Ada Colau, a¨²n persona y todav¨ªa no personaje
Es la alcaldable de Barcelona m¨¢s rebelde, pero tambi¨¦n la vecina m¨¢s normal y pr¨®xima
Esta se?ora de 41 a?os tendr¨¢ las ideas picudas, pero suele encarnarlas de forma redonda. Es la alcaldable m¨¢s rebelde, pero tambi¨¦n la vecina m¨¢s normal y pr¨®xima, que sonr¨ªe bien, gasta ropa holgada y exhibe sin rubor cejas pobladas. La adivinas llevando al chaval de tres a?os a la escuela, cartera en bandolera; pasando el aspirador concienzudamente por los rincones del piso o salpimentando, distra¨ªda, unos espaguetti mientras simult¨¢neamente ultima una sorprendente protesta callejera. Segura de lo que quiere, suele mostrarse tranquila. Esgrime contundencia en el verbo (tengan cuidado enemigos y especuladores, que en un tris los transmuta en ¡°criminales¡±) y una magn¨¦tica capacidad de arrastre, tan propias de una pasionaria del siglo XXI. Las muestras de rudeza se entremezclan, sin embargo, con una pl¨¢cida imagen novecentista. Como surgida de una versi¨®n menestral de ¡°La Ben Plantada¡±, aquel modelo de dama neocl¨¢sica que cincel¨® Eugeni D'Ors. O sea, que a unos enerva, a otros desconcierta y encandila a los suyos.
El secreto de Ada Colau radica en que todav¨ªa es persona y a¨²n no del todo personaje, y as¨ª se muestra. En que no es un producto artificial de laboratorio, a diferencia de algunos de sus colegas de la izquierda radical. Tambi¨¦n en contraste con otros activistas solo activos en las bibliotecas, su trayectoria est¨¢ llena de realidades tangibles. Como las aprendidas en la lucha contra los desahucios abusivos, cuando fue portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Tiende a ser irreverente y en ocasiones irrespetuosa, pero es respetada. Si eres un desahuciado barcelon¨¦s y acudes buscando ayuda al Ayuntamiento (mandado por el nacionalista Xavier Trias), te redireccionan a la PAH, ¡°porque all¨¢ arreglan el 90% de los casos¡±.
Lo mejor de Ada Colau es que transmite la triple sensaci¨®n de conocer sus d¨¦ficits, y de querer y saber aprender. Lo peor es el adanismo con que confeccion¨® su equipo, eliminando de la lista a cualquiera con experiencia de c¨®mo se maneja un expediente municipal, una enmienda al presupuesto o una reforma urban¨ªstica. Su programa acarrea un diagn¨®stico pel¨ªn caricaturesco de Barcelona, como si las crecientes desigualdades sociales fuesen culpa de los sucesivos alcaldes, o los excesos del turismo constituyesen una tragedia y no un defecto corregible. Como si la din¨¢mica, inclusiva y admirada Barcelona actual no arrancase tambi¨¦n de tres d¨¦cadas y media de pol¨ªticas p¨²blicas de los consistorios democr¨¢ticos. Y socialdemocr¨¢ticos.
Inquieta a muchos su recelo ante algunos grandes tractores de actividad econ¨®mica, sean congresos tecnol¨®gicos o el crucerismo portuario. Ese tipo de sospecha tan propia del desconocimiento, y que suele arreglarse con codos, cuando acompa?a la inteligencia. Si luego hay que apostar por una metr¨®poli m¨¢s ambiciosa, o m¨¢s habitable, tiempo habr¨¢ para decidirlo. Veremos.
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