El Pa¨ªs Vasco se enfrenta con las armas en silencio a su pasado reciente
Tres a?os despu¨¦s del abandono de las armas de ETA, la sociedad vasca respira aliviada, pero los prejuicios y odios se mantiene
?Alguien crey¨® que la retirada de ETA dar¨ªa paso a la regeneraci¨®n moral y pol¨ªtica en una sociedad castigada por el martilleo constante de la violencia sectaria y sometida a la depuraci¨®n ideol¨®gica durante casi cuatro d¨¦cadas de democracia? ?Cab¨ªa esperar que el brazo pol¨ªtico del terrorismo vasco aceptar¨ªa mirarse en el espejo de la historia y abominar de su pasado? ¡°La batalla del relato es el term¨®metro que medir¨¢ lo definitivo de la derrota de ETA¡±, sostiene Javier Marrod¨¢n, doctor en Comunicaci¨®n P¨²blica, periodista y autor del libro Relatos de Plomo. Historia del Terrorismo en Navarra. Tres a?os y medio despu¨¦s del anuncio del final de la violencia, vascos y navarros respiran aliviados por la retirada de la amenaza, confortados en esta novedosa situaci¨®n de seguridad, pero no se han descargado de las convulsiones vividas, no se han liberado de los prejuicios, las aversiones, los odios.
Hay un rescoldo del miedo y una sombra de incertidumbre que se resiste a desaparecer. ¡°?Se hablar¨¢ de terrorismo, de su ret¨®rica y del sufrimiento de las v¨ªctimas o se vindicar¨¢ el nombre de los victimarios y se les exculpar¨¢ del da?o causado en aras de la construcci¨®n nacional?¡±, se preguntan los historiadores Jos¨¦ Antonio P¨¦rez y Jos¨¦ Mar¨ªa Ortiz de Orru?o en el pr¨®logo de su libro Construyendo memorias, Relatos hist¨®ricos para Euskadi. El Pa¨ªs Vasco no es, ni podr¨¢ serlo en mucho tiempo, la plaza p¨²blica compartida donde las gentes se encuentren y reconozcan desde el respeto a la pluralidad y a la diferencia amistosa. ETA ha dejado el solar vasco embarrado moralmente, resentido hasta el tu¨¦tano social, cuarteado de convivencia y no se regenerar¨¢ hasta que la memoria colectiva se asiente en un relato honesto y justo.
Alonso Zarza: ¡°Los comicios est¨¢n sesgados por los miles de exiliados¡±
Mientras tanto, las compuertas de las divisiones y enfrentamientos forjadas a lo largo de estas d¨¦cadas continuar¨¢n bloqueando corazones y lastrando el vuelo de la normalizaci¨®n pol¨ªtica, porque la percepci¨®n de lo ocurrido sigue siendo muy dispar y no parece que la propuesta de pasar la p¨¢gina de la historia y hacer un reparto general de las culpas salven el abismo de las diferencias. ?Puede haber reconciliaci¨®n si quienes justificaron el asesinato en aras de su proyecto pol¨ªtico se niegan a asumir la inmoralidad de su conducta, a aceptar las responsabilidades contra¨ªdas con las v¨ªctimas, a replantearse los postulados ideol¨®gicos con que sustentaron su comportamiento?
Engrasar el proceso de paz
El Gobierno Vasco multiplica los encargos de informes sobre las v¨ªctimas, las torturas, el acoso a la Ertzaintza, la reinserci¨®n de los presos de ETA, la necesidad de una autocr¨ªtica general¡ destinados a engrasar el ¡°proceso de paz y convivencia¡±, pero dice Joseba Arregui, antiguo portavoz del PNV, hoy cr¨ªtico con este partido, que, pese a todos estos trabajos, no se oyen verdaderamente las voces de las v¨ªctimas del terrorismo etarra, ¡°esas voces que, desde su silencio impuesto, nos gritan que hablemos en su nombre¡±. ?Salvad el buen nombre de la sociedad vasca. Evitad que el nacionalismo salga enfangado de esta historia! ?Es este el encargo del Gobierno Vasco, ahora que la trascendental batalla por el relato entra en su apogeo? Bego?a Elorza, madre de Jorge D¨ªez, el ertzaina asesinado el 22 de febrero de 2000 junto al l¨ªder socialista vasco Fernando Buesa, sigue clamando: ¡°?Qui¨¦n va a escribir nuestra historia? ?Dejaremos que la escriban los que mataron a Jorge?¡± Lo est¨¢n haciendo. La suya es una historia de ellos y para ellos, pero con el prop¨®sito marcado de que les exonere de toda culpa y se convierta en el relato general a transmitir a las futuras generaciones. ¡°Ganada la batalla de la memoria, habremos ganado la batalla del relato¡±, subrayan en la propia web de Euskal Memoria, una de las fundaciones de la izquierda abertzale. Es una tarea a la que llevan aplic¨¢ndose desde hace tiempo. Ya el 2 de octubre de 2011, 18 d¨ªas antes de que ETA anunciara el ¡°cese definitivo¡± de la violencia, el diario Gara lanzaba este mensaje: ¡°Aviso a los que quieren un relato de vencedores y vencidos: el que convenza, vencer¨¢¡±. Su posici¨®n dominante en la distribuci¨®n editorial, su penetraci¨®n en las redes y movimientos sociales, su poder¨ªo municipal¡ les aseguran un grado de difusi¨®n de sus tesis superior al de su per¨ªmetro de influencia ideol¨®gica.
