Dios tambi¨¦n llama por Facebook
Las monjas usan redes sociales, recurren a expertos en Google y ofrecen probar 15 d¨ªas en un convento de clausura para combatir la crisis de vocaciones
La cita es en una capilla de Valladolid. Los invitados, elegantemente vestidos, se sientan en los bancos y desenfundan sus tel¨¦fonos para acribillar a fotos a la joven protagonista, Vanessa. Parece el escenario de una boda; hasta los di¨¢logos se parecen ¡ª¡°?Vienes por tu propia voluntad? S¨ª, vengo libremente...¡±¡ª. Pero no lo es. ¡°?Entonces se va a quedar siempre aqu¨ª?¡±, pregunta asustado un ni?o a su madre. La joven que recibe toda la atenci¨®n en esta iglesia no es una novia; acaba de hacerse monja de clausura en las carmelitas descalzas. No volver¨¢ a salir del convento. Tiene 29 a?os.
En 1966, seg¨²n el diario Abc, hab¨ªa en Espa?a 6.695 novicias. En 1980 eran menos de 750; hoy no llegan a 250. Pero en un momento en el que muchos conventos, habitados por ancianas, han tenido que importar monjas de fuera para evitar el cierre, las carmelitas de Valladolid celebran con frecuencia nuevas incorporaciones: en dos a?os y medio han aumentado su plantilla de 18 a 30 y reducido la edad media de la comunidad por debajo de los 35. El milagro es obra de la priora, Olga Mar¨ªa, que en 2012 viaj¨® a Roma a pedir autorizaci¨®n para dos cosas: que chicas j¨®venes pudiesen probar a ser monja de clausura unos d¨ªas en el convento y que les permitieran darse a conocer en Internet. De la decena de veintea?eras que lo hicieron, seis se quedaron, seg¨²n cuenta Beatriz, una de las veteranas. Y las Carmelitas de Valladolid tienen hoy web, 8.101 me gusta en Facebook, 461 seguidores en Twitter, 1.867 suscritos a su canal de YouTube, una cuenta en WhatsApp para responder a chicas con dudas y otra en Livestream para retransmitir en directo eventos como la toma de h¨¢bito de Vanessa.
Esta comunidad de monjas de clausura acoge ahora a dos chicas de 18 a?os; a una de 24, exboxeadora, que a punto de ingresar en el Ej¨¦rcito cambi¨® el cuartel por el convento; a una ingeniera que renunci¨® a una buena n¨®mina para encerrarse en un monasterio con 30 a?os; a una guitarrista que dej¨® un grupo de heavy metal para cantar Esposa del crucificado... Beatriz r¨ªe al recordar la llegada de algunas de ellas, como la que les confes¨® que se hab¨ªa atiborrado a pizza antes de entrar pensando que jam¨¢s volver¨ªa a probarla: ¡°Y lleg¨® al convento y ese d¨ªa ?qu¨¦ hab¨ªa? ?Pizza!¡±.
Tambi¨¦n la congregaci¨®n de las Siervas de Jes¨²s, que s¨ª sale del convento, entre otras cosas para cuidar a enfermos por las noches en Madrid, ha recurrido a Internet para captar vocaciones. ¡°Si los j¨®venes buscan por ah¨ª, tenemos que estar ah¨ª. Tenemos web, Facebook y Twitter¡±, explica la religiosa Blanca Alonso, maestra de novicias, que dej¨® hace 23 a?os la carrera de arquitectura para hacerse monja.
Como otras 63 congregaciones religiosas, las Siervas de Jes¨²s pagaron una cuota de inscripci¨®n de 150 euros para anunciarse en www.buscoalgomas.com, una p¨¢gina en la que una joven en vaqueros y camiseta de tirantes explica en un lenguaje coloquial: ¡°Es posible, aunque no lo sepas, que tengas vocaci¨®n religiosa. No te vayas, no salgas corriendo ?Por qu¨¦ no vienes conmigo y conoces un poco este mundillo...?¡±
Fue esta web la que se le apareci¨® a Esmeralda, de 22 a?os, cuando escribi¨® en Internet ¡°qu¨¦ hay que sentir para ser monja¡±. ¡°Yo estaba estudiando biolog¨ªa, aunque no me gustaba la carrera. Cre¨ªa en Dios, pero la misa no me dec¨ªa gran cosa. Jugaba al baloncesto, hac¨ªa k¨¢rate, ten¨ªa un novio...¡±, explica ya en el convento de las Siervas de Jes¨²s. Pero comenz¨® a ir a misa, a retiros, a tener dudas. ¡°Empec¨¦ a hacer pellas para ir a rezar; ment¨ªa sin parar a mi padre. Pens¨¦ que me estaba volviendo loca y me entr¨® un miedo horrible. El concepto que yo ten¨ªa de las monjas era de mujeres serias que viv¨ªan apartadas del mundo... y entonces conoc¨ª a Noem¨ª y a la hermana Carmen...¡±.
Noem¨ª es Noem¨ª S¨¢iz, la joven en vaqueros que invita a conocer ¡°el mundillo¡± religioso en www.buscoalgomas.com. Antes de crear la p¨¢gina estuvo dos a?os en una congregaci¨®n, hasta que decidi¨® que no ten¨ªa madera de monja y volvi¨® a casa. ¡°La web es como una inmobiliaria o una agencia de contactos. Hacemos de intermediarios entre el joven y la congregaci¨®n¡±, explica. ¡°La mayor¨ªa tienen un d¨¦ficit vocacional considerable y uno de los factores es el desconocimiento. A las instituciones religiosas les hace falta marketing. La idea es que los j¨®venes vean que pueden probar, que no pasa nada¡±. De 150 chicas que contactaron con S¨¢iz a trav¨¦s de la web, 30 han ido ya a conocer diferentes congregaciones.
