Gri?¨¢n y Chaves: una amistad rota por la pol¨ªtica
Chaves y Gri?¨¢n afrontan juntos el ¡®caso ERE¡¯ en el Supremo tras una dolorosa ruptura
Manuel Chaves (69 a?os) y Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n (68) eran amigos. Grandes amigos. Les un¨ªa la pol¨ªtica, su prolongada militancia en el PSOE, su pertenencia a la generaci¨®n que hizo la Transici¨®n. Tambi¨¦n, las cenas con sus esposas, las excursiones de fin de semana, las vacaciones o el cine. Les un¨ªa casi medio siglo, desde que coincidieron como estudiantes en la Facultad de Derecho de Sevilla en los sesenta y eran rojos, progres. La pol¨ªtica los uni¨®¡ y la pol¨ªtica los desuni¨®. Y ahora, cuando est¨¢n en la recta final de sus carreras, tras haber sido casi todo, afrontan juntos el peor momento de sus vidas en la esfera p¨²blica: en abril tendr¨¢n que declarar en calidad de imputados ante el juez del Tribunal Supremo que investiga su papel en el esc¨¢ndalo de los ERE subvencionados por la Junta de Andaluc¨ªa, una mancha indeleble para una comunidad de la que ambos fueron presidentes.
Hijos de militares, Chaves y Gri?¨¢n (Manolo y Pepe, entre ellos) no solo han sido amigos, sino que han tenido trayectorias pol¨ªticas similares y han coincidido en responsabilidades institucionales, siempre con el primero como jefe del segundo. En 1987, siendo ministro de Trabajo, Chaves ficha a Gri?¨¢n como secretario general t¨¦cnico. Es en esta etapa, seg¨²n las fuentes consultadas, cuando se cimienta la relaci¨®n. Tanto, que en 1990, cuando Chaves es elegido por primera vez presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, no duda en traerse a Gri?¨¢n como consejero de Salud. Sus carreras pol¨ªticas se separan dos a?os despu¨¦s: Felipe Gonz¨¢lez se lleva a Gri?¨¢n como ministro de Sanidad y luego (entre 1993 y 1996) le encomienda la cartera de Trabajo.
El tiempo pasa. Chaves sigue ganando elecciones en Andaluc¨ªa, mientras Gri?¨¢n permanece en Madrid como diputado de la oposici¨®n en el Congreso. Hasta que en 2004, el presidente de la Junta convence a su amigo para que vuelva a Andaluc¨ªa. Eran los tiempos en los que Gri?¨¢n admiraba el liderazgo pol¨ªtico de Chaves, un hombre t¨ªmido por naturaleza, pero que a golpe de victoria electoral se hab¨ªa convertido en una figura indiscutible del socialismo espa?ol. Un dirigente que, a diferencia de Gri?¨¢n, conoc¨ªa el partido como su casa. Chaves resiste en el sur el empuje del PP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ?l pilota la gestora del PSOE que en 2000 termina llevando a los mandos a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que no duda en nombrarle presidente del partido. Su autoridad es incuestionable. Eran los tiempos en los que Chaves elogia la altura intelectual de Gri?¨¢n, su brillantez, su conocimiento de casi cualquier materia (econom¨ªa, libros, cine, derecho, historia...). Un servidor p¨²blico, un ejemplo de austeridad.
Han tenido trayectorias pol¨ªticas similares y han coincidido en responsabilidades institucionales
A?o 2004. Chaves y Gri?¨¢n, de nuevo juntos en Sevilla. Chaves, en el palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, de nuevo, con mayor¨ªa absoluta. Gri?¨¢n, en Torretriana, principal edificio administrativo de la Junta, situado en la Isla de La Cartuja. En sus manos, la Consejer¨ªa de Econom¨ªa y Hacienda, las finanzas de una comunidad con un presupuesto que se aproximaba ya a los 30.000 millones de euros. Una clara demostraci¨®n de confianza. En pocos meses, Gri?¨¢n desactiva el conflicto legal, pol¨ªtico y social que ten¨ªa el Gobierno aut¨®nomo con Cajasur, caja cordobesa fundada por la Iglesia y que hab¨ªa causado numerosos quebraderos de cabeza a Chaves.
Pero eso es pol¨ªtica. En lo personal, los lazos vuelven a estrecharse. Los matrimonios quedan para cenar junto a otras parejas amigas. Entre otras, Amparo Rubiales y el arquitecto V¨ªctor P¨¦rez Escolano; el fot¨®grafo Pablo Juli¨¢ e Isabel Pozuelo (diputada del PSOE), o Francisco Palomino y Lola Gonz¨¢lez, hermana de Felipe Gonz¨¢lez. En ocasiones, el grupo de amigos alquila casas rurales para pasar el fin de semana y aprovecha para hacer excursiones. Los domingos, adem¨¢s, Chaves y Gri?¨¢n van al cine. Son los cin¨¦filos de la pandilla. Los dos hablan de abandonar la pol¨ªtica.
