¨¢cticas desaparecieron ¡°cuando la entidad se nacionaliza¡± y que los nuevos gestores de Bankia ten¨ªan la instrucci¨®n de remitir todas las pr¨¢cticas irregulares que detectaran. ¡°Hay que recuperar todas las cantidades al respecto¡±, recalc¨® el ministro en Washington, tras participar en la reuni¨®n del G-20. As¨ª, record¨® que hay otra veintena de casos en Catalunya Banc y 28 en Novagalicia Banco pedientes, informa Amanda Mars? desde Washington.
Para entender c¨®mo se lleg¨® a vivir esta situaci¨®n en Caja Madrid hay que recordar que desde mediados de los noventa fue un coloso financiero que tuvo ocho millones de ahorradores y m¨¢s de 200.000 millones de euros de activos; era la segunda caja de Espa?a y lleg¨® a ganar 2.800 millones en un solo a?o. Nadaba en la abundancia. No repart¨ªa dividendos porque carec¨ªa de accionistas pero entregaba parte de su beneficio para la Obra Social que llegaba a casi todos los pueblos de Madrid y algunas capitales donde estaba instalada.
Adem¨¢s de repartir visas, se elevaron las dietas de consejo y los salarios
Caja Madrid financiaba proyectos, algunos ruinosos y reclamados por las Administraciones madrile?as, como el Parque Warner. La entidad subvencionaba generosamente cada a?o a las fundaciones del PP, PSOE e IU y conced¨ªa cr¨¦ditos a los partidos en apuros cuyos representantes se sentaban en el consejo. Funcionaba como un banco m¨¢s, aunque su consejo de administraci¨®n era como un parlamento reducido.
Las batallas por el poder dentro de Caja Madrid han sido intensas desde antiguo. En 1996, Blesa accedi¨® a la presidencia con un extra?o pacto con Izquierda Unida y Comisiones Obreras. Un extra?o matrimonio que est¨¢ en el origen de la g¨¦nesis del esc¨¢ndalo de las tarjetas. En 2009 lleg¨® una batalla pol¨ªtica por el poder en la caja, iniciada por Esperanza Aguirre, mientras nadie gestionaba Caja Madrid, que se hund¨ªa con una morosidad creciente mientras crec¨ªa la crisis financiera. Aquella crisis se vivi¨® con un crecimiento de las retribuciones, la ¨²ltima fiesta de un Titanic que se hund¨ªa sin que nadie exigiera responsabilidades al presidente. Estaban m¨¢s pendientes de sus visas opacas y cuando se dieron cuenta la caja hab¨ªa desaparecido.
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