Sin rumbo y dividido
La sensaci¨®n de divisi¨®n del PSOE que deja la destituci¨®n de Tom¨¢s G¨®mez hunde sus ra¨ªces en los a?os previos a la era Zapatero
Es algo que Espa?a no se puede permitir, dec¨ªa la presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa en los d¨ªas previos al ¨²ltimo congreso celebrado por su partido: que el PSOE no tenga rumbo y que siga dividido, la doble herencia del futuro secretario general de los dos a?os que, en opini¨®n de Susana D¨ªaz, no hab¨ªan sido buenos para su partido. Mentir¨ªamos, a?adi¨®, si dij¨¦ramos que no ha habido enfrentamientos y divisiones en el partido, mentira in¨²til pues bien a la vista estaban desde que Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra protagonizaron, en la d¨¦cada de 1990, la primera escisi¨®n en la cima, solo a medias liquidada con la renuncia de ambos a repetir mandatos, hasta que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba ocup¨® la secretaria general en un congreso caracterizado por la divisi¨®n en dos mitades de un partido incapaz de curar las heridas de su ¨²ltima e inapelable derrota.
No se trataba ¨²nicamente de divisiones; contaba tambi¨¦n, y de qu¨¦ manera, la falta de rumbo: el partido y su pol¨ªtica hab¨ªan quedado desdibujados y carentes de anclajes s¨®lidos a partir de aquella noche de mayo de 2010 en la que naufrag¨® el segundo proyecto de gobierno puesto en marcha por el PSOE desde su llegada al poder en 1982. El primero, presidido por Felipe Gonz¨¢lez, hab¨ªa agotado su impulso y su contenido en la bautizada como dulce derrota de 1996, cumpliendo el sino que parec¨ªa condenar a la socialdemocracia a la desaparici¨®n de la escena europea ante el auge de un neoliberalismo autoritario, de origen angloamericano, personificado aqu¨ª por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La agon¨ªa final de este primer ciclo de la socialdemocracia espa?ola hab¨ªa ocurrido tambi¨¦n en medio de enfrentamientos y divisiones, provocadas esta vez, no por una escisi¨®n en la cima sino por la introducci¨®n de elecciones primarias para optar a la presidencia del gobierno, que contra las previsiones de Ferraz, dieron el triunfo al aspirante Josep Borrell, frente al secretario general, Joaqu¨ªn Almunia. El resultado de esos cuatro a?os err¨¢ticos (1996-2000) fue, en lo pol¨ªtico, una p¨¦rdida de rumbo, y en lo org¨¢nico, el desplazamiento de poder de la comisi¨®n ejecutiva hacia los barones territoriales, que invistieron al secretario general como candidato a la presidencia del gobierno a pesar de su derrota en elecciones primarias.
Se inici¨® as¨ª una potencial l¨ªnea de fractura entre la ejecutiva federal en declive y las ejecutivas territoriales en auge, hasta que un diputado todav¨ªa en agraz, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, salt¨® de la primac¨ªa entre pares a jefe de fila de un grupo congregado bajo el marbete de Nueva V¨ªa para entrar en la pelea por el trono vacante. M¨¢s por fortuna que por virtud, Zapatero logr¨® alzarse con el santo y la limosna en un congreso que se har¨¢ c¨¦lebre por la confluencia en su persona, que hab¨ªa recibido las bendiciones de Pasqual Maragall, de un n¨²mero suficiente, pero ni uno m¨¢s, de votos procedentes de la facci¨®n liderada por Alfonso Guerra, cosas de la pol¨ªtica. Situado por encima de la confusi¨®n, sin deudas con ninguna de las dos grandes facciones que ven¨ªan protagonizando las luchas internas, Zapatero se present¨® como alguien a quien el pasado no condicionaba "para nada" y que en lugar de dedicarse a "repasar lo ocurrido" pretend¨ªa "liderar la modernidad". Espa?a pod¨ªa prescindir de lo que el nuevo secretario, que hab¨ªa presumido de haber hablado cuatro veces con Gonz¨¢lez, defini¨® como "mitolog¨ªa del felipismo", porque eso, en pol¨ªtica, era malo.