La otra persona clave en la decisi¨®n de Esmeralda fue Carmen Se?or, una monja que r¨ªe sin parar y es ¡°promotora vocacional¡± de las Siervas de Jes¨²s. ¡°Mi labor es descubrir. Ver qui¨¦n tiene vocaci¨®n para la vida activa, la contemplativa o la matrimonial¡±, explica. ¡°Hoy nadie viene al convento, as¨ª que hay que salir. Estar en Twitter, en Facebook...¡±.
Esmeralda ha cumplido los 23 a?os en este convento, donde hay m¨¢s chicas j¨®venes, como Arantxa, de 26, que conoci¨® a las siervas de Jes¨²s al ir a molestarlas una noche de juerga con los amigos. ¡°Llamamos al timbre, sali¨® una monja y luego me presentaron a la hermana Carmen... Entonces yo estaba en mundos muy complicados, de drogas. Aqu¨ª he encontrado tranquilidad¡±.
Algunas religiosas han contado incluso con la ayuda de un experto en posicionamiento en Google para aparecer en las primeras posiciones cuando alguien teclea, por ejemplo ¡°c¨®mo ser monja¡±. Todo surgi¨® de una visita que Antonio Gonz¨¢lez hizo a su t¨ªa, monja de clausura en Segovia. ¡°Me dijo que ten¨ªan pocas vocaciones y le propuse grabar un v¨ªdeo para que m¨¢s gente las conociera¡±. Tuvo 73.934 visitas y la t¨ªa de Gonz¨¢lez se convirti¨® en sor YouTube. El experto tambi¨¦n cre¨® para ella un blog al que escriben ¡°unas 200 mujeres al a?o¡± pidiendo hacerse monjas, aunque casi todas se han ido tras pasar un tiempo en un convento.
¡°No escurras el bulto, no tengas miedo...¡±, dice S¨¢iz en el ¨²ltimo v¨ªdeo colgado en www.buscoalgomas.com. La web ha tenido casi 43.000 visitas en tres a?os, 10.000 m¨¢s que religiosas hay hoy en Espa?a sin contar con las 245 preciadas novicias.
"Es muy duro. ?Mi hija no ha vivido nada!"
¡°La incomprensi¨®n de la sociedad est¨¢ ah¨ª, como un le¨®n rugiente buscando a qui¨¦n devorar (...) Ahora nos dicen de vez en cuando: ¡®Son una secta¡¯. Por lo menos es una secta donde lo paso guay. No lo intentes explicar porque no te van a entender¡±. El sacerdote se dirige a Vanessa, de 29 a?os, que acaba de ingresar en las Carmelitas descalzas de Valladolid, y a quienes no comprenden a estas j¨®venes que han abandonado novios, carreras y n¨®minas para encerrarse en un convento de clausura. A algunos los tiene enfrente: son los desconcertados padres de varias de esas chicas.
La ceremonia de toma de h¨¢bito de Vanessa ofrece a los familiares de sus j¨®venes compa?eras ¡ªdos tienen solo 18 a?os¡ª una de las pocas oportunidades de verlas y ning¨²n padre ha querido desaprovecharla. Uno de ellos pide que le fotograf¨ªen con sus dos hijas. La peque?a, de unos 13 a?os, y ¨¦l, tienen los ojos rojos de llorar. Solo la joven postulante a monja, con la t¨²nica marr¨®n previa al h¨¢bito, sonr¨ªe para la foto.
Una madre que pide el anonimato confiesa que cree que su hija fue ¡°captada por Facebook¡±. ¡°El carisma de la priora es impresionante. Ha conseguido llenar el convento de chicas muy j¨®venes, en esa edad de tener problemas con los chicos, con los estudios... Y es muy duro. Pensar que mi hija va a estar encerrada hasta que se muera. ?Y no ha vivido nada!¡±.
"A las familias les cuesta entenderlo", admite la priora, Olga Mar¨ªa. "La gente tiene la idea de un convento como un sitio para gente mayor, el castillo de Dr¨¢cula... pero cuando ven que sus hijas est¨¢n felices se liberan de muchos prejuicios". La web es un esforzado intento por romper esa imagen. Entre otras cosas, ofrece una galer¨ªa de fotos que muestran, por ejemplo, a una sonriente novicia en el jard¨ªn o a tres j¨®venes monjas subidas a un ¨¢rbol.
Carmen Se?or, promotora vocacional de las Siervas de Jes¨²s, en Madrid, recuerda que hace a?os tener una monja o un cura en la familia daba ¡°cierto prestigio¡±. ¡°Hoy los familiares de las j¨®venes que quieren ser religiosas les hacen unas guerras psicol¨®gicas tremendas. Les buscan novios, las mandan al extranjero, hacen todo lo posible por apartarlas. Se nos ve como bichos raros¡±.
El padre de Esmeralda, de 23 a?os, la ech¨® de casa cuando le dijo que quer¨ªa ser monja. ¡°Mi hermano me pidi¨® llorando de rodillas que no me fuera; que su sue?o era que sus hijos jugaran con los m¨ªos. Fue el peor momento de mi vida¡±, recuerda. ¡°Pero con el tiempo todo se ha ido solucionando porque me ven radiante, feliz¡±.
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