Sin embargo, el relevo de Chaves en la presidencia de la Junta no es sencillo. Hay delfines, s¨ª, varios, pero la direcci¨®n del PSOE andaluz no lo ve claro. Mejor conservar que experimentar. Y en 2008, tras 18 a?os en el cargo, Chaves vuelve a repetir como candidato y ?vuelve a lograr otra mayor¨ªa absoluta! Era su sexta victoria consecutiva. En esta ocasi¨®n, con mayor regusto porque por tercera vez se impone a su inveterado rival, el popular Javier Arenas, regresado a la pol¨ªtica auton¨®mica.
Chaves pide de nuevo a Gri?¨¢n que siga a su lado. Este se resiste, pero acepta. Es nombrado vicepresidente econ¨®mico del Gobierno andaluz. El vicepresidente pol¨ªtico es Gaspar Zarr¨ªas, tambi¨¦n imputado en los ERE y cuya relaci¨®n con Gri?¨¢n no es buena. El debate sucesorio se abre casi al d¨ªa siguiente de ganar las elecciones de 2008. Muy poca gente lo sabe, pero la direcci¨®n del PSOE andaluz trabaja con una agenda para el relevo. Uno de los que m¨¢s promueve el cambio es Zapatero, que se inclina por la senadora Mar Moreno.
Un Domingo de Ramos de 2009 salta la bomba. Tras 19 a?os, Chaves se va como vicepresidente tercero del Gobierno de Zapatero, no sin antes convencerle de que su sucesor sea Gri?¨¢n y no Mar Moreno. Este vuelve a dudar, pero vuelve a aceptar.
El relevo en el Gobierno es ejemplar, pero pronto surge un conflicto letal: la bicefalia. Gri?¨¢n es presidente de la Junta, pero Chaves sigue como secretario general del PSOE andaluz. El primero siente que el segundo pretende tutelarle. El segundo cree que el primero quiere echarle de su cargo. Un d¨ªa de octubre de 2009, Gri?¨¢n dice que ¨¦l es el l¨ªder del PSOE andaluz. Y al d¨ªa siguiente, ante el comit¨¦ director de los socialistas andaluces, Chaves responde que ¨¦l no est¨¢ ¡°en dimes y diretes¡±. Gri?¨¢n, sentado detr¨¢s, est¨¢ a punto de levantarse e irse. No lo hace, pero su cara es un poema.
Y a partir de ah¨ª, todo se rompe. Ya no hay cenas, ni excursiones, ni cine. Las esposas tambi¨¦n se distancian y los amigos tienen que elegir entre uno y otro. Ya no se oyen halagos mutuos, solo reproches.
Para evitar males mayores, el PSOE andaluz celebra un congreso extraordinario en marzo de 2010 en el que entroniza a Gri?¨¢n. El nuevo l¨ªder se rodea de un grupo de j¨®venes con ambici¨®n que conocen en profundidad las entra?as del partido. Ah¨ª est¨¢n Rafael Velasco, Susana D¨ªaz y Mario Jim¨¦nez. El equipo de Chaves pasa a ser denominado ¡°Antiguo Testamento¡±. Se distancian en todo: si Gri?¨¢n apuesta por Carme Chac¨®n para dirigir el PSOE, Chaves opta por Rubalcaba. El abismo personal es oce¨¢nico.
Los dos expresidentes declarar¨¢n en abril en calidad de imputados por el caso de los ERE
El caso ERE, que estalla a principios de 2011, termina por dinamitar cualquier v¨ªnculo. Chaves y su entorno censuran que Gri?¨¢n no cierre filas con el pasado, as¨ª como su estrategia pol¨ªtica y jur¨ªdica ante la investigaci¨®n de la juez Mercedes Alaya. Y Gri?¨¢n y los suyos se quejan de la herencia recibida, de la que se sienten ajenos.
En las elecciones de marzo de 2012, contra pron¨®stico, Gri?¨¢n consigue conservar el Gobierno de Andaluc¨ªa pese a perder ante Arenas. El pacto con IU permite a los socialistas salvar los muebles. Pero los avances de Alaya en las pesquisas de los ERE deterioran tanto a Gri?¨¢n que en el verano de 2013 decide marcharse. Le sucede Susana D¨ªaz.
En noviembre de 2013, en una entrevista a EL PA?S, Gri?¨¢n habla de sus relaciones con Chaves: ¡°De eso no voy a hablar. Le veo, nos saludamos cordialmente y nada m¨¢s. Todos hemos dicho cosas que a lo mejor no deb¨ªamos decir y hecho cosas que no deb¨ªamos haber hecho. Y punto. Tristeza s¨ª tengo, pero creo que ninguno ha intentado hacer da?o al otro, sino que la pol¨ªtica, que es condenadamente mala, puede desunir lo que humanamente est¨¢ unido¡±.
La pol¨ªtica los uni¨® y la pol¨ªtica los separ¨®. La justicia, la investigaci¨®n del Supremo en el caso ERE, ha propiciado que se hayan visto en los ¨²ltimos meses para afinar su estrategia de defensa, pero quienes los conocen bien sostienen que no hay vuelta atr¨¢s. La amistad est¨¢ rota.
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