Las divisiones contin¨²an, si no en la cima, entre la cima y alguna que otra organizaci¨®n territorial
Dichas en marzo de 2000, estas cosas no dejaban de tener su gracia y atractivo. Es una reiterada malaventura de nuestros presidentes de gobierno que sus sucesores se presenten limpios de polvo y paja, como queriendo sacudirse de encima la herencia recibida. Militantes y electores hab¨ªan quedado hartos de luchas intestinas y era preciso marcar un nuevo comienzo, esa tentaci¨®n ad¨¢nica que impide alimentar s¨®lidas tradiciones ante la expectativa de amaneceres que cantan. Zapatero lo intent¨® desde su irrupci¨®n en escena y lo confirm¨® cuando, por un nuevo azar y sin necesidad de convocar elecciones primarias, el gobierno vino a sus manos. ?Para continuar una pol¨ªtica socialdem¨®crata? Quia; ¨¦l pose¨ªa dotes de fundador y de la misma manera que puso fin a la lucha de facciones saltando por encima de ellas, pretend¨ªa superar los referentes socialdem¨®cratas de los finiquitados treinta a?os gloriosos, inaugurando un republicanismo de ciudadanos que convertir¨ªa al PSOE en "vanguardia de la modernidad".
Desde una estricta paridad de g¨¦nero en el gobierno, pasando por la mujer embarazada revisando tropas en formaci¨®n y el matrimonio entre homosexuales, hasta las conversaciones para alcanzar la paz con la organizaci¨®n terrorista ETA o enviar "Naci¨®n" al magma de los conceptos discutibles, de las palabras sin peso, todo era y ten¨ªa que sonar a nuevo, todo era inaugural. Espa?a, sociedad moderna, plet¨®rica de juventud y energ¨ªa, era tambi¨¦n plural y, para colmo, rica, m¨¢s que Italia, como Francia, a punto de superar a Alemania. ?La prueba? En Espa?a, adem¨¢s de nuevos estatutos, de cheques beb¨¦ y de deducci¨®n de 400 euros en el IRPF, se edificaban cada a?o tantas viviendas como en esos tres pa¨ªses juntos.
Y as¨ª cabalgamos durante varios a?os sobre la burbuja inmobiliaria a la que se hab¨ªa referido por su nombre el mism¨ªsimo Zapatero en octubre de 2002 cuando expres¨® su gran preocupaci¨®n porque "si empieza a disolverse, la repercusi¨®n puede ser muy fuerte para la econom¨ªa, el sistema financiero y para las familias". A Zapatero le resultaba ins¨®lito que el gobierno del PP llevara contemplando tres a?os esta situaci¨®n sin hacer nada para evitar el seguro desastre. ?l tampoco hizo nada y la burbuja no se disolvi¨®, estall¨®, como suele ocurrir con las burbujas cuando se sopla con fuerza para que sigan hinch¨¢ndose. Y con el estallido desapareci¨® la modernidad y se esfum¨® el republicanismo. Zapatero enmudeci¨®: su discurso ante el Congreso mostr¨®, para desconcierto de sus seguidores ¡ªentre ellos un buen n¨²mero de escritores y artistas que le hab¨ªan bailado las aguas en plataformas y dem¨¢s jolgorios teatrales¡ª y desesperaci¨®n de sus leales, que el fundador del nuevo socialismo se hab¨ªa convertido en mero transmisor de la pol¨ªtica dictada desde Bruselas. Otra vez el PSOE sin rumbo, pero ahora, m¨¢s que dividido, fragmentado, roto en pedazos.
Inteligente y astuto, su sucesor, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, no hab¨ªa sido nunca un l¨ªder pol¨ªtico, que es otra cosa que un pol¨ªtico capaz, como ¨¦l lo fue al dirigir la lucha contra ETA tras la voladura del sedicente proceso de paz. Elegido secretario general enfrentado a Carme Chac¨®n, heredera a su pesar de Zapatero, se emple¨® en devolver al PSOE una identidad que lo alejara de la vacua ret¨®rica posmoderna y restableciera su hist¨®rica personalidad socialdem¨®crata para afrontar con otras propuestas la devastaci¨®n provocada por las pol¨ªticas de una mal llamada austeridad ¡ªen realidad: pol¨ªticas de empobrecimiento en salarios y en bienes p¨²blicos de las capas medias y medio-bajas de la sociedad¡ª a la vez que intentaba poner remedio, con una propuesta federal, a las divisiones causadas en el partido hermano de Catalu?a por la creciente deriva independentista. Pero, a pesar del s¨®lido trabajo culminado en la Conferencia Pol¨ªtica de 2013 y de haber rebajado las tensiones levantadas por la desgraciada sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catal¨¢n ¡ªcuyos efectos pol¨ªticos, hab¨ªa asegurado Zapatero, ser¨ªan limitados y no ir¨ªan "m¨¢s all¨¢ de unas semanas"¡ª, el PSOE sali¨® muy malparado de las europeas y Rubalcaba hubo de tomar el camino a casa despu¨¦s de convocar, por vez primera en la historia del socialismo espa?ol, unas elecciones primarias para designar al nuevo secretario general que, en todo caso, tendr¨ªa que ser confirmado por un congreso extraordinario.
