El p¨¦ndulo

La p¨¦rdida por el PP de su mayor¨ªa absoluta en casi todas las comunidades y en muchos Ayuntamientos es la consecuencia m¨¢s indiscutible del 24-M. Pero tiende a olvidarse que esa mayor¨ªa fue potenciada por la explotaci¨®n que el partido de Rajoy hizo del rechazo generalizado de la influencia excesiva de los nacionalismos perif¨¦ricos en la pol¨ªtica espa?ola durante los mandatos de Zapatero: para evitar la extensi¨®n de experimentos como el del tripartito catal¨¢n era necesario, se dijo, gobernar con mayor¨ªa absoluta en todas las instituciones en que fuera posible.

El p¨¦ndulo se ha movido ahora en sentido inverso, pero con la novedad de la aparici¨®n de dos formaciones con capacidad de condicionar el signo de los Gobiernos auton¨®micos y municipales sin contrapartidas de signo nacionalista. Los nuevos llegan con poca experiencia de gesti¨®n. Frente a ese reproche, defensores de Podemos invocaron el ejemplo del PSOE de Felipe Gonz¨¢lez, que tampoco la ten¨ªa cuando gan¨® por mayor¨ªa absoluta en 1982. Pero no es del todo cierto: desde las municipales de 1979 muchos socialistas se hab¨ªan curtido en la gesti¨®n de las instituciones locales.

Por eso se consider¨® un error que Pablo Iglesias anunciase tras las europeas de 2014 que no participar¨ªan en las municipales. Luego admitieron la incorporaci¨®n a listas con candidatos provenientes de otros partidos o movimientos sociales. F¨®rmula que ha resultado clave para sus dos principales logros: las alcald¨ªas de Madrid y Barcelona, que les ofrecen la oportunidad de aprender a gobernar grandes municipios, pero tambi¨¦n de medir los riesgos del intento.

Empezando por la dif¨ªcil gesti¨®n de los pactos necesarios para garantizar la mayor¨ªa no solo para la investidura de Colau y Carmena sino para el gobierno de sus municipios. La experiencia de la negociaci¨®n andaluza para la investidura de Susana D¨ªaz puede ser ¨²til para evitar meterse en el callej¨®n sin salida de condicionar el acuerdo a exigencias de improbable cumplimiento; o caer en el error de medir el ¨¦xito de la negociaci¨®n por las concesiones arrancadas como condiciones previas antes que por los compromisos de gobierno.

La torpe gesti¨®n de Bildu ha acabado pas¨¢ndole factura en las instituciones

Otro aspecto interesante de los resultados es lo ocurrido en el Pa¨ªs Vasco. Por una parte, la torpe gesti¨®n de Bildu ha acabado pas¨¢ndole factura en las instituciones (Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa y Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n) presentadas como escaparate de ¡°otra forma de gobernar¡±. Ha perdido ambas.

Por otra, en el conjunto del Pa¨ªs Vasco a Bildu se le han ido 31.000 votos, casi tantos como al PSE; y ha perdido 6 de sus 45 junteros, mientras que Podemos ha sumado 20. A la espera de estudios poselectorales m¨¢s precisos, parece existir una correlaci¨®n entre lo ganado por el partido de Pablo Iglesias y lo perdido por Bildu. Lo que confirmar¨ªa la hip¨®tesis de que, tras el cese de ETA, la radicalizaci¨®n del electorado abertzale tiende a trasladarse del ¨¢mbito nacionalista al social, en beneficio de Podemos.