Las divisiones y enfrentamientos
La versi¨®n que propagan persigue demostrar la existencia de una continuidad hist¨®rica entre la pretendida opresi¨®n nacional vasca y el terrorismo de ETA y establecer que en este conflicto entre actores supuestamente equivalentes las v¨ªctimas se encuentran a ambos lados. En pos de este objetivo, borran la barrera que separa al franquismo de la democracia, se apropian de la lucha antifranquista de los vascos, incluida la de algunas de las v¨ªctimas de ETA, y ponen el contador en la misma Guerra Civil espa?ola. Es un t¨®tum revol¨²tum y un falso continuum que les lleva a sumar a los fusilados, represaliados y torturados desde 1936 a nuestros d¨ªas, a los activistas de ETA muertos en enfrentamientos con la polic¨ªa o por su propia bomba, a los familiares de presos muertos en accidentes de tr¨¢fico cuando acud¨ªan a sus visitas peri¨®dicas¡ con la idea de equipararlos con los 845 asesinados de ETA, diluir las responsabilidades y subsumir la culpa.
Su versi¨®n se apropia de la lucha antifranquista de los vascos
Todo vale con tal de presentar a ETA como el resultado inevitable del ¡°conflicto vasco¡± y de escamotear su concepci¨®n totalitaria, su pobreza argumental, su ceguera criminal. Se trata de hacer que los activistas de ETA pasen a la historia como patriotas, no como asesinos, y que quienes les justificaron y jalearon c¨®modamente al grito de rigor, ¡°Gora ETA¡±, no queden expuestos como inductores y palmeros del terror. La recopilaci¨®n exhaustiva de todo posible represaliado, torturado, damnificado vasco ¡ªen el listado de ¡°guerra¡± contra Euskadi incluye tambi¨¦n el caso de una mujer atropellada el 14 de enero de 1960 en Sunbilla (Navarra) por un veh¨ªculo del Ej¨¦rcito de EE?UU¡ª, es compatible con la reivindicaci¨®n p¨²blica y expl¨ªcita por parte de Bildu-Sortu de ¡°toda¡± la historia de la izquierda abertzale; esto es: de su simbiosis estrat¨¦gica con ETA. ¡°No estamos dispuestos a escuchar el relato de los opresores¡±, advirti¨® la organizaci¨®n terrorista en su comunicado del 27 de septiembre de 2013. ¡°Ahora hay m¨¢s razones objetivas que nunca para la lucha armada, pero menos condiciones objetivas y subjetivas que nunca¡±, ha apuntado el viejo dirigente Tasio Erkizia para que quede claro que ah¨ª no cabe remordimiento alguno. Dice este antiguo sacerdote que ¡°si ETA ha podido dejar de matar es gracias a que su lucha ha tenido ¨¦xito¡±.
?Poder¨ªo electoral
?A la hora de hacer balance, la izquierda abertzale no deja de complacerse en su poder¨ªo electoral ¡ªla segunda fuerza de Euskadi¡ª, y en el corrimiento-arrastramiento del conjunto de la sociedad vasca hacia sus particulares tesis sobre el ¡°conflicto Espa?a-Euskadi¡± y el derecho a la autodeterminaci¨®n. ¡°No se puede obviar que las magnitudes del apoyo electoral con el que cuentan est¨¢n sesgadas por la limpieza ¨¦tnica provocada por el terror, por los miles de ciudadanos vascos que tuvieron que exiliarse por la presi¨®n de ETA y de la que ahora sus seguidores venturosamente convertidos a la pol¨ªtica sin p¨®lvora resultan beneficiarios netos¡±, se?ala Mart¨ªn Alonso Zarza, doctor en Ciencias Pol¨ªticas y autor coordinador del libro El lugar de la memoria. La huella del mal como pedagog¨ªa democr¨¢tica. Afirma que la doctrina de la ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡± ¡ªla campa?a de ataques emprendida por ETA contra los civiles disidentes¡ª, es equiparable a la ¡°estrategia de la tensi¨®n¡± de los neofascistas italianos de principios de los setenta y a la ¡°siembra del terror¡± del general Mola al comienzo de la Guerra Civil espa?ola.
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