El procedimiento, destinado a acumular en la cima todas las legitimidades democr¨¢ticas y org¨¢nicas posibles, dio como resultado la recomposici¨®n formal de la unidad del partido en la persona de su nuevo secretario general, Pedro S¨¢nchez. Sin embargo, y como han puesto de relieve los pasos adelante y atr¨¢s de la presidenta de Andaluc¨ªa, la ins¨®lita y fulminante destituci¨®n de un secretario general elegido en debida forma, el de Madrid, y ciertas maniobras en la semioscuridad, las divisiones contin¨²an, si no en la cima, entre la cima y alguna que otra organizaci¨®n territorial. En estas condiciones, ser¨¢ dif¨ªcil encontrar el rumbo que acabe por devolver al PSOE la confianza de su electorado y, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, atraer nuevos votantes. Y entonces, dividido y sin rumbo, el partido que se present¨® como vertebrador de Espa?a, impuls¨® su integraci¨®n en Europa y gobern¨® durante 21 de los 37 a?os de democracia, seguir¨¢ resbalando por la pendiente que lleva a una irreversible decadencia.
Los grandes hitos del PSOE
- 2 de mayo de 1879. Fundaci¨®n del PSOE en un encuentro celebrado en Casa Labra.
- 8 de mayo de 1910. Pablo Iglesias consigue el primer esca?o para el PSOE en las Cortes Generales.
- 1931. El PSOE obtiene 115 esca?os en las elecciones a Cortes Constituyentes
- 1944. Primer congreso del partido en el exilio, celebrado en Toulouse. Rodolfo Llopis es elegido secretario general.
- Octubre de 1974. Congreso de Suresnes. El PSOE elige a Felipe Gonz¨¢lez como secretario general.
- Febrero de 1977. Legalizaci¨®n del PSOE
- 1979. En mayo se celebra un Congreso muy tenso por el debate sobre el marxismo como se?a de identidad del partido. Se convoca otro congreso, este de car¨¢cter extraordinario, en septiembre. Triunfan las tesis de Felipe Gonz¨¢lez, partidario de abandonar las tesis marxistas.
- 1982. El PSOE gana las elecciones por mayor¨ªa absoluta y Felipe Gonz¨¢lez se convierte en presidente del Gobierno, cargo que ocup¨® hasta 1996.
- 1997. Un a?o despu¨¦s de perder el Gobierno, el PSOE celebra un Congreso en el que se elige a Joaqu¨ªn Almunia como secretario general. Felipe Gonz¨¢lez anunci¨® que no optar¨ªa a la reelecci¨®n.
- 1998. Se convocan primarias para elegir candidato a la presidencia del Gobierno y se presentan Almunia y Jos¨¦ Borrell, que las gana en el mes de abril. Empieza un periodo de bicefalia en el PSOE.
- 1999. Borrell presenta su renuncia como candidato a la presidencia tras verse afectado por el caso de corrupci¨®n Aguiar-Huguet, un fraude fiscal que salpic¨® a excolaboradores de Borrell. Almunia fue el candidato en las elecciones generales de 2000.
- 2000. La derrota electoral del PSOE, que obtuvo los peores resultados del periodo democr¨¢tico, provoca la dimisi¨®n de Almunia. El XXXV Congreso del partido tuvo cuatro candidatos a la secretar¨ªa general: Jos¨¦ Bono, Matilde Fern¨¢ndez, Rosa D¨ªez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que gan¨® una re?ida votaci¨®n por nueve votos de diferencia con Bono.
- 2004. El PSOE consigue la victoria en las elecciones generales y Zapatero logra la presidencia del Gobierno.
- 2004. El PSOE consigue la victoria en las elecciones generales y Zapatero logra la presidencia del Gobierno.
- 2011. Zapatero anuncia que no se presentar¨¢ como candidato a la presidencia del Gobierno. El PSOE perdi¨® las elecciones generales de noviembre de 2011.
- 2012. El Congreso del PSOE elige secretario general a Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que gan¨® frente a Carme Chac¨®n por 22 votos de diferencia.
- 2014. Tras los malos resultados cosechados en las elecciones europeas por el PSOE, se convoca un Congreso extraordinario en el mes de mayo que eligi¨® a Pedro S¨¢nchez como secretario general del partido.
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