El juez neg¨® a la pareja del parricida de Asturias la orden de alejamiento
La madre estaba de acuerdo en que su compa?ero viera a sus hijas semanalmente
La madre de las ni?as de siete y nueve a?os supuestamente asesinadas a golpes por su padre el pasado jueves hab¨ªa interpuesto en mayo de 2013 una denuncia por violencia de g¨¦nero, seg¨²n confirma el Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Todav¨ªa juntos, la mujer describ¨ªa para justificarla una bronca ¡°subida de tono¡± pero sin ataques f¨ªsicos. Insist¨ªa, adem¨¢s, en que la pelea verbal no hab¨ªa afectado a las ni?as. La causa no lleg¨® a juicio y el fiscal la sobresey¨®. Dos meses despu¨¦s, el abogado de la mujer pidi¨® una orden de alejamiento, de nuevo exclusivamente para ella. Poco a poco, las ni?as se iban convirtiendo en v¨ªctimas de un problema arraigado en la pareja. La orden tambi¨¦n fue denegada.
El jueves, el conflicto lleg¨® a un cruel desenlace. El hombre aprovech¨® que ten¨ªa a Amets y Sara, sus hijas, con ¨¦l durante un permiso, cogi¨® supuestamente una barra de hierro y las mat¨® en su casa de San Juan de la Arena, en Asturias. M¨¢s tarde se suicid¨® tir¨¢ndose del viaducto de Artedo.
Los litigios
- El 13 de mayo de 2013 se abren diligencias previas en el juzgado de Pravia. La mujer expone vejaciones leves en el hogar, sin parte de lesiones. Solo insultos.
- En julio pide una orden de alejamiento por las peleas. El juez no la crey¨® justificada.
- En noviembre de 2013 se fijan los horarios de visitas del padre y una manutenci¨®n de 150 euros.
- Todav¨ªa consta una denuncia por impagos de la pensi¨®n.
¡°Disculpen, no nos encontramos con ¨¢nimo de recibirles¡± se le¨ªa en un folio en la entrada de la casa de la mujer en el cercano Soto del Barco. Las persianas estaban cerradas. Todav¨ªa estaba colgado de la puerta un peque?o paraguas rosa. Dentro, la madre, desolada, busca abstraerse. No ha pasado un d¨ªa desde que perdiera a sus dos hijas.
Fuera, los vecinos de Soto del Barco (peque?a capital de concejo asturiana de 1.500 habitantes) no hablan de otra cosa, en el supermercado, limpiando el jard¨ªn o en el bar Stop, a donde el supuesto asesino acudi¨® incluso en la ma?ana del crimen.
¡°Era un d¨ªa m¨¢s. Estaba callado como siempre en su taburete¡±, comentaban sus compa?eros de barra. Todos se sorprendieron al enterarse el jueves de la noticia de que J.?I.?B. se hab¨ªa suicidado tir¨¢ndose desde el viaducto de Artedo, a 15 kil¨®metros, pero antes hab¨ªa asesinado supuestamente a sus hijas con una barra met¨¢lica.
Las hab¨ªa dejado desfiguradas. ¡°Es dantesco¡±, describi¨® el forense el interior del apartamento que el padre ten¨ªa alquilado desde septiembre en el municipio de San Juan de la Arena, a solo dos kil¨®metros de la casa de sus hijas.
Ninguno conoc¨ªa realmente a este vasco de 55 a?os, antiguo trabajador de la industria del metal. Hab¨ªa tenido ya otro matrimonio, seg¨²n los vecinos, que tambi¨¦n hab¨ªa sido conflictivo y del que ten¨ªa una hija adulta. Llevaba a?o y medio en paro y su situaci¨®n monetaria hab¨ªa desencadenado fuertes discusiones conyugales que todos conoc¨ªan. Las peleas llevaron a la pareja, que comparti¨® techo durante 10 a?os, a separarse. ¡°Cre¨ªa que la que deb¨ªa trabajar era ella. ?l era un rey¡±, comentaban en la carnicer¨ªa del pueblo.
El hombre era "t¨ªmido y seco", no trababa relaciones ni saludaba por la calle.?Algunos vecinos en San Juan de la Arena s¨ª lo califican de violento
Todos coinciden. J.?I.?B., natural de Basauri (Bizkaia), donde se conoci¨® la pareja, era ¡°t¨ªmido y seco¡±, no trababa relaciones ni saludaba por la calle. ¡°Yo le dec¨ªa que rehiciera su vida con otra chica, como hizo su mujer¡±, comenta uno de los padres que le acompa?aba al colegio. ¡°La ¨²nica actitud violenta que vi fue dar azotes a la mayor, que era muy movida, pero como algo que todos hacemos¡±, a?ade el hombre.
Algunos vecinos en San Juan de la Arena, sin embargo, s¨ª lo califican de violento. Nada tan grave, sin embargo, como para empujarlos a tomar cartas en el asunto. De hecho, en el pueblo costero famoso por su angula, la mayor¨ªa reconoce no haberlo visto nunca. Tampoco es tan raro: solo llevaba donde solo llevaba tres meses en alquiler.
La propia madre fue la que pidi¨® el permiso que conced¨ªa a su pareja ¡ªno marido¡ª la custodia durante cuatro horas semanales. No reclam¨® protecci¨®n, ni desconfi¨® de su actitud. No quer¨ªa romper lazos, dijo. El padre ni siquiera se person¨® en el juicio a discutir el horario: martes y jueves de cuatro a seis de la tarde.
El juez pidi¨® a finales de 2013 que cumpliera con la manutenci¨®n de 150 euros mensuales. La obligaci¨®n lo devolvi¨® a Bilbao, donde permaneci¨® hasta septiembre. En el juzgado todav¨ªa consta la denuncia de impago.
El pasado jueves era d¨ªa de celebraci¨®n. Un d¨ªa antes, la peque?a hab¨ªa cumplido siete a?os. Su padre fue a buscarlas al colegio. A las seis, la Guardia Civil encontr¨® su coche abandonado en el viaducto. La madre fue vista por ¨²ltima vez deambulando por El Arenal a eso de las 18.15. Estaba preocupada. Su expareja tardaba a en llegar. Los vecinos hab¨ªan o¨ªdo gritos, pero nada fuera de lo habitual. Una descubri¨® motas de sangre en el felpudo. La madre pas¨® a ser apartada de la escena del crimen, todav¨ªa acordonada hoy. Comenzaba a desgranarse el peor desenlace posible.
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